Normalmente no suelo enlazar mixes. No tengo nada contra ellos por si mismos, es sólo que hay muchos, muchos, muchísimos. Y que en gran parte de los casos preferiría estar escuchando los discos originales a las nuevas versiones creadas en el momento. Simplemente por saber apreciarlas. De cualquier modo este mix que publicaron en Desparrame (entrada del 21 de octubre (no me interesa hacer trackbacks si no tengo nada que aportar a cambio a las entradas originales)) tiene un concepto (y ejecución) realmente deslumbrante. Algo que hace muy bien es derribar ciertos tópicos de la crítica musical sobre el momento donde los artistas españoles recogían la influencia de los estilos y tendencias contemporáneos dentro del mundo del pop y el rock internacional. Citando sellos, artistas, estilos de producción contemporáneos, con una precisión material que normalmente sólo se obtiene rebuscando en revistas, sitios de internet y cubetas, alejada de los estereotipos y las demasiado despejadas avenidas de lo que fue realmente el pasado, lo que trascendió de aquel y el tipo de anteojeras que siempre se muestran con este tipo de reconstrucciones. También al tratar de reivindicar una escena enterrada por los tópicos y demostrar en la práctica cual fue la reacción a la acción de los sonidos internacionales, toca algo que me interesaría explorar con mayor profundidad en el futuro. Casi siempre, uno se encuentra con los comentarios que deploran la música que se hace en un país comparándola con el brillo, la extensión, el rango, la profundidad, la profesionalidad o el conocimiento de músicas que proceden de otros países. No digo que sea un fenómeno español, con la gente soñando con la profundidad americana o la variedad estilística del Reino Unido. Hay gente que sueña con el J-Pop, con la escena electrónica de Berlín, con la sofisticación del pop francés, la calidad y brillantez formal del pop sueco, etc. Realmente da igual lo que sea que se admire o se idolatre. Me interesa el movimiento por el que se trata de extender ese sujeto idealizado (e irreal) a la realidad cotidiana, produciendo la típica reacción del comentario sobre la pobreza de ideas de los grupos locales, la falta de carisma, la mala copia que resultan ser de aquellos a quienes dicen seguir, etc. Pero creo que esto es algo que depende normalmente de la infraestructura que tenga una cierta comunidad para responder a las propuestas externas a ella. En este contexto, me interesa más el concepto de “respuesta” que el de “copia”. El hip-hop en Francia o el R&B en Japón, no copian o hacen versiones de segunda categoría de los sonidos actuales que surgen de EE.UU., miran, aprenden, se relacionan con esa música y hacen algo acorde con su sensibilidad. Ya se que esto suena demasiado idealista y simplista. Pero digamos, que no hay tanta diferencia entre lo que una emisora de radio (en teoría de carácter mainstream) programa de uno y otro lado de sus fronteras. Sean los 40 Principales, la BBC o NRJ. El hecho es que empastan, quizás más unos con los otros, quizás mirados de cierto modo que no se ajusta a la realidad originaria. Podrá sonar a herejía, pero en realidad, lo que proponen Amaral, salvando la distancia no está tan alejado al estilo de vida o la concepción de esta que uno podría desprender de Keane o Coldplay. Pero tiene que existir esa cohabitación. Muchos países europeos tienen sus propias escenas hip-hop, pero normalmente su popularidad, su área de influencia se limita al mismo país o zonas cercanas con una cultura y costumbres parecidas o un mismo uso del idioma. Y normalmente no tienen relación aparente con los sonidos que suenan en la actualidad, o si lo hacen se limitan a los intentos de una serie de productores. En fin, es complejo y como he dicho, me gustaría investigar al respecto.


Esta mixtape jamaicana, no tiene la intención de ser una un muestra de buen gusto y selección, simplemente presentar a una serie de artistas femeninas, y quizás sólo sea ruido, o risas gordas, o un caramelo que se disuelve con escuchas posteriores, o aburrida de la muerte, o sorprendente, fresca y descarada, o quién sabe realmente, que es lo que en realidad uno debería exigir siempre en estos casos para que estos artefactos promocionales dejen su huella en el corazón o la memoria (lo que prefieran a estas horas de la tarde). O no.

0 comentarios:

Archivo del blog