El nuevo single de Cassie aparte de estupendo y jodido es, entre otras cosas, un tanto disfuncional. En teoría debería funcionar así: una chica está en una relación donde el chico no quiere admitir públicamente que está con ella, ella se cansa y aunque quiere estar con él (algo que se afirma con entereza y optimismo en el estribillo), se largará si no lo hace. Una voz masculina aparece diciendo que él también quiere que sea así pero no suena demasiado convincente. Vale, el problema está, que aunque queda muy claro durante la canción que ella está en la posición de elegir, su elección verdadera -ser “la chica oficial de”- es bastante patética y desesperada. En el mejor de los casos, una visión bastante romántica, consiste en formalizar la relación ante toda la comunidad. En el peor, admitir que hay muchas chicas no oficiales en su vida, el compromiso entendido como una simple mascarada de cara a la familia y los vecinos.


El tema, producido por Danja y escrito por The Clutch, aunque no atrapa en las primeras escuchas va calando a medida de que su construcción dramática y psicológica se va haciendo aparente. Cassie canta -sin salirse jamás de su carácter como personaje e intérprete, en el que jamás haría un espectáculo (público) con sus emociones- transmitiendo (o insinuando si no les convence su rango vocal) sensaciones que van puntuando la canción como el cansancio, la inercia, la desazón, la angustia y la impotencia o la desesperación ante el hecho de no poder cambiar los acontecimientos, pero también llena de cariño y de ternura, mientras los acordes del sintetizador transcurren estáticos o se embarcan en riffs repetitivos que parecen congelar el tiempo (y la situación) en forma de instantáneas o fogonazos de recuerdos y el beat siempre parece llevarnos de nuevo al punto de partida. Pero lo que realmente me tiene atrapado es una delicadeza de matiz, buscada o no por el productor, que surge a partir del montaje y la superposición de las distintas tomas vocales de Cassie para construir su interpretación vocal. Lo que era antes un discurso sólido se va desmadejando en una serie de frases que parecen desconectadas que van mostrando la volatilidad e inestabilidad de las emociones y la psique en esas circunstancias, su carácter fragmentario e indeciso, lo contradictorio de las posturas y decisiones de uno, en suma la incapacidad de poder distanciarse de las propias emociones. Esto al meno en parte disuelve el carácter lineal de la primera lectura, y la respuesta de erm, ¿Timbaland? Ya no es necesariamente la voz que suena cuando hablas con el móvil o alguien que ha estado callado y escuchando. El desarrollo parece basarse entonces en palabras o promesas que alguna vez se hicieron, y la confrontación se convierte en una preparación de lo que está por venir. Esto al menos tiene la virtud de convertir en ambigüedad la interpretación original, algo que se agradece por que de algún modo uno puede quitarse de encima ese horrendo florilegio creativo que rima “I don’t want to be your unoficcial girl” con “I want to be your official girl” y que convierten la canción en un elogio de la estupidez y una afirmación de la validez de las relaciones interpersonales en las que una parte de la pareja (sea cual sea su orientación sexual) decide sacrificarse y humillarse por evitar que la otra mitad abandone. Disfuncional, ya lo dije.

Debería hablar de Karina Pasian y su grabación de esta canción, pero que te den defensora de la división cuerpo/alma y contenido/estilo como manera de hacerte pasar por una cronista social cuando lo único que haces es colgar fotos tuyas con cualquier famoso que te encuentras, cantar canciones de Destiny’s Child en tu canal de Youtube, perder en Star Search (sí, gano la primera ronda, pero no se clasificó en la segunda), cantar en la Casa Blanca en un fiesta organizada por el "amigo de la familia" Emilio Estefan, estar entre algodones desde los tres años con una familia que puede costear tu carrera artística aunque después tu cantes sobre embarazos adolescentes (su primer single “War at 16”) para, mediante el concurso de tu sello que te presenta como la máxima destilación del ser humano y su sensibilidad, aspirar al mercado de Alicia Keys (que en el fondo es donde están los billetes). Sad but true.

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