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La promoción de Nintendo DS que protagonizan en conjunto o por separado las chicas de Girls Aloud (número uno esta semana en la lista de singles británica con “The Promise) condensa todo aquello en lo que, según mi opinión, han errado durante su evolución: personas interrumpiendo la música.

Hoja de resultados

Producto directo de las entradas anteriores: ni he leído “L’intrus” de Jean-Luc Nancy, ni he visto la película de Claire Denis, ni tampoco me he abalanzado sobre “La sonrisa de la medusa” de Cixous. Los tres libros que tengo comenzados sin ser mirados en todo el día. Solo contando con aquello que hago en mi tiempo libre. Todo postergado. El presente como una suma de esperas.

Un ejercicio práctico



Admito que me las había apañado estupendamente hasta esta tarde para evitar escuchar cualquiera de las canciones que ha interpretado Selena Gomez para las bandas sonoras de películas que protagoniza o no. En la práctica suelen tener más significado una vez que se ha creado un concepto de marca en forma de carrera discográfica. Entonces son caminos no transitados, futuros posibles. Ahora son aperitivos a algo que puede no materializarse nunca. En cualquier caso, los estadios han sido los siguientes durante esta tarde:

1. “La canción suena exactamente como uno imaginaba que sonaría.” El estilo de producción, los sonidos y las estructuras escogidas, la sensación de que no es necesario saber cantar (lo que signifique “saber cantar”), ya que parece frasear hasta la llegada del estribillo, etc. El argumento de “suena a plástico como si cantara la Barbie que realmente es”. Es decir, no me sorprende, no me parece decir nada nuevo. Puedo reconocer elementos tomados de aquí y allá, diciendo que ya los había escuchado con más gracia. Suena un tanto desesperado, creo que no es gran cosa.

2. “Creo que me gusta eso de ahí.” Los acordes pulsados marcando ritmo y tensión en el sintetizador durante el estribillo que desembocan en relajo al final de este, los coros en las partes “tranquilas”, las texturas de guitarras de sonido masticado, en arañazos breves o acordes resonantes como manda el sonido nuevaolero mainstream mientras ella oscila entre lo estático (el título de la canción) y la velocidad tratando de introducir más palabras dentro de los espacios, el placer simple de ver como alguien sabe manejar los códigos de este tipo de canciones. Sigue sin matarme, pero puedo disfrutar de ello.

3. “Está bien pero no está bien”. Creo que lo disfruto. Al menos, lo reproduzco con asiduidad. Puedo encontrar relaciones directas o por homología con otras canciones, otros intérpretes que respeto o admiro con mayor vehemencia. Puedo fantasear colocándolo en distintas posiciones e intensidades dentro de un continuo de acontecimientos, más o menos cerca del centro, en las afueras o en relación de proximidad con este. Sí, cumple una función.

El ejercicio debería comenzar ahora: olviden la canción y olviden a la niña de Disney. Imaginen un tema de un artista que desconozcan de un estilo cual se quiera del que disfruten activamente como oyentes. ¿El proceso de abatimiento, reconocimiento y juicio aproximado es similar? ¿La escucha realmente es “activa” o es un simple descansar en patrones y significantes con un valor emotivo en lo personal?

Escuchando a Hudson Mohawke

Montones de cosas dando vueltas en mi cabeza. Hoy he comenzado a escuchar una serie de podcasts del tipo “aprenda el japonés”. Me deberían parecer una ridiculez, ya que no enseñan ni gramática ni la escritura y el significado de los ideogramas (no sólo kanjis), pero por algún lugar tengo que empezar. Tengo que matricularme en una academia, tengo que asistir a clases y comenzar a desempolvar libros de cálculo matemático. Tengo que cambiar de dieta (por prescripción médica), hacer ejercicio, cambiar de hábitos. De darse dichos cambios, el concepto bajo el que han funcionado los blogs que he escrito durante los últimos años deja de ser funcional y el ritmo que me imponen es incompatible. No es necesariamente una idea que aparezca en este momento. Llevo todo el año tratando de desgastarme hasta sentir la necesidad de parar, de no tener nada que escribir. También todo el año ha sido un continuo ir y venir de debilidades, fracasos, evaluaciones sobre lo que hacía, pensaba, opinaba, tratar de escribir una entrada en el blog de la que sentirme satisfecho para a continuación olvidarla y pensar que todo lo que aparece aquí más o menos se puede reducir a la palabra “basura”. Y sin embargo sigo escribiendo, aunque la idea de perder horas y horas delante del teclado tanteando entre las sensaciones tratando de reducirlas a los elementos teóricos, siempre publicando los andamios y completando el proceso durante las semanas siguientes, es un coste que no debería permitirme. Alguien colgó el rip del DVD con todos los videoclips de Morning Musume hasta comienzos de este año. Aparte de no recordar en mucho tiempo algo que provocara tantos gestos de quedarse con la mandíbula desencajada o repetir de manera continuada la expresión “Madre mía”, también apareció otra cosa. El grupo comenzó a finales de 1996, así que en cierto sentido existe en paralelo al tiempo desde el que llevo leyendo prensa musical. No es tanto la idea de que ese nombre no aparezca en ninguna prensa “respetable” en dicho tiempo. No es MM el mejor ejemplo, pero es la persistente sensación que uno tiene de que está demasiado obcecado en determinadas batallas y escondido bien hondo en trincheras de música que uno consume pensando que es aquella que le gusta, aunque le esté haciendo perderse cosas mucho más interesantes e importantes que están sucediendo en esos mismos días. Uno de los problemas que tengo con muchas listas que tratan de resumir el pasado, no tanto un año como una década, es que la mayoría solo refuerzan una idea más o menos ya aceptada de lo que sucedió en aquella época, cuando mi experiencia vital indica justo lo contrario. Rockdelux llenaba páginas y páginas de grupos de guitarras que serían el futuro de la música mientras la vida del 2step, esos cinco vibrantes, torrenciales en su evolución, años se consumían en dos artículos de una cara en su revista anual de música electrónica. Ya. Lo mío es manía. Pero no es tanto la cabecera que nos quiere descubrir el futuro como la radical diferencia que supone el paso del tiempo sobre estos textos. Resulta divertido en verdad, recordar en toda su extensión la crítica que en su momento se publicó sobre “Energy Flash” de Simon Reynolds, ahora que toda la historia de la electrónica parece resumirse en aquel libro: “interesante pero superficial”. Lo hacían dentro de una pieza más larga sobre los orígenes del house, pero esa es la única mención que recuerdo en cerca de una década. Pero no se reduce a eso. Llevo todo el año trabajando en la elaboración de mi lista de lo mejor del año (al menos para mi) y estoy en un momento en que todo parece estar equivocado, en el que pienso a la vez que nadie va a seleccionar esos discos o que me he acomodado y me estoy perdiendo la música más interesante por descansar en mis nichos, filtros y fuentes de información habituales. Por cierto, viendo el DVD me quedé enganchado a este single, balada melancólica doblemente articulada sobre las tensiones generadas por los desplazamientos sociales desde el campo a la ciudad y los efectos del distanciamiento en la relación madre-hija.

