Dejando aparcado...



Pero si lo prefieren...


Escuchando











(No) Leyendo










(Leyendo "Los Fines de la Historia" de Perry Anderson...)

By ordering experience as he does in the “Transcendental Logic,” Kant remains within the tradition—stretching back at least to Aristotle—of what Gilbert Simondon calls hylomorphism (Simondon 2005, 45–60). This is the dualism of form and matter. Hylomorphism presumes that materiality, or the “sensible” (that which can be apprehended by the senses alone), is passive, inert, and intrinsically shapeless, and that it can only be organized by an intelligible form that is imposed upon it from outside, or from above. Simondon argues that hylomorphism, with its rigid dualism, ignores all the intermediaries that are at work in any actual process of formation or construction. In fact, matter is never entirely passive and inert, for it always contains incipient structures. Matter already contains distributions of energy, and potentials for being shaped in particular directions or ways. (It’s easier to plane a piece of wood if you work in the direction of the grain, rather than across it—cf. Massumi 1992, 10.) For its part, form is never absolute, and never simply imposed from the outside, since it can only be effective to the extent that it is able to translate itself, by a process of “transduction,” into one or another material. That is to say, form is energetic: it works by a series of transformations that transmit energy, and thereby “inform” matter, affecting it or modulating it in a process of exchange and communication. (The medium is the message, as Marshall McLuhan puts it; contrary to the hylomorphic assumptions of Shannon’s theory of communication, no message, or formal structure, can be indifferent to the medium by and through which it is transmitted.)

Steven Shaviro "Without Criteria. Kant, Whitehead, Deleuze and Aesthetics"


Textos de Gilbert Simondon...

Arthur Radio Transmission #25 w/ JAMES FERRARO

Mike Paradinas Introduces Juke

Admirable Restraint



¿Sería aventurado llamar esto una sarta de mentiras? Quiero decir, realmente no son mentiras, son flagrantes distorsiones de la realidad pero los acontecimientos han sucedido. Por poner un ejemplo, la superestrella occidental que triunfa en Japón, vendió con su primer single “oficial” la increíble cantidad de 1,373 copias (en las dos semanas que permaneció en la lista de Oricon) alcanzando en su recorrido asombrosas posiciones semanales (84, 166) y supongo las más dignas menciones, las que usan aquí, las del primer día seguramente, de las listas de ventas por día. Lo cual no quiere decir que la muchacha no sea popular dentro de una determinada subcultura en Japón, gozando de portadas en revistas o haciendo sesiones fotográficas junto a Michishige Sayumi de Morning Musume. Pero ser popular dentro de una subcultura no significa ser popular dentro de la cultura de un país, aunque obviamente hay conexiones y una cosa lleva a una mayor exposición en el “mainstream”. Pero no se trata de eso aquí, es una “superestrella”. O la confrontación de inicio entre esa Inglaterra, bucólica y rural, donde el padre se afana en su hobby (masculinas herramientas) mientras la madre friega los cacharros con sus guantes amarillos, mientras su hija, en la habitación de arriba se expone a los riesgos de Internet, y sorpresa, de la nada (como si bailar coreografías de canciones idol no fuera otra rama de la subcultura) se convierte en un éxito en Japón (obviamente los realizadores del documental cotejaron las direcciones y localizaciones espacio-geográficas de todos aquellos que accedieron a dichos videos, es decir, que no fue una sensación también entre los aficionados a estas cosas en “Occidente”). Corte, la gran urbe, música “oriental”, taxis zumbando, grandes pantallas en cruces en Shibuya, televisiones, sesiones de fotos, la estresante vida moderna en la urbe con todas sus deformaciones y perversiones. Porque claro, en parte todo gira en torno a eso, esta es una cultura de pervertidos, siempre oficinistas cuarentones, el padre es agente de policía (uno que habla y a veces mira a la cámara mientras conduce si nos ponemos quejicas), pero que le vamos a hacer si nos meten los billetes dentro de los bolsillos, aunque no dejaremos que nada malo suceda a nuestra hija (los tabloides respiran aliviados). Lo que supongo debe ser la superioridad moral de nuestra cultura o algo así. Que puedo saber yo, si ahora resulta que la complejidad es neoliberal...



La música soul como pieza de museo. La audiencia estática, el guitarrista desgranando sus soul licks, el vocalista mostrando su pericia y conocimiento de las ejecuciones vocales clásicas, como si fuera cante jondo. Algo para ser mirado y alguien para ser admirado, el marco que encuadra la mirada (blanco y negro, una toma sin cortes, etc.) la participación del público, perdón, la comunión con el público, la comunicación con la comunidad, suprimida, como si esto fuera un concierto de clásica. Supongo que el disco, que provoca entusiasmo en la gente de Brainfeeder y demás, contendrá elementos de electrónica y modernidad para demostrar algo.

