Ayer estrenaron el videoclip del nuevo single de Solange. En realidad tras verlo, además de odiar este, también pensé que odiaba la canción por no ser capaz de sobreponerse a este. El video es una combinación entre imagen real y animación, de claras y necesarias, ya que la música igualmente las convoca y las busca, resonancias retro, conseguidas mediante el vestuario y el tipo de actuación de las chicas y los sucesos históricos en las animaciones. Como trabajo es fantástico. Lo malo es que en cierto modo me recuerda al tipo de videoclips que se inventan para canciones que se publicaron cuando el videoclip no era ni una idea. Esos en plan “golden classics”. Pero en realidad creo que lo que más me molesta es la visión conformista de la historia que plantea en su reconstrucción. Hace poco vi completa una serie de documentales sobre economía. Alguien los había recomendado por alguna parte. Fue muy divertido comprobar que a pesar de una construcción narrativa sólida y más o menos equilibrada en su consulta de puntos de vista, era pura propaganda neoliberal. Proyectaba luces sobre todo aquello que le interesaba y escurría el bulto cuando había problemas para los que no tenían respuesta. Pero fueron una visión muy interesante porque uno se hacía una idea de lo que había estado sucediendo en el mundo durante las últimas décadas y en parte porque había sucedido esto. Además cosas que uno recordaba haber visto en los telediarios de pequeño pero que no comprendía demasiado bien, como la superinflación de Bolivia, el final de la URSS o ya más reciente, la crisis de los mercados asiáticos, tomaban una nueva luz y una mayor claridad, dándole a uno una cierta visión histórica más interesante que el simple recitado de acontecimientos habitual. Y por eso mismo, este videoclip, o las comparaciones de Obama con el espíritu de Martin Luther King, me parecen demasiado falsos y planos. De todos modos llevo toda la mañana canturreando la canción.

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