Bueno, sabíamos que venía todo en tromba, pero igualmente nos ha pillado desprevenidos… Bien, cosas que no debería mencionar: el contrato con la marca de ropa, sus ya conocidos pinitos dentro del mundo de la canción, que el chico es Sebastian Stan que ya había trabajado con ella en una película pero ahora es popular por hacer de secundario en “Gossip Girl”, que se lame una mano lo que es un guiño más o menos extraño a sus seguidores, que si es rubia, la canción es pegadiza y suena a reggae obviamente debemos hablar de esta otra, y si estamos en ello, decir que esta canción es mejor porque ella suena más humana, sin retoques vocales porque sabe cantar (que era justo la gracia en el caso de Paris, la multiplicidad de fragmentos que arrojan los medios de comunicación convirtiendo en imposible tener una personalidad, etc.). Pero, aunque me gusta la canción sin imagen y ya he visto algunos videoclips de la muchacha, en estos momentos se me hace un tanto extraño el conjunto. El anuncio por cierto.

Honest Jon’s ha reeditado recientemente un 12” de Steel An’ Skin. Incluye tres temas “Reggae Is Here Once Again”, “Gadzo Drumming” y “Afro Punk Reggae Dub”, al parecer uno menos (“Fire In Soweto”) que la edición original de 1979 en Skin An’ Steel Arts Ltd. Skin An’ Steel Arts Limited era (¿es?) una asociación cultural que trataba de dar a conocer la música africana a los descendientes de la inmigración desde el Caribe y África mediante espectáculos-lección que daban a los alumnos de distintos colegios británicos (primero en Londres y más tarde por el resto del país). La asociación contó con el apoyo económico del Arts Council of Great Britain desde el año 75 al 87. Durante ese tiempo la asociación funciono como banda en actos culturales, más tarde dentro de los circuitos comerciales, entrenando bandas de percusionistas para poder enviarlos a distintos lugares a crear proyectos sociales como un estudio donde los jóvenes que desearan dedicarse a la música pudieran practicar o de ayuda a adultos desempleados de procedencia afro-caribeña. El grupo se formó alrededor de un número de músicos que giraban alrededor del Iroko Country Club, algunos de los cuales formarían la 20th Century Steel Band



formación que grabaría un par de discos para United Artists durante el 75 y el 76. La grabación de dos de los temas que acabarían incluidos en el 12” se debió a la filmación de un documental que seguía al grupo durante tres semanas.

Aunque Honest Jon’s ya ha demostrado su pasión por los sonidos antillanos entre muchos otros con sus recopilatorios de artistas emigrantes grabando música en el Reino Unido, en esta ocasión, se trata de una cesión por parte del sello japonés EM Records. Sello dedicado a las reediciones con un catálogo francamente curioso que va desde la recuperación de los discos de Yoshi Wada hasta alguno de Billy Childish o Idris Ackamoor, ha publicado un disco recopilatorio titulado “Reggae Is Here Once Again” dentro de su EM Steel Pan Series dedicada a rarezas del género. En este disco se recoge el conocido material del 12” (desde las mezclas de música disco, percusión steel pan y cadencias reggae del titular, al break de una danza africana o la gloriosa revisión dub) incluyendo un par de cortes de su disco “Acid Rain” del 84 y un tema inédito. Además incluye un segundo disco en forma de DVD que rescata el documental. No escucho otra mierda estos días.

El primer videoclip de Dear Jayne

Bueno, este realmente no me lo esperaba. Al menos han pasado ocho meses desde que alguien colgó la canción en Youtube (imaginen el tiempo desde que empezó a circular en mixtapes y sonar en emisoras pequeñas, o si se ponen, cuanto tiempo hace que estas chicas grabaron esta canción). Una chica que está grabando con The Neptunes lleva más de tres años para sacar su primer disco, aunque seguramente tendremos una opinión firme como una roca sobre él en dos parpadeos. Ahora dicen que Q-tip va a sacar un disco nuevo. El anterior lo sacó en 2002, pero no es un vago. La compañía no veía comerciales dos discos que había grabado y producido durante esos años. Siempre que se habla de Cassie y su éxito con “Me&U” con su promoción por internet y su uso de MySpace, la gente se olvida de mencionar que ese proceso llevó más de un año para lograr que el público de aquel país llegara a conocer la canción. A veces me pregunto si lo que veo como prejuicios frente a la música urban norteamericana no serán una mezcla entre la experiencia de muchos artistas artificiales (que hay bastantes y poco potables) y una percepción distorsionada de cómo se hace la promoción (en Europa, la compañía apuesta por ello y ¡plas! , el artista aparece de la nada como un nuevo modelo de coche o de detergente) y como bastantes artistas dependen (y mucho) de crearse una audiencia (aunque se trate de la de una ciudad de varios millones de habitantes) para poder subsistir en una carrera prolongada dentro del negocio musical. Pero supongo que resulta más interesante la idea del R&B como metáfora de las economías globalizadas como mercancía sin origen y desnaturalizada, frente a una visión "romántica" de otros géneros como "humanos" y por ello mismo, en oposición a la cháchara neoliberal. En fin, disfrutemos de las muchachas: “When we're kissing (x2), boy it feels like rain (rain)”.

El fin de semana pasado estuve leyendo “Third Coast” de Roni Sarig. Es un libro que consigue hacer pasar como algo sencillo algo que en realidad es muy complejo. Supongo que todos hemos pasado por algo parecido cuando nos hemos acercado a un estilo musical, un subgénero de este, una escena determinada a ciegas, tratando de reunir todos los fragmentos para tratar de extraer una visión de conjunto. Maquetas, grabaciones publicadas por los autores que desaparecen de la circulación en cuanto se venden todas las copias, programas de radio o televisión que son o fueron, salas de concierto, bares, discotecas que como cualquier otro negocio pueden tener una vida breve, prolongada o cambiar de chaqueta según pinte el mercado, fanzines, prensa local, lugares de reunión, locales de ensayo, estudios de grabación, la gente original, los temas emblemáticos, las mínimas variaciones, los encuentros, los grupos de conocidos, los que llevan en sus hombros el estilo actualmente y de repente, aparece gente nueva como de ningún lado y todo se vuelve subjetivo (¿los había visto? ¿los había ignorado? ¿no los conocía?), resbaladizo y debes comenzar de nuevo, porque de repente el mapa que habías dibujado ya no coincide con la realidad, te preguntas si todo esto realmente merece la pena o simplemente te estás obsesionando con algo que no va a ninguna parte, miras a tu alrededor y te encuentras un montón de cosas viejas que no parecen importar ya a nadie, etc. Sarig lo que hace es fijar historias que hasta ahora parecían no estar escritas, dando una base histórica más o menos escueta que trata de fijar las infraestructuras de las que disponía la ciudad o al menos del carácter de la zona, desarrollando los personajes principales, dejándoles hablar y cuando la trama llega a un punto muerto, en forma de una voz nueva, no tiene remilgos en parar y comenzar de forma más breve esa nueva historia hasta que todo parece entrelazarse entre si, culminando con la razón que da valor a la narración de esa historia con la llegada de esos artistas a la fama (y su posterior decadencia comercial). Y es algo que hace once (diez) veces, uno por cada capítulo del libro. Además lo hace sin caer en la mitificación ni en el oscurantismo del coleccionista. Uno acaba con el libro y piensa que tardará meses en buscar, localizar y escuchar (con los medios actuales) todos los discos y canciones que se mencionan, pero Sarig aunque defiende sus favoritos, también te cuenta todas las fallas, todo el material de relleno y todos los cambios de orientación para dejarse llevar por la corriente de las ventas.

Los problemas de esta manera de estructurar el libro son evidentes: el libro se vuelve repetitivo en su desarrollo, los capítulos parecen artículos periodísticos pero descansan en el conocimiento de personajes secundarios que han sido presentados en otra parte del libro, el propio autor a veces parece escribir párrafos que sólo sirven como recordatorios de que tiene que escribir esa historia en otra parte, todo esto no deja de ser una visión parcial y esquemática de cada una de esas historias, hay puntos muertos que no se exploran y no queda espacio para desarrollar temas de fondo (el materialismo en el hip-hop, la pose dentro de la historia para soltar verdaderas barbaridades de las que uno después no se hace responsable pese a decirlas en primera persona, la estructura de la ciudad norteamericana y su urbanismo con sus mundos inconexos en forma de downtown, barrios residenciales, uptown, projects, etc. marcando de manera continuada la vida de aquellos que han nacido en ellos, el negocio, sus chanchullos y sus iluminados, las conexiones con el crimen como única forma de reunir el capital suficiente para iniciar un negocio, etc.) que continuamente asoman y dan forma al devenir de los acontecimientos. Pero la cantidad de información y la manera clara en la que esta está presentada son un enorme resultado. De repente nombres que en mi mala educación parecían secundarios o casi invisibles, nombres sueltos de gente sola, se colocan dentro un tapiz que los incluye y arroja una nueva luz sobre ellos (que en realidad es algo bastante fuerte, pero son ya pasado y algunos desde hace una década o más), pero también sobre como se desarrollan los acontecimientos actuales (cuando caes que Keri Hilson pudo dedicarse a ser songwriter por haber vivido en Atlanta, donde el establecimiento de un sello como LaFace y una serie de eventos artísticos, propiciaron una continuidad y soporte para propuestas tan distintas como Outkast, TLC, Kris Kross o T.I.) y de donde viene el poder de mucha gente que es ahora visible en la industria.

Uno de los dos capítulos que transcurren en Nueva Orleans (Atlanta y Houston también repiten) me pareció fascinante por como comienza la narración de la historia desde una perspectiva casi musicológica, con el desarrollo de la bounce music. Como en las discotecas usaban el interludio instrumental de una canción para prolongar esta durante minutos y horas mientras se hacían scratchs y la gente bailaba. Como después comenzaron a incorporarse alguien que cantaba o gritaba unas instrucciones para guiar el baile, como estas instrucciones dieron paso a los guiños a los barrios de la ciudad, estos a otros en respuesta, líneas que se convierten en cultura popular de los clubs y que todo el mundo sabe reconocer, como las producciones comienzan a samplear, hacer citas e interpolaciones o variaciones sobre el tema original y como a partir de este se va creando finalmente un sonido más complejo, sutil y rico además de distintivo. La canción original era “Drag Rap” de The Showboys y estas canciones (1,2,3,4) son algunos de los pasos que hemos mencionado antes (si les interesa miren todos los videos de ese usuario de Youtube porque se dedica casi exclusivamente a buscar bounce music y el “triggerman”). A mi me hubiera encantado poder leer un capítulo sobre Baltimore y su música de club, que en lo básico sigue una historia parecida, salvo que al final termina convirtiéndose en una serie de técnicas de producción comunes y compartidas por todos los músicos para crear ese sonido machacón y adictivo. Es un género que siempre me ha llamado la atención, reconocible al momento y que encaja a la perfección con todos los pros y contras sobre una escena que mencionábamos en el primer párrafo. Los discos son difíciles de conseguir (incluso por p2p), la información es fragmentaria y es difícil de encontrar (¿cuántos resultados pueden arrojar las palabras “Baltimore” y “club” en Google?), la radio local y en este caso la DJ que maneja el tinglado (K-swift) no tienen emisión por internet o en forma de podcast, hay portales que venden mp3s pero los precios son caros (2$ por tema) e igualmente no tienes ni idea de si lo que compras es novedad o no. Y bueno, supongo que tampoco me entero.


