Una pregunta tonta que me ronda la cabeza estos días por mi falta de contacto con la música mainstream occidental: si Lady Gaga es Dios y Miley Cyrus es el anticristo, ¿qué dice eso de nosotros como sociedad?

5 comentarios:

Ana Saturno dijo...

A mí me encantaría que alguien me explicara qué tiene de especial Lady Gaga y si de verdad es para tanto toda su supuesta crítica al sistema del espectáculo.

Me da pereza intentar averiguarlo por mí misma, pero al mismo tiempo estoy harta de leer sobre ella en todas partes, y siempre en los mismos términos.

Saludos

anhh dijo...

El otro día, de pasada, hablan sobre el concierto de Miley Cyrus en Rock in Rio, y ponen no se cuantas declaraciones de niños hablando sobre Hannah Montana. Claro, el comentarista habla sobre lo “sorprendidos” que estarían esos niños ante lo que ofrecía la cantante, algo supuestamente erótico y lascivo, como si algo fuese erótico y lascivo por aparentarlo. Como si esos niños no estuvieran mucho más al tanto del asunto que el comentarista del asunto. La polémica por el supuesto beso lésbico en una actuación en la televisión británica. Ni siquiera había beso. La polémica por algo que no ha sucedido. Es ridículo. Es completamente inane. Y sólo se puede hablar dentro de esos términos, pierdes cualquier cosa que tengas que decir al respecto cuando tienes que hablar sobre las cosas que no significan nada. La razón siempre la tienen los otros. Es tan neoliberal, tan Internet.

elzo dijo...

Lady Gaga ha conseguido en ¿dos años? lo que Madonna lleva intentando veinte, y además con un discurso mucho más fresco. Ustedes dirán.

Respecto a Miley Cyrus a mí lo que provoca es principalmente tedio. Mis odios me los reservo para quienes llegaron realmente a ser alguien alguna vez.

anhh dijo...

La cosa con respecto a Lady Gaga no es tanto lo que haga ella con su música, discurso e imagen que no me desagradan, pero tampoco me atraen especialmente, es la diferencia que encuentro entre lo tibio de mi reacción ante esto y la desmesura provocada (por citar, cifras disparatadas de visitas en YouTube como si no sucediera otra cosa en el mundo, The Atlantic o Freeze dedicándole artículos y entradas a desmenuzar las referencias o el sempiterno “eso es una copia de Lady Gaga” ante cualquier cosa. No es tanto que defina la imagen de esta época (y uno puede mirar el último single de Monrose para ver su estética o también en Japón, donde grupos como GIRL NEXT DOOR tienen como principal reclamo de su próxima gira el vestuario realizado por su diseñador (da igual que cada vez vendan menos y menos discos)) como encontrar la razón de por qué la sintetiza tan bien o es capaz de reducir cualquier otra cosa ante su presencia como si no hubiera futuro. En parte el tedio de Miley Cyrus que mencionas sirve, da igual lo que haga, si merece o no la pena, todo se reduce al proceso de feedback. Paul Krugman está hablando en su blog en el NYT (este es un editorial) sobre como la mayor parte de los argumentos que se están esgrimiendo para soportar los cortes en el déficit público de la mayoría de los países no tiene ningún sentido desde el punto de vista económico del modo en el cual están planteados, es pura ideología. Tiene que ser así porque no hay ningún otro modo posible. Lo que me intriga por volver a la pregunta de inicio, es que representa esta ideología en lo musical y que dice de nosotros.

Ana Saturno dijo...

Entiendo lo que dices de Miley Cyrus, de hecho creo que pensé algo parecido después de leer un artículo en un dominical o algo así. Y eso sin estar al tanto en absoluto de nada de lo que se mueve alrededor de esa chica.

Yo lo veo como un indicador más de que las apariencias han tomado el mundo y los discursos, lo que uno puede leer o escuchar en los medios de comunicación, son cada vez más superficiales, más ficticios. Y la forma en que esos discursos se reflejan en el mundo real, cómo van calando para crear dinámicas nuevas, prioridades nuevas y nuevas pautas de consumo, es algo que me satura.

Tengo la sensación de que el proceso es tal que así: se escoge un producto y se presenta de una determinada manera, resaltando una serie de cualidades obvias. Luego se transforma en cualquier otra cosa y se crea la polémica prevista de confrontación entre las nuevas cualidades (también obvias) y las antiguas. A partir de ahí se le puede dar más o menos bombo dependiendo del calado que se crea que puede tener en el público potencial de los distintos medios que piensan explotar la supuesta noticia.

Digamos que es algo parecido a lo que pienso cuando leo que el Senado acaba de prohibir el uso del burka en España.

Y con Lady Gaga me pasa algo similar, tengo la sensación de que me la están intentando colar todo el rato, de que me la están vendiendo. Sobre todo porque mi reacción ante su música y su pose es de indiferencia o incluso desagrado, lo que me imposibilita aún más entender por qué tanto cacareo sobre ella.

Supongo que ahora tendría que preguntar qué es lo que Madonna ha conseguido en 20 años y qué ella, pero quizá haría falta que pasaran 10 años más y comprobar si se habla aún de Lady Gaga como llevamos tanto tiempo haciendo de Madonna.

Saludos

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