Menudo día el lunes. Llegar, comprobar al abrir el buzón que tengo que recoger (al fin) dos paquetes, ver físicamente que ya puedo comprar el nuevo número de “Cahiers du Cinema”, pensar que tengo que acercarme a algún sitio para comprobar lo que ha pasado en dos semanas y publicar alguna entrada en el blog. Y falta media hora para las dos de la tarde. Correr, correr, correr. Llegamos al piso casi a las dos y veinte. Ponemos las noticias en televisión mientras abrimos paquetes, rompemos envoltorios de plástico y pensamos un poco en lo que ha pasado y pasa ante nuestros ojos en estos momentos.

Mientras comprábamos la revista, comprobamos que ya había llegado el número de Rockdelux. ¿Pagar 9’5€ para comprobar que se está en desacuerdo? De todos modos, al comprobar los nombres del cuadernillo extra dedicado al Festival de Cine de Gijón, poco falta para que parezca un número de aquella. El número parece un monográfico de Isaki Lacuesta (director conectado directamente con la revista) y otro dedicado a Judd Apatow. También un largo artículo sobre “Shoah”. Hay muchas más cosas y en conjunto parece interesante.

Aunque cronológicamente fue lo último que hice, abro el paquete que contiene “1989. Bob Dylan didn’t have this to sing about” de Joshua Clover. Quiero escribir unas notas sobre el libro y publicarlas por aquí en cuanto lo lea, pero releyendo la introducción y desmenuzándola, como poco uno se puede reafirmar en sus sensaciones sobre el libro y continuar recomendando su compra a todo el mundo, ya que es un intento de cambio de paradigma (y aunque el libro termine siendo un fracaso, que no parece, abre las puertas de par en par para circular por dicho espacio) en la unión del pensamiento de la historia y el pop a la altura de lo que intentaron Greil Marcus o Simon Reynolds en su momento, salvando de forma insultante algunos de los problemas que atenazaban a aquellos en sus elecciones estéticas. En el caso del primero, la necesidad de monumentalizar las creaciones artísticas pop, ya sea por forma o contenido, para enlazarlas con otras tradiciones artísticas de vanguardia, dejando fuera de su radio de acción todo aquello que no aspire a dicha trascendencia, no viva el momento histórico o no se adscriba a las intenciones políticas del autor, o en el caso del segundo la necesidad de fondo de concordar con una ideas filosóficas sobre el arte heredadas de Nietzsche, el arte como emoción primaria, caos, la violencia del mundo y el deseo de vivir, el barbarismo, éxtasis, lo dionisiaco expresado a través de la forma, el orden, la inteligencia, el deseo o ilusión de trascender, transformar o cambiar el estado del mundo, el control, lo apolíneo, como dualidad necesaria, y dicha necesidad de cambio para el periodista musical, en una agencia política en consonancia con lo progresivo y la actitud crítica de la modernidad (la necesidad del progreso de la historia a través del progreso del arte mediante la profundización en sus mecanismos formales y sus técnicas), que igualmente diezma el número de propuestas estéticas aceptables según estas estén en consonancia con las ideas sociales, políticas o estéticas o con su capricho. En la visión de Clover (filtrada por las ideas de algunos autores conocidos de la New Left Review (Fredric Jameson, Immanuel Wallerstein/Robert Brenner, Raymond Williams)) , los artefactos culturales, no tienen nada que ofrecer como reflexión política y social ya que estos son productos del entorno histórico y de los paradigmas ideológicos, de la hegemonía de las ideas y del mercado, pero a su vez, con todo lo sublime y ridícula que resulta la experiencia de la escucha de la música pop, esta es capaz de capturar y mostrar las fisuras y los trazos del momento histórico más allá de aquellos discursos vigentes (y todo ello planteado desde los acontecimientos de 1989).


