Undressing to the beat (anhh goes pop mix)



SNSD “Gee”
+AKB48 “10nen Sakura”

Nuestro número uno es doble. Uno proviene de Japón y el otro de Corea del Sur, algo que haría que me partieran las piernas ciudadanos de cada uno de esos países (ya que según el tópico, Corea siempre hace todo bien y mejor que los demás, normalmente para comprobarlo lo hace comparándose de un modo infantil con China y Japón, Japón total ya invadió ese país el siglo pasado (la fecha de liberación es una de las fiestas nacionales)). Ambos son de grupos de chicas y son tan pop que harían que me partieran las piernas en cualquier foro, blog, revista o concierto. Ambos son celebraciones de la vida. Uno propulsado por una caja de ritmos, expresiva como en un disco de Big Black, moviéndose entre los brillos y las urgencias de los riff de sintetizador, las voces indecisas por el amor, muy candorosas, muy pavas, que termina creando una de las canciones más pegadizas que uno recuerda y que estuvo número uno durante doce semanas. La otra es una canción de graduación, para cuando llega el sakura en Japón, esto es el florecimiento de los cerezos, que celebra lo cíclico de la vida, lo comunal, el microverso. Es una desfachatez se mire por donde se mire. El videoclip comienza con los componentes reuniéndose diez años después del momento actual, con sus vidas encauzadas, según parece fuera de la música, vestidas como señoras de, amas de casa que van a una celebración. Es algo prodigioso ya que la mayor de estas amas de casa tendrá 33 años en dicho momento. La menor 21. Después hay un autobús que representa el trayecto vital, donde toda la gente que conoces acaba desapareciendo. Hay coros estrafalarios y bonitos. Hay guitarras eléctricas. Hay pasos de baile. Hay primeros planos. Hay una niña que no menstrua que habla sobre las desgracias que la vida les traerá. Hay un compromiso por luchar por lo que esta amistad representó, por seguir adelante. Hay algo implícito en lo último que supongo todavía no saben: que los rostros y recuerdos seguirán persiguiéndolas toda la vida. Hay algo que no se aprecia, que son la introducción y la salida cinematográfica, la canción desarrollada entre ambas, el grupo como algo más que música, una forma de vida que se extiende más allá de sus dominios naturales. Hay ese momento, en el paso de baile donde pisan, donde todas las voces se elevan sobre un riff de guitarra eléctrico. Hay una vida que nos sustituirá (la sorpresa al mencionar el nombre de la futura niña (Sakura) es un juego de palabras con el título de la canción, ya que no significan lo mismo ni se acentúan igual). De modo que a riesgo de sonar gilipollas, ya sabemos que la vida es fútil y un asco, pero todavía queremos vivirla y llenarla de momentos tan efímeros como estos dos.



Morning Musume “Shouganai Yume Oibito”/ “Nanchatte Renai”

“Shouganai Yume Oibito” es la canción que más veces se me ha llevado por delante este año y por tanto seguramente mi favorita. Es melodrama para esta década, muy humano, que pasa de lo próximo a lo cercano y de lo cercano a lo próximo con pasmo, y que hace las veces de agujero negro que se lleva además de a ti todas tus relaciones sociales de regalo. Es un single que me gustaría de cualquier otro modo pero que nace de unas condiciones muy determinadas del grupo, que surge de manera inesperada, que logra un número uno en la lista de ventas sin quererlo y que abre una nueva puerta musical para Morning Musume en un momento bastante bajo de popularidad de su carrera.

Si uno hace el recorrido a través de dos recopilatorios en DVD (“Eizou The Morning Musume All Singles Complete Zen 35 Kyoku ~10th Anniversary~” (que recoge los primeros treinta y cinco) y “Eizou The Morning Musume 5 ~Single M Clips~” que recoge los cinco siguientes (después han publicado uno y el siguiente sale en febrero)), uno quizá puede llegar a entender como una de las instituciones de la música japonesa con más de 16 millones de copias vendidas y 41 tops 10 consecutivos se quedara encerrado en su jaula dorada y en plena situación de crisis. Uno puede dividirlo todo en cuatro etapas: una primera, que funciona como cualquier otra girlband de canciones que todavía resultan pegadizas (aunque los peinados y demás…), que dura los primeros seis singles, después llega Maki Goto y también “Love Machine” un single que vendió más de 1.64 millones de copias. Esta es la étapa de fenómeno cultural, de estructuras elásticas y golpes de genios, de ocurrencias y cambios sorprendentes (como la chica principal de la anterior etapa casi queda relegada a secundaria), de personalidades que parecen salir de una serie cómica y que después de cantar necesitan seguir hablando durante la canción, los que hacen una canción con secciones tan distintas que cuando deciden volver al estribillo te parece que ha pasado una vida entera, las que hacen seis fade outs a una misma canción para poder terminarla. Esta etapa, de forma más o menos cruda acaba cuando Goto abandona el grupo. Lo que viene a continuación es una laaaarga fase con un grupo realmente lleno de gente (14-16), más orientado hacia una fórmula y suponemos a construir la franquicia en forma de un universo paralelo en forma de programas televisivos, DVDs personales y colectivos, libros de fotos y demás con cada una de las chicas. Las canciones deciden perder el jolgorio de las anteriores y deciden probar más una fórmula que sea funcional. Y durante 13 singles ves como el grupo va menguando, a veces por escándalos más o menos ridículos (alguien tiene novio), otros más peliagudos, alguna gente que decide cambiar de aire). Y las ventas son decrecientes (los últimos rozando las 50.000 copias).

Cuando llega “Aruiteru”, el cambio resulta cuando menos notable. Son menos de diez, lo que las convierte en un conjunto, no un grupo, algunas amigas y compañía, o unas cuantas chicas más o menos guapas en comparación con la complejidad de relaciones y filiaciones de antes. Quedan dos chicas “populares” (y con ello queremos decir extrovertidas y capaces de manejarse en radios y programas de televisión que no sean los suyos) y el resto son algunas de las chicas pequeñas que han entrado en generaciones anteriores, a la sombra de todas sus mayores. También hay algo más, si en anteriores generaciones solían entrar de 2 a 4 chicas, las dos últimas son de una. Esta formación dura dos singles más que se mueven en una cierta dirección sexy aprovechando el look de Fujimoto Miki). Al final del videoclip de “Kanashimi Twilight”, el plano se queda fijo concentrado en Yoshizawa Hitomi, capitana del grupo. Se gradúa. El puesto pasa a Fujimoto. A las semanas Fujimoto anuncia que tiene novio y deja el grupo.

En un intento de entrar en el mercado chino (fracasado), la nueva generación consiste en dos chicas chinas Li Chun y Quian Lin que pasan a llamarse Junjun y Linlin, y que siendo mayores (comparados con los 14 años de las anteriores) y talentosas, siguen estando en otra cultura y hablando en otro idioma.

El siguiente single “Onna ni Sachi Are” comienza de una manera clara para todos aquellos que tuvieran dudas sobre el estado del grupo. Tanaka Reina mueve los labios para llamarte “idiota” o “imbécil”. Después incluyen un plano de detalle por si se lo han perdido. No se preocupen, lo seguirán repitiendo en una canción que habla sobre librarse de una relación que las subyuga, reaccionando a los juegos de la otra parte que las hunden. Es una canción bastante extática. El primero de nuestros DVDs se cierra con “Mikan” que trata de ir en una dirección más pop, más jovial y aniñada. Se convierte en su single menos vendido. Gran modo de cerrar un recopilatorio.

La siguiente canción es “Resonant Blue”, las letras vuelven a girar en torno a relaciones y emociones tortuosas, todo gira en torno al beat, con líneas de bajo funk (guitarras hacia el estribillo), melodías de un dedo en el sintetizador con las voces de todo el grupo cantando las líneas o moviéndose detrás, de forma expresiva y emotiva. El videoclip es curioso: está rodado en un aparcamiento casi a oscuras, interpretan la canción y bailan (aunque hay una cinematografía con primeros planos y demás). Tras algunas protestas, o algunos retrasos en el montaje, termina habiendo cuatro versiones distintas (una en la que cada chica vive una historia nocturna, otra un ensayo en su gimnasio y el último una amalgama del “oficial” y el nocturno). Curiosamente el que más visionados aguante es el primero (aunque el segundo es fascinante y si uno ve el making casi aterrador (llevan la ropa de la época en la que saldría el single pero estaban casi en invierno, en el videoclip se puede comprobar en los planos en los que Tanaka Reina circula por las calles con otra gente, ella en minifalda, alguna otra gente en gabardina, o en los primeros planos con la cámara acercándose de Kamei Eri y Michishige Sayumi que graban su escena en un parque de atracciones llegando a la hora de cierre (en el videoclip se ven hablando, comiendo y bromeando, en el making cuando terminan el plano los asistentes salen corriendo para taparlas)). Remontan ventas 55.000 copias. El siguiente single es “Pepper Keibu”, una versión para un disco propio de versiones (siempre hay que hacer otra cosa aunque nos estemos hundiendo). La canción es un clásico, pero a vuelta pasada se pueden encontrar algunos rasgos de la fórmula de la canción para la cual estamos escribiendo tantas y tantas palabras. El siguiente single es “Naichau Kamo” y ya estamos metidos de lleno en lo que se convertirá en una trilogía de singles, a los que llamaremos siguiendo la sorna de algunos fans su etapa “emo”. El single vende 50.000 copias. La línea de Mariko preguntándose “¿Te has vuelto a quedar sola Mariko” para no sentirse sola siempre acaba conmigo.

“Shouganai Yume Oibito” se mueve sobre un beat enérgico y un línea de bajo electrónica cruda, con samples de guitarras troceados tipo R&B hasta que se acercan al estribillo donde surge el arreglo orquestal, los stabs orquestales, los riffs emotivos de guitarras eléctricas. Hay partes de piano, coros por todos lados y pizzicatos de cuerda que puntean las distintas secciones. Es otro video de soledades grabado en una universidad. Llega al número uno en una semana sin competencia, con las ventas de siempre (un poco como admitir que no están en su mejor forma). Aquí todo acaba conmigo.