Sí. Hudson Mohawke. El single se puede comprar en formato FLAC o MP3 en Boomkat, y como suele ser habitual, los samples que disponen para hacerse una idea de cómo suenan son los cortes en toda su extensión (y sí las señales cada 30 segundos). Cuando uno ve una entrada en un blog de The Guardian sobre “aquacrunk”, ya saben ese nombre que era una broma, uno comienza a sentir en esta selección de la escena, en este preciso momento donde se establece un canon, como a la vez se comienzan a dibujar con la misma decisión la sombra del estereotipo en la que toda la creatividad naufragará próximamente. El primer corte no tiene ninguna de las características previsibles de la escena. Suena un teclado, quizá a la manera de un clavicordio y una voz femenina canta como si se tratara de un lied, quizás de sonoridad más próxima a una música post-minimalista que clásica, pero evocando ese tipo de atmósfera. Pero hay manipulaciones de la pista vocal, aceleraciones, cortes dentro de las palabras, sucesiones y encadenamientos de sílabas formando nuevos idiomas, mientras todo crece sobre una nube de chasquidos y breves figuras electrónicas, a veces sólo notas de un pad resonando. Aparecen elementos que podrían recordar al sonido de flautas. La pista melódica del clavicordio no es única, se superpone como la voz. Ahora desaparece y nos quedamos con los fragmentos, sí, la famosa estética fragmentaria, salvo que en vez de usar el efecto tradicional del hiphop, la unión de elementos sonoros de elementos de distancia procedencia, musical, histórica, de su propia presencia, los fragmentos son los de las pistas melódicas apareciendo fantasmagóricas sobre un hilo de feedback, jugando con la tensión de la posible vuelta a una normalidad que en un principio parecía desasosegante. El segundo corte parece comenzar con sonidos más habituales, bombos, sonidos más próximos a la paleta de un disco próximo al ambient contemporáneo, encadenamientos de delays en forma de sonidos que se encallan fluctuando por el campo del estéreo, los chasquidos, colchones musicales que oscilan entre lo audible, lo harmónico y el sonido licuado, el entrevela clásico. De nuevo la estética fragmentaria. Es como una suerte de “Concret pH” de Iannis Xenakis con materiales y formato pop. En otras me recuerda atmósferas de según que discos de Tortoise o de Fennesz. Según la crítica de Boomkat, el tercer corte es electro funk del año 2030. También es el tema más convencional, más definido, suponemos que también más “futurista”, al menos donde se muestran con más claridad los significantes que parecen representar dicho concepto. El disco acaba. Realmente nunca se que opinión tener sobre estos discos de electrónica “fina”. Es la escucha repetida el que acaba mostrando la lógica o su ausencia, los matices y su trabajo, la tosquedad, la falta de cosas que decir, el ejercicio de estilo con o sin sustancia, etc. De todos modos una buena carta que jugar para mostrar al menos la versatilidad de uno de los que ya son estandartes de la estúpida etiqueta, alejándose de su gusto (no irónico) por el R&B mainstream y la posible ampliación del tipo de paisajes a explorar, además de un claro guiño a la crítica “seria”. El playlist ha terminado hace rato, pero la señal sigue sonando periódicamente.

Cosas supuestamente divertidas de las que no debería disfrutar (tanto):

La reunión de Orange Juice (ya que no he escuchado los discos).

Reunión de bandas hardcore de los noventa para la presentación de un libro sobre la escena según Billboard(cuyos nombres no me suenan de nada).

Los primeros rumores sobre la muerte del formato Blu-ray (del que no he disfrutado).

Alexander Kluge adaptando al cine "Das Kapital"
* (que no he leído).

* El link es para señalar la fuente, el texto es el siguiente:

German filmmaker Alexander Kluge has been at work filming Marx’s magnum opus Das Kapital (1867). The Frankfurter Allgemeine Zeitung’s Stefan Grissemann spoke with Kluge about his massive project—Nachrichten aus der ideologischen Antike (News from the Ideological Antiquity)—which will appear mid-November with the publishing house Suhrkamp as a DVD box with ten hours of viewing. Inspired by Sergei Eisenstein’s own unrealized plans to transform Marx’s main work into film, Kluge referenced Eisenstein’s voluminous notes and sketches to realize his own project, which also derives from notes, clippings, and interviews with writers Hans Magnus Enzensberger and Dietmar Dath, actress Sophie Rois, and philosopher Peter Sloterdijk, among others. “The revolution may be dead,” writes Grissemann. “As a film idea, it remains alluring. In Marx, we have a scout who can lead us through a highly complex world and back into antiquity,” said Kluge. To capture the destructive power of money, the filmmaker focuses on the Wall Street crash of 1929. “It’s not just about providing an artistic answer to this crisis but also a literary one,” Kluge told the FAZ.

