Quizá sea que estoy esperando otra cosa y las diferencias asustan (no las sonoras o las compositivas, el hecho de creer (cosa boba pero cierta) que el lanzamiento de una canción o un disco puede ser un evento “trascendente” para alguien, la infraestructura creada para que este tipo de productos reverbere), pero más asusta el perfil del consumidor medio español al que esperan apelar. El disco no está mal, como siempre la producción que homogeneiza el producto y lo viste de cotidiano para que no se asuste la gente, todavía el miedo a mirar “los textos sagrados” del pop internacional, no hablemos ya ni siquiera de tener la intención de pintarrajearlos y crear nuevos híbridos, ofendan o no a los puristas.

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