“Nanchatte Renai” se adentra en las puertas abiertas por el anterior, conservando la estructura bailable, las secciones de cuerda marcando el melodrama y añadiendo pseudo-rap y otras arreglos de R&B. Sin llegar, sin pretenderlo, a las alturas anteriores es una canción que emociona y se queda en la memoria. También es el single 40 de su discografía. Con la promoción y demás, venden 70.000 copias. Los “despojos”, la formación de chicas que más tiempo ha durado junta en los 12 años del grupo, parecen haber salvado el barco y dirigirse por un nuevo camino. El final a otra de esas historias de redención rock.

Bueno, no. “Kimagure Princess” sigue jugando con las estructuras y los espacios de los anteriores temas, pero ahora añade algunos de los elementos más “divertidos” que no hubieran desentonado en la segunda etapa del grupo. Las letras, ahora que Sayumi se ha reinventado como tarento televisivo de lengua viperina (una broma de un video reciente: Kusumi Koharu le dice al público que la observa que el próximo año pretende crecer. Mentalmente también. Sayumi dice: Sí, por favor) y por fin hay alguien que se mueve por los programas con audiencia (en todo este trayecto el grupo ha perdido dos programas televisivos que tenían semanalmente “Haromoni” que terminó con una audiencia inferior al 1% de media hora, y otro que duraba cinco minutos entre semana, todavía tienen uno que emiten cerca de las tres de la madrugada, con distintas chicas del Hello! Project en una charla entrevista (si no te lo dicen piensas que es un programa religioso)), deciden dejar lo “emo” y moverse hacia el comentario social. No es un mal single, es curioso, mueven el culo. Venden 45.000 copias. Gradúan a Koharu. La traducción del título del próximo single apunta en la misma dirección.

Crazy Cousinz “Inflation”
+Perempay & Dee feat. Katie Pearl “Something in the Air”
+Geeneus “As I”/ “Emotions”
+Fuzzy Logik feat. Egypt “In the Morning”
+MA1 “Give It Up”
+Lil Silva “Seasons”/ “Funky Pulse”
+A.L. & Footsteps “Tell Me”
+Princess Nyah “Frontline”
+DVA “Nasty Nasty Nasty”/ “God Make Me Phunky”/ “Jelly Roll”
+Attacca Pesante feat. Shea Soul “Make It Funky for Me”
+Kyla “Daydreaming”
+Shystie “Pull It”
+Donae’o “Party Hard”
+Dotstar “Stick It Up”
+Meleka “Go”
+Stush “We Nuh Run”
+Geeneus ft Ms Dynamite “Get Low”/ Sticky ft. Ms Dynamite “Bad Gyal”
+Rudimental ft. Natalie “Sexy Sexy”
+Altered Natives “Rass Out”
+Roska “Holograph”
+Royal P “Between Us”
+Rudenko "Everybody (Fingaprint Remix)"

Con esto siempre me sucede igual. Esto dedicándole un montón de tiempo escuchando sesiones, temas, RinseFM, recopilatorios y demás, pierdes el hilo un par de semanas que se convierten en un mes y después dos y te conviertes en un mar de dudas sobre si tienes algo que decir al respecto. De modo, que en plena eclosión del funky, lo que les ofrecemos es una lista de canciones no una reflexión. Cuando todo esto pase tal vez valga algo.

Starkey feat. Durrty Goodz “Gutter Music”
+Untold “Anaconda”
+Guido “Way U Make Me Feel”
+Joy Orbison “Hyph Mngo”
+Brackles “lhc”
+Subeena “Dosk”
+Dorian Concept “Trilingual Dance Sexperience”
+Instra:mental “Watching You”
+Shortstuff “A Rustling”

Esta lista supongo que debe ser la continuación de la anterior (y seguro que después no me acuerdo de cambiar los temas de Untold y Guido que he decidido a ultima hora que no son los que realmente me gustan) y debería ser una mezcla de wonky, purple sounds (Joker ya aparece incluido en la lista de discos y solemos evitar la redundancia en estos casos), post-dubstep, post-“South London Boroughs”y demás. Debería decir algo al respecto. Creo que ya lo he dicho en la entrada de Dizzee Rascal. Algo más sustancioso, como que mi proyecto de crítica del último EP de Untold era la fotografía de una castaña. Que realmente no son tan originales, que su variedad no resulta muy variada, que les falta chispa, que da mucho miedo como su apertura de estilo lleva a muchos de ellos al playlist del programa de Gilles Peterson, que tienen dos, tres temas fantásticos y un montón de borrones parecidos. Que se les nota ansia por meterse en toda la vorágine del star system de los DJs internacionales. Que son el futuro nuevo esnobismo. Que si es wonky lo que hay en la sección del mismo nombre en un conocido foro de dubstep, no es más que hip-hop abstracto y toda la tontería que vino después con otro nombre y trip-hop con otros beats en los momentos tiernos y que no lo tocaría ni con un palo. Y en cierto modo lo abrazamos de forma desesperada, como admitiendo que hemos estado unos cuantos años, como escuchando un disco de Jesus & Mary Chain, aprendiendo a diferenciar cincuenta tonalidades de gris hormigón. ¿Muy duro?

Richgirl “He aint wit me now (tho)”

Rich Harrison está inquieto en el estudio. Quiere lanzar un proyecto en el que ha depositado mucho tiempo y esperanza (su propia girlband) y tiene un sample de cuerdas de Gyorgy Kurtag que le quema entre los dedos. Pero no puede soltarlo a la primera, necesita tocar algo que lo adelante, que sirva de heraldo pero que a la vez capture tu atención por la incertidumbre que genera y que una vez entre lo otro provoque la sensación de sorpresa. “Play the keys, Rich”, “Play the strings, Rich” rezará después una pista vocal, incluyendo su nombre, incluyendo la autorreflexión sobre el trabajo del artista. El riff sigue el ritmo de las cuerdas y está tocada en la parte grave del piano, seguramente modificado de algún modo para lograr mayor inquietud. Al entrar las cuerdas y las voces de las chicas todo parece quedarse en quietud, carente de dirección y movimiento. Ahora toca el “play by numbers”. ¿Tenemos ya el sample obsesivo sobre el cual girará toda la canción (1, 2, 3, 4)? Ahora tenemos que incluir un beat. Nos gustan los beats, lineales, rotundos, pueden ser sampleados o no, sintéticos o acústicos. Entramos con el bombo, afinado, y el sonido de platillos, metronómico, casi psicodélico, manteniendo la quietud. Sacamos lo último del mix por ahora y entramos con un ritmo tocado sobre la caja. De este modo el tema se mueve a empellones, jugando con las paradas y la sensación de movimiento. ¿Hemos incluido ya los fragmentos de fragilidad pop? Pueden ser una nueva sección de cuerdas, o tocados en algo que suene como un arpa, con algún sonido de sinte de fondo. Faltan las voces de las chicas, faltan los melismas, faltan los gritos a coro, faltan las letras sobre no estar en una relación que te paraliza para moverte al ritmo de tu corazón o de tu libido. Faltan que suban y bajen, que alcancen un clímax y lo abandonen para volver a la misma inquietud y búsqueda, necesita la carne, la humanidad y la emoción. Cuando todo parece encajar Harrison se levanta de la silla, mira a su ingeniero de sonido que hace lo mismo, saltan como un par de jugadores de NBA el uno contra el otro para golpearse pecho con pecho, gritan y dicen: “¡Sí! ¡Esto será un hit! ¡Será una de las canciones del año!”

Puesto más alto en el Billboard Hot R&B/Hip-Hop Songs: 96

Yao Yao “Free Love”
Ver texto aquí.



Lily Allen “The Fear”

Si uno mira en este single más allá de la supuesta crítica ácida de las formas de vida que generan los medios de masas o la sociedad de consumo en general, ya que no hay algo que de más vida a estos que la supuesta crítica ácida, que los haga ser más conscientes de que modo deben reorientar sus intereses para que todo siga igual, o se aparta del lugar seguro que resulta al poner el contenido de la letra en un molde y convertirlo en un objeto de debate, es decir una abstracción lejana y desconectada, o deja de lado la persona pública de la cantante, cuyas letras tantos ríos de insultos y acritud han generado demostrando de forma clara lo que puede o no decir una mujer en nuestras democracias liberales, es decir si uno se atreve a mirarse en la canción y en sus intersticios, si trata de examinar cuanto de lo comentado es aplicable de un modo u otro a algunas de las cosas que hacemos o vivimos, es probable o al menos plausible, que sienta algo de la sensación que le da título. Yo usé una frase del estribillo para dar nombre a un blog nuevo (no se molesten, duró dos entradas y después lo borré, después (claro) de que el miedo me paralizara).

Kara “Wanna”/ “Mr.”
+4 Minute “Muzik”
+2NE1 “Fire”/ “I Don’t Care”
+SNSD “Genie”
+f(x) “La Cha Ta”
+JQT “I Fell For You”
+4Tomorrow “Tomorrow”
+Brown Eyed Girls “Abracadabra”
+T-ara "Bo peep Bo peep"
+Rainbow “Gossip Girl”
+HAM “T.T Dance”

Admitimos que esta entrada se nos fue un poco de las manos y todo lo que planteábamos resultaba un tanto excesivo en longitud (hacer la suposición de que las políticas del hype funcionan como burbujas económicas, aunque sea una suposición falsa, pero por hacernos pensar, o en su lugar hacer un repaso y un recuento de todo lo acaecido con todos los grupos de chicas que han publicado single este año (y que fácil dobla o triplica la extensión de esta lista). El principio si lo teníamos más o menos claro, empezar por la superposición de esto



con la imagen que proyectan los videoclips, de un consumo desaforado e ilimitado. Lo que sucede, es que, bueno, nunca comienzo hablando de capitalismo cuando hablo de un grupo español. Ni siquiera cuando hablo de un disco de Hyperdub. Además si uno tiene un poco de perspectiva histórica, no hace falta mucho, lean las entradas dedicadas a Yangban o de la estructura jerárquica (araemmok/ummok)surgida en torno al ondol, verán que la cosa es un poquito más complicada. Obviamente, que uno de los mecanismos de entrada del capitalismo es apoderarse de algunos de los rasgos de sociedades o tendencias (como el individualismo en el romanticismo), funciona igual aquí que en cualquier otro lado. También las ganas de cambiar el mundo de los adolescentes. También es un poco barato acusar de valores reprobables cuando estoy hablando de grupos de chicas (los de chicos y otros artistas pasamos directamente) que siempre ha sido uno de los bastiones rockistas. Bob Dylan es igual, Tom Waits es igual. Aunque tal vez hacen menos la ola. La producción nos fascinas y las canciones son pegadizas y compactas como en casi ningún otro sitio. Los discos suelen ser horribles (aunque el de Kara y el de 4Minute funcionan bien en conjunto) y todo lo demás nos provoca un poco de mareo. Y hemos escuchado algunas de estas canciones muchas, muchas, muchas veces. De modo que un reconocimiento en mi relación de amor-odio.