Pero en fin, pongamos algunos recursos disponibles para tratar de arrojar luz. Este es un estudio académico que puede ser útil marcando el contexto además de por su bibliografía. Está este artículo sobre los temas importantes en el origen y desarrollo del género. En el periódico local, con cierta frecuencia se habla de la música de club. Por ejemplo, en el especial de esta semana se habla de la memoria oral de un serie de locales que alumbraron estos sonidos así como de las distintas emisoras y programas en emisoras de internet que pueden escucharse. Al que podríamos añadir este que hacen la gente de Unruly Records (el sello más conocido del género). Ya es algo más que lo que puedo hacer con géneros como el favela funk, el kuduro, el kwaito o el runrún que lleva años tratando de convertir en hype a la cumbia, que en principio parecen casi inabarcables.

Uno de los momentos clave en la historia del dubstep, se piense que fue lo que salvo al género de la asfixia o el momento donde se acabó lo bueno, fue la emisión de “Dubstep Warz”, un documental/sesión/entrevista sobre la escena que Mary Anne Hobbs realizó en su programa de radio (The Breezeblock) en la BBC 1 el 10 de enero de 2006. Ya sea como homenaje o como formar de establecer una cierta tradición, el programa de Mary Anne Hobbs quiere convertir en un acontecimiento de igual magnitud su próximo “Bass Generation”, donde los siete artistas que participaron en aquel mítico programa (Mala, Skream, Kode9, Vex’d, Hatcha, Loefah y Distance) escogen a un nuevo productor al que “presentan” en sociedad (respectivamente: Silkie and Quest, Kulture, Joker, Starkey, Chef, Oneman y Cyrus).

80_pan, aparte de meterse en líos con los permisos de inmigración para una serie de actuaciones en el Reino Unido y decidir que era mejor mentir a las autoridades diciendo que eran turistas lo que les llevó a ser expulsadas, acaban de publicar su nuevo disco “DISCO BABY”. Mirando los créditos uno puede comprobar que la música de un par de cortes está escrita por Shitdisco o que el último tema está compuesto por uno de los compositores de The Pipettes (Jon Falcone) y producido por Andy Dragazis, que se encargaba de lo mismo en “We Are The Pipettes”.

En otro tipo de noticias, leí esta mañana un post en un blog (y ya se que no debería creerme cualquier cosa que leo en internet) donde comentaban que “Love the world” de Perfume era el primer número uno que el technopop como género había conseguido, algo que no habían logrado la Yellow Magic Orchestra (que parece se quedaron en el número dos). Ojos como platos.


“Do Me More” es el nuevo single de Namie Amuro. Es la segunda de las canciones inéditas de su recopilatorio “Best Fiction” (necesito la versión con DVD) y además sirve de banda sonora para su nueva colaboración publicitaria con Vidal Sassoon. Oh, y sí, me encanta el sombrero.

El masacrado radiorip circula por ahí desde ayer, así que si tienen ganas de escuchar el nuevo single de Hayden Panettiere ya pueden, aunque ya hablaremos con más extensión cuando aparezca el anuncio y el video.

Aunque uno no ha escuchado con fruición o extensión su obra, esta caja que Mosaic Records planea editar en octubre con todos los discos de Anthony Braxton en su etapa Arista, es probable que acabe en muchas listas de lo mejor del año (y hace poco que se han publicado cajas de nueve discos con toda su música para piano o “12 +1tet” donde en otros nueve discos y un DVD se recogían una serie de conciertos durante cinco noches consecutivas). Esto es lo que dice el sello al respecto:

The Complete Arista Recordings Of Anthony Braxton (8 CDs)
(Release Date - October)
Anthony Braxton is the sort of artist who triggers those heated "Is it jazz?"debates; whatever his music is, it is brilliant. By the time he signed with Arista Records in 1974 at the age of 29, he had emerged as one of the major figures in Chicago's AACM, formed Circle with Chick Corea, Dave Holland and Barry Altchul and lived the expatriate life in Paris and moved freely in jazz and contemporary classical circles.

What made his output at Arista (1974-80) so unique was the range of projects he was able to realize thanks to the supportive budgets of a major label. This 8-CD set rescues his entire 14-LP Arista output from forgotten vaults. From live and studio recordings with his quartet (with Kenny Wheeler or George Lewis, Dave Holland and Barry Altschul) to solo alto excursions to a duet with Muhal Richard Abrams to Creative Orchestra Music to trios with Roscoe Mitchell/Joseph Jarman and Henry Threadgill/Douglas Ewert to his thoroughly composed pieces for two pianos and for four orchestras, Braxton explored every aspect of modern music through his own creative vision with astonishing results.

Confiamos en la racha de suerte del sello Modular y le damos una oportunidad tras el disco de Cut Copy y los singles de Ladyhawke al adelanto del que será el nuevo disco de Van She.


Lamentablemente anhh estaba más pendiente de ver el diario de carretera de Ladyhawke (1,2,3) que de tratar de expresar en palabras sus sentimientos sobre la canción.

El nuevo videoclip de Haifa Wehbe


(El accidente del videoclip no es un trucaje, sucedió mientras rodaban)

Lo acaba de emitir las noticias de Cuatro en la sección de deportes, y es lo suficientemente anecdótico y chorra como para incluirlo en el blog. Las canciones que escuchaban los jugadores de la selección en la Eurocopa.

1. Alexander Pires “Quitémonos la ropa”
2. Nicole Scherzinger “Baby love”
3. Potro Rodrigo “La mano de dios”
4. Jambao “Se parece más a ti”
5. Don Omar “Cuéntale”
6. Asignatura Pendiente “Por ti”
7. Amy Winehouse “Rehab”
8. Bisbal & Rihanna “Hate that I love you”
9. Hanna “Por ti daría”
10. Leona Lewis “Bleeding Love”
11. 2 Play “So confused”
12. Ne-Yo “Because of you”
13. Nelly Furtado “Say it right”
14. Fulanito “Pecho a pechuga”
15. Zambrano & Hinojosa “Suave”
16. Fragma “I need a miracle”
17. Franco de Vita “Ay Dios”




Me quedé descuadrado cuando este videoclip de Keedz apareció en un canal musical francés. Por ser sincero, su versión a lo Justice, no me hizo la más mínima gracia, supongo que por el hecho de que les da exactamente lo mismo el material original que samplean. No en el sentido que le pierdan el respeto y trabajen con él como materia prima musical, sino en el que uno sabe que cualquier otra canción con un piano y voces les hubiera servido para hacer lo mismo y con la misma intencionalidad comercial. Tim Lawrence cuenta algo de la historia de este tema en sus notas para un recopilatorio de mixes de Walter Gibbons:

During this period Gibbons amassed a collection of approximately five thousand gospel records, many of which were signed copies purchased directly from church congregations in New York. "He thought gospel was the pure message of God and that something was wrong with you if you didn't get it," says Krivit, an occasional customer. "Every time he opened his mouth he would preach at you. It seemed to a lot of people he was just history, especially as there was less of a nostalgia thing going on at the time."

Yet ever since Bobby "DJ" Guttadaro, Francis Grasso and David Mancuso started to push Dorothy Morrison's "Rain" at the turn of the 1970s, gospel had demonstrated its ability to heighten the celebratory mood of the dance floor, and Gibbons continued to unearth the occasional treasure, including "Stand On The Word", which was recorded live in the First Baptist Church in Crown Heights in 1982.

"'Stand On The Word' was Walter's biggest record at the time," says Gate, who visited the church in order to track down the origins of the song. "The record was recorded in his local church — the Jus Born studios were only a couple of blocks away. Walter played this record after the church pressed up a couple of hundred copies for the congregation." The song soon became a Garage, Loft and Zanzibar classic, and Tony Humphries went on to remix the record — which was attributed to the Joubert Singers, after Phyllis McKoy Joubert, who penned the song for the Celestial Choir — for Next Plateau. For many, Gibbons had lost his way but not his ear.



En fin, gracias a este grupo por hacerme recuperar argumentos rockistas que me hacen parecer un señor aún más mayor, hablando del “aura” del original, la “magia” de la grabación, el “júbilo” de las voces y ese final de una canción que nunca verán en las listas de las mejores de la historia.



En verdad, sorprendente reunión.



Se ha originado una polémica bastante estúpida por la CARICATURA que sirve de portada al último número de The New Yorker, en la que Barack Obama y su mujer aparecen representados de acuerdo con todos los rumores, libelos y mentiras que se han vertido desde la derecha norteamericana. Y eso a pesar del título de la portada “The Politics of Fear”, y no uno, dos artículos dedicados al tema o al personaje. Pueden perder la mañana leyendo este artículo y los comentarios, además de la entrevista al editor del New Yorker, y como casi todo el mundo desesperarse leyendo a los fans “a muerte” de Obama. Supongo que este es un momento tan propicio como cualquier otro para copiar y pegar esta cita de un artículo original de 1996 publicado en este libro:



“In Chicago, for instance, we’ve gotten a foretaste of the new breed of foundation-hatched black communitarian voices; one of them, a smooth Harvard lawyer with impeccable do-good credentials and vacuous-to-repressive neoliberal politics, has won a state senate seat on a base mainly in the liberal foundation and development worlds. His fundamentally bootstrap line was softened by a patina of the rhetoric of authentic community, talk about meeting in kitchens, small-scale solutions to social problems, and the predictable elevation of process over program — the point where identity politics converges with old-fashioned middle-class reform in favoring form over substance. I suspect that his ilk is the wave of the future in U.S. black politics, as in Haiti and wherever else the International Monetary Fund has sway.”

El último número de The Wire tiene en portada a Tricky. Realmente no me hizo falta mirar con detenimiento para saber que Mark Fisher iba a escribir el artículo. Blogueros de su círculo de amigos y conocidos llevan algún tiempo lanzando guiños hacia ese disco. Me leeré el artículo pero no creo sentir ninguna necesidad por escuchar el disco, por valioso que sea, por lo interesantes que sean los productores, por volver a ser parte de quien fue. Si necesito volver al pasado, este otro artículo de la revista resulta mucho más útil, al menos desde el plano musical.





Pero, en fin, si alguien quiere convencerme de mi error y descubrirme lo que me estoy perdiendo para eso sirven los comentarios. (De este número también me ha llamado la atención la entrevista a Michel Chion y la crítica al cofre de Bernard Parmegiani que hace Simon Reynolds).

