Las cosas de los lectores de feeds. Cualquier blog, web o revista que te parezca o pueda ser interesante en algún momento, es añadida sin mucha reflexión. Después uno pierde el rato marcando como leídas las alertas de todos esos sitios que te dan un tanto igual. El otro día decidí visitar una web de noticias neo-soul que tengo desde hace meses y habré visitado dos veces desde entonces (y lo único que se ve en el feed son las dos primeras líneas de texto). Tal vez la cifra de la frase anterior sea inexacta. Quiero decir que con esta era la segunda visita. ¿El motivo de interés? El usar como detonante de una entrada las reflexiones que genera una hora de escucha de una radio urban. Alguna vez hemos hecho por aquí algo parecido, aunque con canales musicales televisivos. En mi caso era un ejercicio que me resultaba entretenido por tratar de capturar las variaciones que se producen durante la escucha de una selección de temas además de averiguar si no siendo pasivo en la escucha podía encontrar que opinaba sobre aquellas canciones, sobre ese “pensamiento único” que nos hace borrar cualquier tipo de diferencia. Lo que me interesa en el caso de otros es encontrar los núcleos ideológicos dentro de las argumentaciones, aquello que entre “conocidos” se da como sobreentendido, aquello que damos por supuesto aunque nadie más parezca verlo aparte de nosotros. Aunque claro, esto hace parecer la experiencia más interesante.
Al llegar a la entrada, compruebo o intuyo todo lo que va a venir después. Se supone que está escuchando una radio “urban” pero no cita cual, la sección se llama “alma contra máquina” y lo que se supone es un experimento sociológico obviamente deja de serlo cuando cualquier emisora sirve y la sesión puedes haberla inventado durante el desayuno. Es decir que esto es un rodillo, ellos contra el mundo cruel, el mudo soez, el mundo fuera de mi piso y el de mis amigos. Obviamente todas las canciones son mierda. Obviamente cualquier cosa que digan los presentadores es una imbecilidad que no merece escucharse. Y obviamente las “observaciones” sociológicas son excusas para poder insultar a grupos enteros de población. Un cantante le recuerda al tipo de vagos que hacen las mudanzas y viven en casa de sus padres y siguen viendo a sus amigos de toda la vida. Lil’Wayne es tan ubicuo porque la gente simple conecta con su imagen (la gente simple: los negros que fuman hierba de día y que al volver del trabajo siguen fumándola en el mismo sitio). Otra canción es de retrasados mentales (es las cosas que tiene el ser sensible, que uno siente “la necesidad de llamar las cosas por su nombre”), Soulja Boy tiene que ser para niños de 6 años (ya se sabe, pequeños retrasados…), todo es inconsecuente, pobre, genérico, Gucci Mane tiene el flor más aburrido que ha escuchado y hace honor al nombre de su single “Estúpido”, etc. Cuando el mismo tema de Soulja Boy vuelve a aparecer en menos de 50 minutos nuestro comentarista piensa que es un error o una ofensa a su inteligencia, en lugar, ya que nos ha dicho que es tan trabajador de pensar que está escuchando un negocio y este tipo de rotaciones tan pronunciadas responden a intereses económicos. Es decir, que sus argumentos son de quita y pon. Resultado: nunca volveré a escuchar la radio. En la sección de comentarios un montón de gente anónima se cree interesante por repetir aquello que se le ha dicho machaconamente en la entrada principal.
Tampoco debería sorprenderme mucho. La otra vez que visité la página mencionada el argumento era tratar de mostrar la explotación y vejación que hacía Justin Timberlake de la mujer negra. Si ahora mismo no caen a lo que se referían, es a este vídeo de Ciara. Supongo que todo surgió sobre el plano donde le toca el culo. Ignoremos todo. Ignoremos que este es el videoclip de una cantante femenina. Ignoremos la sexualidad de esta. Ignoremos que ella decide. Es decir, creemos nuestra imagen de la mujer perfecta frente a los estereotipos: sensible, interesada en cosas interesantes, trabajadora en algún trabajo y que mantenga las piernas cruzadas hasta el matrimonio. Muy interesante.
