Después de todas las expectaciones generadas y el espacio informativo dedicado en los grandes medios de comunicación en sus secciones de cultura, el lanzamiento de los discos de cierto famoso grupo de rock en Itunes se ha publicado entre ayer y hoy algunos de los resultados de la primera semana de ventas, más de 450.000 descargas de sus discos y dos millones de sus canciones. Una prueba irrefutable de su vigencia. Esto último, lo de su vigencia, es una obsesión mía desde hace algún tiempo, aunque nunca quiero dedicarle demasiado tiempo al asunto, de todos modos, tratemos de exponerlo someramente.

En un episodio reciente de Mapa Sonoro, Antonio Galvañ, que es profesor de música de primaria, comentaba algunas de las músicas pop que les ponía a los niños. Una de ellas eran los Beatles, añadiendo el comentario de que “les parecían dinosaurios”. Es obvio que quien hace la matización no está de acuerdo con la validez de dicha afirmación, como si fuera algo muy evidente o contradictorio. Pero, ¿están los niños en lo cierto?

El primer disco se publicó en 1963, el último en 1970. Estamos a finales de 2010. Son casi cincuenta años en el primer caso, cuarenta en el segundo. Por hacer un ejercicio de escucha-ficción, imaginemos que es lo que puede sentir un niño o adolescente de ahora escuchando a este grupo, imaginando las sensaciones que podría despertar en un niño o adolescente de 1963, la música de 40-50 años antes. Como no tengo mucha idea de los éxitos de la época, ponemos este de 1917, el primer disco en vender un millón de copias.



No estamos hablando de la calidad de la música, de su estar como clásico o nada al respecto. Estamos hablando de los lugares comunes de la cultura de una época, el cómo se respondía a la tecnología, usos y costumbres de consumo. Y para alguien de 1963, debía ser en cierto modo algo casi arcaico, algo tan despegado de su entorno vital cotidiano, que resultara más objeto de fantasía que de certeza. Bien, este es el trailer de “Of Time and the City” de Terence Davies, una película sobre la ciudad de Liverpool en la que creció, poco antes o junto a los Beatles (a los que odia).



Este es un video en YouTube con material visual grabado sobre la misma ciudad, concentrándose en el periodo que va desde 1896-1965, mostrado a través de la fecha de inauguración de edificios y otras obras civiles.



De modo que al escuchar ahora a los Beatles, las imagenes que deberían venirnos a la cabeza, deberían ser unas como estas o similares, sin embargo no es así. Esta es la disonancia cognitiva que nos interesa. La vigencia y actualidad y la divergencia respecto al momento histórico del cual proceden. Por ponerlo en imágenes, esto.



Oh, sí. Eso es un anuncio, y como está claro, el grupo es un negocio, es una marca. Siempre hay lanzamientos. Es el “Star Wars” del mundo del pop. Hay quien dice que algunos de los movimientos recientes sobre copyright y pago de derechos a ejecutantes en grabaciones, se deben al lucro cesante que se produciría sobre estas grabaciones. Pero esa imagen, es simplemente la plasmación de una serie de ideas en torno al grupo, comúnmente aceptadas. Es una reificación si se quiere. Lo que hablamos o escuchamos es el mito, no la realidad material de las grabaciones o las estructuras en las que estaban su soporte (una sociedad, un momento en la industria fonográfica, la historia y demás). Y en esas ideas que sustituyen en cierto modo lo que fue el grupo, está la idea de que este grupo viene a representar o ser la modernidad o el modernismo dentro de la música pop (o popular, en general).

Peter Osborne en el primer capítulo de su “The Politics of Time” quiere mostrar que la Modernidad, al menos, significa tres cosas: una categoría de periodización histórica, una cualidad de la experiencia social y un proyecto (incompleto). La primera es la categoría de tiempos modernos, en oposición a los tiempos antiguos, algo que no se hace viejo parece, ya que llevamos unos cuantos siglos usando. El segundo, podría asociarse con la idea de que la modernidad surge al mismo tiempo que el capitalismo y como este modifica las relaciones entre las personas y de estas con el mundo. El tercero asociándolo con el mundo del arte, sobra explicarlo. De modo que por volver al anuncio de arriba, nuestra forma de estar en el mundo está representada ahí: diferenciarnos, crear nuestro propio criterio, pertenecer a un proyecto, a una generación, un modo de estar en el mundo (a pesar del mundo) y demás. En una reciente entrevista en Resonace FM, Adam Curtis mencionaba como nos reímos siempre que vemos una foto de gente a principios de siglo y todos parecen vestir igual, pero que en realidad ese es el mismo mecanismo de diferenciación, de moda, que continuamos usando en la realidad, de modo, que nosotros somos como los tipos de la foto. Lo dejamos aquí, tampoco está desarrollado ni nada, ni creemos que sea tan interesante.

1 comentarios:

Little Turtle dijo...

Es interesantisimo!

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