C-ute “Bye Bye Bye!”
+S/Mileage “Ama No Jaku”/ “Asu wa Date na no ni, Ima Sugu Koe ga Kikitai”/“Suki Chan”

Es curioso como se desarrollan las cosas con el tiempo. Siempre hemos dicho que nuestras listas no deberían leerse de forma jerárquica y sí como una agrupación de distintas categorías que de un modo u otro nos mueven en algún sentido. Si esto es C-ute debemos estar hablando de aquella dedicada al Hello! Project como subgénero, una categoría en principio pensada para votar a Morning Musume y algún remanente más pero cuya materialización se concretó en no votar a Morning Musume.

La entrada que casi todos los años dedicamos a las perlas de algún subgénero, en este caso, el Hello! Project. Aunque este año resulta un tanto atípica. Morning Musume aparecen por su cuenta, después de no hacerlo ningún año, ya que su single es la cosa que más me ha emocionado este año. Las S/mileage tal vez no tengan unas canciones que merezcan tanto la pena, pero al intentar escribir sobre ellas la entrada creció por si sola y los hallazgos encontrados por el camino justifican la inclusión (aunque después llego Amuro Namie y las devolvió al cajón). ¿Es extraño entonces que las C-ute se queden solas? Este es el único single suyo que me ha gustado, mucho, poco o algo, este año, no sigo a las Berryz Koubou. Buono! tienen una ristra de singles fantásticos hasta los dos últimos, pero hemos mencionado el disco como uno de los que más hemos escuchado este año, y no solemos repetir artista con disco y canción, se supone que el disco incluye en cierto modo también a los singles, estén incluidos o no, que documentan su estado de forma. Y supongo que salvando a Hangry & Angry, nos queda Mano Erina a la cual discriminamos por darle tanta cancha en el blog, aunque algunos de sus singles limitados y llenos de carencias, pero muchos de ellos gozosos y alegras bastantes meses después de su publicación. Lo que me gusta de “Bye Bye Bye” es que no le presté ninguna atención y finalmente me lo encontré al verlas en un programa de televisión. Conecté con la canción a la primera. El dance shoot video me sigue gustando más que el oficial.

Después de forma concienzuda se dedicaron a la aplicación del título de este single. Abandona Arihara Kanna. Abandona Umeda Erika. Y Yajima Maimi, capitana, decide cambiar de imagen: llegan nuevos tiempos, una nueva vida, nuevo corte de pelo, ya me siento como otra persona.



Resumen:

Narración de un personaje (un tal anhh) que en un viaje a Japón, una noche de insomnio en su hotel, se queda prendido de una canción por motivos variados (una de las chicas le cae simpática, parece emerger de las otras chicas igualmente simpáticas, le gustan los planos del instituto, le provocan una extraña combinación de optimismo y nostalgia, con la ternura y desnudez emocional del lenguaje corporal de las chicas y esos pasillos carentes de otras formas de vida, amplios, vacíos, luminosos, que aventuran un gran mundo a descubrir en su exterior), apunta el nombre, ya que aparece romanizado y se queda dormido. Al día siguiente logra encontrar una tienda de discos, se lo pide al encargado de la misma que lo mira como un perro verde (los encargados siempre te miran como un perro verde), y tratando de conversar con él, parece entender que son un grupo nuevo pero que también aparecen con otra chica, Mano Erina, pero que de ella sólo tienen un single más antiguo, no los más recientes, piensa que da igual, que por la curiosidad se lo lleva y tras las vacaciones vuelve a España.






Al ver los DVDs que acompañan los singles además de lo que ya encontró (y gustó) se encuentra con una serie de elementos en los que no había caído antes. Uno de ellos son dos series de cuatro planos hacia el final del videoclip. En uno de ellos, el grupo, de cuerpo entero, frente a la puerta del instituto está quieto y se despide. A continuación aparece la primera serie de cuatro planos, esta vez medios que se centran en cada una de las chicas despidiéndose. Lo que le intriga del asunto es lo innecesario que le resulta a él y la cantidad de tiempo dedicada a estos planos, que por la aparente falta de necesidad parecen más largos de los restantes. Si sólo quisieran mandar el mensaje de la despedida el primer plano hubiera sido suficiente. Incluso hubiera sido lógico prolongarlo más tiempo para hacerlo “importante”. También podría entender el querer transmitir las emociones individuales de cada componente del grupo, pero la opción lógica hubieran sido los primeros planos concentrándose en el rostro. En el estado actual, el cuerpo acompaña la gestualidad del rostro, pero inevitablemente, las otras chicas se cuelan en cada plano y se provoca una redundancia informativa.




Al poner el DVD de la otra chica se encuentra tres versiones distintas de éste. Una es el videoclip normal, otra parece una de las capas utilizada en el anterior, esta vez compuesto sólo de los movimientos de baile y hay una tercera que también es otra de las capas del primero, pero que le resulta un tanto increíble: el tema entero interpretado en primer plano, sin cortes de ningún tipo, viendo como respira, pestañea o gira un poco la cabeza en las partes instrumentales.





Investigando al respecto encuentra que las chicas pertenecen a una misma agencia musical, que se pueden englobar dentro de la música idol (o idoru), que este tipo de música tiene unos determinados códigos de conducta, que la imagen inocente pertenece a una corriente visual más generalizada que se podría englobar bajo el término “kawaii” y demás. Lo cual le resulta muy informativo y aclara una cierta clase de dudas que habían surgido tras repetidas visiones, pero sigue sin saber por qué razón sigue fascinado por algo en apariencia tan trivial.




Lee sobre que los idols son productos de usar y tirar o como las chicas representan estereotipos sexuales para hombres mayores con deseos sexuales y puede ver esto, y estar más o menos en contra, pero cree que el asunto no se agota ahí. Japón es un país que produce toda la pornografía (y de todo género y registro) y más que uno pueda imaginar, de modo que se pregunta si ese público tan ansioso de sexo no tomaría caminos más directos para resolver sus necesidades en lugar de un camino constante de frustración. Y que una cosa sea un objeto de usar y tirar no quiere decir que en un momento determinado sirva para construir un momento de tu vida que no puedas olvidar. Lee sobre como los uniformes en Japón son un modo de transmitir ideología y como la estética kawaii puede ser interpretado como una especie de protesta frente a los modelos establecidos de conducta y comportamiento de la sociedad tradicional, los negocios, las relaciones de poder. Le parece bien e interesante pero sigue sin resolver sus dudas. Leyendo sobre idols, encuentra que estos serían la respuesta japonesa a los idolos adolescentes norteamericanos, su “copia” en aquel país, ligeramente distorsionados, perdiendo su carisma sexual, acentuando la inocencia adolescente hasta lo intolerable, impersonales y sin opinión propia, mientras el autor decide decantarse por otros artistas con propuestas “personales” y “distintivas” y demás. Le parece interesante otra justificación sobre la ingenuidad de los idols: Japón tras la segunda guerra mundial, se encuentra como una parte de los perdedores, pero en ese conflicto no hubo dos bandos, cada uno luchando por sus motivaciones, según la propaganda y la opinión pública de los países vencedores, se trató de una lucha entre el bien y el mal. Y Japón era parte del mal y por tanto es demonizado. El idol con su ingenuidad viene a materializar esta ilusión por un futuro distinto, un intento de redimirse a los ojos externos, el deseo de reinvención de la sociedad siguiendo sus propias pautas. Lee un libro sobre estética visual en la sociedad japonesa contemporánea, y además de parecerle que los japoneses están zumbados, algunas de las ideas que propone la autora le ayudan a contradecir su anterior lectura. Por ejemplo la idea de criollización, como una serie de culturas se combinan en formas nuevas que parecen ignorar las fuentes originales para construir un lenguaje propio, distintivo, con valor propio. Todo esto le da un esquema general donde englobar estos objetos culturales pero no le dicen nada sobre su fascinación sobre ellos (¿por qué ha leído tanto sobre ellos para entenderlos?) y se pregunta, si llegada la ocasión, al descubrir o desvelar el misterio, la magia que parece atesorar se difuminará y todo pasará rápido como una tormenta de verano.

A estas alturas, el tal anhh ya lee y se comunica con otros aficionados de todo lo que sea oriental. En un foro, al plantear en estos términos sus dudas, un aficionado de las películas de artes marciales, comenta que un libro de varios artículos sobre el cine de Hong Kong, encontró un artículo que hablaba más o menos de aquello, de modo que se le recomienda “a ver si te sirve para algo”.

El tipo es un tal David Bordwell y sigue dos estrategias diferenciadas para analizar el tipo de emoción que logran las películas de artes marciales: una es un análisis de una escena de acción de una película norteamericana y otra de una hongkonesa, como una parece descansar en las capacidades emocionales de la técnica cinematográfica como único medio de comunicar, mientras la otra, siendo igualmente consciente, utiliza elementos dramáticos para acentuar los efectos emocionales de las secuencias. La segunda parte le resulta más interesante. El tipo habla de Eisenstein, y como su idea de un lenguaje corporal en el cine se correspondía con uno expresivo en lugar de naturalista. El personaje debía transmitir aunque se arruinara la sensación de lo habitual. Esto lo conectaba con el teatro chino y con las poses, las figuras, los rostros, que igualmente fragmentaban lo cotidiano en una serie de estados de emoción destacados. Y a continuación estudiaba varias secuencias de películas de acción para comprobar como se construía esta tensión o como no dejaba de ser risible pero efectiva a la misma vez, con la unión de técnica cinematográfica y expresionismo en la actuación.






Obviamente nada de esto es musical, pero el problema visual es parte de la pregunta que se hace sobre los artistas musicales. Cree haber encontrado, no una relación más o menos directa con lo que Bordwell explica, pero sí con una serie de convenciones visuales que pueden ser llevados, en forma de estilo o temática y ser empujadas en otras direcciones, otras regiones, otros países del entorno. La exageración de lo kawaii, su forma de acentuar lo adorable o lo cute, parece funcionar de este modo. De todos modos, a anhh le falta un elemento más, algo que justifique el no agotamiento de la fórmula. En las películas hongkonesas usan las escenas de acción, la resolución del conflicto de estas para sostener esto. ¿Y aquí?

