En el libro que me bajé para leer en el autobús, hay una cronología sobre “música moderna” en la que van agrupando distintos acontecimientos que los autores consideran importante para su historia por fechas. Me resulta interesante, porque sin ser necesariamente gran cosa (9 páginas para más de un siglo) aglutina distintas músicas que uno no suele relacionar con un contexto más amplio. Por poner varios ejemplos:
- La entrada de 1972 incluye la publicación de “On The Corner” de Miles Davis y King Tubby “inventando” el dub.
- En 1960, Stockhausen termina “Kontakte”, Ornette Coleman publica “Free Jazz”, Joe Harriott publica “Free Form” y Joe Meek su “I Hear a New World”
- En 1963, se forma el primer grupo de música improvisada europea: Joseph Holbrooke. Sus componentes: Derek Bailey, Tony Oxley y Gavin Bryars (sí, ese).
- En 1964, Terry Riley compone esto:
Y La Monte Young forma su Theatre of Eternal Music, mientras Albert Ayler publica su “Spiritual Unity”.
Odio la Historia como objeto de estudio, por la ingente cantidad de material que resulta necesario consultar para poder hacer y sustentar una lectura de una época determinada. Lo que sucede es que la Historia en el caso de la música Pop/Rock es una de las armas más efectivas, contundentes y clarificadoras para demostrar la cantidad de mentiras, asunciones, prejuicios e interpretaciones interesadas sobre las que están construidas nuestras posturas ideológicas, gustos y percepciones.
Supongo que para hacer una lectura hace falta un modelo en el que integrar los hechos. No se, en el instituto estudiábamos el desarrollo durante distintas épocas de los distintos tipos de gobiernos y sus decisiones como forma de abarcar como nuestras costumbres y usos han formado e informado nuestra cultura. La historia del rock en ese sentido es una interpretación lineal en el tiempo, de un supuesto fenómeno cultural que designaremos como Pop/Rock, que agrupa una serie de constantes comunes en otras músicas populares de consumo masivo pero lo hace mediante unas formas nuevas, propias y específicas y como estas, con el paso de las generaciones, van mutando, cambiando, superponiéndose a las anteriores: rock’n’ roll – folk – invasión beat británica – rock – psicodelia – prog – punk – post-punk – indie, etc.
El modelo de interpretación se articula mediante el entrelazamiento de dos ideas: la influencia y la búsqueda de la libertad. Los jóvenes de los 50 se levantaron contra la música acomodada de sus padres y acudieron a la música que emitían las emisoras negras para saciar sus ansias de diferencia. Esto produjo una música nueva que movió masas y cuando la industria devoró aquel movimiento, la gente que se había alimentado de aquel espíritu miraron en dirección a una música que pudiera albergar sus ideas: el folk. La idea de influencia, hace que ese espíritu de rebeldía pueda ir surgiendo de generación en generación. En Reino Unido, los discos de blues de la Chess unieron por ejemplo en un viaje de tren al núcleo de los Rolling Stones y la influencia de estos artistas va creando una tradición y blah, blah, blah.
Se supone que Walter Benjamín usa para explicar la historia la constelación de acontecimientos, sucesos y movimientos. El bebop sustituyo a las orquestas de swing debido a una lucha entre las sociedades de derechos de los autores de las canciones y las sociedades que publicaban las partituras escritas de dichas composiciones. La idea de plagio y propiedad intelectual, jurídicamente, va modificando la manera en la que se puede componer la música como descubrieron desde los miembros de los Beatles hasta el hip-hop. El hippismo o el punk no nacen sin conexión alguna con la economía, la geografía o la política de un momento. Mayo del 68, no se condensa en una idea situacionista puesta en práctica sino que su impacto se debe a la conjunción del desencanto de trabajadores y estudiantes por motivos diferentes.
En fin, lo que quiero decir, si es que quiero decir algo, es que simplificar e ignorar los acontecimientos lleva a una lectura sesgada y al orden de intereses particulares. La primera invasión británica no acabó con la escena de la música folk, como la psicodelia no acabó con el rock, etc. etc. Un ejemplo claro de esto puede ser una crítica feminista de la historia contada desde el punto de vista mayoritariamente masculino dado desde las revistas especializadas o una desde el punto de vista racial.
Uno por ejemplo, aprende sin rechistar, que el primer grupo de chicas que tocaba sus instrumentos dentro del mundo del rock son las Runaways, pero una búsqueda ni siquiera superficial arroja cinco o seis nombres previos. Pero es más importante el mito: un puñado de chicas que apenas se defendían con sus instrumentos y que tocaban medio desnudas cumpliendo la fantasía de su productor. La verdad ni siquiera es así, pero es la lectura asociada la que pervive. Los grupos de chicas de los 60 son reducidos a una nota a pie de página y un ejemplo de lo que hace la industria acabando con el poder de la música, aunque muchos años después, para descubrir la magia del rock uno ponga una canción como “Be my baby”.
