A principios de esta semana, en las agencias de noticias apareció una en la sección de cultura hablando sobre como 20th Century Fox tras la oleada de críticas que recibió el trailer de la adaptación cinematográfica de “Bola de Dragón”, decidió llamar al director para que reuniera de nuevo al equipo y los actores para filmar material adicional con el que tratar de salvar el muy posible linchamiento y los resultados desastrosos en taquilla. La noticia en si misma no genera ningún tipo de optimismo. Si decidimos que el cine de Hollywood cada vez se adapta más al formato que Peter Watkins llama “monoforma” (el cine entendido como montaña rusa, los efectos especiales, los equipos de sonido de las salas bombardeándote con sonidos a volúmenes atronadores, rapidez en la edición, multiplicación de los planos para dar sensación de velocidad, falta de profundidad de los personajes, etc., es decir el tipo de formato del que pueden disfrutar sin problemas adolescentes que deciden perder la tarde juntos para divertirse y que incluye una visita al cine para comer palomitas y otras cosas (y obviamente Hollywood produce otras cosas pero ya sabemos donde está el dinero para las promociones y como en la mayor parte de las ocasiones esas otras producciones dramáticas solo existen para dar la sensación de variedad, aunque todo es más complicado que eso)), podemos hacernos una idea de cómo ha podido ser el proceso creativo de la película: múltiples reescrituras del guión que se transforma en un reguero de nombres en el que ya no se sabe quien aporto qué ni cuando, un rodaje de ese guión tan extenso que hará que la película termine apareciendo en la sala de montaje, la prueba con los grupos focales en las proyecciones privadas para comprobar la reacción del público y decidir si este está interesado en el producto que los encargados de marketing en principio habían pensado como consumidor, etc. Las películas resultantes suelen ser monstruosidades sin pies ni cabeza, sin lógica interna, lo que es algo que no es necesariamente importante para el modo de consumo de estas, pero es que además en muchas ocasiones fracasan en su único objetivo (y lo único que el público esperaba de ellas): entretener. Resulta predecible el pensar como los añadidos no aportarán ninguna diferencia realmente significativa si la película es tan desastrosa como parece ser (y el trailer era patético). Pero resultaría ridículo si al final el estudio decide no estrenar la película aunque sea de tapadillo o enviarla directamente a video o imaginar a los actores y directores cambiándose de residencia hasta que tras múltiples reescrituras materiales, filmadas del proyecto este consiguiera el sello de aprobación y el voto de confianza del público (fans del manga y el anime, conocidos de estos, gente que no lo fue pero convivió con el fenómeno, etc.). Este último proceso, tan irreal, tan completamente embebido en la imaginación, es un modelo que tristemente se está convirtiendo en la realidad del R&B en la industria discográfica.

Hoy nos hemos levantado con la noticia de que el disco de Ciara, originalmente pensado para ser publicado a finales de agosto, principios de septiembre, ha vuelto a ser reprogramado tras la triste acogida que recibió el primer (y algo equivocado) primer single. También esta semana han aparecido imágenes del rodaje del nuevo videoclip de Rihanna, que se supone saca un disco a final de este año, pero es todavía del disco del año pasado. Esta es la contrapartida al fenómeno de los retrasos, la extensión del periodo de duración de un producto que sabemos está funcionando en el mercado. Los últimos trabajos de Rihanna o Chris Brown son ejemplares en su funcionamiento: los discos entran en las listas, los primeros singles son acogidos en las radiofórmulas y la gente decide escucharlos. El disco tiene el trayecto habitual, tres, cuatro singles y entonces, o incluso antes, aparece la versión “extendida”, la celebración del éxito, que incluye varios temas extras, remixes, etc. Eso se transforma en un una nueva serie de singles que funcionan al amparo del disco, hasta que deja de resultar rentable y se decide pasar página. Bien, el nuevo single de Rihanna, es material original de la primera versión del disco. No nos quejamos de eso, ya que el disco tenía potencialmente muchos singles y mucha gente considera que este single ni siquiera era el mejor del resto, es que la compañía decidió cortar este material, entonces fresco para enlazar con la publicación de los nuevos temas y simplemente ya los ha agotado todos. Pero deberíamos buscar ejemplos intermedios entre el disco que nunca se acaba y el disco que nunca se acaba. Alguna gente (Cherish, Lil’Mama) un tiempo después de tener un éxito relativamente menor. Los discos desaparecieron sin promoción alguna. Vayamos en la otra dirección. El disco de Usher, se suponía iba a ser el equivalente a un blockbuster este año. Además el primer single fue un éxito rotundo, estando semanas y semanas en lo alto de las listas de éxitos. El disco realmente tuvo una buena acogida durante las primeras semanas, pero tras eso, la nada. El disco no era gran cosa, el segundo single no cuajó. Lo mismo puede decirse del disco de Mariah Carey, donde segundo y tercer single, de manera misteriosa o no, con “añadidos” o no, se quedaron por el puesto ochenta en Billboard. Después tenemos otro tipo de discos, llamémoslos de corredores de larga distancia, que tienen un público más o menos establecido que compra fielmente los discos para poder sustituir los antiguos en el cargador de CDs del coche. Ya saben: Alicia Keys, Ne-Yo, John Legend, etc. No necesariamente tienen que copar la atención del público ni convertirse en presencias omnipresentes en los medios. De hecho podríamos pensar que es el objetivo lógico de la industria: un producto que funciona y no necesariamente tiene que ser el más vendido. Pero claro, esto es la industria discográfica.

