Discos que he escuchado recientemente:

2562 “Aerial”

Este disco sólo se me hace aburrido cuando estoy llegando al último tema. Por tanto es el disco de dubstep cuya escucha me resulta más cómoda, en el sentido de no tener que luchar con las esperanzas que tengo puestas en el artista (Kode 9, Burial), con los tópicos que escucho o con lo que quiere representar (las aristas más aburridas del disco de Benga) en su planteamiento. Y precisamente ese debe ser el problema de un disco que está lleno de matices y compuesto por una sucesión de temas construidos con solidez y sensibilidad que fluyen en su desarrollo con gran habilidad pero que supongo sufre de una falta de ambición y riesgo que deja sus costuras demasiado a la vista. Aún así sigue siendo un disco muy potable.

D-Bridge “The Gemini Principle”

En la entrevista que enlazamos hace unos días, cuando Martyn hablaba sobre como quería que fuera su disco mencionaba que quería hacer un disco que dejara rastro, que provocara emociones como los de Burial, Kode 9 o este mismo. Este hombre formaba parte de Bad Company, el grupo de drum’n’bass, pero se separó hace años y lleva publicados bastantes temas bajo este nombre. Si buscan su nombre junto al de Burial, encontrarán que aquel lo cita en la larga lista de los creadores de sus temas favoritos. El propio Martyn tiene en su blog una entrada/crítica/entrevista dedicada al disco. Francamente es un disco que entra muy bien y que le hace recordar a uno demasiado que era lo que le gustaba del género (las emociones conjuradas en los desarrollos musicales, la tensión de los temas) así como lo que odiaba (la duración de los temas, la repetición de los patrones rítmicos que acaban dando dolor de cabeza). Hay ambición, hay ligereza de toque, hay demasiados temas, es sólido pero irregular, pero ya es un triunfo haber conseguido que escuche un disco de drum’n’bass, algo que no hacía desde algún lanzamiento de 2002 o así.

Move D & Benjamin Brunn “Songs from the Beehive”

Este disco de electrónica no pulsa ninguna tecla para hacerse el interesante, pero los temas tienen tal presencia y fluidez en sus motivos y en la forma de construirse, sin hacer nada particularmente novedoso, pero sobrado de luminosidad y claridad de ideas que lo hacen digno de admiración y lo convierten en uno de los discos de este año (aunque no lo parezca).

Grouper “Dragging a Dead Deer up a Hill”

Este es un disco de shoegaze compuesto por una chica. Lo he escuchado poco, pero se desenvuelve emotivo, como si quisiera cumplir esa fantasía mía de un disco triste en el que cada canción fuera como una capa de ceniza que tuvieras que quitar para llegar al corazón de lo que se ha quemado. Esto es, que no he escuchado la música sino que el indie en mi se ha dejado llevar, como quien lleva una estricta dieta hasta que pasa unos días con la familia y las comidas le regalan unos kilos que no puede quitarse en una temporada. Es algo que me pone triste, saber que haga lo que haga y escriba lo que escriba, esa sensación de seducción por lo conocido (completamente acrítica, burguesa y asimilada) sea la cumbre de la música popular contemporánea. De hecho están consiguiendo que deje de escribir y de opinar, y que me calle viendo como en decenas de sitios repiten los mismos nombres y argumentos como un mantra, como esa falsa felicidad que dicen les quiere imponer el sistema y las multinacionales como rostros del capitalismo. Pero creo que el disco está bastante bien.

Marcel Dettman “Berghain 02”

Tiene un par de transiciones hacia los temas de los clásicos que resultan demasiado forzadas (incluso para alguien que no presta atención a esos temas como soy yo), pero aparte de eso, el viaje merece la pena ser vivido (sin ser ninguna revelación ni algo que cambie la vida pero tampoco uno más del montón).

Hay más discos (Tobias, Ricardo Villalobos, Martyn, Rodhri Davies con David Lacey y Dennis McNulty, Nico Muhly, Daedalus, Deaf Center, etc.) pero todavía no tengo una opinión demasiado formada o atenta de ellos para compartir.

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