Actualmente me hubiera gustado que mencionaran la mejor serie de televisión que he visto este año. Esta:


Es una serie sobre la que resulta difícil hablar sin incurrir en un spoiler continuo. Podemos comentar que es una serie de “magical girls” que usa, de forma dramática, todas las convenciones y soluciones de puesta en escena del género. Si una serie de animación debe amoldarse a unos horarios televisivos y a un formato, eso es algo con lo que se puede jugar. Una de las convenciones es una pequeña introducción de minuto y poco seguida por el tema de apertura, que da paso a un anuncio antes de que comience la acción dramática del episodio. Otra es la propia utilización de temas de apertura y cierre, una convención por la cual la industria discográfica pública las canciones usadas o usa a sus artistas para promocionarse a través de las series. Normalmente las canciones que acompañan a la serie, si esta no tiene una duración fija, van cambiando y con ellas las animaciones que las acompañan. Estas animaciones cumplen una cierta función: la apertura abre la posibilidad de aventuras por vivir, el cierre, no necesariamente más tranquilo, reafirma algo que ya conocemos al haber experimentado la serie. En el único spoiler que pensamos usar al respecto, comentaremos que entre otras muchas cosas (incluida la propia narrativa de este tipo de series forzada por su tipo de publicación o confección si se trata de una serie original de animación y los digamos “saltos de fe” que hacen precipitarse los acontecimientos), esto es otra cosa con la que juegan, aunque tardarán un tanto en darse cuenta de ello. La serie consta de doce episodios y es a partir del tercero cuando surge una incongruencia irresoluble en las imágenes de la apertura. Que no es un elemento al azar o del descuido se descubre después con la progresión dramática de la serie. Otras imágenes igualmente convencionales que no parecen tener ningún sentido presentan cosas que uno descubrirá después (yo en concreto hablo de la escena del traje y las dos chicas, aunque lo hace de un modo metafórico).


Otro juego de tensiones y contrastes que se produce es con el tema de cierre (que igualmente va desvelando su carácter y su propio juego de inconsistencias de un modo distinto). Aunque ya hemos explicado el carácter ensoñador que tienen las cosas en el principio y el que tienen al final. Todavía hay un elemento más en juego: las letras de las canciones. Al principio parecen ser otras más que se ajustan a las convenciones, pero a medida que la serie se desarrolla, empiezan a tener un significado muy concreto.

Sólo añadir, que la única razón por la que llegué a ver esta serie fue por las reacciones de sorpresa e incredulidad que obtuvo en principio entre un público que no podría ser más vago, cínico y pasado de experiencias al respecto. Y segundo por otra polémica, ajena a la serie, que se produjo cuando tras el gran terremoto en Japón, provocó que la serie no fuera emitida durante semanas por ser una programación no adecuada para las circunstancias. Las reacciones de protesta fueron en una dirección muy concreta (animación, otakus, etc.) pero una vez que se ve la serie (los episodios que faltaban por emitir), uno descubre que seguramente los organismos que reaccionaron lo hicieron de un modo muy consecuente, sin ningún tipo de alarmismo, de un modo completamente sincero.

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