Persistencia del deseo

Durante una conversación con un amigo, me planta un sobre en las manos para que descubra cual es su contenido. Tres entradas de concierto, una para Oporto, otra para Leipzig y la última para Berlín. Además añade que seguramente seguirá al grupo durante su gira española cuando se anuncien las fechas, y quizás alguna más, dependiendo de las circunstancias. Me llama la atención la diferencia de fechas entre las actuaciones en Alemania (dos días aunque avisa de que si hay lleno puede aparecer una segunda fecha). Ya saben, de repente, surge la idea de algún lugar oscuro de mi cabeza. Ya saben “ya que estás allí y si no tienes nada que hacer podrías conseguirme…”. Suena un poco ridícula. Era como cuando, sin internet uno necesitaba buscar en ciudades grandes la prensa y revistas extranjeras, o si alguien viajaba a Gibraltar pudiera encontrar alguna de las revistas británicas de más difícil circulación. En todo caso no se trata de comprar nada, simplemente es un proceso de documentación de un par de lugares, mitificados en mi cabeza, contemporáneos, de probada y amplia repercusión en círculos especializados, en los que es posible nunca ponga un pie. Hard Wax y Berghain. La construcción de una emoción a partir de la recreación de un espacio que no se ha habitado. La búsqueda de una sensación indescriptible, como la que se tiene viendo una película. Una sensación de plenitud e incertidumbre, de posibilidad dentro de un muro de desconocimiento sobre aquello que puede suceder, el presente suspendido. En realidad, no acaba en la búsqueda, el objetivo es la posesión, el decir que esa sensación prestada, esa salpicadura que llega desde la pantalla es algo que uno tiene dentro de sí, algo que puede lograr. En retrospectiva sobre todo el segundo destino resulta particularmente humorístico al imaginarlo como una visita breve. ¿Harían fotos a la gente teniendo sexo en las esquinas?



No tengo tiempo para nada. No estoy escuchando nueva música. Ahora mismo mi concepto de diversión gira en picotear en tres o cuatro libros mientras tomo notas. Sad but true. (¡Vivan SKE48!)





Verdaderas ganas de que voten de una dichosa vez.










Hoy traemos algo que no podrán comprar en tiendas. No recordamos si alguna lo estuvo, es probable, pero conociendo la forma de llevar los negocios de La Monte Young y Marian Zazeela, es probable que no vuelva a estar disponible hasta la muerte de ambos integrantes de la pareja. Este DVD, es además el material que suelen usar para las instalaciones comisionadas a museos. En la página de la MELA Foundation , podrán encontrar encendidos elogios sobre la obra en cuestión. Aquí añadimos el concienzudo análisis que de “The Well Tunned Piano” hizo Kyle Gann para Perspectives of New Music. En el archivo titulado resto, una vez descomprimido podrán encontrar la carpeta donde albergar los archivos de imagen. Como podrán comprobar necesitarán un DVD9 para poder grabarlo.
1+ 2+ 3+ 4+ 5+ 6+ 7+ 8+ Resto



Algo a lo que uno deja de prestar atención, cuando simplemente escucha los discos y no va a conciertos, o al menos no está más inmerso en la escena del EAI, son los instrumentos que cada improvisador usa específicamente en las grabaciones. Digamos que la paleta de frecuencias, sonidos y texturas, drones, técnicas de ejecución, estrategias sonoras y las modas dentro de ella, hacen que el origen de estos sea algo que se estima como algo secundario. No tiene demasiado sentido, aunque sea un gran arma de interpretación de lo que se está escuchando, en una grabación que se escucha sin referencias en el mundo real. Durante el año pasado y este, se publicaron una serie de grabaciones “Modules I” a “Modules V”, que documentaban el trabajo de una serie de improvisadores surcoreanos y que resultaban un tanto desconcertantes (también estimulantes por el mismo motivo) en sus intenciones. Por ejemplo recuerdo una donde lo único audible era el entorno de la sala con alguna breve interrupción musical. O en otro corte, las intervenciones de los participantes, un sonidito aquí o allá, trataban de desbaratar cualquier idea de continuidad. En cualquier caso, creo que necesitaré volver a escucharlos (ya están descatalogados los cuatro primeros) tras descubrir algunos de los peculiares instrumentos con los que generaban sonido (aunque no necesariamente en estas grabaciones). Por ejemplo, el de arriba. Sí, son discos duros.



Un dato que me ha fascinado de este artículo sobre las preferencias sexuales de los adolescentes norteamericanos según sus digamos, “preferencias políticas”, es el hecho de que en los grupos que proclaman su virginidad (hasta el matrimonio) existe un “tipping point” a partir del cual la sensación de diferenciarse del resto, de tener una personalidad y unos valores definidos en oposición a los mayoritarios, dejan de resultar interesantes para definirse frente al conjunto y deja de practicarse de manera ¿tan? estricta.

Es un enlace robado a The Fader, pero es una entrada que de verdad merece la pena:



"Through 1997 and ’98, Beats By the Pound had a monopoly on No Limit production. The arrangement suited P, who liked to keep things tightly controlled and cost effective (as the name implies, BBTP dealt in volume more than painstaking precision). Plus, requiring everyone on the label to use the in-house crew created a unified sound across all No Limit releases that fit with P’s vision for the company –an army of foot soldiers, all equal and equally undistinguished, with only one general leading at the front.

At its peak, No Limit churned out nearly one release per month. The albums were quickly assembled, garishly designed, filled with and endless stream of gangsta clichés and marginal rap talent –including guest appearances by other No Limit artists –and overflowed with twenty or more tracks crammed onto each CD. To maximize income, CD booklets featured No Limit advertisements for merchandise and 900-number phone lines. And despite the questionable quality of many No Limit releases, they sold remarkably well –even those by lesser-known acts –with virtually no national promotion or radio play.

P was, above all, a master of ghetto marketing, and his work at crafting a look and sound for No Limit –one that made clear the product was designed with the ‘hood in mind –paid off beyond belief. An intensely loyal core of black and Southern fans gave No Limit credibility to attract outsiders in search of the “real thing”. Album covers played a big part in conveying this sense of authenticity. Like the music, they appeared technically unsophisticated, with Photoshop collages (no expensive photo shoots) and busy designs that reveled in ghetto fabulousness. For just one example, see Young Bleed’s 1998 debut, My Balls and My Word. It’s a minor release that retreads the most tired of Southern gangsta clichés, but the gold-framed cover art is an eye-catcher: Bleed, guarded by tigers, prepares to ascend a golden stairway to a mansion in the clouds, while three doves soar off into beams of sunlight above. What does it mean? Who knows, but the dingy fatalism it conveys speaks volumes.

The visual aesthetic was unique to Southern hip-hop, the work of Houston-based designers Pen & Pixel Graphics. Aaron and Shawn Brauch, brothers who’d been involved in the early stages of Rap-A-Lot Records, started the firm. Though the company’s earliest album designs involved Houston-based artists –including Eightball & MJG’s 1993 debut, Comin’ Out Hard –Pen & Pixel’s Southern hip-hop style became associated with the flood of No Limit releases.

