Como todo el mundo sabe, Perfume hace poco cambió de sello discográfico, de Tokuma Japan a Universal Music, en lo que parece es una estrategia por internacionalizar el J-Pop, llevándolo a otros mercados discográficos que no sean los habituales.


Aquí esta el avance (no en el sentido de que el video aparezca en su totalidad inmediatamente en YT) del nuevo single, con toda la parafernalia de efectos especiales y demás:


Quizá el cambio más evidente es el de la distribución en la formación: Nocchi (que es la chica más convencionalmente “guapa” del grupo) es ahora centro. Por lo demás, se alejan de la abstracción de sus últimos PVs para volver al terreno de lo “futurístico”, es decir lo que hacían hace 6, 10 años. Pero dejando de lado por un momento esa paradoja, hay también un cambio en la presentación del “futuro”: en lugar de los espacios de posibilidad anteriores hay una explícita exposición a través de la inclusión de tecnología (desde brazos robóticos a esqueletos, pasando por pantallas y software gráfico de diseño. En realidad, si por un momento adoptáramos una arbitraria distinción entre lo real y lo ficticio dentro del mundo de la imagen, salvando sus cuerpos robóticos, toda la tecnología presente, parece eso, “presente” y no hay demasiados atisbos de un intento de condensar unas formas por llegar a través del diseño o las funcionalidades. De hecho, la presentación en la pantalla del ordenador es casi retro. Y abandonando esta supuesta dicotomía entre realidad y ficción, los efectos especiales o los diseños tampoco parecen particularmente “rompedores”. Por plantear alguna suposición, pensamos que quizá este tipo de presentación y puesta en escena tiene la intención de evocar en un supuesto público internacional algunas de las imágenes asociadas con lo “japonés”. Es decir, su cacharrería tecnológica. Pero por volver al asunto, esto es una noción que se hace vieja.

Recientemente he estado leyendo un artículo de Fredric Jameson titulado “Reification and Utopia in Mass Culture”. Publicado originalmente en 1979, el artículo se sitúa partiendo de dos interpretaciones críticas ejercidas sobre la cultura popular de masas, aquella de intelectuales anti-elitistas que rechazan las formas (modernas) del Arte, para saltar a la de la escuela de Frankfurt en la que el Modernismo representa un logro estable que permite analizar la comercialización de las obras y la explotación del trabajo artístico. Y aunque Jameson, despacha la primera en un párrafo (de los suyos) mientras dedica a la segunda páginas enteras, la idea que se quiere proponer es la oposición entre alta y baja cultura en ambas posturas críticas se pretende atemporal.

Hay quizá algo más que deberíamos mencionar de este artículo, referido a la estética futurista de Perfume, en donde las formas comerciales de la cultura de masas se presentan como elementos que proponen una ideología y una teleología (la narración de una novela que desemboca en, cada capítulo establecido como un objetivo alcanzado, o una pequeña cima alcanzada, etc.) pero para esta resultar sugerente, debe albergar algo utópico, algo que posibilite la idea de algo que no sea lo convencional, lo mundano.

Este es el trailer del anime basado en AKB48, AKB0048:


Tal vez, lo que tratamos de querer aplicar a la estética del PV de Perfume, desde su aplicación de la tecnología a los trajes que se iluminan, es que son convenciones de estilo en formas coyunturales. Quizá no les resulte familiar, pero tal vez recuerden ciertos momentos de la animación japonesa de hace algunos años en las que todo tendía hacia el Apocalipsis. Y quizá tengan un recuerdo más cercano de animaciones en las que todo parece más ensimismado, un mundo reducido a las relaciones de sus personajes entre ellos y con el mundo (dando lugar a un término sekai-kei, que define a aquellas series donde los personajes deben salvar al mundo a través de su mundo). Que este giro de una hacia otra se produjera en unas muy peculiares situaciones sociales y que la emergencia de la segunda tendencia coincida en el tiempo con los atentados de la secta Aum Shinrikyo (que tomó prestados elementos de la primera tendencia en el manga y el anime), con el tiempo parece cualquier cosa menos casual.


(El anime comienza en 7:50, pero nosotros nos referimos a elementos dentro de la doctrina)



Y el asunto quizá es más complejo de si el PV de las Perfume está “un poco pasado de moda”. Por ejemplo, leyendo el primer capítulo de este libro, uno, si no lo sabía ya (y esto es quizá motivo de reflexión), como la propuesta política, aparte de manifestarse como una movilización y ataque, critica las supuestas bondades atemporales de un sistema social fundado sobre una serie de momentos situados en la Historia, es decir, una serie de (re)soluciones surgidas de una coyuntura social, política, cultural y económica concreta, que han dejado de “adaptarse” a los tiempos. Da un tanto igual si consideran ese adaptarse como una imagen de consumo capitalista o no, se trata de si una serie de resoluciones, propuestas, instituciones y objetivos dejan de ser funcionales al cambiar dramáticamente el entorno en el cuál se supone debían de actuar.

Quizá un ejemplo podría ser el mismo texto de Jameson que citamos arriba. El artículo está recogido en un libro de 1992 titulado “Signaturas of the Visible”. En su horrenda introducción, podemos leer bobadas como estas:

“The visual is essentially pornographic, which is to say that it has its end in rapt, mindless fascination; thinking about its attributes becomes an adjunct to that, if it is unwilling to betray its object; while the most austere films necessarily draw their energy from the attempt to repress their own excess (rather than from the more thankless effort to discipline the viewer). Pornographic films are thus only the potentiation of films in general, which ask us to stare at the world as though it were a naked body.

(…)

All of which is to say that movies are a physical experience, and are remembered as such, stored up in bodily synapses that evade the thinking mind”.

Es decir, cómo un crítico literario se imagina la neurociencia (y no se trata de enfrentar a la ciencia con la cultura, se trata de si la teoría se adapta a las indeterminaciones del mundo o el mundo tiene que cuadrar con la teoría). En un reciente artículo, Bruno Latour propone que la distinción en la sociología entre el nivel del individuo y el de lo colectivo o social, está condicionado por las herramientas de trabajo que se poseen para obtener la información adecuada. Y propone un experimento, siguiendo las teorías de Gabriel Tarde, usando las herramientas de seguimiento de la información en Internet, para tratar de imaginar las virtudes e inconvenientes de un acercamiento a un análisis basado en un solo nivel, donde sólo existen mónadas. Algo que en lo político quizá apunte a lo que Mark Fisher escribía hace poco en su artículo para en el segundo número de “Incognitum Hactenus”

“As Jameson has recently observed, anti-modernist ideology is by no means now restricted to “non-leftist intellectuals”: “There is a tendency among the Left today – and I mean all varieties of the Left -- of being reduced to protecting things. It is a kind of conservatism; saving all the things that capitalism destroys which range from nature to communities, cities, culture and so on. The Left is placed in a very self-defeating nostalgic position, just trying to slow down the movement of history.”[xv] The interlacing of melancholic pastoralism and can-do voluntarism has made for a disas­trous cocktail, which concedes techno-modernity to capital, while retreating into reminiscences of revolts from the age of quill-pens or retellings of revolutions which happened in feudal conditions”.

Ya, bastante inconcluso.

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