Mientras trataba de olvidar lo leído mi vista pasó por encima de otro feed que tampoco suelo leer. El texto era satírico. El titular: “Obama ruined my game”. Y el resumen ofrecido: “Being a black male intellectual used to make me stand out. Now, it's the norm. Thanks for nothing, man”. Lo que me hizo recordar la razón por la cual me suscribí al primer feed: tratar de comprobar si había música interesante dentro del neo-soul (por estadística tiene que haber discos potables en cualquier género musical, un reloj roto siempre da la hora correcta dos veces al día) o la comunidad se definía en oposición y de manera parasitaria frente a una masa con la que supuestamente no se quiere tener nada. En otro resumen posterior de nuevo la lógica del crítico musical se vio ofendida por la presencia de un rapero mainstream (Soulja Boy de nuevo) con disco en un programa televisivo comercial, en lugar de dedicarle ese tiempo a Q-Tip. Sin restarle ningún tipo de mérito a Q-Tip, creemos que este es el indicio de un tipo concreto de crítico “exquisito”. Trataremos de retratarlo con otra anécdota: hace algunos años un ganador de Operación Triunfo, canario, visitó un programa de fin de semana de la COPE. El invitado llegó tarde por culpa del tráfico, aunque el presentador mientras llegaba (sin saber que estaba escuchándolo por la radio del taxi) lo puso a caer de un burro por su falta de educación y maneras. El cantante tras comentarle que lo había escuchado todo por la radio continuó con la promoción y la entrevista prevista. Entonces el presentador decidió lanzarle un piropo que hiciera estremecerse al cantante. Algo que podría ser así “Que sepas que tu disco me ha gustado tanto que lo he puesto fijo en el cargador de CDs del coche. Y para ello he tenido que quitar uno de los discos que tenía. Y quité el de John Bolton”. De modo que podríamos armar el muy dudoso estereotipo del crítico “exquisito” de música negra como alguien que quita del cargador del coche el primer disco de Mos Def para poner el nuevo disco de Mos Def. El que nunca se pregunta cuando se topa con algunos singles de Lauryn Hill sobre qué diablos estaría pensando para creerse esta patraña de buenas intenciones y ninguna propuesta política. El que siempre se muestra cínico e inteligente para hacerse el interesante para ver si puede pillar. El que eleva la voz e insulta cuando está rodeado con los amigos, el que arregla el mundo en conversaciones esenciales que siempre son iguales. El que sólo crítica aquello que está codificado como “criticable” pero que solo alaba aquello que está ídem como “alabable”. Aquel que siempre tiene una opinión medio formada sobre algún tema para escribir una entrada en el momento preciso.
Recientemente me encontré con esta foto de un wota en un foro sobre el Hello! Project. Supongo que aparece aquí como un indicio de cómo puede discurrir mi vida de continuar por estos derroteros (aunque la idol no sería Momoko, aunque no tenga nada contra ella). Lo triste y deprimente que debe ser una vida así. Y sin embargo me parece más interesante que la vida de cínico. Al menos se donde voy. Imaginen como sería el mundo de la crítica musical si estuviera dominado por este tipo de comportamientos cínicos.
De modo, que cosas que teníamos pendientes:
Mano Erina consiguió el sexto puesto en la lista de ventas de singles japoneses, tras unas cifras diarias bastantes irregulares (pasar de un día a otro del séptimo al decimonoveno). Es decir que los resultados fueron mejores que los de su primer single no-indie. Estas son dos actuaciones televisivas más. La primera obvia la parte de la entrevista donde la cantante tuvo que disfrazarse con un gorrito que imitaba el peinado de los luchadores de sumo e imitar a uno entre otras cosas y la segunda resulta muy divertida por la presencia del público y entre ellos varios wotas haciendo la coreografía para divertimento de la gente que había sentada al lado (también había otra gente que lo hacía de una manera menos descarada).
