“Hannah Montana/Miley Cyrus: Best of Both Worlds Concert Tour” fue en su fin de semana de estreno la película más taquillera en Estados Unidos. Decir que dobló la recaudación de la película que quedó en segundo lugar es un dato que puede parecer gratuito hasta que nos fijamos en los detalles. Si miramos el top10 y el número de pantallas en las que se proyectan las distintas películas vemos que van desde las 1507 de “There Will Be Blood” hasta las 3007 de “Cloverfield” pasando por las 2475 de la “indie” "Juno". La película en 3-D de la hija de Billy Ray Cyrus se estrenó en 683 y en horarios “infantiles” (última sesión 9 de la noche). Supongo que se pueden reír de su carrera artística pasada, presente o futura, o negarle cualquier talento achacando que sólo es un producto de marketing o argumentar que es un simple fenómeno adolescente sin trascendencia alguna en la memoria colectiva pero a mi para nada me molesta que la película de un evento musical sea aquella que más gente ha necesitado ver, la que han considerado un acontecimiento importante. Quizás desearan que fuera otro el nombre del intérprete o grupo que atrajera toda esa atención pero a mi me sigue pareciendo importante el hecho de que la música aún demuestre ese poder de convocatoria social. Que convierta en ridícula la historia de siempre sobre un pasado dorado, mejor e inalcanzable que alguien vivió en su adolescencia y nos ahorre su narrativa del final de la Historia.

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