Descubre que Bordwell tiene un blog y trata de leerlo para encontrar más información al respecto. La mayor parte del tiempo encuentra cosas interesantes, otras no, con cosas que no se relacionan directamente con aquello. Un día se encuentra con un comentario sobre una película iraní, “Shirin” de Abbas Kiarostami, que tiene una arriesgada propuesta visual: filmar una serie de rostros femeninos que forman el público de una sala cinematográfica y sus reacciones ante una película o una representación que nunca llegamos a ver. Bordwell menciona los mecanismos de empatía y el trabajo de las neuronas espejo. Y algo hace clic.




Las neuronas espejo se encuentran en zonas motoras y del lenguaje en el cuerpo. Lo que hacen es identificar la intención de una acción, por ejemplo en el movimiento del brazo llevando el alimento a la boca. Pero si vemos a otra persona haciendo el mismo movimiento de llevarse un alimento a la boca delante nuestro, genera el mismo impulso, creando una tensión en los músculos de la mano aunque este impulso no llegue a materializarse en una imitación del movimiento. Hemos hablado intenciones ya que otras neuronas espejo (no propias o algo así) cumplen la función de simular cual puede ser el posible desenlace de una situación (supongo que algo útil si un hombre de las cavernas se encuentra con un oso) reaccionando a los estímulos. Al leer un rostro, y cuando nos referimos a esto hablamos de la observación de sus movimientos y gestos no de buscar las causas “tras” esto, las neuronas espejo siguen mandando impulsos en este caso a los músculos de la cara que tienden a la imitación de los gestos de la otra persona, sus movimientos y posición y demás. Al imitar estos, aunque no los lleguemos a imitar la tensión en los músculos se produce aunque no lo percibamos de modo normal, el otro tipo de neuronas logran simular la emoción y esta información es enviada al sistema límbico (que es donde se producen sus emociones y son interpretadas, las neuronas espejo no emocionan imitan y crean empatía). En teoría si se ponen un lápiz en la boca, algo que impide el movimiento de muchos músculos de la cara su capacidad para interpretar los estados emocionales de un rostro delante suya disminuirían, llegando en ocasiones a la incapacidad para hacerlo.

El conjunto funciona como el primer videoclip: hay una serie de elementos trabajando al mismo tiempo: está la canción, la interpretación vocal, la interpretación corporal, la danza y demás. Propongamos que la empatía, la reacción de imitación de los gestos del otro, es el terreno donde se basa todo. Los demás elementos, igualmente expresivos, lo que hacen es sucederse de forma que nos conducen fuera y dentro de este terreno. Como un baile de velos. A veces la canción es lo principal, en otras es el pase de baile lo más memorable (y por eso imitamos los movimientos para sentir lo que dice la canción ¿ven?), a veces simplemente el gesto de la chica. Hay todo un juego de equilibrios en esto y gran parte del goce es su distribución, el juego que se hace con los elementos para lograr un fin conocido de un modo si no inesperado no habitual. Oh, era eso. La magia no se ha ido.

anhh, imagina que podría escribir un libro y tratar de ilustrar los cambios en este lenguaje expresivo durante la mitad del siglo XX en adelante y como estas se conectan con aquellos primeros textos que tan poco le parecían decir al respecto. De hecho, en ese momento se imagina que sucedería si una serie de individuos como él publicaran libros similares sobre cada género musical popular. ¿La lectura de todos haría innecesaria la escucha y consumo de estos?

Jeanette “Undress to the Beat”
+Elize “Can You Feel It”
+Mini Viva “I Wish”
+ Anna Abreu “Music Everywhere”

“Brzezinski starts by noting that today ‘America stands supreme in the four decisive domains of global power’. Militarily, it is without rival; economically, it is the locomotive of world growth; technologically, it leads in all areas of innovation; culturally, its appeal is universal among youth. The result is a global hegemony without precedent in history. But if its scope is wide, its depth is in some respects shallow, since it stretches across a far more extensive space than any of the empires of the past, but unlike them does not rest on direct control of territory. …

Of greater concern are intellectual trends that have used the war in Iraq as a sounding-board for constructions designed to imply major contrasts between America and Europe. These tendencies have ensnared even hitherto responsible thinkers like Habermas, whose joint manifesto with Derrida, on the occasion of protests against the war, propounded a set of value-differences supposedly separating Europe from America, and capable of forming the basis for a common European identity: secularism, the welfare state, social solidarity, refusal of capital punishment, limitation of national sovereignty. Such schemas lead to the notion that Europe is not only different from the United States, but somehow better than it. This is a divisive idea, based on a false dichotomy. Europe is not a single social or political model, but a diverse set of communities, in which features of local life are often closer to American norms than to those of neighbouring states, let alone a continental standard. Nor does America offer a homogeneous scene, let alone resemble fashionable caricatures of it. England has a state religion, which the US does not; Irish and Poles are more ardent patriots than Americans; in the Ukraine and Moldova there are as many handguns as in Kansas or Oklahoma; public spending on Medicaid is proportionately higher than on the NHS; Indian immigrants prefer the welcome of Silicon Valley to that of the Rhineland. The United States and the various countries of Europe belong to a wider family of liberal democracies, and show far more similarities than differences. What differences there are, moreover, cannot be generalized into any contrasting overall valuation. America is better in some respects, Europe in others. The important thing is that they stick together.
The unilateralism of the Bush Administration, after the attacks of September 11, put this unity at risk. Overwhelming military power created the temptation to act alone, first in Afghanistan and then, in an access of hubris, in Iraq. Yet however clumsily executed, American goals have remained admirable, in the best Wilsonian tradition of spreading democracy and human rights. The real danger would be not US activism, but US disengagement from the trouble spots of the world, ‘leaving the job half done’ in Iraq and elsewhere. For the United States continues to be the indispensable nation, with a combination of military, political, economic and cultural power that the European Union cannot hope to match. This is not always grasped in the EU itself, where Garton Ash warns of the illusions of ‘Euro-Gallism’ –the idea that Europe could act as a power independent of the United States, even in potential rivalry with it. The seat of this hazardous conception is obviously France, but it has a wider constituency among European elites, and is encouraged by notions like that of Habermas. Its dangers are obvious. ‘The line between Europe as Not-America and Europe as Anti-America’, Garton Ash observes ominously, ‘is not clearly marked on any map’.

Perry Anderson “Spectrum” pags. 82, 86 y 87, en la sección dedicada a las ideas políticas de la derecha, en el artículo dedicado a Timothy Garton Ash.

Maki Goto “Fly Away”/ “Golden Luv”

En 2009, a la edad de 23 años y tras haber conseguido colar todos (menos uno) sus singles en el top10 de Oricon, Goto Maki, volvió a la música de un modo discreto tras haberse caído del mundo durante casi un par de años. Escondida tras el proyecto Sweet Black ft. MAKI GOTO (algo que en japonés es como leer Reynolds Simon, además en mayúsculas para hacerlo aún más artificial) o participando en solitario en una serie de grabaciones de estilos y calidades dispares durante los primeros nueve meses del año. En entrevistas la cantante ha confesado que el disco resultante debe entenderse como un proyecto paralelo y que retornará (suponemos) a terrenos más conocidos en su carrera profesional el año que viene. De modo que todavía está en el purgatorio de los escándalos. Hace algunos años saltó la noticia de los problemas de su hermano, casado, con familia, viviendo una vida propia, y sus relaciones con los yakuza y algunos crímenes cometidos. Problemas de los cuales debería haberse preocupado su hermana. Es su deber. Es lo que se debe hacer. Ella tiene la culpa. Ella ociosa y feliz, moviendo las tetas en la tele mientras él pasaba por todo aquello. Ella que también debe estar conectada con el mundo del crimen, conocido uno de la familia, conocidos todos. Graduación del Hello! Project (que no estaba para muchos trotes después de una cadena de escándalos) y ruptura atómica con aquellos. De ser una de las componentes de la edad dorada de Morning Musume o de la unit especial del décimo aniversario, a ni ser mencionada durante los eventos del single 40 del grupo. Aunque la relación va en los dos sentidos.

El proyecto Sweet Black es multiplataforma y agrupa desde programas de radio (un segmento de 15 minutos dentro de otro espacio que presenta la cantante), doramas creados para redes sociales, mangas, novelas para móviles y claro, música, pensados para alcanzar una franja de población, las mujeres entre los 20-30 años que se incorporan a la vida laboral pero todavía no se integran en las estructuras convencionales de la sociedad como el matrimonio y la familia. Las compañías detrás del proyecto son Avex (un holding de compañías que empezó como sello discográfico), J-Wave (emisora de radio) y mixi (una de las redes sociales más populares en Japón). Además de ofrecer una lectura sobre cuales pueden ser los intereses de dichas mujeres según la industria, también puede servirnos para ver como se tratan de crear vínculos de interés por parte de la artista para crearse un público que la siga. Como objeto de nuestro análisis tomaremos la edición especial del minidisco “Sweet Black”. En ella se incluye un libreto adicional con textos y mangas. En el DVD que acompaña al CD, uno encuentra primero un dorama, de una hora de duración, emitido inicialmente en la red social. Después los videoclips de la artista.







“Fly Away” fue el primer single publicado en su nueva compañía discográfica por Goto, lanzado de manera digital y acompañado por una serie de pequeños documentales que ilustraban el proceso de grabación de la canción, así como entrevistas a algunos de los autores en cuyas historias estarían basadas las letras de la canción (escritas por la propia cantante), disponibles tanto en la cuenta de YouTube en la compañía como para los suscriptores que siguieran a la artista de en su página de la red social (además allí pequeños vídeos donde contestaba algunas preguntas o mandaba mensajes). La historia en la cual se basa es “Mambo” de Hitomi Kanehara.




