Violens es un grupo que gusta de dar un cierto toque de ingravidez a su música. Para ello, por ahora desarrollan tres estrategias sonoras distintas: el shoegaze (la versión indie del ideal romántico, donde el artista huye de la realidad cambiante, la nobleza y la iglesia pierden su poder económicos y estos se ven sometidos a los caprichos del mercado y la burguesía, invocando lo único, lo mágico, lo mítico y su inacabable universo de emociones ante una sociedad que ve como podrida, estúpida, vacía, aquí representado mediante una música cuyos contornos se disuelven pero que todavía goza de dirección/sentido), eso que dicen es influencia del post-punk (el gusto por los arreglos disonantes y las melodías fracturadas, la transposición del ideario punk al sonido punk, la creación de formas nuevas no codificadas por el mercado y la reacción ante el acomodamiento y vuelta al redil de lo que quedaba entonces de contracultura (el yatch rock, los despojos del glam, el rock progresivo tipo Moody Blues, el hard rock que se transformaría en heavy, el krautrock virando hacia el new age, la música disco más aguada y oportunista) y el pop barroco (la ruptura, las tres estrategias son rupturas de un modo u otro, con la continuidad espacial y temporal de uno, la sensación de confusión de una música que parece salir de ninguna parte, la nostalgia por un mundo distinto y otras chorradas por el estilo), que pueden encontrarse en formas más o menos mixtas o distintas como estilos. En realidad supongo, más que otra cosa, es una cierta revisión de esa intensidad horizontal, extracorpórea y esa cierta ingenuidad de las emociones de uno en la adolescencia.

Escuchando las canciones, muy majas y bien construidas, tampoco gran cosa fuera de esa sensación, uno puede comenzar a acumular influencias de manera más o menos disparatada (The Clientele, Vampire Weekend, The Left Banke, Sagittarius, Ride, etc.) . Me interesa un poco este proceso. En psicoanálisis hay dos conceptos que podríamos asimilar, a martillazos, a este: la transferencia (cuando el psicoanalista comienza a influir, guiar y colorear con su acción lo que el analizado cuenta) y la proyección (o el atribuir las causas internas a objetos o personas). Quizá me interesa más verlo como una inversión del “cold reading”. Si allí, el lector trata de “adivinar” al sujeto mediante la observación de detalles e influyendo para que este vaya soltando información sobre la que construir sus imágenes, en este caso podríamos suponer otra cosa: ver más cosas de las que hay realmente en la música, atribuyendo nuestro conocimiento a un concepto más o menos plano, más o menos sugerente.

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