Según la sección de noticias del último número de The Wire, la cancelación de la gira de Konono No1 se debió a lo siguiente:

Congolese groups Konono No 1 and The Kasai Allstars (who have recently released a new album, In the 7th Moon, The Chief Turned Into A Swimming Fish And Ate The Head Of His Enemy) have been forced to cancel their European summer tour. As the government of the Democratic Republic of Congo is not currently issuing passports, the groups applied for and were granted diplomatic passports by the Congolese Ministry of Culture, but were then unable to attain the required visas in time.



Según dicen Jeremy Jay es indie sensible, inteligente, apasionado que debería arrebatarme. Puede ser, aunque es un traje que uno ha de decidir ponerse para poder disfrutarlo. Curiosas elecciones estéticas las que hace en su vblog de Youtube.

Kwaito goes Warp?

El primer videoclip de Keri Hilson





Mavado le dedica una canción a Asafa Powell y este va y se lesiona. Soberbio.

Lil’ Wayne sustituye en el primer puesto de los discos más vendidos según Billboard a Coldplay.

Perfume consiguen su primer número uno en singles sustituyendo en las listas de Oricon a YUI y su “Summer Song”.

Admito que, mutilado y todo, esto me ha cogido por sorpresa.

¿Un secreto a voces? (en esta o aquella vertiente).

La unión del grime y el electro según The Guardian.

Discos que estoy, estaba o me gustaría estar escuchando:



VA. “Black Stars Ghana’s Hiplife Generation”
Patti Smith & Kevin Shields “The Coral Sea”
Cassy “Idle Blues/April”
Chaz Jankel “My occupation: the music of Chaz Jankel”
Bryan Eubanks “Desired Climate Works 2006-2007”
Lionel Marchetti & Seijiro Murayama “Hatali Atsalei (le exchange des yeux)”
Kevin Drumm “Imperial Distortion”
Pauline Oliveros & Miya Masaoka “Accordion and Koto”
Syclops “I’ve got my eye on you”
Paul Vogel & David Lacey “The British Isles”
The Chap “Mega Breakfast”
The Bug “London Zoo”
Toshimaru Nakamura & English “One Day”
Toshimaru Nakamura “Dance Music”
Bill Dixon “17 Musicians in search of a sound”
The Caretaker “Persistent Repetition of Phrases”
Morgan Geist “Double Night”
Luciano “Fabric 41”
Burning Star Core “Challenger”
TRG “Missed Calls” + split con Joker
Nas “Untitled”
Ancestors “Neptune with fire”
Lindstrom “Where you go, I go too”
Etran Finatawa “Desert Crossroads”
Pink Lady “Best Hit Album”
Vanessa Hudgens “Identified”
Dot Rotten “R.I.P. Young Dot”
Sachiko Kanenobu “Misora”
Philip Sherburne “Salt & Vinegar EP”

El nuevo videoclip de Gabriella Cilmi

Bowerbirds: Indies deprimidos que no dan asco.



No me importaría conseguir este libro pero creo que no voy a comprar nada durante unos cuantos meses.

Muere Sergio Algora.




Our new release for Punch Drunk is actually out this week; called ‘Speeka Box’ by RSD, who’s Rob Smith who used to be in Smith and Mighty.

Morgan Geist + Jeremy Greenspan (3 de 5)

morgan

½ 2008

Perfume
Bill Dixon
Bon Iver
Cut Copy
Flying Lotus
Lau Nau
Sachiko M
Graham Lambkin & Jason Lescalleet
Lil Wayne
The Advisory Circle

Appleblim en el podcast de Resident Advisor

El nuevo videoclip de Nas

"London Zoo" según Kode 9

El nuevo videoclip de Grace Jones


Berryz Koubou ~ Yuke Yuke Monkey Dance (PV)
Cargado por JonnyHill

No tanto por mantener mi reputación como pervertido (la idea de los disfraces más que otra cosa) como por ese “tiki-tiki-tiki” que condensa todo lo que tengo que decirle al mundo por una temporada.

Leyendo la clase de barbaridades que uno lee en columnas de opinión de algunas de las webs más progresistas jamaicanas (los gays no pueden estar en el gobierno porque llevan un modo de vida corrupto… ¿y notarían la diferencia con los políticos tradicionales?) no se extrañen de lo escueto de este repaso a distintas canciones y videoclips que suenan por aquellas tierras. Además en principio no me han llamado demasiado la atención las canciones (he empezado por el reggae y buff…), pero total, no estoy muy fino hoy…


Ponemos aquí, a Ce’cile porque es Ce’cile y con eso basta y a Leroy Smart por sus altos valores de prodcucción.


Estos son Lust de los que me ahorro el comentario cínico sobre su canción, Patriot,Richie Spice Fyakin, Alibra, Konshens y los siempre conscious Morgan Heritage.


Enlazo este video de Andrew y Wada Blood, simplemente porque pierdo el culo por ese riddim. En el número uno está esta canción (que no video) de Vybz Kartel, dos videos de videos de Beenie Man por si están de humor para bailes obscenos, Stacious, Elephant Man y Assasin sobre el mismo riddim y Bugle en un momento romántico bastante wtf.

Fact Magazine tiene disponible la descarga gratuita de un set de Hudson Mokawke de una hora. Tengo que escribirlo por aquí, por que cada vez que veo la fotografía y la cara de niño me olvido de hacerlo.

Dizze Rascal consigue su primer número uno en la lista de singles británica.

Solange consigue su primer número uno en las listas Hot R&B/Hip-Hop Singles de Billboard.

This shit rocks. Y me tiene haciendo air guitar cada vez que lo pongo.

Hacía tiempo que quería escuchar este disco donde Jean Baudrillard recita sus textos sobre los paisajes free rock que proporciona la Chance Band. No encuentro ahora mismo la crítica que hacía en The Wire Ian Penman donde lo ponía a caldo, razón no le falta en la desconexión entre las ideas del autor y como están expresadas en el plano musical. En fin, una curiosidad.

Algunos artículos en The Guardian:

Uno sobre Annie.

Otro sobre la Yellow Magic Orchestra

Y este sobre Fleet Foxes. No se si existe realmente una polarización frente al disco de Fleet Foxes, en el sentido de que incluso sus detractores admiten que es un buen disco, pero que les termina provocando indiferencia. Este artículo es interesante porque trata de explicar cual es la razón por la que su música fascina a la autora, pero esa idea de magia y naturaleza animada, alimenta mis reticencias más que disolverlas. Hasta ahora lo único que había escuchado de ellos era el EP previo al disco y lo hice tras ver el documental sobre la escena de cantautores de Laurel Canyon en los setenta, así que de partida esa influencia resultaba demasiado evidente, demasiado conocido el uso de los rasgos de estilo y las texturas de un movimiento musical enclavados en un momento histórico y político muy determinado como una chaqueta nueva más que vestir para estar en la moda contra la moda. También puede ser que las premisas de aquel documental y libro, resulten demasiado sugestivas: del mismo modo que el público que asistió en los cincuenta la eclosión de “rebeldía” del rock’n’roll se refugió al desaparecer este de las listas de ventas en otros estilos como el folk para poder continuar viviendo con sus nuevas costumbres y maneras de ver la vida, tras tocar techo la contracultura con sus nuevos modos de vivir, sus ganas de cambiar el mundo buscando un nuevo nivel de conciencia y de estar en este o la exploración en todos los ámbitos de estas nuevas libertades se producen una serie de hechos simbólicos (el asesinato de Sharon Tate, el asesinato de un espectador a manos de la “seguridad” durante el concierto de los Rolling Stones en un festival) o no (el asesinato de Martin Luther King, lo disfuncional de las medidas políticas y los servicios sociales, el comienzo del proceso de estagnación económica que se llevará la confianza y estabilidad que el modelo keynesiano había mantenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el endurecimiento de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes o las fuerzas más radicales) que agrietan la homogeneidad del conjunto convirtiéndolo en un montón de comunidades próximas pero aisladas. Y es interesante como estos músicos, ya famosos y establecidos, viran hacia la intimidad pero no hacia lo espartano, sino como alguien que ya ha cubierto sus necesidades vitales y decide proponerse nuevas metas y objetivos en su vida. Los arreglos no dejan de estar seguros de si mismos, pero se hacen más barrocos, complejos y bellos, pero el mismo proceso y el cambio del tiempo y la sociedad (algo del que el rock no quiere saber nada) acaba convirtiendo a esos artistas en lo más alejado que uno puede imaginarse de los problemas de la calle, ensimismados, narcisistas y pagados de si mismos. A veces los resultados son soberbios y otros son patéticos pero esa sensación de creer tanto en si mismo y su capacidad como compositores no deja de ser algo admirable aunque sea con ambivalencia. La idea de usar este estilo como una nueva puerta en una búsqueda hacia el escapismo de la realidad, como fue en su caso el shoegazing, el post-rock o el neo-folk, buscando la “magia”, el “encanto” o lo “hipnótico” no me resulta particularmente inspiradora. Quizás estoy equivocado y me estoy perdiendo algo grande. Supongo que escucharé el disco antes de las listas de lo mejor del año y ya lo comprobaré.

Oh, perdón. El oscuro pasado de Selena y Demi. No como el presente.

Creo que este artículo de Ann Powers sobre el pop de Disney y Nickelodeon, es al menos interesante aunque se equivoca en muchos puntos. La coautoría de los jóvenes intérpretes es algo que viene de largo (en algunos casos en un requisito del contrato para que la compañía grabe las canciones y que las “estrellas” puedan sacar un pellizco en forma de derechos de autor además de los que les corresponde como interpretes) y que resulta dudoso como premisa, se me hace difícil pensar que los valores que proyectan estos chicas y chicos sean los propios cuando se parecen tanto a los que fomentan sus compañías o emisoras como Radio Disney que llevan educando a sus oyentes desde hace muchos años, igualmente resulta extraño otorgar como rasgo de personalidad la letra de una canción de un musical (dentro del musical) a su interprete, la idea del rock como una institución de rebeldía, no conocer el oscuro pasado de Demi y Selena etc. Pero al menos lo trata como algo digno de estudio, una variación más en el continuo de la música pop sean cuales sean sus virtudes y defectos, es decir como música en si misma y no como el precedente a algo “serio”. Creo que esta música tiene sus virtudes y defectos y se debería apreciar de acuerdo a ese contexto y al dominio de esas características formales, del mismo modo que el dancehall, las bandas de chicas, el metal o el indie tienen unos rasgos y códigos propios que significan mucho para el oyente cuando se conocen. Pero no comprendo el proceso de “madurez” por el que deben pasar para ser considerados como artistas “de verdad”. ¿Por qué uno debe renunciar a algunos de sus rasgos más interesantes para en el mejor de los casos comenzar a ser tomados en serio? Los chicos de Hanson dejaron su sonido inicial para incorporar la influencia de gente como Nick Drake y eso les llevó a ninguna parte. Scott Walker sería el caso contrario, de fenómeno pop al pop como lo pudiera haber imaginado Samuel Beckett, pero viendo el reciente documental, él no se arrepiente de su pasado ni de la gente con la que trabajó, simplemente vio que aquello no era lo que quería hacer. Eso sí, casi todos los entrevistados famosos en aquel si creían en el proceso de madurez y ruptura. A veces ese proceso parece al equivalente de córtate el pelo, búscate un trabajo, ten una hipoteca, forma una familia. Es lo “normal”. Por ejemplo, estos chicos australianos cosechan los mismos insultos y haters por su popularidad cuando su música es digamos, más sustanciosa pero sin alejarse de lo comercial y lo mainstream.