P’s greatest stroke of marketing brilliance was his less-is-more approach. Where the typical business equation holds that investing more in a product leads to a better product, No Limit found that cheaper worked better. Much of the label’s authenticity derived from the impression that its releases were raw, even amateurish. Just as blues fans might perceive an old black street musician in tattered clothes as somehow more authentic than the same guy, tuxedo-clad in an expensive nightclub, No Limit fans valued the lack of production values.

To further the blues analogy, No Limit’s image fit with people’s notions of the South as low-rent and unsophisticated. But unlike blues iconography, No Limit never connoted poor. The label’s shoestring approach had more to do with the hustler’s mentality: maximizing profits while minimizing work. And with No Limit’s look and sound so effectively advertising its ‘hood credentials, the actual quality of the artists was secondary to the label’s success".
Roni Sarig “Third Coast” (Pags. 86-87)



Si quieren cosas más sofisticadas pueden ver este recopilatorio de programas (en papel) para los partidos de fútbol de la liga inglesa que recopiló Bob Stanley, o leer esta entrevista del que fuera diseñador de las portadas de Penguin Books, o si son muy fetichistas mirando las fotos de este blog dedicado al diseño de portadas de discos y su arte interior mientas se imaginan llevando las deportivas diseñadas por Zaha Hadid.



Tal vez debería explicarme. No es tanto que la escena del dubstep ya no sea vibrante o que no estén sucediendo cosas dentro o en sus afueras, es que uno al leer las noticias, las críticas y los comentarios, tiene la misma sensación de tomadura de pelo que la que obtiene cuando uno escucha términos como Main Street contra Wall Street o la economía “real” frente a esa otra economía en apariencia diferente. Ya saben, expresiones que nunca se habían usado, que no tienen razón de ser y que todos los medios alrededor del mundo comienzan a usar al unísono. Zomby tiene al menos tres lanzamientos previstos para este fin de año, hay fanzines que tocan la escena de pasada o a fondo ,



Martyn debería publicar su disco, The Bug es portada en XLR8R , Headhunter ha publicado su disco, Apple Pips y Hessle Audio tienen lanzamientos sugerentes, etc. Algunos serán interesantes y otros no, pero ahora mismo prefiero mirar el calendario de Vikki Blows.




Las chicas de SCANDAL ya están en rotación en canales especializados y promocionando en directo en distintos programas musicales televisivos su primer single para una multinacional “DOLL”. Siguen habiendo guitarras eléctricas, coros, trajes escolares, melenas al viento, saltos, muñecas y muñecos, tecnologías obsoletas del s. XX, etc. El single no es necesariamente una gran canción y quizá ya corren el peligro de tener un universo visual que parece comenzar a repetirse (demasiado obvio, salvo para aquellos que no las conocen, claro, la reincidencia en sus imágenes reflejadas en muñecas tipo Barbie), pero bueno, en estos casos, la solución siempre está en los solos de guitarra: ni es una necesidad expresiva ni está ejecutado ni concebido sin excitación alguna, aunque en su brevedad, a veces toque en ambos extremos. Pues bubblegum rock.



Deseando que alguien en internet diga que es una copia de “Beware of the Dog” de Jamelia…


(¿Se nota mucho que es un single (que ya tocaba en directos) y un disco (un nuevo “Best of” con sólo un disco de material original editado desde el anterior) que se publican para terminar un contrato con una compañía con la cual las relaciones son inexistentes (estaba preparado publicar un disco nuevo por estas fechas pero se van con el material a otro sitio)?)

A principios de esta semana, en las agencias de noticias apareció una en la sección de cultura hablando sobre como 20th Century Fox tras la oleada de críticas que recibió el trailer de la adaptación cinematográfica de “Bola de Dragón”, decidió llamar al director para que reuniera de nuevo al equipo y los actores para filmar material adicional con el que tratar de salvar el muy posible linchamiento y los resultados desastrosos en taquilla. La noticia en si misma no genera ningún tipo de optimismo. Si decidimos que el cine de Hollywood cada vez se adapta más al formato que Peter Watkins llama “monoforma” (el cine entendido como montaña rusa, los efectos especiales, los equipos de sonido de las salas bombardeándote con sonidos a volúmenes atronadores, rapidez en la edición, multiplicación de los planos para dar sensación de velocidad, falta de profundidad de los personajes, etc., es decir el tipo de formato del que pueden disfrutar sin problemas adolescentes que deciden perder la tarde juntos para divertirse y que incluye una visita al cine para comer palomitas y otras cosas (y obviamente Hollywood produce otras cosas pero ya sabemos donde está el dinero para las promociones y como en la mayor parte de las ocasiones esas otras producciones dramáticas solo existen para dar la sensación de variedad, aunque todo es más complicado que eso)), podemos hacernos una idea de cómo ha podido ser el proceso creativo de la película: múltiples reescrituras del guión que se transforma en un reguero de nombres en el que ya no se sabe quien aporto qué ni cuando, un rodaje de ese guión tan extenso que hará que la película termine apareciendo en la sala de montaje, la prueba con los grupos focales en las proyecciones privadas para comprobar la reacción del público y decidir si este está interesado en el producto que los encargados de marketing en principio habían pensado como consumidor, etc. Las películas resultantes suelen ser monstruosidades sin pies ni cabeza, sin lógica interna, lo que es algo que no es necesariamente importante para el modo de consumo de estas, pero es que además en muchas ocasiones fracasan en su único objetivo (y lo único que el público esperaba de ellas): entretener. Resulta predecible el pensar como los añadidos no aportarán ninguna diferencia realmente significativa si la película es tan desastrosa como parece ser (y el trailer era patético). Pero resultaría ridículo si al final el estudio decide no estrenar la película aunque sea de tapadillo o enviarla directamente a video o imaginar a los actores y directores cambiándose de residencia hasta que tras múltiples reescrituras materiales, filmadas del proyecto este consiguiera el sello de aprobación y el voto de confianza del público (fans del manga y el anime, conocidos de estos, gente que no lo fue pero convivió con el fenómeno, etc.). Este último proceso, tan irreal, tan completamente embebido en la imaginación, es un modelo que tristemente se está convirtiendo en la realidad del R&B en la industria discográfica.

