Dejando aparte que es un tema que nunca cuadra, en teoría debería estar deseando escribir sobre ensamblajes de objetos, personas, instituciones y demás. Además no debería resultar demasiado superficial encontrar las contradicciones subyacentes y tocar algunos temas de rigurosa actualidad sin recurrir demasiado a los tópicos mientras seguimos hablando de música… Pero es completamente extenuante… Esta imagen, este mapa, ni siquiera es la punta del iceberg…





Este es un poco sensacionalista reportaje sobre varias idols pertenecientes a Alice Project. En teoría, esto es lo que han cobrado algunas este mes por sus múltiples trabajos acumulados a tiempo parcial. Y los vídeos presentan cuanto dinero tienen en ese momento y cuáles son sus condiciones de vida.



De modo que efectivamente…



Lo que sucede, si lográramos trenzar todos esos hilos en una única explicación sería la tentación de denunciar la situación “Esas chicas son explotadas (y además su música es terrible)”.

Que es algo que medio en broma, llamamos “homeostasis liberal”, tras coincidir un par de lecturas, una de Donna Haraway, donde mencionaba cómo el buscar temas que indignarse cada mañana formaba parte de su rutina para sentirse cómoda con las expectativas generadas por sus ideas políticas (liberales por allí, aquí supongo que serían “de izquierdas”) con un artículo que trataba de analizar la sociedad japonesa mediante teoría de sistemas y como la supuesta distinción entre realidad y ficción y la valoración de aquellos que buscan su homeostasis personal a través de su actividad en una u otra, se había erosionado en las condiciones de vida actuales. Uno de los aspectos más irritantes del fandom sobre idols es la cada vez mayor necesidad por vociferar aquello que creen son sus derechos como consumidores. Cómo alguien debería comportarse, cuál debería ser su disposición frente al trabajo o su actitud. Es decir, el discurso sobre cómo debería uno venderse en el mercado laboral. Y la forma sutil en que una posición muy determinada se filtra al mundo de la opinión general de modo que sus formas, contenido o al menos los límites dentro de los cuales la conversación es posible, de modo que siempre han de respetarse y vigilarse sus términos, por injustos que resulten.



Y en parte por eso, creo que la “denuncia” (entendida como la exposición de una realidad ideológica tras una brillante superficie) deberíamos dejarla en el cajón. Entre otras cosas, porque cada vez con mayor seguridad pienso que es el sistema de reproducción de la ideología dominante (es lo que hacemos todo el mundo en los posts y comentarios de YouTube, Facebook, Twitter, etc. ¿no? Y toda esa crítica no cambia nada).


Y si tratamos de ser consecuentes con nosotros mismos deberíamos partir de las condiciones actuales, por mucho que nos parezcan ridículas desde el punto de vista estético o alejadas en lo cultural, para tratar de imaginar como sería posible un cambio (al menos de forma real). 

1 comentarios:

anhh dijo...

http://ajw.asahi.com/article/cool_japan/culture/AJ201202250026

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