Operator Please - Just A Song About Ping Pong
Cargado por Wengistein

1,2,3,4

Claro que se les puede poner pegas y serían las mismas que al 95 % de los grupos primerizos, pero la energía y recursos que desprenden no son algo tan habitual. ¿Qué opción les resultaría más interesante escuchar: el grupo derivando hacia un mundo propio más complejo pero igual de radiante y singular o si se convirtieran en unos émulos de Tindersticks? ¿Por qué de todo el mundo de posibilidades de la música nos debemos conformar con lo establecido, lo conocido, lo que funciona?

He dedicado el fin de semana a tratar de ponerme al día escuchando algunos discos de música experimental, cerebral, arisca o árida recientes o con algunos meses a sus espaldas que quería escuchar de hace tiempo. Uno de ellos era “Imperial Distortion” de Kevin Drumm. En la promo y en algunos comentarios o críticas que he leído, quieren vincular este disco con el “Ambient Selected Works II”, haciéndolo pasar como un disco de ambient “emocional”, melancólico, distante, perturbador, lleno de sugerencias e interpretaciones. Lo curioso, es que al primer contacto, en mi estado de ánimo tenso, el viernes, la música parecía completamente plana, sin arista alguna, extasiada en el proceso de búsqueda que llevaba a un montón de lugares comunes (el volumen, los ambientes sintéticos, las líneas de feedback apenas audibles como fogonazos en la memoria, el silencio, resonancias metálicas, drones monolíticos prolongándose durante minutos, la longitud de los temas alrededor de los veinte minutos, la necesidad del cambio, etc.). Posteriores escuchas resultaron en el mismo tipo de escucha desencantada. La escucha de “The Coral Sea” de Patti Smith y Kevin Shields, ponía más en evidencia el fracaso de la supuesta “emotividad” de la propuesta. Mientras me ponía al día leyendo sobre lanzamientos recientes de EAI, llegué a un blog en el que había dos críticas de dos recientes y distintos discos de Toshimaru Nakamura. Y las críticas eran monumentales en su grado de detallismo y sutileza de una música en la que aparenta no pasar nada. Además mencionaba como cambiaba su impresión de la música si la escuchaba en auriculares o con un sistema de altavoces de alta fidelidad que no machacara todo el rango de frecuencias en los sonidos más agudos. Supongo que debo contar una anécdota para ilustrar esto: en un foro japonés especializado, alguien pregunto a Sachiko M sobre un concierto suyo al que había asistido y en el que al parecer del autor del mensaje lo único que había hecho era encender el sampler y emitir un pitido durante una hora sin cambio alguno. Sachiko M contestó diciendo que si había cambiado, ya que había ido incrementando el volumen de este durante esa hora de forma considerable, así que si había UN gran cambio. Lo que quiero decir es que creo que el modo de escucha que practico con este tipo de música habitualmente (de forma pasiva, dejándome llevar por el flujo de los sonidos y su direccionalidad, como quien mira el paisaje en un viaje de autobús) es el equivocado. Quizás el adecuado sería uno de escucha más activa (y mis mejores experiencias con esta música son esas) con la música como una serie de acontecimientos que suceden en el tiempo. Quizás no sea nada tan serio como parece ni tan “profundo”. Al volver anoche al disco del señor Drumm, decidí escucharlo sin ideas preconcebidas, sin imponer un modo de escucha pop, experimental, emotivo, ya que este hombre está más en la constelación de la EAI que en la del pop o la electrónica. Y curiosamente es cuando el disco comenzó a funcionar y esta vez sí, provocando aquella emoción que se supone debía provocar. Aunque claro eso ahora es un efecto secundario, agradable y bien recibido pero…

El jueves por la noche me sucedió algo, anecdótico y mirando hacia atrás casi ridículo, pero que tuvo la virtud de ponerme paranoico, furioso y dejarme descolocado durante estos días. Justamente en el primer momento, el de mayor nerviosismo y desorden, coincidió con mi primera escucha de “London Zoo” de The Bug. Kevin Martin comenta que su intención era mostrar toda la tensión, frustración y desesperación que provoca Londres en sus ciudadanos. Y desde mi experiencia en esos momentos, puedo afirmar que sí, que es la banda sonora y la expansión de esas sensaciones y sentimientos. Escuché voces donde no las había, los cambios de intensidad parecían moverse con las subidas o bajadas de mi humor, prolongarlos o provocarlos sin saber que provenía de mi cabeza o que no, sintiéndome parado, como congelado y fuera del cuerpo. Dicho lo cual y siendo mi escucha del disco un asco lo que no da demasiada credibilidad a lo siguiente, me obligó a preguntarme sobre la utilidad de tan minucioso y prodigioso trabajo de creación de ambientes, diseño sonoro y esfuerzo creativo. ¿Alguna salida a esto?

Dos videoclips de Alison Hinds

(Autodenominada como “queen of soca”).

Otra entrevista con Martyn.


Grupo de rock destruye clásico del eurotrash.


Grupo de eurotrash destruye clásico del rock.

Ya lo dejo. Además de manera literal el portátil comienza a oler a quemado. Pero este artículo del Wall Street Journal no hay que dejarlo perder. Por cierto, la próxima vez que decidan odiar las BSOs de “Anatomía de Grey” recuerden que las publica el mismo sello que los discos de Miley Cyrus, Vanessa Hudgens, Hilary Duff, Aly & Aj o Jordan Pruitt, por muy extraño que resulte o signifique lo que signifique eso.



Efectivamente. El deseo de que los anuncios de American Apparel protagonizados por dos estrellas del porno hagan su aparición en Pitchfork para poder hacer capturas es cuando menos, patético.


El videoclip se estrena esta tarde, pero ya está disponible en “exclusiva” en Yahoo!, así que hablemos de Mariah Carey. Si evitamos los comentarios “materialistas” (“está medio desnuda”, “atardeceres en el mar filmados desde un helicóptero”, “un rap que no pega ni con cola y que hace la canción insufrible”, “alargados delfines que salpican en la cara a Mariah”, “T.I. se pone tan feliz al ver a su chica que decide comprarle un bolso de Louis Vuitton”, etc.) que son más o menos válidos y/o aceptables, pero que en la mayoría de las ocasiones no se plantean las mismas dudas con otros estilos musicales, podemos mencionar alguna cosa. Este tema está producido por DJ Toomp. A mi me parece una variación más o menos ingeniosa de la fórmula que le hizo famoso, ese aplicar una dimensión de tensión cinematográfica, convertir el monólogo interior en un momento decisivo que eriza el vello y provoca escalofríos en la espalda en el prolegómeno a cualquier vida futura, pudiendo ir desde los tópicos más tirados y crudos del sonido sureño tras el crunk hasta estilizarlo para poder colarlo en un disco de Jay Z. Siguiendo este tratamiento cinematográfico que se adapta tan bien a la estética gangsta, los momentos de acción y crimen tienen su contrapunto (y es tan "barrio" y "real" como lo otro) con la felicidad de estar con los compañeros, la familia. Y la imagen tradicional de esto es la barbacoa, sea esta en el jardín de casa, un parque público o en las afueras de la ciudad. Me gustaría pensar que la canción tiene un punto Charles Ives que es muy norteamericano, con los samples chocando contra la melodía, como seguramente sucedería cuando mucha gente se reuniera escuchando “soulful music” un domingo por la tarde, o como podría sonar un barrio con las ventanas abiertas cada una emitiendo sus propias canciones. Y de este modo dotar de la misma narratividad a otro tipo de canción que es en si misma otro cliché (1, 2). Y si esto les parece demasiado, es muy divertido y morboso ver como T.I. se sube al carro de otro beat hecho por DJ Toomp (alguien al que le debe unas cuantas cosas en su carrera) con línea incluida al respecto, después de que rompieran artísticamente.

Una de libros:

Ya hablamos hace algún tiempo de “The Pirate’s Dilemma”. Teniendo en cuenta que el autor ha optado por la descarga gratuita de este en formato electrónico desde la página web del libro, siguiendo el ya conocido sistema Radiohead, pero por ahora no funciona mucho, pues


Este es el mini-video promocional de un nuevo libro dedicado al death metal en la década de los noventa en Suecia, ese alegre país que practicó la eugenesia con su población durante décadas. Me resulta muy sugerente la idea, ya que mi moderna formación cultural rockera me ha enseñado que el metal en toda su amplitud se reduce a la regla de los tres nombres, o en este caso de los tres discos (Motorhead, Slayer, Sepultura). Lo que no se es si ya que estamos, debería pillarme el libro sobre el prog-rock y la caja de cuatro discos que se ha publicado recientemente.


Esta duda me corroe desde hace unos días: ¿colgué alguna vez, en algún blog, este artículo de Martin Clark sobre Loefah, Mala y Coki? Y en caso de ser la respuesta negativa ¿le interesa a alguien?
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Siguiendo la apasionante tradición familiar en el arte del pegote, el resto:


Y si las capturas de pantalla les resultan pequeñas, pues el PDF. Creo que la revista está actualmente en la quiebra aunque de vez en cuando actualizan su blog. Se ve que no capturarían la atención de esa juventud con esos pelos y esas ropas que llenaban sus páginas. Me vino a la cabeza porque uno se puede pillar este número en formato físico en Boomkat por 0.75 libras.

Reseña de la vuelta de The Feelies a los escenarios.



El videoclip para esa realidad paralela en la que se ha convertido el beat de “A Millie” de Lil’ Wayne.

Nielsen Soundscan ha publicado las cantidades de discos vendidos a lo largo de esta mitad de año. El vinilo ha incrementado sus ventas un 77%, es decir que se han vendido 803.000. La industria ya debe estar salvada. El País publicó recientemente un artículo sobre el retorno del vinilo pero resultó muy divertido leer por encima los comentarios: todo insultos (supongo que también habría defensores apasionados).

Esta chica lleva escribiendo sobre dubstep y similares para varios medios desde hace tiempo. Supongo que este artículo sobre Flying Lotus y el resto de esa escena es cuando menos interesante de leer.