Hoy nos hemos levantado con la noticia de que el disco de Ciara, originalmente pensado para ser publicado a finales de agosto, principios de septiembre, ha vuelto a ser reprogramado tras la triste acogida que recibió el primer (y algo equivocado) primer single. También esta semana han aparecido imágenes del rodaje del nuevo videoclip de Rihanna, que se supone saca un disco a final de este año, pero es todavía del disco del año pasado. Esta es la contrapartida al fenómeno de los retrasos, la extensión del periodo de duración de un producto que sabemos está funcionando en el mercado. Los últimos trabajos de Rihanna o Chris Brown son ejemplares en su funcionamiento: los discos entran en las listas, los primeros singles son acogidos en las radiofórmulas y la gente decide escucharlos. El disco tiene el trayecto habitual, tres, cuatro singles y entonces, o incluso antes, aparece la versión “extendida”, la celebración del éxito, que incluye varios temas extras, remixes, etc. Eso se transforma en un una nueva serie de singles que funcionan al amparo del disco, hasta que deja de resultar rentable y se decide pasar página. Bien, el nuevo single de Rihanna, es material original de la primera versión del disco. No nos quejamos de eso, ya que el disco tenía potencialmente muchos singles y mucha gente considera que este single ni siquiera era el mejor del resto, es que la compañía decidió cortar este material, entonces fresco para enlazar con la publicación de los nuevos temas y simplemente ya los ha agotado todos. Pero deberíamos buscar ejemplos intermedios entre el disco que nunca se acaba y el disco que nunca se acaba. Alguna gente (Cherish, Lil’Mama) un tiempo después de tener un éxito relativamente menor. Los discos desaparecieron sin promoción alguna. Vayamos en la otra dirección. El disco de Usher, se suponía iba a ser el equivalente a un blockbuster este año. Además el primer single fue un éxito rotundo, estando semanas y semanas en lo alto de las listas de éxitos. El disco realmente tuvo una buena acogida durante las primeras semanas, pero tras eso, la nada. El disco no era gran cosa, el segundo single no cuajó. Lo mismo puede decirse del disco de Mariah Carey, donde segundo y tercer single, de manera misteriosa o no, con “añadidos” o no, se quedaron por el puesto ochenta en Billboard. Después tenemos otro tipo de discos, llamémoslos de corredores de larga distancia, que tienen un público más o menos establecido que compra fielmente los discos para poder sustituir los antiguos en el cargador de CDs del coche. Ya saben: Alicia Keys, Ne-Yo, John Legend, etc. No necesariamente tienen que copar la atención del público ni convertirse en presencias omnipresentes en los medios. De hecho podríamos pensar que es el objetivo lógico de la industria: un producto que funciona y no necesariamente tiene que ser el más vendido. Pero claro, esto es la industria discográfica.

El disco de Cassie ya se ha perdido. La fecha original era en algún momento del año pasado. Se filtraron de 6 a 8 temas y mucha gente lo esperaba porque todos ellos les parecían excelentes ejercicios de estilo, algunos de ellos incluso grandes canciones. La estrategia promocional la de siempre: en mi nuevo disco soy más yo, he tenido más poder de decisión en la elección de los temas, es una visión más coherente de quien soy yo como artista. El primer single “Official Girl” se filtro antes del verano, el videoclip llegó a finales de este, tremendamente reconstruido. Cassie iba medio desnuda (apareció en las listas de las mujeres más sexys según FHM sin casi aparecer en ningún lado el año pasado), y nadie hizo caso porque ya estaban cansados de esperar. Pues nada, al estudio a buscar más material. Teyana Taylor no llamó la atención de esa entelequia conocida como “el gran público” con su primer single, así que la compañía borró el disco de sus parrillas de previsión y decidió que debería grabar nuevos temas, hits potenciales que ayudaran a que el disco fuera “popular”. Ese disco llevaba como dos años en el proceso de ensamblaje. Hay otra realidad que no es visible en lo que estoy escribiendo. Todo este proceso está pagado por la compañía que se encarga de las facturas de alojamiento, costes de los productores, etc. Si alguien quiere saber lo ridículo que puede llegar a ser este proceso puede recordar aquel artículo (1, 2)del Wall Street Journal que seguía el proceso de una intérprete (Carly Hennesy) en la que la compañía creía “a muerte” que terminó costando dos millones de dólares y vendió en su momento 378 copias.

Así que llegamos a la razón de ser de esta entrada: el nuevo single de Keri Hilson. Algunos rumores están apareciendo en determinados blogs sobre como el disco está volviendo al estudio para tratar de encontrar una personalidad más definida después de que el primer single no obtuviera gran repercusión. También hay señales extrañas. Se supone que este es el single actual, pero ya hay otro que está llegando a las radios, después hablaremos de este. La idea aunque parezca extraña o desesperada no es tan descabellada como parece en un primer momento. La radio está especializada en ciertos formatos y dos singles pueden funcionar independientemente entre públicos aparentemente distintos. Uno puede estar más enfocado al mercado pop y el otro hacia un público más urban. Hilson sigue apareciendo como eye candy en videos y colaboraciones con otros artistas (Usher, Ne-Yo, Chris Brown ), tratando de aparecer más y seguir un rostro conocido que el público pueda reconocer al ver su videoclip, y por tanto, ser recibido de una manera distinta.



“Return the Favor” es un single producido por Timbaland, que pone las cartas sobre la mesa desde el principio, con esa pantalla que reproduce aquella otra colaboración entre Hilson y Timbaland en el disco de aquel. Es una canción que entonces se puede entender como una prolongación de aquella (y aquella era fantástica), y que continua con una estética más o menos futurista en sus imágenes, la construcción de la imagen de Hilson en algún lugar intermedio entre el eye candy (o el fanservice) y la intérprete (y compositora) versátil, llena de talento, humana, llena de ideas. El otro single “Turn Off” , con la colaboración de Lil’ Wayne, es tremendo. Con decir que ella lo eclipsa. Lo que no sabemos es si nada de esto servirá.



Oh, una última cosa. Me he enterado que la semana pasada Lindsay Lohan consiguió el número uno en Billboard en la lista “Hot Dance Club Play” con “Bossy”, un single que se lanzó como alerta, sin promoción, sin videoclip, etc. etc. Es su primer número uno.



Madre mía. Un enlace a los videos de las lecturas de este año de la Red Bull Academy. Por elegir nombres: Moritz Von Oswald, Mala, Appleblim, Bun B, Buraka Som Sistema, El Guincho, Fennesz, Wolfgang Voigt, etc.