Pero hay que leer los argumentos usados: chicas sin talento (cantar es algo que hace todo el mundo de forma natural y perfecta) buscando el estrellato y la fama que se acostaban con sus productores y que cantaban canciones escritas por tipos viejos y decadentes sobre amores adolescentes. Algo así recordarán de cientos de películas, artículos, series y rumores cutres. Analicemos un caso concreto y muy conocido: el de Phil y Ronnie Spector que se casaron en 1968. Ronnie nació en 1943, Phil en 1939. Es decir, una diferencia de 4 años, que para aquellos tiempos no era precisamente insalvable.
Un ejemplo de la diferencia de edad con los escritores de canciones: The Shirelles. Shirley Owens nació en 1941
Burt Bacharach en 1928
Gerry Goffin en 1939. Carole King en 1942
O The Supremes (Diana Ross nació en 1944, Lamont Dozier de Dozier-Holland-Dozier en 1941).
¿De verdad estamos contando la realidad de los acontecimientos o nos limitamos a transmitir los ecos del mundo visto por los ojos de un adolescente turbado por las hormonas y con una pluma para escribir.
Otro ejemplo es como a través de las listas los artistas en solitario de uno u otro género son valorados de forma diferente. Pensaba hacer una entrada titulada: Los héroes del rock tienen una carrera larga, profunda y zigzagueante, las heroínas una irregular y desigual. Uno aprende que no se puede comparar la carrera de un Bob Dylan, un Neil Young, un Johnny Cash o un Van Morrison con las de una Joni Mitchell o una Patti Smith. Los primeros nunca sacaron discos malos, simplemente buscaban nuevas formas. Aquellas se dejaban llevar por el devenir de los tiempos. Fijense en las demoliciones actuales que sufren gente como PJ Harvey o este año mismo, Cat Power que en importantes publicaciones ha sido calificada como loca, egocéntrica, tía que se hace vieja, alguien que está más pendiente de sus zapatos de diseñador caro que de emocionar, una vendida que ya no puede emocionar como lo hacía antes en su adolescencia, alguien que solo habla con sus amiguitos en sus conciertos y que hace presentaciones penosas de un disco que suena como Bonnie Rait o cualquier mierda comercial.
Desde el punto de vista racial, existe la teoría de que la música negra afroamericana de la que se nutrió musicalmente el rock, ceso de ser creativa con la música disco. Curiosamente, aparte de los nombres típicos (Michael y Janet Jackson, Prince, Whitney Houston), resultaría horrorosamente difícil nombrar cinco artistas cuyos discos pudieran ser mencionados para argumentar tal postura. Es sencillo porque dicha música no se conoce y su cambio de humor se debe al cambio de las estructuras de difusión tradicionales que tenía la música dirigida a un mercado negro (desaparición de la venta de discos en las tiendas de barrio para ser adquiridos en centros comerciales o tiendas especializadas, el cambio en la radio con el surgimiento del formato urban (y su mixtura de artistas negros y blancos) y las nuevas estrategias de marketing que apartan al dj con personalidad, que explica tanta “negritud” de la música blanca durante los ochenta, etc.).
Por volver al punto de partida
En particular hay dos anécdotas que me han dejado dándole vueltas a la cabeza:
La invención y el uso de los “tone clusters” de Henry Cowell precede a “El Arte de los Ruidos” de Russolo. Los “tone clusters” eran una manera de extender el rango de notas que un interprete podía tocar en un piano (10 obviamente). Vulgarmente aporrear el piano. Aquí está la pieza.
El asunto es la diferente concepción del ruido que había entre uno y otro. Cowell incluía el ruido dentro de la música o la música dentro de el ruido, mientras que Russolo simplemente quería cambiar la limitación de la orquesta y ampliarla con todos los ruidos y sonidos que había traído la época industrial. Ha decir verdad, cuando lo leí no encontré mucha más cosa. ¿Otra relectura del pasado?
Otra que me llamó la atención fue que la cinta magnetofónica se comercializó a partir de 1935 y a continuación la aparición de Carl Stalling, lo que me llevó a pensar que la música que compuso este hombre se tuvo que grabar en una sola toma mediante una orquesta. E inmediatamente lo conecté con Ives. Y después mirando por si encontraba alguna información al respecto descubrí el asunto de las citas de otras músicas y como sacó gran parte de ellas del quinteto de jazz de Raymond Scott cuyas derechos habían sido comprados por Warner. Y después pensé que si era ese mismo Raymond Scott que conocía del mundo de la electrónica primitiva. Sip.
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