El disco de Cassie ya se ha perdido. La fecha original era en algún momento del año pasado. Se filtraron de 6 a 8 temas y mucha gente lo esperaba porque todos ellos les parecían excelentes ejercicios de estilo, algunos de ellos incluso grandes canciones. La estrategia promocional la de siempre: en mi nuevo disco soy más yo, he tenido más poder de decisión en la elección de los temas, es una visión más coherente de quien soy yo como artista. El primer single “Official Girl” se filtro antes del verano, el videoclip llegó a finales de este, tremendamente reconstruido. Cassie iba medio desnuda (apareció en las listas de las mujeres más sexys según FHM sin casi aparecer en ningún lado el año pasado), y nadie hizo caso porque ya estaban cansados de esperar. Pues nada, al estudio a buscar más material. Teyana Taylor no llamó la atención de esa entelequia conocida como “el gran público” con su primer single, así que la compañía borró el disco de sus parrillas de previsión y decidió que debería grabar nuevos temas, hits potenciales que ayudaran a que el disco fuera “popular”. Ese disco llevaba como dos años en el proceso de ensamblaje. Hay otra realidad que no es visible en lo que estoy escribiendo. Todo este proceso está pagado por la compañía que se encarga de las facturas de alojamiento, costes de los productores, etc. Si alguien quiere saber lo ridículo que puede llegar a ser este proceso puede recordar aquel artículo (1, 2)del Wall Street Journal que seguía el proceso de una intérprete (Carly Hennesy) en la que la compañía creía “a muerte” que terminó costando dos millones de dólares y vendió en su momento 378 copias.

Así que llegamos a la razón de ser de esta entrada: el nuevo single de Keri Hilson. Algunos rumores están apareciendo en determinados blogs sobre como el disco está volviendo al estudio para tratar de encontrar una personalidad más definida después de que el primer single no obtuviera gran repercusión. También hay señales extrañas. Se supone que este es el single actual, pero ya hay otro que está llegando a las radios, después hablaremos de este. La idea aunque parezca extraña o desesperada no es tan descabellada como parece en un primer momento. La radio está especializada en ciertos formatos y dos singles pueden funcionar independientemente entre públicos aparentemente distintos. Uno puede estar más enfocado al mercado pop y el otro hacia un público más urban. Hilson sigue apareciendo como eye candy en videos y colaboraciones con otros artistas (Usher, Ne-Yo, Chris Brown ), tratando de aparecer más y seguir un rostro conocido que el público pueda reconocer al ver su videoclip, y por tanto, ser recibido de una manera distinta.



“Return the Favor” es un single producido por Timbaland, que pone las cartas sobre la mesa desde el principio, con esa pantalla que reproduce aquella otra colaboración entre Hilson y Timbaland en el disco de aquel. Es una canción que entonces se puede entender como una prolongación de aquella (y aquella era fantástica), y que continua con una estética más o menos futurista en sus imágenes, la construcción de la imagen de Hilson en algún lugar intermedio entre el eye candy (o el fanservice) y la intérprete (y compositora) versátil, llena de talento, humana, llena de ideas. El otro single “Turn Off” , con la colaboración de Lil’ Wayne, es tremendo. Con decir que ella lo eclipsa. Lo que no sabemos es si nada de esto servirá.



Oh, una última cosa. Me he enterado que la semana pasada Lindsay Lohan consiguió el número uno en Billboard en la lista “Hot Dance Club Play” con “Bossy”, un single que se lanzó como alerta, sin promoción, sin videoclip, etc. etc. Es su primer número uno.

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