anhh habla de si mismo en tercera persona. Gran manera de comenzar el día. Leyendo algunos artículos académicos sobre J-pop, uno se siente un tanto desconcertado. No sabe demasiado bien como alguien podría escuchar tal música. O tampoco sabe los motivos por los cuales los artistas parecen tan inofensivos pese a estar tan omnipresentes en los medios. Mi idea no es que la sociedad los ha creado así o la presión cultural del grupo. Más bien otra cosa: el artista depende de su agencia de management, de su contrato con la compañía discográfica, de las oportunidades para aparecer en los medios, del poder de la prensa del corazón (literal: no solo insultos, no es la primera vez que una chica de un grupo como Morning Musume o AKB48 es expulsada, retirada o graduada por fumar o tener novio (visible), o pregunten a Koda Kumi…) y finalmente de la apreciación del público. A partir de ese momento comienzan las sinergias entre estos: si un artista hace el ridículo en un programa musical televisivo, dicha cadena televisiva, si se pone a ello claro, puede decidir no querer más artistas de esa agencia o de esa compañía discográfica. Un acto reprobable puede traer consecuencias inesperadas (la ex actriz porno Lisa Coda va a la cárcel 16 meses por fumar porros, un guitarrista con cerca de 60 años de un grupo de rock, por algo similar, consigue que la compañía discográfica descatalogue todas sus grabaciones y retire del mercados discos y descargas, la existencia de listas negras (1,2), etc.), que no afecten a la carrera del artista en cuestión sino de otros grupos (en ocasiones, corporaciones con un abanico de empresas bajo su firma impensables, etc.). En fin, muy Foucault, muy jodido, muy real (aunque no tan apocalíptico supongo). También ha sido muy agradable leer en la prensa y en las agencias de noticias una noticia sobre el pop japonés y reforzar nuestras opiniones sobre la curiosa visión del mundo que presentan. Aunque nadie hablara de las consecuencias económicas.

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