Aunque tenía los libros recopilatorios, estaba sopesando la idea de suscribirme a Wax Poetics. La causa de esto, el desconocer cuanta cantidad de información se pierde en el tránsito desde la revista al recopilatorio. Si se ven los (grandes) nombres en las portadas antiguas para después encontrar que estos no pasan el corte, la sensación de que la selección de artículos puede ser algo aleatoria se instala con comodidad en la cabeza. De modo que compramos el último número, el de la (doble) doble portada con Sly Stone y Jimmy Cliff.

112 páginas (sin contar portada y contraportada), con lomo, olor agradable, papel agradable al tacto, peligro de dejar las páginas llenas de huellas digitales si la tinta no se ha secado (y no se ha secado). 41 páginas dedicadas a publicidad, 3 al sumario, colaboradores y el editorial, 17 fotografías que ocupan toda la cara. Pasando a los artículos en sí: 5 páginas dedicadas a la sección de “descubrimientos” (es decir discos antiguos), 3 dedicadas a los obituarios, 3 para artistas “actuales” y la última página dedicada en esta ocasión a Randy’s Records. En los artículos mencionados anteriormente, cada artista, finado o disco recibe una página.

Los artículos “fuertes” o con “contenido” son los siguientes: Cey Adams, Large Professor, Jamaa Fanaka (que no aparece en el sumario), Egyptian Lover & Arabian Prince, Sly Stone, Jimmy Cliff, Ahmad Jahmal y un artículo, dominado por la fotografía, de Jeff Chang sobre los B-Boys surcoreanos.



Cey Adams es el diseñador gráfico que ha realizado gran parte del arte de los lanzamientos del sello Def Jam. Se trata de una entrevista, acompañada por algunas muestras de su catálogo (Public Enemy, la portada de “Ready to Die” de Notorius BIG, el primer disco de Mary J. Blige), que cumple la función promocional de hablar de su libro “DEFinition: The Art and Design of Hip-Hop”. El libro es una recopilación de su trabajo no limitado exclusivamente a los discos y está acompañado por una serie de artículos (escritos por periodistas musicales) que tratan de elaborar una visión general de cómo ha sido la evolución y la influencia que ha tenido el diseño (gráfico) a la hora de conformar la cultura hip-hop. No parece una inversión demasiado mala.

El artículo de Large Professor consta de tres páginas, una de ellas, entrevista y las restantes dedicadas a una selección de algunos de sus temas y discos favoritos (de Fearless Four a MC Shan pasando por Teddy Pendergrass, Jay Dilla o Ultramagnetic MC’s). Muy interesante para según que cosas, una bobada para otras.

Jamaa Fanaka, es un cineasta admirado por sus contribuciones al género blaxploitation, al cual en este caso le dedican una amplia entrevista, útil sobre todo si uno conoce de antemano los títulos que se citan, ya que se centran en aspectos como el rodaje de determinadas escenas, la recepción del público, el mensaje que transmitían determinados personajes, etc. más que en tratar de ofrecer una panorámica o una presentación de su obra. Este tipo de enfoque, en el que además de dar por sentado que el lector tiene una amplia cultura en el mundo de la música popular también se cree que este ha ejercido el crate digging o al menos que conoce muchos discos de donde proceden los breaks para múltiples discos de hip-hop, suele ser la norma general de la revista. Algunas de las entrevistas en realidad son conversaciones entre amigos que se conocen desde hace décadas y donde se da por supuesto que se conocen detalles mínimos de la carrera discográfica, el nombre de ejecutivos y a que compañía pertenecían, en que periodo estuvieron en aquel sello, etc. El artículo puede ser curioso.

Lo siguiente es una conversación/entrevista (al mismo tiempo) con Egyptian Lover y Arabian Prince. Supongo que se pueden poner las mismas pegas que en el artículo anterior, aunque igualmente interesante.



El artículo de Sly Stone es un extracto del libro de Jeff Kaliss “I Want to Take You Higher – The Life and Times of Sly & the Family Stone”, centrado en el periodo “There’s a Riot Goin’ On”. El amplio fragmento trata de atacar algunas ideas preconcebidas sobre dicho disco, léase a) es un disco generacional sobre la perdida de las ilusiones colectivas y b) es un disco que retrata a un hombre (el compositor del mismo) destruido por las drogas. El argumento contra la primera propuesta no es tanto contra esa lectura, que es posible, sino contra la idea de que es un disco que hay que mirar de forma distinta o que no tiene apenas relación alguna con su obra anterior, siendo este el reverso pesimista de aquella. La segunda está más centrada en tratar de exponer que las muy visibles tensiones y problemas internos del grupo, no surgieron como por arte de magia durante el proceso de grabación del disco, sino que ya estaban larvadas o funcionando plenamente cuando el grupo hacía música más optimista. Así que el escritor toma el camino de no detenerse demasiado en la música (por lo menos en estas páginas, descripciones concisas que se consumen en apenas unos párrafos) o el dibujo histórico social para tomar la laboriosa y dolorosa ruta de reconstruir los sucesos contrastando informaciones, declaraciones a revistas, mitos y nuevas entrevistas con los sujetos para mostrar la mecánica de funcionamiento en aquellos tiempos, evitando las descripciones truculentas o la prosa encendida por la fantasía. Tampoco saca uno una idea muy clara de cuales eran los problemas antes (supongo que para eso está el resto del libro) o poco más que una perspectiva informada de aquello que ya sabíamos (encerrado en una casa, grabando continuamente, excesos de todo tipo, etc.).

El artículo de Jimmy Cliff, escrito por David Katz, es, esta vez sí, una panorámica de su carrera, profusa en detalles de todo tipo. Y por último tenemos una larga entrevista a Ahmad Jamal.



De modo que tenemos unos siete-ocho artículos importantes. En el segundo volumen recopilatorio de artículos y entrevistas de la revista, se desglosa los artículos por cada número que abarca dicho tomo (cinco). El número de selecciones varía entre 5 y 8, de modo que podemos suponer cuales acabarían en un hipotético recopilatorio de esta época. Por tanto, para sopesar la posibilidad de la suscripción debería pensar en dos aspectos: la urgencia por leer este material y el valor que añaden el resto de contenidos de la revista. La respuesta al primero es que no siento urgencia, al menos en tan alto grado. Puedo sentir interés por leer YA ciertos artículos, pero no estoy dentro de este mundillo, así que los tengo más como material de referencia o punto de partida para compras que cualquier otra cosa. En el segundo caso soy más ambivalente. Los artistas “actuales” poco o nada me dicen (algo en lo que coinciden algunos o muchos lectores de la revista), pero la sensación de comunidad, así como de muestra del momento histórico actual, que crean el resto de artículos y la publicidad (tiendas, material de producción, lanzamientos discográficos, accesorios, etc.) se pierde en los libros (que precisamente se centran en tratar de lograr cierta atemporalidad, hablar de o con “clásicos”, huir de la maquetación que ya ha quedado obsoleta). Es decir que todo se reduce (ante la posibilidad de que se sigan publicando los recopilatorios) a si me gusta comprar la revista por ser tan “bonita” o no.

1 comentarios:

Little Turtle dijo...

Estaba yo también planteandome pillar algun numero de la Wax Poetics, pero creo que ahorrare y pillare alguno de los volúmenes recopilatorios. Me ha sido de ayuda el speech. Thanks.

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