Ayer hice la tontería de mirar camisetas. ¿Cuál comprar? ¿La de Skull Disco o la de Basic Channel?

Parece que se ha filtrado en serio el nuevo disco de Nas.

Hoy estrenan el videoclip de “I’ll be lovin U long time” de Mariah Carey (con rap añadido de T.I.).



El nuevo videoclip de Namie Amuro. Autotune… check, sintetizadores con delay… check. Aparece un poco cansada. Vamos como uno. Creo que voy a dejar que la hierba crezca un poco por aquí.



Viendo esta semana el muy cruel programa televisivo de las Morning Musume, a una de las chicas le tocaba hacer una imitación de una imitación de la coreografía de Beyoncé en “Dreamgirls” y me acordé de una humorista que había visto en otro programa televisivo con un grupo musical haciendo de presentadores donde entrevistaban a las chicas de Perfume. Me encantó porque las chicas chillaban y todo cuando las sorprendían con su actuación. El vídeo está debajo, dura unos siete minutos. Después de la actuación de esta mujer, además hay una parte donde tratan de mostrar cuales son las posibles influencias niponas en el sonido tecno-pop del grupo. Aunque sigo sin tener ni idea del nombre de la humorista.


También acabé viendo ayer “Syndromes and a Century” de Apichatpong Weerasethakul. Antes recuerdo haber visto “Blissfouly tours”, aunque prácticamente no recuerdo nada aparte de los títulos que aparecen a mitad de la película, los planos larguísimos o la secuencia donde los protagonistas abandonan la consulta del médico y la cámara se queda mientras reciben a otro paciente que comienza a contar su caso durante varios minutos. Tengo que decir que ninguna de estas cosas me provocó rechazo ni disgusto, aunque tampoco sabía muy bien que es lo que quería hacer aparte de llamar la atención y desmontar el mecanismo de la ficción. En esta hay también un buen puñado de esos momentos (en una sala del hospital donde se han reunido varios médicos, una del grupo se queda mirando directamente a la cámara mientras el resto continúan interpretando la escena, hay secuencias donde se filman decorados y personas que no tienen que ver nada con la ficción narrada (el final que además es sublime), en una secuencia intima una chica le enseña unas fotos del sitio donde su empresa va a instalarse y de repente hay un montaje hecho con las imágenes mientras los personajes no aparecen, se filma unas obras dentro del hospital y el travelling avanza hacia la boca de una cañería y se queda minutos enfocándola, el nuevo corte, la repetición de las situaciones ya vividas, etc.). A veces es mortalmente aburrido, otras resulta muy divertido, en ocasiones es fascinante. Después estuve leyendo este artículo y la verdad coincidí en muchas cosas y me aclaró algunas cosas. Fue un shock descubrir que las escenas que querían censurar en Tailandia eran la de los médicos bebiendo alcohol en horas de trabajo y la de un monje que en un determinado momento de descanso decide tocar la guitarra.


Swingfly - Singing That Melody
Cargado por migrate2music

Les dejo con esta canción que creo es sueca. Yu-hu. Mañana es el estreno del nuevo single de Namie Amuro para lanzar su nuevo recopilatorio de grandes éxitos. También tengo pendiente por ver un documental de este tipo sobre los estereotipos masculinos y femeninos en los videoclips.

Creo que los primeros libros sobre música pop que busqué, no que leí o que comprara al encontrarlos, fueron “Ocean of Sound” de David Toop y “More Brilliant than the Sun” de Kodwo Eshun. Llevo una temporada pensando en releerlos ya que mi grado de atención no fue precisamente modélico cuando los devoré la primera vez. Del segundo releí algunas partes buscando un fragmento que citar y me quede enganchado de nuevo a la fiereza que desprende, la inventiva del vocabulario además de que ahora capto mejor algunas de las ideas teóricas que hay detrás. Esta es la intro (pags. -007 a -001), perdón por los posibles errores que han provocado mis torpes dedos:

OPERATING SYSTEM FOR THE REDESIGN OF SONIC REALITY

Respect due. Good music speaks for itself. No Sleevenotes required. Just enjoy it. Cut the crap. Back to basics. What else is there to add?
All these troglodytic homilies are Great British cretinism masquerading as vector into the Trad Sublime. Since the 80s, the mainstream British music press has turned to Black Music only as a rest and a refuge from the rigorous complexities of white guitar rock. Since in this laughable reversal a lyric always means more than a sound, while only guitars can embody the zeitgeist, the Rhythmachine is locked in a retarded innocence. You can theorize words or style, but analyzing the groove is believed to kill its bodily pleasure, to drain its essence.
Allegedly at odds with the rock press, dance-press writing also turns its total inability to describe any kind of rhythm into a virtue, invoking a white Brit routine of pubs and clubs, of business as usual, the bovine sense of good blokes together. You can see that the entire British dance press –with its hagiographies and its geographies, its dj recipes, its boosterism, its personality profiles – constitutes a colossal machine for maintaining rhythm as an unwritable, ineffable mystery. And this is why Trad dance-music journalism is nothing more than lists and menus, bits and bytes: meagre, miserly, mediocre.
All today’s journalism is nothing more than a giant inertia engine to put the brakes on breaks, a moronizer placing all thought on permanent pause, a futureshock absorber, forever shielding its readers from the future’s cuts, tracks, scratches. Behind the assumed virtue of keeping rhythm mute, there is a none-too-veiled hostility towards analyzing rhythm at all. Too many ideas spoil the party. Too much speculation kills ‘dance music’, by ‘intellectualizing’ it to death.
The fuel this inertia engine runs on is fossil fuel: the live show, the proper album, the Real Song, the Real Voice, the mature, the musical, the pure, the true, the proper, the intelligent, breaking America: all notions that stink of the past, that maintain a hierarchy of the senses, that petrify music into a solid state in which everyone knows where they stand, and what real music really is.
And this is why nothing is more fun tha spoiling this terminally stupid sublime, this insistence that Great Music speaks for itself.


