Alguna vez me he encontrado con las bibliografías en español recomendadas paras cursos universitarios, sea en musicología o no. Aparte de toneladas de enciclopedias musicales y libros sobre los distintos períodos, suelen repetirse con frecuencia algunos textos teóricos. No falta un libro de Theodor Adorno, ya sea porque es una manera de parecer serio o porque su discurso aún empapa nuestros lugares comunes en las conversaciones. Otro es “La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX” de Enrico Fubini. Según la reseña en la web de Alianza Editorial:

“En esta obra, considerada desde hace años un clásico de la disciplina, Enrico Fubini arroja luz sobre los temas fundamentales, las corrientes más importantes y los problemas clave de la estética musical. Proporciona así una síntesis cronológica del pensamiento musical en Occidente, desde los poemas homéricos hasta las últimas tendencias contemporáneas, que comprende las reflexiones sobre la música no sólo de los propios músicos y estudiosos de la estética, sino también de filósofos, matemáticos, físicos y pedagogos”.

Así, que estética. También vale más de 40 €. Otro es “Fundamentos de Historia de la Música” de Carl Dahlhaus. Historia. Y el último, a veces no aparece, es “Tratado de los objetos musicales” de Pierre Schaeffer. Gracioso o no, normalmente suelen ser los únicos textos que no están descatalogados, así que no se sabe muy bien si es por su calidad o por su disponibilidad.

El libro supongo, es interesante particularmente por introducir el concepto de escucha acusmática. El término procede del nombre que se daban a los discípulos de Pitágoras que escuchaban sus enseñanzas durante cinco años en silencio y con este detrás de una cortina. Otra aceptación es la de un ruido que nos sobresalta pero que no conocemos cual es su fuente. Como ya suponen, el escuchar sonidos sin tener presentes las fuentes que los producen es algo a lo que estamos bastante habituados ya sea escuchando una canción en cualquier formato o mediante la radio. El término sirve para bastantes cosas. La música electroacústica, según quien, se denomina acusmática, ya que las fuentes sonoras originales no tienen ninguna importancia o jerarquía sobre el resultado sonoro final. También sirve bastante para estructurar la idea de sonido diegético en el cine. Básicamente, la idea que uno tiene de una película es un tipo con una cámara y otro con un micrófono, algo así como una fotografía sonora de esa interpretación. Pero en realidad el sonido es parte de la narración de la historia y debe introducirte en ella. Además quizás uno no necesita que un coche frene cuarenta tomas seguidas. O la música integrada con todos los diálogos o efectos de sonido. En el sample del libro que viene en “Audio Culture” la idea que propone Schaeffer es que no hay una oposición entre acústica y acusmática, siendo una lo real y otro su sombra, sino que la acusmática se centra en las relaciones subjetivas que se producen durante la escucha y en el fondo el proceso de escucha e interpretación de los objetos sonoros (los sonidos). Ya se pueden imaginar la razón por la que nunca han visto esa palabra en una revista de rock.

De todas maneras estaba con la mosca detrás de la oreja porque uno de los libros recientes sobre los orígenes culturales de los sonidos y sus medios de reproducción, “The Audible Past” de Jonathan Sterne (otro libro que no he leído), despacha en el índice de términos a Schaeffer con una sola mención. Así que leo lo siguiente en la página veinte del susodicho:

“Since the power to split sources and copies is the most coomon definition of sound-reproduction technology, it warrants some scrutiny. Pierre Schaeffer, the composer who pioneered musique concrete, argued that sound reproduction technologies produced “acousmatic” sounds –sounds that one hears without seeing the source. John Corbett extends the line of thought by using an explicitly psychoanalytic framework to talk about reproduced sound in terms of visual lack: “It is the lack of the visual, endemic to recorded sound, that initiates desire in relation to the popular music object”. For Corbett, our inability to see the recording leads us to want it, to attend to it. Barry Truax and R. Murray Schafer have coined the term schizophonia to describe the “split between an original and its electroacoustic reproduction” enabled by sound-reproduction technologies. The Greek prefix schizo- means “split” and also has a convenient connotation of “psychological aberration” for these authors. Truax and Schafer also argue that reproduction removes sound from its original context.

By my own historicization of practices and ideologies of sound, one could hypothesize a particular context where the acousmatic definition of sound reproduction holds explanatory force. Indeed, the concept of acousmatic sound may seem intuitively plausible to many people today. But that does not make it true. Recall, with Stuart Hall, that that which is most obvious is most ideological: “When people say to you ‘Of course that’so, isn’t it?’ that ‘of course’ is the most ideological moment, because that’s the moment at which you’re at least aware that you are using a particular ideological framework, and that if you used another framework the things that you are talking about would have a different meaning.” Acousmatic or schizophonic definitions of sound reproduction carry with them a questionable set of prior assumptions about the fundamental nature of sound, communication and experience. Most important, they hold human experience and the human body outside history”


Y continúa dando cuatro razones: que la idea de la comunicación frente a frente (interpersonal) es la que debe servir de medida a cualquier otra actividad comunicativa, que al establecer esta prioridad los sentidos se sentirán desorientados frente a la reproducción tecnológica debido a la falta del cuerpo y los instrumentos, que la tecnología fragmenta lo natural de esta comunicación frente a frente esto es la unidad del cuerpo humano como signo de lo puro y que la tecnología de grabación es inerte en el proceso de escucha y permite una separación completa entre el sonido y la fuente. En lo básico el libro quiere proponer que los procesos de escucha son aprendidos y que varían con los medios de reproducción, como el mundo visual es diferente tras la invención del cine, o en otro contexto y tampoco muy exactamente, que la literatura está mediada por las convenciones culturales e históricas de cada época y que no podemos ignorarlas sin equivocar el significado primario de la obra.

La primera entrada de este blog pensaba ser una explicación largísima extendiendo el “En este blog hablamos de canciones”, primero definiendo a que nos referimos con canciones y decidiendo que nos referimos a las grabaciones, y cual es su estatus dentro de la música pop, ya que, bueno, uno cuando compra un libro de Chagall, sabe que está viendo reproducciones de un cuadro y que el cuadro original es la obra de arte, pero con una canción es un poco más difícil, ya que esta varía con el tiempo, desde su concepción a la maqueta el disco o las interpretaciones en directo, pero no puedo decidir que es la interpretación del músico ya que bueno, Elvis está muerto así que las canciones de Elvis sólo existen como residuos de un esplendor pasado y a decir verdad yo no las siento así y además por edad nunca he visto vivo a Elvis, así que no hay manera de que lo puedan demostrar, pero claro me dirán escucha este directo suyo, y yo les diré “Supongo que te refieres a que escuche la grabación de un directo de Elvis ¿no?”, además el otro modelo quizás es válido para el creador pero no para el oyente, yo por ejemplo jamás podré ver si los temas de Morning Musume eran mucho más viscerales en la gira de presentación, sino que mi opinión se deriva de las grabaciones y como en los directos la mayoría de los grupos tratan de reproducir lo que suena en los discos, es difícil imaginar que las grabaciones son “residuos” o “pálidas imitaciones” así que me importa bien poquito lo “artificiales” que resulten y que no se puedan tocar en directo (menuda limitación a la imaginación), etc… Era una gran entrada, pero muy, muy compleja. Así que no se preocupen si veo siempre este blog como una empresa fallida.

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