No estamos escuchando música durante esta semana, estamos más concentrados leyendo textos de filósofos aburridos, viendo películas y documentales y arreglando cositas por aquí y allí. De todos modos, estas cosas nos han llamado la atención recientemente:



El retorno de capsule (ya saben el grupo del productor de Perfume, si una carrera de tantos años y discos se puede reducir a una nota a pie de página como en esa frase) se llama “JUMPER”. El tema dura más de siete minutos y es impulsado por distintos estadios: desde el pachangueo al pop, pasando por parajes casi apocalípticos, bucles completamente alienantes con un uso abrasivo del autotune además de los momentos de distorsión que simulan errores de lectura en un CD, otros que parecen un resumen de la obra y logros del blog house (crescendo + volumen) y un final (antes de la coda) al que uno no sabe ni como llega que es puro New Order.



Obviamente nos llama más poderosamente la atención el segmento de “Fear(s) Of The Dark” por su traslación al mundo de la animación del universo de Charles Burns que la adaptación cinematográfica de “Black Hole” dirigida por David Fincher, pero tampoco descartamos esta última.




Plexifilm, la misma compañía que en unos días publica en DVD el documental sobre Arthur Russell, anuncia su nuevo lanzamiento:



“We’ve just announced the first ever authorized DVD release of Andy Warhol’s films: 13 Most Beautiful… Songs for Andy Warhol’s Screen Tests. The DVD includes 13 of Warhol’s classic screen tests, including Nico, Edie Sedgwick, Dennis Hopper, Lou Reed, and more, paired with new soundtracks by Dean Wareham and Britta Phillips. Warhol made over 500 of these four-minute screen test films, and they’re some of his most subtly brilliant work”.

Kanye West ha colgado en su blog la fantástica sesión fotográfica que Chris Cunninghamn le ha hecho a Grace Jones . Aunque no sabemos en que faceta de Kanye colocar esta entrada: en su obsesión por mostrar la creatividad y la modernidad de las propuestas en las artes y el diseño (e incluirse por tanto en ellas) o en su obsesión por coleccionar y capturar chicas y mujeres, ya sea en entradas del blog o en sus propios videoclips (es una lista larga y no es algo novedoso, viene desde el primer disco).



Tobacco es el grupo paralelo de uno de los componentes de Black Moth Super Rainbow.

En Ubuweb, recientemente han incluido varios trabajos de Michael Snow (aunque no están las tres horas de “La Región Central”) y Gary Hill , uno de los cruces entre documental y ficción de Johan Van Der Keuken , y la incursión cinematográfica de Yukio Mishima (si es que les provoca interés).

Asco de entrada. Parecía un blog serio y todo. No se preocupen, ya vuelvo por mis fueros.


Normalmente no suelo enlazar mixes. No tengo nada contra ellos por si mismos, es sólo que hay muchos, muchos, muchísimos. Y que en gran parte de los casos preferiría estar escuchando los discos originales a las nuevas versiones creadas en el momento. Simplemente por saber apreciarlas. De cualquier modo este mix que publicaron en Desparrame (entrada del 21 de octubre (no me interesa hacer trackbacks si no tengo nada que aportar a cambio a las entradas originales)) tiene un concepto (y ejecución) realmente deslumbrante. Algo que hace muy bien es derribar ciertos tópicos de la crítica musical sobre el momento donde los artistas españoles recogían la influencia de los estilos y tendencias contemporáneos dentro del mundo del pop y el rock internacional. Citando sellos, artistas, estilos de producción contemporáneos, con una precisión material que normalmente sólo se obtiene rebuscando en revistas, sitios de internet y cubetas, alejada de los estereotipos y las demasiado despejadas avenidas de lo que fue realmente el pasado, lo que trascendió de aquel y el tipo de anteojeras que siempre se muestran con este tipo de reconstrucciones. También al tratar de reivindicar una escena enterrada por los tópicos y demostrar en la práctica cual fue la reacción a la acción de los sonidos internacionales, toca algo que me interesaría explorar con mayor profundidad en el futuro. Casi siempre, uno se encuentra con los comentarios que deploran la música que se hace en un país comparándola con el brillo, la extensión, el rango, la profundidad, la profesionalidad o el conocimiento de músicas que proceden de otros países. No digo que sea un fenómeno español, con la gente soñando con la profundidad americana o la variedad estilística del Reino Unido. Hay gente que sueña con el J-Pop, con la escena electrónica de Berlín, con la sofisticación del pop francés, la calidad y brillantez formal del pop sueco, etc. Realmente da igual lo que sea que se admire o se idolatre. Me interesa el movimiento por el que se trata de extender ese sujeto idealizado (e irreal) a la realidad cotidiana, produciendo la típica reacción del comentario sobre la pobreza de ideas de los grupos locales, la falta de carisma, la mala copia que resultan ser de aquellos a quienes dicen seguir, etc. Pero creo que esto es algo que depende normalmente de la infraestructura que tenga una cierta comunidad para responder a las propuestas externas a ella. En este contexto, me interesa más el concepto de “respuesta” que el de “copia”. El hip-hop en Francia o el R&B en Japón, no copian o hacen versiones de segunda categoría de los sonidos actuales que surgen de EE.UU., miran, aprenden, se relacionan con esa música y hacen algo acorde con su sensibilidad. Ya se que esto suena demasiado idealista y simplista. Pero digamos, que no hay tanta diferencia entre lo que una emisora de radio (en teoría de carácter mainstream) programa de uno y otro lado de sus fronteras. Sean los 40 Principales, la BBC o NRJ. El hecho es que empastan, quizás más unos con los otros, quizás mirados de cierto modo que no se ajusta a la realidad originaria. Podrá sonar a herejía, pero en realidad, lo que proponen Amaral, salvando la distancia no está tan alejado al estilo de vida o la concepción de esta que uno podría desprender de Keane o Coldplay. Pero tiene que existir esa cohabitación. Muchos países europeos tienen sus propias escenas hip-hop, pero normalmente su popularidad, su área de influencia se limita al mismo país o zonas cercanas con una cultura y costumbres parecidas o un mismo uso del idioma. Y normalmente no tienen relación aparente con los sonidos que suenan en la actualidad, o si lo hacen se limitan a los intentos de una serie de productores. En fin, es complejo y como he dicho, me gustaría investigar al respecto.