At the Century’s End, the Futurhythmachine has 2 opposing tendencies, 2 synthetic drives: the Soulful and the Postsoul. But then all music is made of both tendencies running simultaneously at all levels, so you can’t merely oppose a humanist r&b wit a posthuman Techno.
Disco remains the moment when Black Music falls from the grace of gospel tradition into the metronomic assembly line. Ignoring that disco is therefore audibly where the 21st C begins, 9 out of 10 cultural crits prefer their black popculture humanist, and emphatically 19th C. Like Brussels sprouts, humanism is good for you, nourishing, nurturing, soulwarming – and from Phyllis Wheatley to R. Kelly, present-day R&B is a perpetual fight for human status, a yearning for human rights, a struggle for inclusion within the human species. Allergic to cybersonic if not to sonic technology, mainstream American media – in its drive to banish alienation, and to recover a sense of the whole human being through belief systems that talk to the ‘real you’ – compulsively deletes any intimation of an AfroDiasporic futurism, of a ‘webbed network’ of computerhythms, machine mythology and conceptechnics which routes, reroutes and criss-crosses the Black Atlantic. This digital diaspora connecting the UK to the US, the Caribbean to Europe to Africa, is in Paul Gilroy’s definition a ‘rhizomorphic, fractal structure’, a ‘transcultural international formation’.
The music of Alice Coltrane and Sun Ra, of Underground Resistance and George Russell, of Tricky and Martina, comes from the Outer Side. It alienates itself from the human; it arrives from the future. Alien Music is a synthetic recombinator, an applied art technology for amplifying the rates of becoming alien. Optimize the ratios of excentricity. Synthesize yourself.
From the outset, this Postsoul Era has been characterized by an extreme indifference towards the human. The human is pointless and treacherous category.
And in synch with this posthuman perspective comes Black Atlantic Futurism. Whether it’s the AfroFuturist concrète of George Russell and Roland Kirk, the Jazz Fission of Teo Macero and Miles Davis, the World 4 Electronics of Sun Ra and Herbie Hancock, the Astro Jazz of Alice Coltrane and Pharoah Sanders, the cosmophonic HipHop of Dr Octagon and Ultramagnetic MCs, the post-HipHop of The Jungle Brothers and Tricky, the Spectral Dub of Scientist and Lee Perry, the offworld Electro of Haashim and Ryuichi Sakamoto, the despotic Acid of Bam Bam and Phuture, the sinister phonoseduction of Parliament’s Star Child, the hyperrhythmic psychedelia of Rob Playford and Goldie, 4 Hero and A Guy Called Gerald, Sonic Futurism always adopts a cruel, despotic, amoral attitude towards the human species.
In fact the era when the History of HipHop could exhaust Machine Music is long over. All those petitions for HipHop to be taken seriously, for the BBC to give Techno a chance, for House to receive a fair hearing: this miserable supplication should have ended years ago. For there’s nothing to prove anymore: all thes Rhythmachines are globally popular now.
So no more forcefeeding you Bronx fables and no mere orthodox HipHop liturgies. There are more than enough of these already. Instead More Brilliant than the Sun will focus on the Futurhythmachines within each field, offering a close hearing of music’s internal emigrants only. The Outer Thought of Tricky, the Jungle Brothers with their remedy for HipHop gone illmatic, Aerosoul art theorist Rammellze and his mythillogical systems of Gothic Futurism and Ikonoklast Panzerism. No history of Techno, however compelling, but instead a zoom in on the Underground Resistance WarMachine, on the Unidentifiable Audio Object of X-102 Discovers ‘The Rings of Saturn’. No pleas for Jungle to be accorded proper respect, but rather a magnification of certain very particular aspects of its hyperdimensionality, in 4 Hero, A Guy Called Gerald, Rob Playford and Goldie.
The history book that crams in everything only succeeds in screening out the strangeness of the Rhythmachine. In its bid for universality, such a book dispels the artificiality that all humans crave.
By contrast, More Brilliant goes farther in. It lingers lovingly inside a single remix, explores the psychoacoustic fictional spaces of interludes and intros, goes to extremes to extrude the illogic others studies flee. It happily deletes familiar names (so no Tupac, no NWA) and historical precedence (no lying griots, not much King Tubby, just a small side bet on the Stockhausen sweepstakes). It avoids the nauseating American hunger for confessional biography, for ‘telling your own stories in your own words’. It refuses entry to comforting origins and social context.
Everywhere, the ‘street’ is considered the ground and guarantee of all reality, a compulsory logic explaining all Black Music, conveniently mishearing antisocial surrealism as social realism. Here sound is unglued from such obligations, until it eludes all social responsibility, thereby accentuating its unreality principle.
In CultStud, TechnoTheory and CyberCulture, those painfully archaic regimes, theory always comes to Music’s rescue. The organizations of sound is interpreted historically, politically, socially. Like a headmaster, theory teaches today’s music a thing or 2 about life. It subdues music’s ambition, reins it in, restores it to its proper place, reconciles it to its naturally belated fate.
In More Brilliant than the Sun the opposite happens, for once: music is encouraged it its despotic drive to crumple chronology like an empty bag of crisps, to eclipse reality in its wilful exorbitance, to put out the sun. Here music’s mystifying illogicality is not chastised but systematized and intensified –into MythSciences that burst the edge of improbability, incites a proliferating series of mixillogical mathemagics at once maddening and perplexing, alarming, alluring.
MythScience is the field of knowledge invented by Sun Ra, and a term that this book uses as often as it can. A sample from Virilio defines it very simply: ‘Science and technology develop the unknown, not knowledge. Science develops what is not rational.’ Instead of theory saving music from itself, from its worst, which is to say its best excesses, music is heard as the pop analysis it already is. Producers are already pop theorists: Breakbeat producer Sonz of a Loop da Loop Era’s term skratchadelia, instrumental HipHop producer DJ Krush’s idea of turntabilization, virtualizer George Clinton’s studio science of mixadelics, all these conceptechnics are used to excite theory to travel at the speed of thought, as sonic theorist Kool Keith suggested in 1987. TechnoTheory, CultStuds, et al lose their flabby bulk, their lazy, pompous, lard-arsed, top-down dominance, becoming but a single component in a thought synthesizer which moves along several planes at once, which tracks Machine Music’s lines of force.
Far from needing theory’s help, music today is already more conceptual than at any point this century, pregnant with thoughtprobes waiting to be activated, switched on, misused.
So More Brilliant than the Sun draws more of its purpose from track subtitles than from TechnoTheory, or even science fiction. These conceptechnics are then released from the holding pens of their brackets, to migrate and mutate across the entire communication landscape. Stolen from Sleevenote Manifestos, adapted from label fictions, driven as far and as fast as possible, they misshape until they become devices to drill into the new sensory experiences, endoscopes to magnify the new mindstates Machine Music is inducing.
More Brilliant than the Sun achievement, therefore, is to design, manufacture, fabricate, synthesize, cut, paste and edit a so-called artificial discontinuum for the Futurhythmachine.
Rejecting today’s ubiquitous emphasis on black sound’s necessary ethical allegiance to the street, this project opens up the new plane of Sonic Fiction, the secret life of forms, the discontinuum of AfroDiasporic Futurism, the chain reaction of PhonoFiction. It moves through the explosive forces which technology ignites in us, the temporal architecture of inner space, audiosocial space, living space, where postwar alienation breaks down into the 21st C alien.
From Sun Ra to 4 Hero, today’s alien discontinuum therefore operates not through continuities, retentions, genealogies or inheritances but rather through intervals, gaps, breaks. It turns away from roots; it opposes common sense with the force of fictional and the power of falsity.
One side effect of the alien discontinuum is the rejection of any and all notions of a compulsory black condition. Where journalism still insists on a solid state known as ‘blackness’, More Brilliant dissolves this solidarity with a corpse into a fluidarity maintained and exacerbated by soundmachines.
Today’s cyborgs are too busy manufacturing themselves across time-space to disintensify themselves with all the Turing Tests for transatlantic, transeuropean and transafrican consciousness: affirmation, keeping it real, staying true to the game, respect due, staying black. Alien music today deliberately fails all these Tests, these putrid corpses of petrified moralism: it treats them with utter indifference; it replaes them with nothing whatsoever.
It deserts forever the nauseating and bizarre ethic of ‘redemption’.
Afrodiasporic Futurism has assembled itself along inhuman routes, and it takes artificial thought to reveal this. Such relief: jaws unclench, as conviction collapses.
Where crits of CyberCult still gather, 99.9% ot them will lament the disembodiment of the human by technology. But machines don’t distance you from your emotions, in fact quite the opposite. Sound machines make you feel more intensely, along a broader band of emotional spectra than ever before in the 20th Century.
Sonically speaking, the posthuman era is not one of disembodiment but the exact reverse: it’s a hyperembodiment, wia the Technics SL 1200. A non-sound scientist like Richard Dawkins ‘talks very happily about cultural viruses,’ argues Sadie Plant, ‘but doesn’t think that himself is a viral contagion.’ Migrating from the lab to the studio, Sonic Science not only talks about cultural viruses, it is itself a viral contagion. It’s a sensational infection by the spread of what Ishmael Reed terms antiplagues.
Machine Music doesn’t call itself science because it controls technology, but because music is the artform most thoroughly undermined and reconfigured by technics. Scientists set processes in motion which swallow them up: the scientist’s brain is caught up in the net. Acid’s alien frequency modulation turns on its dj-producers Phuture and Sleezy D and begins to ‘stab your brain’ and ‘disrupt thought patterns’.
Yet in magnifying such hitherto ignored intersections of sound and science fiction – the nexus this project terms Sonic Fiction or PhonoFiction – More Brilliant than the Sun ends up with a portrait of music today far more accurate than any realistic account has managed. This is because most recent accounts of Black Music – those which form the dominant humanist strain in the commemoration of Black Music, its official histories – are more than anything wish fulfilments: scenarios in which Acid never existed, in which Electronic Jazz never arrived, in which the Era of the Rhythmachine never happened.
By contrast, More Brilliant is a mechanography, an omnidirectional exploration into mechano-informatics, the secret life of machines which opens up the vast and previously ususpected coevolution of machines and humans in late 20th C Black Atlantic Futurism.
Alien Music is all in the breaks: the distance between Tricky and what you took to be the limits of Black Music, the gap between Underground Resistance and what you took Black Music to be, between listening to Miles&Macero’s He Loved Him Madly and crossing all thresholds with and through it, leaving every old belief system: rock, jazz, soul, Electro, HipHop, House, Acid, Drum’n’Bass, electronics, Techno and dub – forever.
The mayday signal of Black Atlantic Futurism is unrecognizability, as either Black or Music. Sonic Futurism doesn’t locate you in tradition; instead it dislocates you fro origins. It uproutes you by inducing a gulf crisis, a perceptual daze rendering today’s sonic discontinuum immediately audibly.
The Futurist producer can not be trusted with music’s heritage. Realizing this, UK and US dance media spring forward, to maintain these traditions the producer always abandons. Media’s role is to defend an essence, by warding off all possible infections: journalists become missionaries no behalf of HipHop; the battle for the soul of Techno.
Which is why at Century’s End you tune into sensory frequencies undetectable to the happy tinnitus of good solid journalism. You are willingly mutated by intimate machines, abducted by audio into the populations of your bodies. Sound machines throw you onto the shores of the skin you’re in. The hypersensual cyborg experiences herself as a galaxy of audiotactile sensations.
You are not censors but sensors, not aesthetes but kinaesthetes. You are sensationalists. You are the newest mutants incubated in womb-speakers. Your mother, your first sound. The bedroom, the party, the dancefloor, the rave: these are the labs where the 21st C nervous systems assemble themselves, the matrices of the Futurhytmachinic Discontinuum. The future is a much better guide to the present than the past. Be prepared, be ready to trade everything you know about the history of music for a single glimpse of its future.

El grime nunca volverá a ser lo que era

Escuchando el “No Way Down” de Air France, y sí, es algo especial. Más directos, pop y emotivos que The Studio, menos ensimismados que Quiet Village, es un disco que ahora pega mucho, con la luz entrando poco por las persianas bajadas, las ventanas abiertas, la brisa. De hecho pega hasta la idea de imaginarse el vinilo girando y girando. Supongo que sería más interesante rascar en que es lo que no me deja llevarme con la música. Ahora tengo ganas de buscar el nuevo de Kevin Drumm.

Cine/Ideología/Crítica por Jean-Louis Comolli/Jean Narboni

De una propuesta crítica que se pretende consecuente tenemos derecho a esperar que delimite lo más rigurosamente posible su campo y sus medios de acción: el lugar en el que se sitúa, el ámbito que pretende estudiar, lo que la vuelve necesaria y lo que la hace posible. Y en ese ámbito y apuntando a ese ámbito, también la función que se propone realizar, su tarea específica.

En lo que a nosotros respecta, Cahiers du cinéma, hoy se nos impone esa definición global de nuestra posición y nuestra dirección. No es que sea estrictamente necesaria: de forma fragmentaria, textos recientes (artículos, editoriales, debates, respuestas a los lectores) pueden darla a leer, pero con cierta imprecisión y de forma accidental. Así pues, para nuestros lectores y para nosotros mismos se hace sentir la necesidad de una teorización de la crítica que practicamos, y de su campo, indisociablemente. No se trata de trazarnos un "programa" que nos enorgullezca proclamar, ni de atenernos a declaraciones y proyectos "revolucionarios". Se trata, por el contrario, de intentar una reflexión, no acerca de lo que "queremos" (querríamos), sino sobre lo que hacemos y podemos hacer. Reflexión cuya condición de articulación operativa es el análisis de la situación presente.

I. ¿Dónde?

A) Y para empezar, ¿de qué lugar hablamos? Cahiers es un grupo de trabajo, una de cuyas actividades(1) toma la forma de revista. Revista, es decir, un producto que conlleva un cierto volumen de trabajo (por parte de quienes la escriben y quienes la fabrican, e incluso de quienes la leen) y que se vende a un determinado precio. No disimulamos que un producto así está precisamente ubicado en el sistema económico de la edición capitalista (modos de elaboración, circuitos de difusión, etc.), y de todos modos hoy parece difícil que sea de otra manera, salvo que caigamos en la utopía de un "paralelismo" cuyo primer y paradójico efecto sería constituir, junto al sistema del que pretende escapar, un falso afuera, un "neo-sistema" que se ilusione con su poder de anular lo que se contenta con negar (purismo idealista), pronto amenazado por su "modelo"(2). Contra este "paralelismo" unívoco, que actúa sobre un único borde -externo- de la herida (cuando consideramos que el apoyo debe hacerse en los dos bordes), y la amenaza de una conjunción en un infinito pronto al alcance, planteamos que hemos elegido la disyunción en lo finito.

Una vez planteado esto, la pregunta es: ¿cuál es nuestra actitud respecto al lugar en que nos encontramos situados? Puesto que la mayor parte de los filmes producidos y distribuidos en Francia (a decir verdad, todos, al margen del medio elegido para su estreno) lo han sido, como la mayoría (todos) de los libros y revistas, gracias al sistema económico capitalista y en el marco de la ideología dominante, se trata de saber, para estos filmes, y para esos libros y revistas, si se limitan a dejarse atravesar tal cual por esa ideología, a ser un lugar de paso, la meditación transparente, el lenguaje elegido, o bien si intentan operar un retorno y una reflexión, intervenir en ella, hacerla visible tornando evidentes sus mecanismos: bloqueándolos.

B) Porque el lugar en el que jugamos es el campo del cine (Cahiers es una revista de cine)(3); y más exactamente, lo que tenemos que estudiar es el film, en su historia: su producción, su elaboración, su distribución(4), su lectura.