Escondido tras un beat, cuerdas sintéticas y riff de sintetizador tipo rave, tan corrientes y conocidos por su uso en el R&B, el núcleo de la canción es la progresión al piano y la interpretación de la cantante. El piano acústico se mueve siguiendo los cambios de dinámica de los elementos electrónicos, creciendo con tremendismo o dejando vibrar los acordes en el aire. En el minuto y cincuenta de la canción (versión YouTube), añaden un efecto de delay al piano. Suenan un par de acordes, hay un trémolo de notas que se sacuden como un eco en un disco de dub. Si han leído este blog durante este año es por ese preciso instante. En el campo visual el PV se presenta como una reflexión de madrugada, Goto escondiéndose en soledad tras un montón de máscaras decidiendo como quiere presentarse al mundo. Intercaladas entre estas, la cantante sentada en un sillón o bailando junto al mismo, mostrando las piernas y con un abrigo cuya brillante superficie está compuesta de agujas colocadas sobre la tela (en el making en uno de los movimientos le hace una carrera en una de las medias), o bailando en una calle comercial de madrugada, junto a dos bailarinas haciendo una coreografía, donde igualmente avanza y se esconde detrás de gente.

Seguido en el tiempo, pero sin PV, estuvo su colaboración para un disco especial del sello Avex, “Golden Luv”. No hablamos sobre esta canción por no estar incluida, del mismo modo que no hablaremos de otras canciones del disco, sólo de sus extensiones, pero la hemos votado y es una notable y eufórica canción.







Lady-Rise comienza con una breve animación donde una chica se acerca a un chico. A continuación Maki aparece en lo que aparenta ser una sesión de fotos para una revista de moda, posando, alterando y probando su imagen (maquillaje, peluquería, vestuario), siendo capturada en fotografías, seleccionando unas como correctas y descartando otras, hasta llegar a un vestuario que recuerda al de la figura de animación del principio, Maki andando por la calle, que resulta ser una pantalla usada como retroproyección, otra ficción, otra proyección imaginaria de su imagen y deseos, un nuevo paseo por la calle, el encuentro con la persona deseada.








With… es un medio tiempo más o menos contemplativo. En el videoclip Maki pasea por uno de los caminos que se dejan en los márgenes de los ríos en las ciudades japonesas, la sensación de estar en plena naturaleza, aunque la ciudad se encuentra al fondo del plano. La necesidad de desconectar y repensar algunas prioridades. El video se estructura en base a mensajes de móvil e historias de distintas chicas. Las imágenes están en color, pero tan apagados que asemejan más el blanco y negro. Imágenes de mujeres jóvenes trabajando: una cuidadora de niños, una aprendiz de cocina, una peluquera canina, una diseñadora de ropa, la propia Maki Goto, una chica que tiene que hacer una presentación de un proyecto para cerrar un contrato. En la culminación de cada pequeña historia (salvo la cantante ya que materialmente ya estamos viendo su sueño cumplido), unas animaciones aparecen sobreimpresas sobre la imagen, señalando el fruto de este trabajo de un modo u otro: los niños que se despiden de la cuidadora se convierten en deportistas, un premio en una competición culinaria, animales agradecidos que ladran y maúllan, diseños de moda dispuestos como si esperaran en un escaparate, la figura de un compañero (sentimental o no) que celebra la ocurrencia y el trabajo puesto en la presentación. En la coda final de la canción, cada una de las protagonistas vuelve a aparecer, esta vez en color. Maki sigue caminando, hasta cruzarse con otra chica joven de cuya mano camina una niña pequeña. Maki se gira y mira la figura alejándose. Al volver a mirar a cámara, sus pensamientos parecen estar en otra parte.




Tear Drops es un videoclip más convencional y funcional. La cantante vestida con un traje de noche blanco, descalza y sentada sobre un sofá del mismo color que el vestido, una pared de hormigón detrás donde se proyectan imágenes del dorama (es el tema que suena durante los créditos finales). De allí saltamos directamente a ver fragmentos del mismo y vamos cambiando de localización.

El libreto, con una portada dibujada que imita a la del disco está divido en varias secciones. La primera es una historia. En la página de presentación, sobre un fondo rosa leve claro, el corazoncito que es el logo del proyecto, tiene escrito “#1 Real & Unreal”. La segunda historia es un manga titulado “Lady-Rise”. El mensaje de presentación: #2 Love Myself. Una chica, camarera en un café habla con su jefe. Tras terminar la jornada sigue hablando y ella termina practicándole una felación. Además parece haber otro chico que trabaja en un templo. No me entero de mucho más. Me hubiera gustado aprender japonés. En su lugar escribo un blog. La tercera parte es una combinación entre relato e ilustración (una ilustración que ocupa las dos páginas en la que uno se encuentra intercalada entre las páginas de texto). Hay un título en inglés “Days” y el último mensaje pone: Dearly Everyday. Las imágenes incluyen una chica con una cinta en la mano cuyo otro extremo queda fuera del dibujo, sobre un montón de cintas que sostienen otras manos, una chica caminando por una carretera entre las nubes, una chica sobre una cornisa, las rodillas pegadas al pecho, mirando la ciudad, con una mochila llena de libro (la mochila con alas), una chica en mitad de la calle, ocupando la posición central rodeada de un montón de cuerpos que pasan a su alrededor, todos sin rostro.






El dorama se compone de distintas historias entrelazadas de maneras variopintas (la chica-gata que pertenece al cocinero se escapa y termina en casa de una joven pareja, los bollos que prepara una de las protagonistas acaban siendo una sorpresa para una joven actriz, en correspondencia al abrir esta dicho bollo señala una ruptura en la historia de la otra chica). Hay algunos momentos fantásticos, por ejemplo la secuencia en la que se resume la vida de una chica que trabaja en una fábrica de bollería industrial: entrar a la fábrica, dar el jefe el inicio del turno, comenzar a repartir pizcas de chocolate sobre los bollos, iniciar en su cabeza una cuenta, terminar de noche, llegar a su casa, quitarse los calcetines, dejar la cena (traída del trabajo) en la mesilla, extender el futón sobre el suelo, comer, quedarse dormida, salir del piso, entrar a trabajar, así cada día hasta llegar al sábado, marcado por el quiebro de la semana de trabajo en forma de un bollo adornado con un smiley, donde paga a un chico que le prepara una cena que comparte con ella, en un ambiente recogido y educado, sin contar nada de sus vidas privadas. Otra por ejemplo, la fiesta donde todo el mundo se fotografía al llegar y que al repasar la protagonista su relación con cada una muestra su verdadero cara. O un gráfico donde se muestran todas las relaciones e interconexiones entre los asistentes a la fiesta. Hay además leves discusiones de pareja a la hora del desayuno, momentos muertos con las amigas en locales de moda y sexo.



Bruno Pronsato “The Break Up The Make Up”

Curioso, como al tratar de describir esta canción por Twitter, me respondieron dándome un palo, ahora ya no me atrevo a comentarla.

Rich Boy “Drop”
+Dj Class “I’m the Ish”

Total, nadie pensaba acordarse de ellos.

Nina Sky “On Some Bullshit”

Escuchando los singles de Nina Sky (al menos los que importan, y este importa y sus colaboraciones) uno en ocasiones cae en la trampa de preguntarse por qué a estas alturas de su carrera (cerca de ocho años) el mundo no está a sus pies. “On Some Bullshit” es un single que basándose en elementos dinámicos (la complicidad del juego de voces que sólo puede salir de años de prácticas siendo hermanas, la percusión, los efectos sonoros, el empuje sonoro ya convertido en un tópico de los sintes de aires rave) transforma su entusiasmo en un lugar de incertidumbre y fragilidad emocional (en consonancia clara con la letra de la canción). Después uno recuerda la escucha de sus discos y mixtapes. Como en plena explosión del reggaeton a nivel comercial en el mercado internacional (al menos Norteamérica y Europa), con su primer single estando localizado dentro y fuera de la escena, colaborando en algunos otros que marcaron la época, su primer disco erraba el camino de las tendencias ofreciendo una serie de variaciones sobre los patrones sonoros neo-soul, funcional en pequeñas dosis, moroso en conjunto. Suponemos que tras la nula repercusión de este tema, la vuelta al limbo.

Movido hacia delante por un loop de percusión que no desentonaría en un disco de Sonic Youth, con algo de aire en la mezcla, comprimido el sonido, los impactos de las baquetas en la caja como puños golpeando, y acompañado durante casi toda la canción por unos sonidos de sintetizador, uno creando una melodía concéntrica que se mueve en círculos por el estéreo, el otro vibrando melancólico arrojando destellos en cualquier dirección en la cual le llegue la luz, puntuando con su color el movimiento del anterior, desde el principio se nos propone cuales serán las características que definirán esta canción: la decisión de ir hacia delante con decisión para librarse de la melancolía y aquello a lo que no se le deja de dar vueltas. Riffs eufóricos de sintetizador, efectos de sonido que imitan el paso de un coche a alta velocidad y los juegos vocales de las dos hermanas, complementándose, cambiando de lugar, alargando las notas llenándolas con algún vibrato o soltándolas como si se tratara de un flow, seguras de si mismas como si no existiera otra posibilidad de que el mundo no fuera así, ingenuas y candorosas por ello, decididas en su pasar página pero al mismo tiempo salpicadas por las dudas (propias y sobre los motivos de la gente que resulta ser desconocidos), se alinean con el primer elemento. Los motivos melódicos que se repiten, ya sean en coros que suenan a tópico de bossa nova que son seguidos por su repetición en el teclado, con la misma sensación de falta de confianza, el timbre del instrumento sonando con la fragilidad de un theremin, expandiendo la segunda.



Dizzee Rascal “Bonkers”/ “Holiday”

Al reseñar “Bonkers” de Dizzee Rascal en la sección de singles del periódico The Guardian, el crítico de turno encontró que le resultaba problemático disfrutar del single debido a que le recordaba demasiado el tipo de música de baile que se escuchaba en los clubs cuando este comenzó a visitarlos hace casi una década (Armand Van Helden en uno, bailando con Goldie en Ibiza en otro). Uno pensó aquello de “prepárate para el resto de tu vida”, pero quizás deberíamos revisar el revisionismo, o al menos tratar de encontrar la posibilidad de una salida al recurso manido de los “copycats” sin talento copiando a “copycats” sin talento copiando a…

Perry Anderson al exponer las dificultades que uno se podía encontrar al acercarse a los textos de Antonio Gramsci, señaló dos: la segunda, bastante obvia, es que no podía desarrollar sus verdaderas intenciones al encontrarse en la cárcel y ser todos sus textos revisados por un guardia. La primera en cambio era el problema de desarrollar conceptos nuevos a partir de un lenguaje obsoleto. En nuestro caso, y si observamos estos dos ejemplos de Dizzee Rascal como ejemplo a un nivel mainstream, la recuperación del lenguaje de la rave, o más bien de la cultura de club en general sin plegarse exactamente a ella.