Esta mixtape jamaicana, no tiene la intención de ser una un muestra de buen gusto y selección, simplemente presentar a una serie de artistas femeninas, y quizás sólo sea ruido, o risas gordas, o un caramelo que se disuelve con escuchas posteriores, o aburrida de la muerte, o sorprendente, fresca y descarada, o quién sabe realmente, que es lo que en realidad uno debería exigir siempre en estos casos para que estos artefactos promocionales dejen su huella en el corazón o la memoria (lo que prefieran a estas horas de la tarde). O no.

Una duda:


¿Alguien sabe por qué Domino promociona esta canción de Robert Wyatt con Bertrand Burgalat ahora? Al menos tiene un año, se publicó en el último disco del artista francés para su sello Tricatel y el videoclip es el mismo que entonces. Nadie hizo caso a la canción en su momento. Quizá sea por las reediciones de los discos del sr. Wyatt. Oh, entonces aprovechemos y dediquemos esto a las reediciones de los discos de New Order.



BoA "Eat You Up"






When I first saw you I knew nothing's like it used to be
Boy you have got to be the finest thing in history
The way I feel inside is just so hard to understand
You'd be my appetite in ways I can't explain








If you move any closer boy there is no guarantee
What I will do to you I fear it and it's scaring me
Like I've become some kind of demon in the night
You look so tasty I could eat you up alive






Can't stop thinking 'bout the things I wanna do to you
If you move any closer you'd be asking for it too
I want your love
I need your touch
So much I think I'm in love












“Dream of Life” es un documental sobre Patti Smith dirigido por Steven Sebring, estrenado este mismo año y que se publicará en forma de DVD a principios del que viene. Esto es TV-rip de su pase por el canal Arte y como se puede comprobar, tiene subtítulos incrustados en francés. El metraje de este film surge de un seguimiento de once años, así que ustedes decidirán si ese dato les resulta significativo o no sobre la dedicación puesta en su elaboración.

1 + 2

Ahora mismo estoy en una fantasía de decadencia sobre mi rigor intelectual. Cosas sobre como se desvanece mi capacidad de reflexión o como la solidez de argumentos que defendía en el pasado se diluyen en campos de conocimiento que acaban siempre en incertidumbre. Obviamente es una fantasía por suponer que lo tenía en primer término. En cualquier caso, estoy tratando de leer más libros y mirar menos el lector de RSS. Un libro que se adapta a mis breves momentos de atención es “Audio Culture”. Antes he estado leyendo un artículo escrito por Steve Reich (supongo que incluido en su libro) “Music as a Gradual Process”. Es muy breve, pero usaré este fragmento:

“Several currently popular modal musics like Indian classical and drug-oriented rock and roll may make us aware of minute sound details because in being modal (constant key center, hypnotically droning and repetitious) they naturally focus on these details rather than on key modulation, counterpoint and other peculiarly Western devices. Nevertheless, these modal musics remain more or less strict frameworks for improvisation. They are not processes.

The distinctive thing about musical processes is that they determine all the note-to-note details and the overall form simultaneously. One can’t improvise in a musical process- the concepts are mutually exclusive”.


Reich antes defendía las virtudes de los procesos (visibles y perceptibles para el oyente) y lo que buscaba con ellos en su música:

“The use of hidden structural devices in music never appealed to me. Even when all the cards are on the table and everyone hears what is gradually happening in a musical process, there are still enough mysteries to satisfy all. These mysteries are the impersonal, unintended, psychoacoustic by-products of the intended process. These might include sub-melodies heard within repeated melodic patterns, stereophonic effects due to listener location, slight irregularities in performance, harmonics, difference tones, and so on”.

Así que volviendo al rock para drogadictos, me interesa la descripción de repetición, marco, concentración en los detalles que brotan de la estructura, ya sea en forma de timbres, solos, texturas, tretas de producción, detalles instrumentales, facetas de la ejecución (el temblor de la voz de un cantante, el perfecto feedback logrado por un guitarrista, la energía y vitalidad de un batería, etc.). Mi más reciente obsesión dentro del terreno del J-Pop es Mano Erina, chica del Hello! Project con sólo dos singles (1,2) en “indies”. Además de las canciones, que no tienen videoclips, existe material creado por el management como forma de contacto con el público, rodado con equipo o con la propia cámara personal. Es un material enormemente repetitivo. Ella saluda y supongo que habla de que es lo que va a suceder ese día. Se viste de manera “oficial” (por ahora es un traje blanco) y continua hablando a la cámara. A continuación llega la actuación en directo, donde se presenta ante el público, dice algunas frases de cortesía e interpreta la hasta entonces única canción de su discografía. Se despide de forma igualmente amable. Y enlazamos con algún acto promocional o alguna escena de transición en el backstage. Otro momento confesional y llegamos al segundo pase. Repetición de la canción. Ultimas palabras al espectador y despedida. Pero el proceso para captar la atención, en muchos sentidos es el mismo que sigo cuando escucho música popular. La mirada va recalando en movimientos de manos, gestos faciales, los dedos y el pelo, maneras de sentarse, inflexiones al hablar, frases típicas, etc. y de ese modo captura mi atención.

Si escuchamos el nuevo single de Beyoncé, juega precisamente con esta desaparición de los significantes, en este vacío de los elementos para generar una propuesta, que con disposición o costumbre, en estos momentos me resulta adictiva, tanto como para olvidar los comentarios sobre el disco doble que refleja dos personalidades (una supongo la misma artista, representada por el otro single supongo, y la otra la personalidad escénica que refleja en sus directos y de la que habla desde hace unos años), o toda la palabrería sobre el plagio de la coreografía. Los elementos están dispuestos a la vista y la menor variación en el acompañamiento “musical” es lo que genera la excitación, la anticipación, saber si se podrá mantener la tensión o si todo se desgajará en breves momentos, haciendo que nosotros generemos por tradición, la narratividad siguiendo el hilo de las palabras o la línea melódica de la voz. No es material excepcional ni quirúrgicamente construido (escrito por The Dream y producido por Tricky Stewart), pero funciona perfectamente como canción para ser repetida, ejecutada, bombardeada en los oídos del público, algo para lo que se ha de saber hacer, ya que no cualquier canción funciona de este modo, se adhiere a esta fórmula o soporta este tipo de tratamiento. No viene a cuento pero este es el nuevo videoclip de Vybz Kartel.