La cuestión es plantearse: "¿qué es una película hoy en día?", y no (ya no) sólo: "¿qué es el cine?". Y menos teniendo en cuenta que acerca de "el cine" no se ha constituido un saber, un conocimiento teórico (al que pretendemos contribuir) que colme con un concepto este término vacío. Y para una revista de cine la pregunta es también: ¿qué trabajo hay que desarrollar en este campo, constituido por las películas? Y para los Cahiers en concreto: ¿cuál es nuestra función específica en ese campo, qué es lo que debe marcar nuestra diferencia con las otras "revistas de cine"?

II. Las películas

¿Qué es una película? Por una parte, un cierto producto elaborado en un sistema económico preciso, que cuesta trabajo(dinero) -ni siquiera los filmes "independientes" o del "nuevo cine" escapan a esa determinación económica-, asociando para ello un cierto número de trabajadores (entre ellos el "director" que, en última instancia, ya se trate de Gérard Oury o de Luc Moullet, sólo es un "trabajador del film"), y convertido así en mercancía, valor de cambio, al venderse en forma de entradas o contratos: mercancía determinada entonces por los circuitos de "recuperación de la inversión", distribución, difusión, etc. Por otro lado y por consiguiente, un producto determinado por la ideología del sistema económico que elabora y vende los filmes y, en el caso de las películas realizadas y vistas en Francia, la ideología del capitalismo(5).

Aunque ningún film puede escapar por sí mismo al hecho económico de su elaboración y difusión (repitámoslo: incluso los filmes que se pretenden "revolucionarios" en el plano de las formas o mensajes no pueden -de golpe y radicalmente- cambiar el sistema económico: pervertirlo sí, desviarlo, desnaturalizarlo parcialmente, pero no negarlo, conmocionarlo de arriba abajo; la reciente actitud de Godard al afirmar que no quería trabajar en el "sistema" no le evita tener que trabajar en otro sistema que no es sino reflejo del primero: el dinero no se recaba en los Campos Elíseos, sino en Londres, Roma o Nueva York, el film no es explotado por los monopolios de la producción, pero se rueda con película del monopolio Kodak, etc.), aunque tengamos que tratar con esa inserción económica del film en un factor de determinación constante, las películas que, a través de esta determinación económica, se engloban en la ideología dominante y enseguida constituyen piezas de un puzzle ideológico (extremadamente coherente en sus fragmentos al estar ciego acerca de sí mismo), pueden desempeñar roles diferentes, reaccionar de manera distinta.

La tarea de la crítica consiste entonces en manifestar esas diferencias, estudiar las situaciones particulares de los filmes en el interior del vasto campo de la ideología, uno de cuyos nombres es "cine" o "arte", ayudar (el resultado no se obtiene mágicamente, de una vez, mediante el abuso de autoridad de decisiones repentinas: acontece lenta, duramente) a su transformación.

De paso, señalemos algunos puntos sobre los que habrá que volver: todo film es político, en la medida en que está determinado por la ideología que lo engendra (o en la que ha sido engendrado, lo que forma parte de lo mismo). Determinación tanto más importante en cuanto que el cine pone en juego, al contrario que otras artes o sistemas ideológicos, importantes fuerzas económicas en el propio nivel de su elaboración (y no sólo de su distribución, publicidad y venta, ámbitos en los que el cine no tiene nada que envidiar a la "literatura", a la mercancía "libro"). Sabemos que el cine, "de un modo completamente natural", ya que la cámara y la película se conciben con este objetivo (y en la ideología que impone este objetivo) "reproduce" la realidad. Pero esta "realidad" susceptible de ser reproducida fielmente, reflejada por instrumentos y técnicas que por otra parte forman parte de ella, es completamente ideológica. En este caso, la teoría de la "transparencia" (el clasicismo cinematográfico) es eminentemente reaccionaria: no es el mundo en su "realidad concreta" lo que es "aprehendido" por (o más bien que impregna a) un instrumento no intervencionista, sino el mundo vago, no formulado, no teorizado, no pensado, de la ideología dominante. Los lenguajes a través de los que el mundo se habla (de los que forma parte el cine) constituyen su ideología en el sentido de que el mundo se ofrece tal como de hecho es vivido y aprehendido bajo el modo de la ilusión ideológica, según la estricta descripción althusseriana: '"Las ideologías' son objetos culturales percibidos-aceptados-padecidos, y actúan funcionalmente sobre los hombres mediante un proceso que se les escapa [...]. En la ideología los hombres expresan, en efecto, no sus relaciones o condiciones de existencia, sino el modo en que viven su relación con sus condiciones de existencia: lo que supone a un tiempo una relación real y una relación 'vivida', 'imaginaria'". Así, desde el primer metro de película impresa, el cine está hipotecado por esa fatalidad de la reproducción no de las cosas en su realidad concreta, sino refractadas por la ideología; y este sistema de la representación se manifiesta en todas las fases de la elaboración del film: temas, "estilos", sentidos, tradiciones narrativas repiten el discurso ideológico general. Así, la ideología se representa a sí misma mediante el cine. Se muestra, se habla, se enseña en esta representación de sí misma. Conociendo la naturaleza del sistema, que lo convierte en instrumento de la ideología, la tarea más importante del cine consiste en cuestionar el propio sistema de representación: cuestionarse a sí mismo en tanto cine a fin de provocar un desfase o una ruptura con su función ideológica.

Según esta exigencia las películas se dividen en:
A) Una primera categoría, la más vasta, está compuesta por los filmes que se sumergen enteramente en la ideología, la expresan, la vehiculan sin distancia ni perversiones; le son ciegamente fieles y están especialmente ciegos acerca de esa misma fidelidad.
Digamos que la mayoría de las películas (tanto los filmes "comerciales" como los "ambiciosos", los "modernos" como los "tradicionales", los de "arte y ensayo" como los de los "campos elíseos", los "jóvenes" como los "viejos", todos los filmes, ya lo hemos dicho, son mercancías y, por lo tanto, objetos de comercio, incluidos los que sostienen explícitamente un discurso político: por ello la noción de cine "político", hoy ampliamente difundida (6), debe ser rigurosamente especificada) son precisamente los instrumentos "inconscientes" de la ideología que los produce; la reproducen cotidianamente.

Semejante adecuación se expresa, en primer lugar, por la nivelación -repetición de la adecuación- entre la "demanda" de un público y la "respuesta" económica: la práctica ideológica, en continuidad directa con la práctica política (se trata de un hecho científicamente establecido, no de una hipótesis), reformula la demanda social, añadiéndole un discurso. La ideología se expresa: tiene preparadas sus respuestas, a las que proporciona falsas preguntas. (Esto significa que, efectivamente, hay "demanda" de un público, es decir, demanda de la ideología dominante en una sociedad, ya que es esta ideología la que para justificarse y perpetuarse crea la noción de "público" y la de sus gustos, "público" que sólo puede expresarse a través de los modos de pensamiento de la ideología, funcionando, a partir de ese momento, en el esquema del circuito cerrado, del espejismo especular.)

Por otra parte, en el mismo sentido, en el nivel de los procesos de constitución de las formas, esta confirmación/demanda (esta adecuación) se repite con la aceptación total en estos filmes del sistema de representación. Es el triunfo del "realismo burgués", del arsenal de la seguridad, de la confianza ciega en la "vida", del humanismo, del "sentido común", etc. Hasta tal punto que así es como llegamos a definir aproximadamente las películas que pertenecen a la categoría "comercial": no por la cifra de sus ingresos, sino por la inocente ausencia en todas las fases de su elaboración del más mínimo cuestionamiento de la naturaleza representativa del cine. Nada en estos filmes viene a romper la adecuación y la fascinación porque, de manera muy tranquilizadora, la ideología se expresa como tal en ellos, y además se habla a sí misma, sin ningún desfase. Podemos decir entonces que no hay ninguna diferencia entre la ideología de la sala y la del film.

Así pues, podremos asignar, como tarea complementaria para la crítica de cine, el hecho de dar cuenta, en ciertos casos, de semejante adecuación (a todos los niveles) entre productos de la ideología y del sistema ideológico, y analizar a título de ejemplo el éxito de los filmes de Jean-Pierre Melville, Gérard Oury o Claude Lelouch como monólogos de la ideología que se relata a sí misma.

B) Una segunda categoría es la de las películas que operan una doble acción en su inserción ideológica. En primer lugar, una acción directamente política: al nivel de los "significados", por el tratamiento explícitamente político de uno u otro tema (tratar -no en el sentido de extender, redondear, parafrasear, sino transitivamente: acción sobre- un tema explícitamente político que constituya una reconsideración crítica sobre la ideología y que suponga un trabajo teórico que sea el absoluto contrario de lo ideológico); acto político obligatoriamente vinculado, para tener alguna eficacia, a una deconstrucción crítica del sistema de representación. En el nivel del proceso de constitución de las formas, películas como Nicht versöhnt... (Straub/Huillet, 1965), The
Edge (Robert Kramer, 1968) o Terra em transe (Glauber Rocha, 1967), operan un cuestionamiento de la representación cinematográfica (y marcan una ruptura con la tradición constitutiva de esa representación).

Repitamos que sólo esta doble acción (en el nivel de los "significados" y en el de los "significantes") (7) tiene alguna oportunidad de ser operativa contra (en) la ideología dominante: acción doble, indisoluble, económico-política/formal.

C) Otra categoría (en la que la misma acción doble se efectúa como "a contracorriente"): aquella cuyos filmes no tienen un significado explícitamente político sino que, de alguna manera, "llega a serlo"; se encuentra re-producido como tal mediante el trabajo crítico "formal" (8) que se efectúa sobre ella: así, Méditerranée (JD. Pollet / V. Schlondorff, 1963), El botones (The Bellboy; Jerry Lewis, 1960), Persona (Ingmar Bergman, 1966)... Para Cahiers, estos filmes (B y C) son lo esencial del cine y conforman lo esencial de la revista.

D) Cuarto caso: las películas (cada vez más numerosas) con un "contenido" político explícito (Z [Costa Gavras, 1969] no es el mejor ejemplo, ya que en él la política se presenta, desde el principio, irrevocablemente, de manera ideológica; habría que citar más bien Le Temps de vivre [Bernard Paul, 1969]), pero que de hecho no operan una verdadera crítica del sistema ideológico en el que están inmersos, pues adoptan, sin cuestionarlos, el lenguaje y los modos de figuración. Será importante que la crítica cuestione el alcance de la crítica política pretendida por estos filmes: si expresan, refuerzan o repiten aquello que creen denunciar, si se encuentran atrapados en el sistema que pretenden desmontar... (véase: A).

