Algo que leí durante el fin de semana: “The Spanish Model” de Isidro López y Emmanuel Rodríguez. Es un intento de hacer un análisis sistémico del modelo económico español desde el franquismo hasta la crisis actual. La propuesta del artículo es que el modelo español sigue siendo el mismo desde entonces: el desarrollo de la industria del turismo y la creación de un mercado inmobiliario basado en la compra (con el subsiguiente movimiento financiero en forma de crédito). La diferencia se produce en el entorno en el que se desarrolla este modelo, cuando la democracia llega al país, nos encontramos con los primeros gobiernos (¿elegidos democráticamente?) que comienzan a aplicar las ideas neoliberales.

Algunas de las medidas adoptadas en otros países (no desarrolladas en el artículo): el discurso sobre el “Gran gobierno” (intervencionista) materializándose en una reacción donde las regiones o las ciudades se convierten mediante una lógica empresarial emprendedora en competidores entre si para generar las mejores condiciones de mercado (en EE.UU. gracias a la función de las agencias tipo Moody’s y su capacidad (mediante casi un monopolio del mercado) de sentar lo que es válido o no para ser capaz de tener viabilidad para el crédito, para ello se trata de abandonar o relocalizar los barrios o viviendas de protección oficial o adaptar su funcionamiento mediante la privatización, la creación de nuevas zonas residenciales (mientras los antiguos anillos en forma de barrios que crecieron alrededor de los centros históricos de las ciudades se abandonan por estas nuevas localizaciones “más seguras”) y la creación de nuevo valor en la zona central de la ciudad mediante distintos tipos de proyectos de gentrificación o mediante proyectos de revitalización turística girando en torno a la creaciones de proyectos comerciales o culturales (grandes superficies, parques temáticos, museos-palacios de congresos, etc.).

De modo que se van tendiendo lazos a toda una serie de medidas promoviendo la implantación de esta práctica: ayudas desde Europa para desarrollar las infraestructuras, cesión de la capacidad para desarrollar su forma urbana a los ayuntamientos, desarrollo de las Cajas de Ahorros y sus consejos de administración, apoyos a la compra de vivienda mediante reducciones fiscales mientras el alquiler se ignora, etc. Y eso en principio es la mayor virtud del artículo: la capacidad para enlazar toda una serie de hechos y experiencias más o menos por todos conocidos (pasarte casi toda la lectura afirmando con la cabeza) dentro de un marco general y con respecto a una serie de ideas (Harvey, Brenner) que permiten su aplicación a toda una batería de temas a los cuales normalmente sólo nos aproximaríamos de una manera tangencial o fragmentaria (recuerden por ejemplo lo difusos y faltos de causa que fueron los artículos sobre la explosión de festivales de música hace algunos años en España, otro reclamo para fomentar el turismo y el comercio en la competición entre ciudades). Supongo que hay una gran cantidad de momentos que resultan más aparentes que “reales” (por ejemplo, no creo que las protestas pidiendo la bajada de los precios de la vivienda fueran ni tan masivas ni tan.. no se.. interesantes, lo mismo para la nota final sobre los “indignados”), pero tampoco debería de pedirse tanto a un artículo de veinticinco páginas que trata de resumir lo explicado en las alrededor de quinientas del libro del que surge “Fin de Ciclo: Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010)”.

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