El otro paquete contenía mi copia del disco de Scandal y el último single de AKB48. Mi copia de “Best Scandal” viene con libro. Su tamaño es mayor del formato folio y son casi 300 páginas. Para evitar la rotura de la caja del CD, este viene sujeto por una pequeña estructura de cartón, decorada con dibujos y mensajes que suponemos proceden de las componentes del grupo. Digo que sujeta porque lo primero que hizo el disco al sacar dicha estructura (una cajita del grosor del CD, con una abertura del material que se dobla hacia dentro en forma de pestañas (con el dibujo de un animal antropomórfico) para que este no este suelto dentro de la caja) de la funda protectora fue caer al suelo. El libro por su parte viene dentro de otra funda. El supuesto origen del libro es una sesión fotográfica hecha por las propias chicas del grupo en un motel abandonado que provocará un auténtico “escándalo”. Sobre lo primero uno tiene alguna duda (al menos sobre el total, ya que alguien tiene que hacerse cargo de la iluminación y hay fotos donde aparecen las cuatro chicas juntas (en un espacio desamueblado)), aunque hay bastantes fotos donde ellas aparecen tomando fotografías con cámaras desechables. Sobre lo segundo, supongo que se escandalizarán si no han visto nunca a una chica con el pelo mojado, rompiendo instrumentos musicales, posando con minifalda o camisón o en una foto, con una de las chicas, frente a frente, agarrando los pechos de otra (que se parte de risa al ver la cara que pone). La mayoría de las fotos son a doble página, lo cual significa una imagen más o menos centrada, más o menos oscura salvo las chicas, más o menos desenfocada, que siempre queda partida por el lomo y la unión entre páginas. Es decir, que boca, ojos y nariz son más intuidos que visibles. Es decir, que el libro resultará más práctico si alguien lo pasa por el scan y junta las distintas partes. Aparte de eso como documentación resulta interesante, transmite cierta urgencia, cansancio e incomodidad y para un fan (cosa que no se si soy) puede justificarse o ser un complemento bonito para la colección.

El single de AKB48 viene también en una funda protectora ya que trae una foto de regalo. La foto también viene con su propia funda protectora. La función de la foto, aparte de otorgar un “algo más” a la compra, una cierta humanidad y cariño para el fan o de ser una imagen del grupo, es también práctica: puede ser firmada. Aunque las fotos vienen en función de la cadena comercial (distinta tiendas pueden tener distinta foto (normalmente de algunas chicas durante la grabación del videoclip), aunque existe una versión común (foto de grupo)), en este caso creo que no había diferencia. Por desgracia es una variación de la portada, que ya de por si es un trabajo de Photoshop que no aceptarían ni en la FHM o en una revista del corazón. El libreto que acompaña el single es desplegable e incluye una foto del grupo (de cuerpo entero) con el uniforme específico de la canción sobre un fondo gris (existe una versión firmada por las chicas, pero supongo que será la versión del teatro), mientras por la otra cara están las letras de las canciones y los créditos. También hay tres tarjetas. Hay una dorada, que no tengo muy claro para que sirve, aunque supongo que puede ser para asistir a un encuentro con apretón de manos. Una segunda, dividida en dos anuncios, anuncia la página web del club de fans y el servicio de pago LOD (Live On Demand) para poder cada show del teatro (cada uno ilustrado con una imagen en blanco, negro y sepia, de las chicas actuando en directo). Y la tercera, igual que la primera, llena de texto e incluyendo unos códigos numéricos o una imagen específica para ser capturada por el móvil. Ups. Es verdad, para votar las canciones del top 100 del AX2010. Es decir, fingir que escogemos aquello que nos ofrecen y hemos llegado a conocer, tratar de afrontar las tensiones y conflictos surgidos en el desarrollo del grupo. La cosa es que puedo participar. Del mismo modo que gente de Japón se ofrece para entregar regalos o escribir mensajes a las chicas de forma desinteresada, supongo que existirá gente que votará en la web del grupo, en teoría, mediante los códigos de otros. Menuda indecisión en ese caso. ¿Qué hacer? ¿Apoyar los intereses regionales (Team B “Idol no Yoake”)? ¿Respaldar las políticas de estado (AKB48 “10nen Sakura”)? ¿Impulsar los derechos de los “extranjeros” que no “pertenecen” al grupo (SKE48 Team S “Glory Days”, esa canción de SDN48)? ¿Defender los valores tradicionales (alguien tendrá que votar por ejemplo, “Blue Rose” si quiere aparecer entre las escogidas)?

(Afortunadamente, creo que ya hemos completado la lista de fin de año. Es flexible todavía para incorporar novedades de última hora y sorpresas, pero si estas no se presentan, todavía la puedo defender sin problema, ya que lo único horroroso en ella es mi gusto, único criterio de selección, sin tratar de responder a ningún otro impulso. Ahora sólo queda escribir algo al respecto de cada una, lo cual es farragoso e incluso da miedo, pero ya falta menos para acabar. Eso sí, la lista de canciones será una birria por muchos temas de funky que añada.)

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