E) Quinto: las películas aparentemente representativas de la cadena ideológica a la que parecen sometidas pero en las que, gracias al verdadero trabajo que se opera por y en el film, se instala un desfase, una distorsión, una ruptura entre las condiciones de aparición (el proyecto ideológicamente reconciliador –o incluso francamente reaccionario- o débilmente crítico) y el producto terminal: la ideología no traslada tal cual las intenciones del autor en el film (estos filmes, inconsistentes, no nos importan), sino que encuentra obstáculos, ha de desviarse, malograrse, verse expuesta, mostrada, denunciada por la trama fílmica en la que está atrapada y que juega en su contra, dejando ver sus límites, pero al mismo tiempo también lo que los transgrede, forzada por el trabajo crítico, trabajo que habrá que revelar con una lectura oblicua, sintomática, penetrante, más allá de la aparente coherencia formal del film, sus desfases, sus errores, errores que una película anodina es incapaz de provocar. La ideología pasa a ser un efecto del texto, no persiste tal cual, sólo el trabajo del film permite su presentación, su exposición. Es el caso, por ejemplo, de muchos filmes hollywoodienses que, aun estando completamente integrados en el sistema y en su ideología, acaban efectuando un cierto desmontaje desde el interior. Hemos de saber entonces lo que hace posible la influyente autodesignación de la ideología en estos filmes: si se trata simplemente del proyecto generoso de un cineasta "liberal" (caso en el que la recuperación por la ideología es inmediata y definitiva) o si, de manera más compleja (véase más arriba), la articulación por parte del film de un determinado número de mecanismos de la figuración no llega a producir efectos de desfase y ruptura, erosionando no la ideología que preside el film (por supuesto) sino su reflejo en la película, la imagen que se da de sí misma (obras de Ford, Dreyer, Rossellini, por ejemplo).

Respecto a esta categoría de filmes, sobre los que hoy se ejerce el más fácil terrorismo, nuestra postura es clara: al ser ellos mismos la mitología de sus mitos, no necesitan que un juicio, despreocupado de su trabajo crítico propio (aun cuando no está inscrito en el proyecto inicial), lo haga en su lugar rechazándolos con desprecio. Nos parece más importante señalar este trabajo en la práctica.

F) Películas que remiten al "cine directo", primer grupo: aquellas, las más numerosas, que se constituyen a partir de acontecimientos o reflexiones políticas (sociales), pero que realmente no se diferencian de la producción no política en la medida en que no cuestionan el cine como sistema ideológico de representación, y describen así las huelgas de mineros en el mismo sistema formal que Les Grandes familles (D. de la Patellière, 1958). Ilusión mayor, fundamental, del cine: creer que una vez roto el filtro ideológico de las tradiciones narrativas clásicas (dramaturgia, construcción, dominación de los componentes, cuidado plástico) la realidad se ofrecerá en su "verdad", cuando se ha roto un solo filtro, y no el más importante: la realidad no contiene su propio conocimiento, su teorización, su verdad, como el fruto el hueso, sino que estos deben ser producidos (según la estricta distinción marxista entre "objeto real" y "objeto de conocimiento"): véase Chiefs (Richard Leacock, 1968) y no pocos filmes de Mayo del 68.

Razón por la que este "cine directo" recurre, para expresar su función y sancionar sus "éxitos", a la misma terminología idealista que la utilizada por el cine más concertado: "precisión", "sensación de lo vivido", "instantes retratados al natural", "momentos de verdad intensa", "transparencia" y finalmente: fascinación. Recurso a la noción mágica de "mirada", en la que la ideología se muestra para no denunciarse, se contempla y no se critica.

G) Películas que remiten al "directo", segundo grupo: aquellas que, no satisfechas con la "mirada que horadaría las apariencias", asumen el problema de la representación activando el material fílmico, desde entonces productor de sentido, y no receptáculo pasivo de significaciones que se producirían fuera de él (en la
ideología): Le Règne du jour (Pierre Perrault, 1967), La Repríse du
travail des Usines Wonder (Jacques Willemont, 1968).

III. Función crítica

El campo de nuestra actividad crítica está definido por estas películas inmersas en la ideología, por sus relaciones con ella, por las diferencias entre esas relaciones. De ese campo delimitado con precisión emanan cuatro funciones: 1) para los filmes de la categoría a), dar cuenta de aquello por lo que son ciegos: su determinación total, su moldeado por la ideología. 2) Para los del tipo b), c) y g), proceder a una doble lectura, llamando la atención sobre la doble operación reflexiva desarrollada por el film: en los significados y en los significantes. 3) Para los del tipo d) y f), mostrar hasta qué punto los significados (políticos) se encuentran siempre debilitados, "justificados" por la ausencia de un trabajo técnico/teórico sobre los significantes. 4) Para los del grupo e): señalar la diferencia ideológica producida por el trabajo del film, y el trabajo mismo.

Cuádruple función que determina una crítica que no pretende ser ni "especulativa" (comentario, exégesis, incluso desciframiento) ni "vana" (habladurías de los funcionarios de la crítica), ya que está fundada en el estudio y en la comparación de los datos fehacientes que presiden la producción (economía, ideología, demanda-respuesta) y de aquellos otros, igualmente tangibles, de la producción de sentido y de las formas en la película.

Continuando la tradición tenaz y perseverante de escritos inútiles, evanescentes, innombrables, sobre el cine, el análisis cinematográfico está hoy masivamente determinado por presupuestos idealistas, condenado de manera cada vez más errática al empirismo. Tras una fase necesaria, pero necesariamente superable, de retorno al film en la materialidad de sus elementos, en sus estructuras significantes, en su organización formal (cuya primera piedra ha sido puesta por André Bazin [...]), la única dirección posible de la crítica pasa por, apoyándose en las indagaciones teóricas de los cineastas rusos de los años veinte (Eisenstein en primer lugar), intentar la elaboración y aplicación de una teoría crítica del cine, un modo específico de aprehensión de objetos rigurosamente determinados, según el método del materialismo dialéctico.

Precisemos, si es necesario, que la "política" de una revista no puede -ni debe- ser corregida por una operación "inmediata", y mágica, sino por un trabajo que ha de proseguir mes tras mes. Evitemos toda espontaneidad y precipitación "revolucionaria" en nuestro campo. Así pues, en la fase presente, no puede tratarse de la proclamación de una verdad revelada (mito de la mutación milagrosa, de la "conversión"), sino de la afirmación de un trabajo en curso, en relación al cual tendrá que definirse, implícita o explícitamente, cada uno de los textos aquí publicados.

Señalemos brevemente cómo se insertan en esta perspectiva los diversos componentes de la revista. Evidentemente, este trabajo se efectúa sobre todo en los textos teóricos y en las críticas (la distinción entre unos y otras tiende a desvanecerse cada vez más, éstas no se proponen hacer recuento de las virtudes y defectos -del valor- de una película cuya actualidad nos obligaría a mencionar, ni, como hemos podido leer en una declaración jocosa, "darle bombo al producto"). Por el contrario, en lo que respecta a las entrevistas, pero también al "Petit Journal" y a la "Liste de films", donde la función informativa a menudo prima sobre la función teórica, corresponde al lector establecer cuándo se marcan (o no) distancias, y qué tipo de distancias. •

© Cahiers du cinéma, n° 216. Octubre, 1969

Traducción: Antonio Francisco Rodríguez Esteban

NOTAS
(1) He aquí algunos otros: difusión, presentación y discusión en provincias y en la periferia, elaboración de películas, sesiones de trabajo teórico (véase el artículo
"Montage", Cahiers du cinéma n° 210; Marzo, 1969)...
2) 0 tolerado, y por lo tanto amenazado por la propia tolerancia. ¿Es necesario insistir en la técnica probada de los sistemas secretamente represivos, consistente en procurarse "márgenes" contestatarios cuya vigilancia se descuida? Actitud doblemente eficaz: para unos ofrece el aval de la tolerancia, para otros la buena conciencia de la clandestinidad.
3) Campo que conviene no separar de otro campo Infinitamente más vasto, en el que el desafío político es evidente. Tan sólo insistir en el campo preciso de la práctica social compleja y, en este texto, responder a razones operativas precisas.
4) Problema que es importante plantear teóricamente y no dejar a iniciativas dispersas: no lo incluimos en este texto, pero pronto volveremos sobre el tema,
5) "Ideología capitalista": el uso que haremos de este término en el texto (para su claridad), sin especificar más, no debe entenderse como signo de la ilusión de que existe cierta "esencia abstracta": sabemos que está histórica y socialmente determinada, omnipresente en tal período y lugar, variable en la Historia.
6) Así como la categoría de cine "militante", hoy perfectamente vaga e Indeterminada. Es necesario a) especificar rigurosamente la función que se le atribuye, la intención y el efecto esperados (información, alerta reflexión crítica, provocación "de la que siempre saldrá algo"...), y sobre quién; b) precisar en qué línea política estricta se hacen y exhiben estos filmes, y no limitarse a la vaga calificación, cajón de sastre, de "revolucionarios"; c) anunciar si, en estos términos, se propone una actividad donde la práctica del cine sería el pariente pobre, en la Ilusión de que cuanto menos se ejerza mayor será la fuerza y transparencia del efecto "militante". Todo ello para evitar, por ejemplo, las contradicciones del "cine paralelo", hundido indefinidamente en el problema de saber si debe incluir en esta categoría a las películas underground, con el pretexto de que su relación con la droga o el sexo, su preocupación formalista, son o no susceptibles de instaurar nuevos modos de relación film-espectador.
7) No ocultamos lo que la distinción entre ambos términos, aquí meramente operativa puede tener de estática y simpliflcadora, especialmente en el caso del cine, donde frecuentemente los significados no son sino el producto de permutaciones significativas y dependientes del juego de las lexías.
8) Tentativa que no equivale a una salida Improbable, mágica, del "sistema representativo" (especialmente dominante en el cine), sino a un trabajo riguroso, minucioso, intensivo sobre esta representación, sus condiciones de posibilidad, los mecanismos que la justifican: la manifiestan ai designarla, disponerla, interpretarla (hacer uso de ella para desbaratarla). Trabajo no reductible (si puede comprenderlas) a las meras "alteraciones de la sintaxis cinematográfica", cuya operación reivindica periódicamente el ínfimo film no cronológico en virtud de una indecisa "modernidad". Sin constituir "modelos", películas tan rigurosamente cronológicas como El ángel exterminador (Buñuel, 1962) o Chronik der Anna Magdalena Bach (Straub/Huillet, 1967) pueden en este sentido practicar un trabajo subversivo, ahí donde tanto film de cronología desmembrada oculta, de hecho, una escritura naturalista. Asimismo, contar con que la Interferencia perceptiva (intención subliminal, alteraciones diversas de la película) basta para exceder los límites de la representación, es no haber meditado el fracaso del Intento, de tipo letrista o "Zaoum", de devolver a la lengua su infinitud creando palabras desprovistas de sentido u onomatopeyas inéditas: en uno y otro caso, alteración de la capa más superficial del lenguaje, creación Inmediata de un código de lo imposible, desde entonces irreductiblemente rechazado, no transgresor.

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