Si suponemos que estos nuevos movimientos (digamos, funky, wonky, etc.) no suponen una ruptura radical en el aspecto formal (obviamente hay cambios aquí o allá, pero no hay por ejemplo un cambio de la instrumentación usada como supusieron los remixes disco, moviéndose de reproducción a un nuevo espacio virtual, o los desarrollos temporales...) podríamos usar la propuesta de una (supuesta) nueva temática, unos nuevos conceptos envueltos en un lenguaje del ayer, para tratar de obtener una panorámica de lo que nos ofrecen por el momento estos géneros musicales.

Que la irrupción de estos nuevos aires se produzca en un momento en el cual la lógica económica neoliberal parezca estar en crisis o no ser ya una fortaleza inexpugnable, se puede leer en un par de direcciones. Resulta curioso como se pasa de un paradigma de “resistencia” a la sociedad del momento como el que representaban el grime o el dubstep en sus momentos más obcecados, en los cuales la música tenía que ser lo más física y material posible, es decir convertirse en otro objeto (aunque efímero) con el cual poder escapar de la obsesión con los objetos en una sociedad materialista, a uno que fomenta la fluidez, el cambio, el color y el calor, la diversión y las ganas de quitarse los problemas de la cabeza, si quieren inspirándose en otros momentos del continuo hardcore como el garage, ciertos momentos iniciales del grime o la ruptura de las reglas de juego del dubstep desde dentro para generar la sensación de creatividad, pero no como una continuación más o menos directa de digamos lo “utópico” que tuvo la rave en su momento álgido como sueño de una sociedad paralela o distinta a la vigente, haciéndolo desde una perspectiva casi académica, conociendo las grabaciones y exhumándolas, estudiándolas como quien busca en yacimientos arqueológicos griegos y ruinas de templos y sin embargo la necesidad de fiesta se hace evocando los momentos álgidos de la cultura del club que coinciden con los momentos menos “politizados” y se hace apelando a una serie de características, la velocidad, el intercambio, que a grandes rasgos se podrían identificar con algunos de los rasgos de personalidad más buscados para el buen funcionamiento de los mercados. Claro, Dizzee Rascal no tiene gran cosa que decirnos sobre esto (en realidad ninguno de los protagonistas de forma tan directa o tan acusadora, en realidad casi pienso que un análisis tipo teoría del actor-red, pero no es precisamente algo que haga lo más rápido del mundo y al surgir desde el “interior” de los hechos no creo que la teoría anteriormente expuesta “aparezca” justificándolo todo).

Dizzee simplemente como dice Simon Reynolds, se convirtió en la estrella de música popular que merecía y aspiraba ser. Siguiendo por supuesto la lógica establecida para una estrella que proceda del sonido “urban”: abandonar las prácticas heredadas de la escena soundsystem, alejarse de la escena de la cual surge, adaptarse a los sonidos del pop mainstream y desde allí tratar de adaptarse a los movimientos de las tendencias musicales o el momento social. Algo que por cierto podría haber hecho sin ser tan “generoso” en sus intenciones o en sus resultados, sin sacar un material tan adictivo, pegadizo y disfrutable.

Vistoso Bosses “Delirious”

La automatización de los procesos: un pad de flauta que dibuja una melodía que deriva en armonía, pastoral, melancólica, ruborizada y frágil, tan intercambiable que podría ser usada en un disco del sello que nos trajo a los Yin Yang Twins, una canción del top40 del pop mainstream de los noventa o en una composición de música de cámara del siglo XIX, por otro lado el beat, preciso, adictivo siendo lo suficientemente plástico para no generar la sensación de repetición, desalojando su necesidad de capturar la atención al caminar de un modo notable entre lo previsible y la variación, siendo bailable al permitir poder introducir los pasos sobre los cuales uno planea evolucionar sus movimientos, el elemento que une este tema al presente, a ciertos bailes en escenas regionales o no, la línea de bajo resonante, mínima, elegante y relajada, los detalles orquestales coloreando el estribillo. Claro, hay organización y secciones que funcionan cambiando el desarrollo de la canción, como esa secuencia de acordes en la que el tiempo parece pararse y volverse irreal. Todo parece girar alrededor de las voces, a veces cantando, a veces en plena secuencia de flow. Suspendidas entre las capas de sonidos que flotan unas sobre otras en el espacio, desgranando sus sensaciones, sus ansiedades, sus necesidades, sus dudas. Oscilando entre la euforia, la incertidumbre y el temor, creando modulaciones, espacios indeterminados, sensaciones floreciendo. Ilustrando lo irreal del encuentro con el amor, como toda tu realidad, tus comportamientos cotidianos parecen haber saltado por la ventana, algo sustituyendo el vacío y la soledad, encontrarse con la necesidad de ser correspondido.

Chino “Protected”

Como regla general nunca nos fiaríamos de este tipo de gente. Reunidos en un club, el mundo exterior intuido a través de la luz que se filtra por las cortinas, en un ambiente relajado que conduce a la intimidad y el conocimiento de la conexión entre los presentes, jóvenes, vestidos con ropa cara, mostrando sus accesorios, bebiendo su ron en vasos que arrojan un aire de sofisticación, con latas de bebidas isotónicas o sin ellas, reunidos frente al escenario, sabiendo que aquello que están viendo es un reflejo de sus propias vidas: la idea de progreso y desarrollo, de trabajar para alcanzar una meta, un futuro mejor, una vida que merezca llamarse de ese modo, una tranquilidad, un lugar en el mundo, reconocer que están cambiando el mundo por hacer lo que hacen. No nos fiaríamos claro, por materializarse dicha idea de desarrollo en su exposición a través de las posesiones materiales, pero también por la creencia en dicha idea, tanto en la permanencia del estatus logrado como por la continuación de los valores dominantes en el juego económico internacional. Habiendo dicho esto ¿por qué estamos hablando de esto pues?

La producción, la música y la presencia física como intérprete de Stephen “Di Genius” McGregor, tratando de dar el envoltorio adecuado para respaldar a su hermano Daniel “Chino” McGregor, para imaginar este “nuevo mundo”. No hay nada en los elementos del arreglo musical que nos hable de innovación formal: piano, guitarra eléctrica, sintetizador, bajo, batería, beats. Todo ello, conocido y usado en el roots reggae actual o en el dancehall, y usado en esta misma forma, con la misma intencionalidad comunicativa, con los mismos o parecidos motivos formales, adaptándose a lo conocido de las fórmulas. La misma idea, similares creaciones de espacio y calidez. Claro, la fascinación surge de ahí, de la capacidad del productor para ordenar sonidos, crear texturas y contarnos una historia que sea capaz de seducirnos: las repeticiones luminosas de los acordes del piano, un beat flexible y complejo, sonidos apagados de guitarra y líneas de guitarra eléctrica que se pierden en el horizonte, la voz de Chino desgranando sus frases, alcanzando el estribillo como un mantra sereno que ha de repetirse para poder ser creído y en particular esos sonidos de sintetizador, fluctuantes, poco llamativos, inciertos en sus sensaciones, maleables al contacto con el oído, frágiles e inútiles, donde uno parece proyectar todas sus esperanzas (lo interesante es que sea capaz de convencerte para entrar en su juego aunque no creas en él). Seguramente ha habido canciones mucho mejores en Jamaica este año. Ya saben que no he estado conectado escuchando singles, aunque si he escuchado bastantes discos de artistas o grupos que publicaban este año, nunca tantos como en esta ocasión. Y nunca me he sentido más desorientado sobre lo que estaba sucediendo.

Cheryl Cole “Fight for this love”

En un artículo-demolición en The Guardian sobre el PV de este single, Anna Pickard resumía (en un artículo de 700 palabras) de este modo su opinión sobre la canción en si misma: “Luckily, the song's really bad”. A la semana siguiente, el single batía el record de ventas más rápidas del año en el Reino Unido, vendiendo 292.000 copias en su primera semana. Es decir, que ha vendido más que cualquier single de Girls Aloud.

Si uno se acerca al debate en la red todo parece resumirse en dos posturas antagónicas que surgen en reacción la una a la otra en ausencia de esta. Los que están en contra mencionan el hecho de que esta canción no es el “banger” que debería ser, que necesitaría ser más “fuerte”, que su imagen visual está copiada de otras artistas y no es original, que era algo que se podía prever por ser una cara bonita, en el fondo que es un single mediocre para sus seguidores acríticos y mediocres, que es una canción a la que nadie le prestaría atención si no fuera ella quien la cantara (y uno que creía que en eso consistía el pop mainstream). La otra postura es la que habla sobre las virtudes de la canción diciendo que realmente les gusta, que sale guapísima, que es una canción muy pegadiza, que los que critican la canción no saben de lo que están hablando, que lo hacen para parecer interesantes, que en realidad no tienen nada que decir.

Cheryl Tweedy, integrante de Girls Aloud que casi acaba con el grupo antes de la publicación de su segundo single al dar una paliza a una chica (de color) en los baños de un club y ser llevada a juicio, la hija de padres divorciados que vive su infancia con su madre, la que termina casándose con Ashley Cole, jugador de fútbol (de color), la que es votada de modo sistemático todos los años entre las mujeres más deseables por la revista FHM, la que decide mantener su matrimonio cuando la prensa descubre la infidelidad de su marido (cuando se publicó la foto de la otra chica, los comentarios fueron estruendosos), la que es tratada como una imbécil por ello en los tabloides, la que entra a ser jurado de Factor X, la que se convierte en la “darling” de la sociedad británica, la que es admirada por los tabloides, la que cuando participa en uno de esos programas televisivos sobre cumplir sus sueños con el resto del grupo musical, decide aprender krumping.