Pags.52-61

Pags. 28-34



Siempre intrigado por cuál es realmente la función de los PVs en la música taiwanesa. Este es el segundo de Jolin Tsai en dos semanas. Su disco debería haberse publicado ya, pero se retrasó debido a los regalos que vienen con las ediciones limitadas y lo hará este viernes. Con el último de Rainie Yang, hubo seis o siete, algunos cuando el disco llevaba meses en la calle. Tampoco creo que sirvan para promover una canción. Este ejemplo del que hablamos ahora debería servir para negar esa posibilidad. Quizá su funcionalidad sea la de extensión. Estar siempre trabajando, ser siempre centro de rumores y atención. De modo que deberían ser una forma de evitar que baje demasiado la presión mediática en un territorio sobresaturado de figuras mediáticas. Aunque eso en realidad es lo que hacen en Corea del Sur. En algún sitio leí las listas de venta de la primera mitad del año, en particular la dedicada a grupos de chicas. SNSD, con clara diferencia vendió más de 167.000 copias de su disco. En segunda posición, el mini-álbum de Kara con algo más de 23.000 (debutaron ayer en Japón en el puesto número cinco de singles, seguramente muevan más de esa cantidad (y un single japonés es más caro que álbum coreano) en un par de días). Si uno lee algún tipo de medio que refleje en toda su intensidad la cantidad de “noticias” generadas por los idols surcoreanos, bueno, es probable que note el abismo de separación entre la realidad de sus ventas y la propaganda generada. Salvo claro, si uno considera que estos idols son en realidad, figuras multimedia y no simples cantantes. Algo que supongo en el fondo es lo mismo que está sucediendo en otros países, no se, digamos con Katy Perry, Lady GaGa, etc. En fin, curiosidades: mosaico en las escenas de baño (no creo que en el PV sin censura se vea nada, para evitar que esta imagen sea vista como erótica por paradójico que resulte…) y el “product placement” más descarado que verán este año.

Shed y Prosumer en un momento...

Hablando de subtextos...



Una película porno japonesa “basada” en AKB48 tratando (y logrando) de hacerse popular de forma viral gracias a un PV donde las actrices cantan y bailan. Es todo el catálogo de obviedades: sexo con el productor, sexo lésbico, sexo en las sesiones de fotos (único momento donde clavan el vestuario junto a este, si es de lo que se trataba), etc. Hay toda una serie de razones por las que el PV me desagrada (desde el vacío y orgullosamente entonado subtexto, donde la única razón posible para ver a un montón de chicas cantando canciones horribles, actuando como si fueran estúpidas y haciendo coreografías ridículas es el sexo hasta su completo fracaso para articular dicha crítica o replicar las virtudes del mundo idol en un formato audiovisual: falta de continuidad en las actuaciones, lograr ser un aburrimiento en un minuto y medio y demás). El resto de la gente supongo no verá diferencia. Y esta es una pregunta que mis lectores serios pueden responder.

Como todo el mundo sabe, los fans de AKB48 no existen. ¿Se han encontrado con alguno en la vida real? Obviamente no. Los conocerán de Internet. ¿Pero a que no sabían que en realidad somos espías coreanos (da igual del norte o del sur, somos los mismos) que estamos tratando de destruir Japón? De modo que aquí les dejamos la cuenta de YouTube de Corea del Norte para que se entretengan y comiencen a admirar al grandioso líder Kim Jong-Il.

RP#01: Crooks and Lovers

Pienso que este es un disco “emo” en un sentido peyorativo. Las emociones son como estallidos, de tremenda intensidad en el momento, capaces de producir estragos a pequeña escala, pero a una grande lo que queda es el retumbar dentro del cuerpo. Luego nada. Y, a toro pasado, tratamos de justificarnos y fijar aquel momento sustituyéndolo por una memoria, o una historia inventada que nos haga quedar bien. ¿Pero qué significa exactamente eso? ¿Y por qué?

