Tirando del hilo llego a la etnomusicología. Sobre todo por la unión de música entendida como práctica que genera un espacio social en bueno, un espacio físico. Lo que no estoy seguro es si tratar de leer algo al respecto me servirá para algo en lo que estoy tratando de escribir. En realidad lo que nos interesa es la conexión entre el teenpop, la música idol y el pop hipnagógico. Daniel Lopatin, en su Twitter, supongo que medio en broma, dijo alguna vez que lo que hacía era psicodelizar la cultura juvenil de tiempos pretéritos. Tomar las ruinas de aquello que debía ser (la actitud ante la sociedad, los valores promovidos, las temáticas tratadas y el modo en que son articuladas, el rediseño que se hace de las formas de la música pop para definirse como forma de presentación y demás…) y liberarlo de sus ataduras para imaginar nuevos mundos, posibilidades, presentar extrañamientos y distanciamientos posibles sobre su consumo (aunque uno no pueda escapar de ello) sobre todo el proceso y otras cosas por el estilo. El tipo que lleva Tri Angle Records, por su parte, también en Twitter, suele hablar bastante de teenpop (hoy, por ejemplo, de Billie Piper). Un día habló de su fascinación por este single de The Saturdays, de modo que hagan como yo y traten de mirarlo como un depósito de imágenes dispuestas para ser apropiadas en un PV de pop hipnagógico.



En realidad la conexión no creo que sea esa, baja cultura apropiada para ser convertida en alta cultura, aunque algo de eso también hay. A mi lo que me llamó la atención fue la forma de re-presentar el mundo, la vida corriente elevada a la altura del mito, aquello que no se entiende convertido en fuerza misteriosa que mueve y conforma el mundo, o lo que es lo mismo, la misma necesidad de psicodelizar el mundo a tu alrededor, aunque admitimos que las intenciones son distintas. Por ejemplo, este es un PV reciente de Selena Gomez (con una canción que si me interesa no como la de The Saturdays). El desierto convertido en una abstracción, el viaje, como la fuerza de una imagen deshace la situación cotidiana en la que te encuentras embebido y te hace perderte en su multitud de conexiones y recovecos disolviendo, por un momento, por horas, aquello que consideras es la realidad de tu vida. También si se aburren y buscan la cosa del mito, en la letra de la canción se habla del amor como un desierto que no puede florecer si no hay lluvia (en otro de sus singles ella es el relámpago y la otra persona (el teenpop siempre es alegoría, siempre la conexión momentánea entre materiales separados) es el trueno) y finalmente el momento en que uno trata de acercarse al máximo, aquí en el plano afectivo, a aquello que se descubre en dicha imagen aunque la imagen es algo irreal (en el sentido de que no funciona con el libro de reglas del “mundo real”, llamémoslo así). Si últimamente se han asustado un tanto cada vez que hemos dejado caer la palabra alteridad en lo que escribimos, no lo estamos usando exactamente en el sentido de Levinas, el Otro como aquello que está fuera de nosotros, ajeno a nuestro acceso al mundo, necesariamente parcial debido al hardware (nuestros sentidos, el propio cuerpo que habitamos) y el software (cognición, lenguaje, bla, bla, bla), como un modo de acceso a lo que está fuera de nuestra esfera y en último término, de la presencia de Dios. Usamos alteridad como ese otro que se quiere alcanzar a través de la psicodelización del mundo, o por ser menos aburridos y usar menos neologismos, el tipo de suspensión de la realidad que uno siente cuando se encuentra dentro del mundo o la lógica de una obra de arte. Salirnos de la esfera de lo que conocemos.



La conexión con el pop idol japonés, y en menor medida el coreano, aunque podríamos buscarla en sus orígenes, que alguna gente representa como una idealización (ahí vamos de nuevo) de los ídolos juveniles norteamericanos de los cincuenta o de las estrellas yeyé francesas, está en el modo en como ha interiorizado el consumo que hacen de la música sus propios seguidores y convertirlo en parte de ella sin tener que caer necesariamente en la parodia. Esta es una de las caras B del último single de AKB48. Como estamos evitando un tanto los servicios de streaming chinos, tendrán que conformarse con esta grabación de su estreno en Ameba Pigg, un mundo virtual donde la gente se rediseña* a si misma e interactúa. La unit se llama MINT y fue la ganadora de una elección realizada dentro de este mundo (hace poco hicieron un “directo”, debería incluir la foto de las componentes pegadas a sus portátiles como si fuera un concierto de techno). El PV como se puede comprobar es un objeto encontrado, una vieja grabación de vídeo de un programa televisivo que uno encuentra con pasmo en una casete o en CD-Rs. Un reportaje de actualidad sobre el estreno del último single del grupo ficticio, que deriva en un repaso a su carrera mediante todo tipo de registros del tiempo que los consumidores habituales de música pop conocemos un tanto, viejas entradas de blogs, portadas, artefactos, recuerdos, una evolución inversa que muestra los diferentes estadios de evolución del grupo, los estilos musicales y las modas pasadas, un tanto desbaratando su lógica formal, para en el último momento tratar de encontrar algún sentido primigenio a aquello que nos hizo meternos en un principio en toda esta vorágine, en toda esta alteración de nuestra vida mediante cosas “virtuales” (canciones, discos, conciertos, conversaciones, foros, etc.).



Bien, por volver al principio, música como práctica que genera el espacio de nuestras relaciones en el mundo, pero nosotros queremos describir el proceso por el que uno intenta llegar desde el espacio de su cabeza a ese gran espacio exterior. Chorradas.





*“When we say that “Dasein is in the world” we usually pass very quickly on the little preposition “in”. Not Sloterdijk. In what? he asks, and in where? Are you in a room? In an air conditioned amphitheatre? And if so what sort of air pumps and energy sources keep it up? Are you outside? There is no outside: outside is another inside with another climate control, another thermostat, another air conditioning system. Are you in public? Public spaces are spaces too, for goodness sake. They are not different in that respect from private spaces. They are simply organized differently, with different architectures, different entry points, different surveillance systems, different soundscapes. To try to philosophize about what it is to be “thrown into the world” without defining more precisely, more literally (Sloterdijk is first of all a literalist in his use of metaphors) the sort of envelopes into which humans are thrown, would be like trying to kick a cosmonaut into outer space without a spacesuit. Naked humans are as rare as naked cosmonauts. To define humans is to define the envelopes, the life support systems, the Umwelt that make it possible for them to breathe. This is exactly what humanism has always missed. (This is why Habermas became so cross at Sloterdijk and launched a very mean attack against him: naked humans on the one hand, fully equipped humans on life support on the other – of course there was no way for those two German thinkers to agree with one another).

I hope you are beginning to see why Sloterdijk is your philosopher: in the same
way as a space suit or a space station is entirely artificially and carefully designed, so are all of the envelopes that constitutes the fragile life supports of humans. (Sloterdijk calls these “spheres”, and uses the term, “spherology” to name his endeavour.) Human are to be handled with infinite precaution from the womb (natural or artificial) in which they are grown (Sloterdijk defines philosophy as a kind of obstetrics!) all the way to the place where they survive and die”.

Bruno Latour “A Cautious Prometheus? A Few Steps Toward a Philosophy of Design (with Special Attention to Peter Sloterdijk)”

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