Es un single curioso. Uno puede imaginársela en la voz de un intérprete de soul sureño, convirtiendo cada frase, cada repetición, en una crecida de expresividad, intensidad y pasión. Aquí el arreglo de sintetizador suena contenido, lleno de incertidumbre, anestesiado, algo lo-fi, notas salpicadas de piano, cuerdas sintéticas, las notitas de carillón, la percusión llena de ecos en determinadas partes. Y su interpretación vocal no es precisamente lo que entendemos por pirotécnica. Y sin embargo está poniendo toda la carne en el asador. Todo aquello de lo que es capaz como vocalista, todos los rasgos distintivos con los que ha construido su personalidad vocal, están aquí. La canción habla sobre como un exceso de todo se convierte en algo malo, pero también que hay que luchar por aquello que se ha conseguido. ¿Es una justificación personal? ¿Son valores progresivos? ¿Es un comentario político con los conservadores jugando a la carta del euroescepticismo y la privatización del servicio postal y la televisión estatal? ¿Son una serie de palabras vacías que pueden ser adornadas y adaptadas a cualquier causa? Uno puede imaginar sonando hasta el final de los tiempos esta canción en cualquier programa televisivo donde alguien ha logrado superar un reto. Pero también sirviendo a campañas de ONGs. ¿Por qué necesita todo un cuerpo de baile? Y unido a ello ¿por qué en la canción necesita a otra persona, es decir, crear una comunidad? ¿Es una propuesta radical a la vista de las reacciones despertadas? ¿Es todo lo contrario?

Gucci Mane “Wasted”
+ Big Boi ft. Gucci Mane “Shine Blockas”

Estamos viendo el DVD de Hoods Affairs TV que protagoniza Gucci Mane. Empieza con escenas de club donde el público se vuelve loco mientras Gucci, entre una plétora de otros raperos que lo acompañan entona la letra de uno de sus himnos, todo el club cantando a voz en cuello las palabras mientras saltan y se miran los unos a los otros. Lo que viene a continuación es una sucesión de espacios que habitan diversos tipos de gente: están los estudios, están los grandes y desolados aparcamientos donde se espera a ser recogido, están los jardines exteriores de noche donde uno habla cosas más personales mientras dentro hay una sesión de grabación o un mini encuentro de algún tipo, están los estudios de grabación caseros, llenos de todo tipo de hardware y software más o menos porno y a ser posible todo tipo de signos que destaquen los logros de uno (por ejemplo, el haber participado en el anterior disco de Beyonce), hay grandes salas de estar en casas residenciales, hay oficinas y por último, hay clubs de strippers. Los últimos, de largo, los más sofisticados.

La gente que circula por ellos también es bastante curiosa. Siempre están pendientes de su estilo, de cómo se presentan al exterior, nerviosos como adolescentes pajilleros, siempre necesitados de explicarle a todo el mundo que es lo que hacen, que es lo que venden, como se definen a si mismos. Los raperos parecen ir juntos, pero al aparecer los nombres en la pantalla, se ve que están fichados por distintos sellos o que los llevan management distintos, siempre se comportan como seres individuales, gregarios por necesidad, siempre dispuestos a aprovechar la menor ocasión para mostrar su talento, desgranando sus rimas en el estudio de libretas o blackberrys, los productores quieren mostrar su dominio y que realmente los beats que están fabricando ante ellos son los que deberían tener, los managers te cuentan la historia de cómo ellos pertenecieron, grabaron, hicieron esto y aquello, conocieron a tal o cual, los tipos de la radio te cuentan que este es el verdadero y auténtico sonido de la calle. Que “ellos”, se arriesgan, tienen el coraje para mostrar lo que otros, ese colectivo, no se atreven. Que carajo. Incluso el DVD se vende. Cada pocos minutos el logotipo aparece a pantalla completa anunciando que esto es una exclusiva de esta colección. También hay otra cosa más en la que coinciden: todos son hombres. Necesitamos cerca de media hora para que aparezca alguna chica o mujer que tenga algo más de dos frases. Es Nicky Minaj. Vestida para aparecer en uno de los PV (Promotional Video, por si no saben por qué diablos utilizo las siglas) que pretenden rodar. El look está a medio camino entre la superheroína y la estrella de porno. Un escote en forma de V tan amplio que podría pertenecer a una película de James Benning. Turgencias y volúmenes por todos lados. Una feminidad tan física y exagerada como la de sus compañeros masculinos. Igual de desubicada que los demás, aunque suponemos que con más capas de desubicación, igualmente necesitada de explicarse y promocionarse. Tras cuarenta minutos documentales, el documental continúa con un bloque de otros cuarenta minutos de videoclips. Progresivamente estos pasan de la fiesta o el life style (claramente mafioso) a una mayor concentración de chicas agitándose, hasta terminar efectivamente en los clubs de strippers. No hay que engañarse, no se ve ningún pezón aunque las chicas se muevan sin ropa en bañeras llenas de espuma. ¿Saben que hay un director/actor de porno, de color y rapero (Brian Pumper)? De modo que esta sexualidad tan visual y posesiva, pero también tan pacata es curiosa. Pero en cierto modo el mensaje se transmite: Gucci es un colega y trae las chicas a la fiesta. Un extra softcore que no descubran tus padres. Las masturbaciones delante de amigos y conocidos también son curiosas.

Después queda el aspecto estrictamente musical, el objeto del comercio. En el salón de la casa, sobre uno de los beats sobre los cuales acaban de grabar, se reúnen, beben y se divierten. Uno de ellos, no demasiado llamativo el resto del documental, comienza a lanzar unas rimas rotundas, enérgicas, rabiosas y ensimismadas, el flow desafiante, lanzado como un camión hacia el desastre. Alguien hace una broma, puede que fuera Gucci, el tipo se parte de risa y pierde el beat. Detrás hay uno de estos huecos puerta y alguna gente se asoma cuando escuchan algo bueno. El tipo vuelve a comenzar, recitando las mismas líneas, del mismo modo. Gucci continúa. Abre la boca y todo se llena de ositos de gelatina y otras chucherías. Es hipnótico y sencillo como las rimas de una canción infantil, es pura textura, es completamente bobo, no hay necesidad de complejidad o sofisticación alguna, todo (dinero, chicas, cadenas y joyas) pasa y circula por sus rimas, siguiendo la misma lógica, exhibiendo el mismo truco, sin complejos, lleno de generosidad, capaz de llenar decenas de mixtapes, capaz de hacer que te acuerdes de muchos temas, que como en este momento te atrapan.



The New Boyz “You Are a Jerk”
+The Bangz “We Jerkin”
+Baby Dollz “My Cookie”
+Keke Palmer “Super Jerkin”
+Pink Dollaz “Pockets Never Hungry”/ “I’m Tasty”

Un generoso número de detractores del jerkin’ como fenómeno social argumentan que sus propuestas no son novedosas. Todo siempre parece girar en torno a una estructura básica, un movimiento generacional más o menos localizado en una zona geográfica regional norteamericana, normalmente una gran ciudad, que gira en torno a un tipo de baile y a una serie de productores y artistas que generan el material necesario para dichas fiestas, cuyo público es más o menos adolescente y cuyos sonidos entran en un rango más o menos predecible, digamos constantes sonoras encontrables en el hyphy o el snap. Simon Reynolds lo resumía de forma algo sarcástica y exagerada (aunque efectiva) del siguiente modo:

This was another story of the hip-hop Noughties: the succession of city-based sounds, starting with New Orleans bounce and continuing with crunk, hyphy, snap, juke, etc, which hatch as regional styles but thanks to the marvels of the internet (especially YouTube) are chased avidly by an international cadre of largely white, middle-class beat-nerds. I was one for a while, but then started to feel that underneath the cool local quirks (for instance, in the Bay Area, hyphy MCs shout out to freeway exits, which is how the different neighbourhoods know themselves, as opposed to, say, wards in New Orleans) all these sounds were, at base, the same. Electro variant + goofy dance + bawdy lyrics + (optional) drug-of-choice (E, with hyphy; purple drank aka cough syrup in other places, and so on).

La clave del argumento no radica en la mera novedad, sino en su fácil asimilación por parte de la industria discográfica además de señalar que pese a la efervescencia de la escena, su desaparición suele ser casi igual de rápida que su eclosión. Y en el fondo, que es una pérdida de tiempo ya que esto no generará ni obras ni cambios en el estado del hip-hop.

Si uno lee, p. ej. “Won’t Stop, Can’t Stop” de Jeff Chang, verá que, salvando las distancias tecnológicas, temporales, sociales y si se quiere incluso político-ideológicas, el nacimiento del hiphop es bastante similar a dicho tipo de movimientos. También que una vez la moda del baile pasó o al menos, los adolescentes crecieron y cambiaron de hábitos, supuso casi su desaparición. También como las escenas hip-hop surgidas fuera de Nueva York, y que gozaban de popularidad siempre giraban en torno a la fiesta, a las letras subidas de tono y la mofa. En su libro sobre el populismo, Ernesto Laclau dedica un fragmento a poner de manifiesto que el alzamiento del pueblo que generó la Revolución Francesa dista bastante de ser un suceso espontáneo y que durante casi un siglo se produjeron todo tipo de revueltas y disturbios de mayor o menor grado a través del reino de Francia, que no lograron cuajar en un movimiento de cambio permanente. Quizá nos gustaría poder concretar cuales son los factores que intervienen para que todo este tipo de movimientos organizados alrededor de estilos de baile regionales no acaban produciendo “revoluciones” estilísticas dentro del hip-hop, sólo modas, pero también quizá admitimos que tal argumentación supera nuestro nivel de conocimientos sobre la realidad, de modo que al menos nos gustaría poder describir o al menos tratar de imaginar cuales son las posibles causas para que se produzca esta polinización de escenas, cuales son las razones por las que siguen surgiendo a pesar de su imposibilidad para cambiar las cosas. Podemos citar varias: la necesidad de hacer algo diferente y de pertenecer a algo único de los adolescentes, una forma de socializar o de tener sexo, una forma de integración y representación diferente (ya que tantos chicos como chicas se alternan para soltar obscenidades y ripios subidos de tono), pero en lo general creo que son manifestaciones del mismo fenómeno: sentirse incluido al escuchar música mainstream, donde los únicos modelos aceptables parecen ser el rapero materialista (ver la entrada de Gucci Mane), el rapero sensible y/o bohemio (este año ya saben cuales dos), los estereotipos de consumo y éxito en los intérpretes masculinos y femeninos del R&B (cuya vigencia se puede leer en el fracaso de sendos discos de Rihanna y Chris Brown), el one hit wonder (ver la entrada de Vistoso Bosses) o ya dando un salto de importancia, los diversos tipos de artistas dirigidos a un público adulto o religioso. Un absoluto abismo si se quiere tener diversión (o cualquier otra cosa, pero hablamos de escenas que giran en torno a fiestas) fuera de estos (o de sus contrapartidas indies). Y un espacio para imaginar un mundo diferente, que como cualquier otra burbuja estalla rápido en el tiempo y deja algunos rastros en forma de carrera discográfica.