Si tomamos los datos de este artículo como válidos (y la muestra es mínima y las afirmaciones son desde luego corregibles) podemos tratar de establecer una diferencia en la recepción por parte del público de la música mainstream. Si estos jóvenes necesitan múltiples horas consumiendo distintos medios de comunicación para descubrir algo que realmente no estaba oculto (es decir grupos de rock sensible de ventas considerables que se ajustan a los moldes de consumo convencional y que gozan de campañas de promoción notables), tal vez podríamos diferenciarlo de la percepción que tenemos por ejemplo aquí, donde uno tiene que hacer ese proceso para alejarse de unos artistas que considera omnipresentes. Podríamos razonar que el proceso es diferente. En un artículo académico sobre idols se hablaba de cómo sus interpretaciones, en lugar de ser variables como las de los artistas rock se convertían en rutinas de las que no podían escapar ya que el público se molestaba ante la menor variación al respecto. Es decir, que podemos imaginar, por ejemplo, a Mano Erina* y algunas Eggs del Hello! Project (las chicas que bailan detrás) acudiendo a distintos programas y ofreciendo el mismo espectáculo: el mismo peinado, la misma coreografía, idéntico estilo de vestir cuando no el mismo vestuario, la misma canción que se promociona siempre. Y en lugar de pensar en la falta de libertad artística y en la marioneta del sistema que son estos cantantes, podríamos tratar de verlo filtrado por los datos “posibles” del público consumidor, esto es como una maniobra de supervivencia. Si el público ante la multitud de oferta (las listas de Oricon contabilizan al menos hasta donde uno sabe al menos doscientos puestos a la semana, aunque claro, muchos puestos los ocupan artistas populares de otras semanas), necesita horas de consumo para filtrar y recordar aquello que le puede interesar, los mecanismos de repetición y dispersión mediática tienen la función de hacer “visible” al artista a los ojos del público no la de aburrirlo. Este ya se aburrirá en su momento. Si en un momento de zapping, encuentro el final de un clip con un grupo rock embutido en monos de cuero, con el pelo largo y teñido de colores, y consigo recordar alguna frase de la letra, puedo buscarlo. O se me puede quedar la imagen y después encontrarlos en otro programa. También es obvio que estos programas estarán copados por aquellos artistas que resulten más rentables a las compañías y los que resulten una prioridad en su campaña de inversiones. Porque claro, tener libertad artística es algo relativamente sencillo: haces lo que quieres y ya encontraras a tu público. Incluso a tus propios wotas. El problema surge si quieres ganarte la vida con la música como carrera. O al menos hacerlo de un modo holgado. Entonces uno tiene que hacer lo posible para ser recordado en un mercado donde idolos, cantantes, estrellas del porno, vendedores de teletiendas, presentadores, comediantes, actores de dramas, famosillos o los simples tertulianos se cuentan por cientos o miles. Es decir que tenemos el problema de la longevidad. Lo que no garantiza la libertad artística, claro. En el mejor de los casos se creará un cliché que se repetirá buscando las ventas. En el peor, un grupo prometedor deberá retorcerse (a veces de formas sorprendentes, inesperadas y casi experimentales) para tratar de encontrar las ventas aunque en el proceso pierdan a su público original. Por ejemplo el nuevo single de SCANDAL entraría en esta categoría:
Como no pienso hacer otra entrada al respecto, decir que algunas japonesas han estado de promoción en París.
*La canción que da título al single es el tema de apertura de un dorama para móviles e internet que protagoniza la propia Mano Erina. Las Eggs forman una sinergia presentando al gran público a unas chicas que acaban de formar una nueva unit.
Mano Erina ha anunciado la publicación de su tercer single “Sekai wa Summer Party”.
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