Algunos de los discos que estoy escuchando estos días:

George Coleman “Bongo Joe”
Richard Skelton “Parking Time”
Shackleton “Soundboy’s Suicide Note”
Warner Jepson “Totentanz and other electronic works”
Brightblack Morning Light “Motion to Rejoin”
Ami Yoshida, Minoru Sato “Composition for voice performance, 1997 and 2007”
Dave Aju “Open Wide”
Greg Kelley “Self-hate Index”
Marit Larsen “The Chase”
Wretch 32 “Wretchrospective”
Calle 13 “Los de atrás vienen conmigo”
Sway “The Signature LP”
Lee Ann Womack “Call Me Crazy”
Soraya “Sin Miedo”

Ahora mientras trato de seguir despierto mientras termino la siguiente entrada, trataré de volver al libro y leer un par de textos de Brian Eno. Siguiendo con mis manías, desde que leí la intro del libro con el que Geeta Dayal se lleva peleando casi un par de años, sobre el periodo creativo de donde surgió “Another Green World”, aparte de deprimirme por lograr hacer lo que a este blog realmente le gustaría pero nunca consigue, siento la necesidad de leer los tres libros que cita. Uno lo acabo de descargar, otro solamente tuve que atravesar la habitación y sacarlo de la columna donde se amontonan los libros en la habitación y supongo que el tercero, el del cibernética lo tendré que comprar. Oh, bien. Otro para la lista.

Slajov Zizek en Authors@Google

Sasha Grey en El País . También, Munster Records .


Mientras veo el video de Little Boots interpretando “Time to pretend” de MGMT vuelvo a una idea recurrente durante estos últimos meses. Como el tratar de argumentar una opinión sobre ciertas propuestas musicales pop se convierte en una tarea compleja, fascinante e inabarcable que va mucho más allá del tiempo o el interés que se les puede dedicar. Quizá una consecuencia directa del nivel de acceso a la información o como las primeras generaciones que realmente han crecido a base de playlists en sus reproductores de mp3s están comenzando a crear música ahora. No es que el tratar de extraer consecuencias o conclusiones resulte azaroso o un proceso continuo de desorientación, es que uno casi no sabe ni donde comenzar. Es una curiosa sensación de perplejidad. En una entrevista, hace mucho tiempo, Mus hablaban de cómo les irritaba la recepción que una canción suya había tenido por incluir un solo de saxo asquerosamente mainstream y “horroroso” según mucha gente, explicando como la idea provenía de un homenaje al cine de terror italiano y sus bandas sonoras, y como ese elemento sonoro era un digamos “homenaje” con significado dentro de la idea de la canción. Ahora muchos discos parecen sucesiones de interpolaciones, ideas unidas por finos hilos que apenas se dejan ver y materias tan distantes entre si como para no saber por donde empezar a desmontarlos.



Pongamos por ejemplo, High Places. Salvando el minúsculo detalle de que su primer largo es una porquería por el hecho de plegarse a lo “bonito” según la estética indie, los temas que se puedan sacar a partir de ellos son extensos: la relación entre naturaleza y tecnología, la relación entre formación musical y espontaneidad representada por ambas partes del dúo, la disposición horizontal de sus instrumentos musicales (aunque no lo parezca), la unión de lo burgués y lo atávico, el saber si realmente estamos hablando de indie o no, ya que las propuesta de huida hacia lo otro se mantiene pero es distinta en muchas cosas (no solo estéticas) a la idea que podía representar para los grupos que se identificaban bajo esa etiqueta durante las últimas décadas, una música que surge de fuentes como el hardcore, la música contemporánea o la improvisación, el hecho de hacer grabaciones de campo con el micro del ordenador portátil, el tipo de instrumentación usado (Lucky Dragons, colegas de estos, usan Max/MSP para crear algunas de sus herramientas sonoras y después acompañarlas con flautas y otras cacharrerías), Annie Dillard y William Cronon, etc. etc. Se que el disco de Lucky Dragons, veintitantos bosquejos sonoros que llevan dos críticas por ahora en The Wire, me fascina, pero no sabría explicar en modo alguno cual es el motivo de seducción, como se estructura mi fascinación. Este vouyerismo en forma de universos personales expuestos donde la música es una pequeña pieza más de un puzzle de fragmentos que no encajan, quizá pueda ser fascinante desde la perspectiva del oyente (en caso de que a uno le guste), pero supongo arroja algunas sombras llenas de inquietud sobre la capacidad, sino de la crítica, al menos de la mía, para tratar de comprender e interpretar el mundo.

(Little Boots estrena durante el próximo mes, cada lunes incluyendo el pasado una canción nueva en su MySpace)




Así es como pensamos hacerlo

Cuarenta y cinco entradas. Treinta de ellas, como selección de las novedades que giran alrededor del 2008, el tercio restante dedicado a las reediciones. Tras ajustar borradores anteriores durante gran parte de la semana pasada, quedan algo más de veinte discos en la primera categoría y diez en la segunda. El resto, al menos en la primera categoría debería salir de escuchas de novedades y de rastrear discos del principio de año los cuales he ignorado o no he escuchado con la debida entrega. Respecto a las canciones, pensaba hacer cincuenta entradas. Sobre estas no he trabajado. Ya tenía esa cantidad en junio. Es algo que señala la extraña bonanza musical que hemos tenido este año. Desde hace meses pienso en lo diferentes que serán las listas este año. Uno se puede imaginar como sin repetir discos podría encontrar cuatro o cinco listas distintas en intenciones y gustos sin necesidad de recurrir al archiconocido argumento de haber excluido tal o cual referencia, todas ellas válidas. Quizá sea una exageración, pero en mayor o menor cantidad, muchos estilos musicales han tenido discos tal vez no sobresalientes, maestros, que redefinen los conceptos y suponen un acontecimiento en esa historia, pero sí discos notables, llenos de cosas, canciones, detalles, intenciones, posibilidades. Esto último es algo que considero importante decir, cuando leyendo ciertos medios o viendo o escuchando según que cosas, se tiene una impresión mucho más negativa que no se ajusta con una visión sin tantos complejos o tan centrada genéricamente. También tengo la impresión que esta abundancia no se repetirá el año que viene, que en muchos sentidos puede ser un año frustrante debido a la recesión. Durante el tiempo restante hasta diciembre seguramente haremos las cosas esperables en este blog, pero sopesaremos y nos haremos aburridos hablando de posibles discos candidatos. Sus sugerencias son aceptadas.



El videoclip para “No hay nadie como tu” de Calle 13.


Muere Alton Ellis.

(fuck, yeah!!)



Sin relación directa con lo anterior.Por si le interesa a alguien….

: )





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