Agnes “Release Me”/ “On and On”

Porque algunos años uno está más sordo que en otros cuando realiza listas de “lo mejor de…”.



Kana Nishino “Kimi ni Aitaku Naru Kara”

Mis escuchas y aprecio de esta canción están unidas de forma indisoluble en mi memoria con lo que estaba leyendo por aquella época: la interpretación de Ray Brassier del trabajo de Francois Laruelle. Es decir leer sobre lo “posicionado” de los presupuestos de la filosofía y como estos vician y lo convierten en una experiencia circular mientras escuchaba la canción que más diestramente usaba el “posicionamiento” de la interpretación.

Cualquier entrada en mi propia interpretación: el auto-reproche y el que se hace del prójimo, el victimismo intercalado con fragilidad, violencia, cariño y ausencia, el fondo fijo sobre el que se desarrolla dramático pero indiferente el discurso, la frase del estribillo que como una confesión de madrugada quiere condensar toda la tristeza y el dolor de una relación, el plano que dura casi 40 segundos y el hilo de saliva que ves en su boca, los pasillos de una tienda como corredores mentales con los que cruzarse con los recuerdos, como todo el mundo que no está acompañado está jodido o llorando…

¿Quiere esto decir que al comprender esto, la canción cayó como el telón de un teatro, como un castillo de naipes, colapsándose y dejando ausencia en su lugar? Pues no. Sigue estando la disposición de los elementos, el trabajo humano de hacer que fluyan de un estado a otro, de un significado a otro, el trabajo de pulido y afinado que hace desaparecer todo el material sobrante y que te embarga para que no veas las costuras, la conversación (que diría Gadamer si lo hubiera leído) que nos lleva a darnos cuenta de aquello que no hubiéramos visto en nuestra realidad fragmentaria. Es decir, que a pesar de todo eso, me seguía llegando. ¿Qué son ilusiones con los que la gente para escapar de los problemas que les acosan a diario? Puede ser. ¿Qué es una manera de autojustificarse y no protestar creyendo uno que se está “en paz consigo mismo”, una manera de crear una narrativa donde uno es perfecto? Puede ser. Pero no estamos todo el día del mismo modo. Hay momentos bajos y álgidos. A veces toca. Se que estoy escuchando una canción de radio comercial, no creo que estoy en un museo contemplando las mayores cumbres de la cultura universal. Puede ser que no sea una gran cosa como respuesta (si usamos a Metzinger, que argumenta que ustedes creen ser alguien por una serie de simplificaciones y cosas por el estilo en su proceso de cognición y reflexión, seguramente no quede nada de esto (ni de nada más (aunque ha saltado la curiosa polémica de cómo Metzinger utilizando los mismos datos experimentales que otro autor en otro libro encuentra su postura en las antípodas del otro, algo no tan raro ya que tienen que inventarse un modelo en el que interpretar los datos y el modelo es cualquier menos neutral)). En su siguiente single Nishino se decantó más por el preciosismo y la balada, la canción no resultaba tan perfecta como esta, logró 300.000 descargas legales de la canción antes de que se publicara el single… la misma semana donde AKB48 eclipsó a todo el resto del mundo. Después ha sacado otro single. No me gustó demasiado.

Tempa T “Next Hype”

Tempa T en pleno momento de fantasía paranoica escapista de la realidad, imaginándose loco de furia y rabia, robando, golpeando y persiguiendo a cualquiera que se cruce en su camino, tan exagerado, con la necesidad de quebrar la voz, quedarse sin aire, ir tan rápido hasta resultar explosivo y acabar gritando al terminar algunas de las rimas, tan fuera de si que no puedes evitar comenzar a reírte de tanta energía y preguntarte como puede lograr esa mezcla de cachondeo y peligro de una forma tan inmediata. Si añaden el videoclip, donde los que reciben las tortas son gente como Tim Westwood o Logan Sama entre otros…



Namie Amuro “Bad Habit/ First Timer”

Namie Amuro tras casi tres años publicó ayer su disco nuevo. Su nombre “PAST< style="font-weight: bold;">Demi Lovato “Here We Go Again”(“Catch Me”)

Demi Lovato es un producto intrigante del conglomerado Disney. Completamente integrada en un modelo de producción en continua evolución (adolescente con capacidades para actuar, cantar, bailar, que desarrolla su carrera en un continuo tránsito entre ellas) que con el paso del tiempo se ha vuelto más sutil, de la estrella “prefabricada” hacia algo que parece surgir como una necesidad expresiva (abandono de las estructuras del teenpop por las de un pop-rock) de la joven estrella (ver el nuevo disco de Selena Gomez con su banda), en lugar de ser algo que viene con el trabajo. Para ello continúan con una de las estrategias conocidas y usadas en el territorio del teenpop, el generar “autenticidad” (en el sentido opuesto a “plástico” o “prefabricado”) mediante la conversión de la estrella en un “live act” mediante el reclutamiento de una serie de músicos, competentes tanto en lo visual como la ejecución, el registro, la expresividad o la parte técnica, pescados de las grandes bolsas de músicos necesitados de llegar a fin de mes que uno puede encontrar en el hardcore, el metal o el rock más o menos convencional.

Demi es trabajadora hasta el límite, siempre dispuesta a conceder entrevistas con todos los medios que lo pidan, aunque después se encuentren que no dice absolutamente nada. Capaz de autocensurarse ante sus canciones que tocan temas más oscuros y personales por no adecuarse al público que espera Disney, aunque después estos temas siempre acaban apareciendo como información en reseñas y entrevistas en dichos medios además de generar todo tipo de controversias y rumores (en el último disco la canción de odio a su padre que no estuvo durante su adolescencia) por las propias filtraciones que se hacen desde su parte, aunque después no quieran entrar en dicha dinámica del mundo del cotilleo. Capaz de aceptar papeles humillantes, exigentes y desmitificadores que contribuyen a cimentar su imagen de leve rebeldía, riesgo y diferencia, de proximidad y calidez sin parecer forzados o una estrategia de marketing y sin salirse de los patrones de la empresa. Aparecer ridícula, suplicante, histriónica, increíblemente vulnerable, forzada, trémula, incapaz y completamente superada por la situación pero de cabeza a ella, simpática, sensual y casta, múltiple y un caballo de un solo truco. En series y películas de niños y adolescentes que viven en grandes casas, cuyos padres dirigen empresas o ambos trabajan aunque sin ahogos para pagar un crédito que les permita vivir por encima de sus posibilidades, con bocadillerías realmente amplias, o que viven en hoteles de lujo, o directamente, que son ricos por vivir en el mundo del espectáculo. Demi es capaz de ser una taste-maker en su twitter (disparando las visitas a páginas de grupos emo desconocidos) o mostrando sus gustos (cambiantes y demás según el momento y el lugar) por el metal o los grupos de rock o promocionar descaradamente los lanzamientos de amigos y conocidos de la compañía.

“Here We Go Again” la canción que da título a su segundo disco, se mueve entre el mismo juego de tensiones. Primer single que se llevará consigo la mayor parte del presupuesto de promoción del disco, primera canción en el disco (es decir, cumpliendo el mandamiento comercial de dar al comprador aquello que ya conoce lo primero, pero también siendo la canción que sirve para abrir fuego aunque el disco tire por otros caminos después (influencias de los Bon Jovi metal, sonidos nuevaoleros, rock urgente, acercamientos al pop-soul, medios tiempos melancólicos montados sobre guitarras que no estarían tan fuera de lugar en tiempos en los que REM eran más famosos y dos temas extras (el tema de su serie, una canción para una película de animación)), ni la mejor ni la peor canción del disco, aunque sí la más genérica y aceptada en su fórmula musical para la radio actual (digamos a lo Kelly Clarkson). Lo que nos fascina realmente de la canción es la interpretación vocal, incapaz de ser más calculada, interpretada y ajustada a las características de la canción, y al mismo tiempo más rotunda, visceral y física al usar la textura de su voz, donde hasta las tomas de aire se convierte en un elemento dramático más, entre la confianza en si misma y cierto desgarro. Siendo completamente cool, sin perder ni la postura ni el peinado, literalmente te hace pasear por su interior (zona laringe) algo que no es común en la radio mainstream. Es una necesidad de mostrarse y/o exponerse, en los múltiples sentidos que aceptan ambas palabras. Jugando con su imagen pública o siendo ella misma.

“Catch Me”, canción escrita por ella misma, es una confesión de amor y dudas y su estructura musical parece querer describir las emociones de la situación descrita en la letra. La voz, que se estira, tiembla, agita y entrecorta, hace rodar las palabras como si estas fueran poesía, ensimismada, sin acompañamiento, en un silencio que la envuelve. Una guitarra que rasguea con timidez, cambiando de acorde sin estruendo entra al poco rato, como si la exposición de estos sentimientos hubiera cambiado la luz y el aire de la habitación, la noche, la situación. Una línea de chelo se une, preciosista y convencional, como si la intensidad de las emociones expuestas iluminara el lugar y permitieran ver detalles nunca antes apreciados en la otra persona. La línea de chelo se convierte en un arreglo para cuarteto de cuerdas (o al menos, para un pequeño grupo de cuerda), en una progresión que parece natural, bella pero carente de sorpresa, mientras voz, guitarra y melodía de chelo flotan ingrávidos concentrados sobre si mismos. Al subir la intensidad, notas de piano salpicadas, adornan este incremento, a la vez que se multiplican las pistas vocales, o en un momento casi final, los coros parecen surgir en la noche iluminada, en este desfile de maravillas efímeras, en este clímax que se incorpora perezoso sin saber si llegará a algún sitio. Y entonces cuando todo parece haber llegado al final, cuando el momento parece haber pasado y todo haber sido una oportunidad perdida, un fogonazo de emoción, un momento de comunicación directa con la otra persona, un llegar a algún sitio que no existía antes, tan breve e intenso que parece prender el instante para siempre en la memoria. Vamos, lo mismo.

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