O como de tanto asomarse al interior del piano se puede terminar cayendo dentro.
Andrea Neumann, improvisadora libre que suele trabajar directamente y de forma variada sobre las cuerdas que hay dentro del piano, quería realizar una grabación donde el silencio fuera uno de los elementos principales. El problema, claro, es que el silencio no existe. Y si vives en un edificio repleto de músicos (en teoría el que da título al disco, una calle de Berlín) que se pasan el día ensayando, o por la noche se escucha el motor de la nevera, menos. De modo que si no puedes vencerlos, únete a ellos. Si la vida que te rodea se cuela en tu grabación en cada momento, graba sobre tu vida.
De modo que escuchar y reflexionar sobre lo que se escucha se convierte en el centro gravitatorio de esta pieza. En un principio parece una sucesión de pequeños fragmentos sonoros. Un pequeño motor batiendo sobre una cuerda, un elemento metálico rozando la cuerda de principio a final, apretar los dedos contra las cuerdas hasta que esta se escapa y se queda vibrando, vibración en simpatía, golpes sobre el bastidor que sostiene las cuerdas (ya que su piano no tiene ni teclas ni cuerpo de madera) haciendo vibrar todo como si el mundo se acabara, efectos de feedback, señales electrónicas distorsionadas. Algunos de los utensilios que usa para producir los sonidos los pueden ver en la portada o en los fragmentos en los que aparece en el vídeo de YouTube enlazado. Cada fragmento separado por generosos espacios en blanco, sin grabación alguna.
En algunos de los fragmentos, se pueden comenzar a escuchar más cosas. Pianos en otras habitaciones, instrumentos de viento filtrándose por las paredes. Incluso por momentos lo que se escucha es la grabación, con el micro abierto y al mayor volumen posible, generando ruido. De hecho uno comienza a concentrarse tanto que comienza a incorporar todos los ruidos de su alrededor: el vecino que tira de la cisterna, el crujido del asiento, pasos en la acera de enfrente, coches que pasan. Todo parece unirse y formar parte de la pieza.
Hasta que en un determinado momento comienzas a tener sospechas. ¿Por qué crees que estás escuchando “grabaciones de campo” y fragmentos de silencio intercalados? ¿Qué estoy o creo estar escuchando? En un momento hay una grabación muy lo-fi de un ruido distorsionado, pero a la vez se escucha con gran fidelidad, claridad en la captura del espacio sonoro, los ruidos de los vecinos. ¿Hay varios micros? ¿Está mezclando varias pistas? Al pasar los minutos se escucha más ruido usado como drone grabado en la distancia, con mucha suciedad, un sonido de guitarra eléctrica se cuela por la pared, esta vez, casi tan sucio como el anterior. De repente los golpes sobre las cuerdas en primer plano, con claridad cristalina. Se repite uno de los primeros sonidos de la pieza, el sonido se va a un canal del estereo, otro sonido, mucho más claro, distinto pero producido por los mismos medios, más punzante y agresivo suena entrecortado por el otro canal. Ahora sólo una grabación de mala calidad de un drone, nuevo salto, un motor aplicado sobre las cuerdas, a lo largo de estas o sobre varias a la vez. Nuevo corte. Breve. Corte. Drone. Corte. Vibración de las cuerdas. Corte. Pista de drone. Apagado del canal. Alguien toca la trompeta. Silencio. Encendido del canal. Más trompeta. Corte. O espera la trompeta sigue sonando. Corte. Pero ahora sigue sonando las cuerdas y una pequeña resonancia. Más trompeta al fondo. Canal encen… Pulsación de la cuerda. Micro grabando en la lejanía las cuerdas pulsadas lentamente por las aspas del motor, mientras la trompeta sigue sonando al fondo. Crujidos de la madera del piano al apoyarse el cuerpo. Estática y ruido de ambiente como niebla. Vibración de las cuerdas al ser rozadas y del cuerpo del piano mediante el pedal. Ahora tienes dudas sobre el ruido de la grabación. Es el acompañamiento, que permite un pasaje de vibración melancólico. Ahora más estática. Se entrecorta. O no, es un ritmo. ¿Todo eran ritmos? Final del disco.
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