El arte como catarsis emocional. Eso suena ridículo, exagerado aplicado a este disco. No hay una construcción de un clímax que arda en tu memoria por días, que deje una llaga que te estremezca al recordarla, que te haga desear recorrer sus entresijos de nuevo, no hay un juego de creación y liberación de tensión como modo de crear una sensación de “profundidad”, un modo “serio”, riguroso y adecuado de presentar la severidad de los temas tratados. ¿Y si nos movemos en la dirección opuesta del espectro? El arte como catarsis, como liberación, como relajo. El vehículo de gran presupuesto del cine comercial estadounidense, el culebrón, el dorama, etc. Todos ellos descansan en mecanismos de identificación emocional y en la exposición, delineación, subrayado y abuso de estas. Tampoco sería apropiado, supongo por dos motivos: el primero, que la música quiere ser cool, es algo que debes completar por tu parte, no desea obligarte a seguir una única dirección y el segundo, como variación del primero, es que ese tipo de “manipulación emocional” (pero si se trata de eso ¿no?) resulta “zafio”, “evidente”, “superficial”, “genérico”, etc. De modo que debería entenderse de dos modos: el funcional, usted no se identifica con el tipo de público al que esas propuestas supuestamente están dirigidas, y el de distinción, usted se considera más sofisticado que lo que aquellas prácticas proponen, usted piensa que está en control de sus emociones y/o que estas son demasiado “valiosas” para “malgastarlas” de ese modo, es decir, su calidad emocional es su capital, o usted cree que no puede ser engañado, que ese uso de las emociones es análogo al de los potenciadores del sabor, colorantes o edulcorantes de la comida basura, el gancho con el cual esconder algo bastante indeseable.

El primer modo puede ser superable o no, se trata de si algo hace clic con sus gustos y preferencias o si estos últimos necesitan ser redefinidos o ajustados al producirse un encuentro. Hay gente que no soporta las películas de terror pero gusta de las de acción, hay gente que prefiere melodramas pero no puede con las películas políticas, pero todas estas se ajustan a una estructura de géneros, y ya dentro de estas categorías, decide si las propuestas se ajustan a lo que espera o no. El segundo lo podemos considerar como una versión más o menos aguada de la reacción contra los valores y formas culturales dominantes, por chinchar, su versión “genérica” o “mainstream”.

La propuesta planteada como “reacción”, supongo se podría incluir entre la gama de grises entre el blanco y negro de los dos extremos de discurso emocional propuestos antes. Podríamos buscar su gradación planteando su semejanza o desemejanza con los puntos de referencia (el planteamiento estético es riguroso, el tono sostenido, serio sobre lo que se hace, adecuado a lo que se busca con esta proposición, sin embargo no hay tema que tratar (o no hay más tema que tratar que el de este planteamiento estético), hay una manifiesta incapacidad o falta de deseo de adoptar las cargas aparejadas con la búsqueda de la “trascendencia”, se sustituyen las fórmulas populacheras por otras más acordes con la autoestima que uno tenga de si mismo, una manipulación emocional a medida para disponer a gusto, una estimulación de los sentidos y las emociones sin necesidad de abismos, segundas lecturas o cambios de postura. Pero, como que hace mucho tiempo que no creo en las elecciones entre opuestos, y tampoco encuentro satisfactorio las gradaciones intermedias. ¿Hay algo más?

Mount Kimbie siempre está asociado en estilo con James Blake. Ambas propuestas no me gustan. Pero las últimas cosas que he escuchado de Blake,… ¿Cuál es su función? Su emoción no emociona, su música de baile no hace bailar, su detallismo sonoro ni aburre ni excita. Claro, eso es subjetivo, pero también una cuestión de condicionamiento, exposición a unos sonidos, presión de grupo, involucrarse de forma emocional, estética con escenas, estilos, tener expectativas, dedicarle tiempo, etc. Pero no deberíamos hacer más de esos juicios, todavía estoy montando y desmontando el primero… ¿Quiero decir que esto es la música o la fantasía sobre la música que hacen los productores que leen las revistas de producción musical? ¿Lo que ven en las películas los lectores de “American Cinematographer”? Sí y no. ¿Es una nueva generación de “bedroom producers”? Sí y no.

Woebot en su crítica de este disco mencionaba como alguna gente que ahora está en Hotflush escribía en Dissensus. De modo que imaginemos la red que soporta todo esto. Hay una serie de lugares, salas de conciertos, clubes, tiendas de discos, foros, blogs. Una serie de textos que interpretar que son necesarios (hardcore continuum) pero hay tal variedad de documentos secundarios y terciarios en los que perderse, tal extensión por conocer, pero además esto sucede en un mundo no cerrado a otros estilos, ya sea por tu origen (fans de Dischord que terminan escribiendo sobre techno), por los intercambios en los lugares, por tu apertura como consumidor o por que se estila en el círculo en el cual te mueves. También una serie de personas, conversaciones, opiniones, acciones y reacciones. También está la tecnología, su disponibilidad, su accesibilidad, su momento en la sección de novedades. Y de fondo, sociedad, economía, política, etc.

