En la web FACT Magazine (la revista física deja de publicarse con el presente número como bien anuncia su portada con la dirección de internet) hay una entrevista con James Leyland Kirby (V/VM, The Caretaker, etc.) además de protagonizar la entrega de esta semana del podcast con un mix de su música. El motivo de la entrevista no es la reedición en CD o vinilo de muchos de sus discos sino la futura publicación de su nuevo proyecto bajo el nombre de Leyland Kirby. Por la recepción que está teniendo este nuevo proyecto “emocional” (no sólo aquí, K-punk ya habló de pasada en su momento sobre ello) quizá el disco, el primero de una trilogía que se publicará este año, sea uno de aquellos que gozan del favor, entusiasmo y seguimiento de la crítica antes de haberse escuchado nada de su contenido (¿otro reciente podría ser “Manafon”?). Por lo escuchado en los cuatro largos cortes la música se mueve en ese aspecto “emocional” y “personal” (pianos cuyas melodías se quedan colgadas como gotas de rocío en las hojas, ahora acercándose al sonido de piezas “clásicas” de música ligera, a Coil o a “The Plateaux of Mirror”, bucles hipnóticos, resonancias, texturas difuminadas, degradadas y envolventes, etc.) algo que no me agrada especialmente (digamos que si esto el siguiente eslabón de la modernidad, uno puede imaginar muchos discos de new age que imitarán el estilo rápidamente y lo vaciarán de sus logros), aunque toda la estructura que confía en mostrar las aporías de la construcción musical siguen presentes. Suponemos que será cuestión de escucharlo con más detenimiento. Respecto a la entrevista en si, hay algo que me resulta curioso y es el localismo a la hora de interpretar la historia. El modo en el cual con la llegada del nuevo laborismo, las ensoñaciones futuristas que albergábamos quedaron olvidadas ante un presente inacabable de consumo que extenuaba todas nuestras energías. Quizá sea así. O sea el momento donde se hizo visible la agenda. O simplemente la evidencia de un cambio de conflicto tras la caída del muro de Berlín, en lugar de un miedo teleológico sobre el hipotético triunfo de alguna de las ideologías y sistemas políticos dominantes, el triunfo de una que se encuentra con la amenaza real del agotamiento de los recursos del planeta en múltiples formas y manifestaciones. No se, ya veremos.

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