De modo que no, esto no es la música que hacen los productores que leen revistas de producción musical. Simplemente por el cromatismo empleado, la fijación en unas determinadas texturas. Eso no es una “buena” producción, es un fetiche. Bueno, otro tipo de fetiche. También esta la sofisticación de las estructuras musicales empleadas. Por poner:

Reverberación, interpretaciones en instrumentos reales, tan fragmentadas como los ritmos y los embellecimientos sonoros. Voces que en lugar de alentar la intensidad de la pista de baile suenan melancólicas, perdidas e incapaces de salir de su propio loop, condenadas a repetirse. Modulaciones, multitud de pistas al unísono, el contraste entre el primer plano sonoro, esos sonidos llenos de frecuencias, con “aire”, esculpidos a la vez que evocadores de sonidos reales, y el fondo, lleno de frecuencias que saturan el espacio o jugando con la reverberación y el silencio para moldear los sonidos que cuentan la historia. Lleno de guitarra, con repentinos cambios en la interpretación de melodías y ritmos pasando de un instrumento a otro, jugando a entrecortar las voces para participar en el ritmo a la vez que la repetición y la ternura de la interpretación tratan de hacerme identificarme con este estado de fragilidad emocional. Proximidad y saltos de escala, el suave ensimismamiento de los juegos de referencias y el establecimiento mínimo de la sensación de continuidad y progreso, la presentación de una serie de sonidos y estructuras lo suficientemente sugerentes y sensuales para permitir el demorarse en la construcción del proceso de entretenimiento, la minúscula variación en los ritmos, o las secuencias tan minuciosamente editadas y ensambladas que crean una sensación de coherencia, la necesidad de resolución como un juego malabar que esconde aquello que produce la variación mientras se nos sorprende con el mismo resultado llegando de maneras “distintas”.

Muy ensimismado para mostrar las sutilezas como técnico de sonido, pero apreciable desde el punto de vista de aquel que ensambla pistas y cortes como despliegue de técnica, de visión de conjunto. De modo que “bedroom producer”, al disponer de estilos musicales para desarrollar tus métodos de trabajo en la producción, una manera de hacer samples, un tipo de ecualización, una determinada manera de colocar la reverberación, la extensión de la intensidad de unos determinados sonidos, los amalgamientos de elementos de distintos estilos musicales (la superioridad de unos sobre otros), etc. Salvo, de nuevo, la fijación por las texturas, la necesidad de no ser “tan” abigarrado y barroco, una cierta necesidad de fidelidad. Es una cuestión de equilibrismo, pero también de “buen gusto”.

¿Y si se trata de una cuestión de textualidad e intertextualidad? Taylor Swift, que supongo debe aparecer en esta serie, si esto es una serie, si es que me queda algo por escribir después de esto, a continuación, en uno de sus singles, cuenta una historia donde mezcla la “realidad”, “Romeo y Julieta”, “La Letra Escarlata”, etc. No se trata en el fondo de eso, tomar ideas, elementos, enfoques, como hacen Broadcast con recopilatorios de grupos psicodélicos, e imaginar posible combinaciones. Pero no sólo eso, imaginar hacer lo que hace Wiley con, imaginar lo que hace The Dream con R Kelly, imaginar hacer lo que hace Burial con el dubstep. Crear nuevos textos que modulen los precedentes provocando nuevas lecturas, enmendándolos, condenándolos, conectándolos, diseccionándolos, aumentándolos, mostrando la procedencia de sus elementos, etc. Y en cierto modo, al incrustar tus ideas en las grandes obras del pasado, una forma de esquivar la necesidad de sucesión de estas a la vez que sintiéndote a su altura. Postergar tener algo que decir indefinidamente mientras se conoce aquello sobre lo que se quiere decir algo.

También es una cuestión de creer.


Pero, por volver a los grises. ¿Por qué la necesidad de hacer una música bañada en una muy suave melancolía? ¿Importa realmente? Este proceso de compensación y descompensación, ser emocional, pero no muy poco o no demasiado, ser fidedigno a la tradición, pero volverla del revés, este trabajo de producción, crudo pero resultón,… No se como explicarlo. Es como hacer fansubs para un anime, escanear imágenes o hacer capturas de televisión. Es una manera de mostrar tu capacidad de trabajo y tu estilo al hacerlo, pero también un modo de exponerse a la opinión de los demás, buscar ser su centro. Es algo que aprecio pero no admiro.







8 -3 = 5



Laruelle

Al colar de refilón en la última entrada a Nakano Fujoshi Sisters* y darnos cuenta de cuando ha sido publicado su último single, nos hemos decidido por hacer dos cosas:

- Definitivamente hacer una lista de lo mejor del año.



- Escoger “Honey Bee” como single del año (el final, después de todo el trayecto es memorable) en el caso de no aparecer nada más interesante o querer evitar la reiteración.

*Por cierto no se pierdan a Fudanjuku, no se, por si notan algo familiar en sus rostros…

Fantasmas del pasado



Archivo del blog