Fanboying. Fangirling.

Ahyaentiendo…


De todos modos casi que preferiría votar esa canción para una lista de lo mejor del año (desde luego más resonancia, vean el número de visionados en YT) que casi cualquier cosa que el post-dubstep ha confeccionado este año…




 Por cierto, todavía no hemos hablado de esto ni de esto otro.

   

 En el primer caso es peor. No hemos hablado siquiera del anterior single. Aún pensamos en escribir la reseña.

Un montón de lecturas (y cosas por leer y escuchar) del pasado fin de semana. Empecemos por Pitchfork: “The Out Door: Turning the World into Art”. En realidad una serie de tres entrevistas que se hilvanan a través de la introducción, de un modo que depende de cada uno les resultará sorprendente o irritante. Mientras no hay demasiado problema en situar en la misma área que podríamos llamar “grabaciones de campo” a gente como Chris Watson o Ernst Karen, a pesar de sus distintos modos de trabajo e intenciones, situarlos junto a Art Rosenbaum, que durante muchos años se ha dedicado a grabar en cualquier parte a gente que todavía mantiene los cancioneros tradicionales y sus modos de interpretación, puede leerse como tratar de hilar muy fino (en el fondo, los tres trabajan con el micro y tratan de capturar una serie de acontecimientos mediante estos) o ser casi grosero mediante ese planteamiento (Rosenbaum no tiene problema en incluir elementos de ambiente ajenos a la interpretación del artista para incluir parte del mundo, pero considera que demasiado de esto se convierte en un problema, aunque por ejemplo, David Toop comparte con los autores de este artículo la idea de la fascinación que puede resultar del mundo que se filtra en los usualmente asépticos mundos de la canción pop y los estudios de grabación (ni que se hubieran creado expresamente para esa función…) como comentó reciente en su participación en el programa de la revista The Wire en Resonance FM con una de sus selecciones para “Guitar on Mars”, en concreto el tema de Hendrix. En cualquier caso, salvando estas discusiones que están muy bien para rellenar espacio en una entrada de un blog, las tres entrevistas están llenas de cosas en las que detenerse para reflexionar.

 Un artículo que nos parece muy importante, sino por su aportación por su capacidad de establecer una narrativa en la cual integrar toda una serie de materiales más o menos dispersos, es “The Political Economy of Unhappiness” de William Davies en el más reciente número de New Left Review. Aunque el tema en un principio pueda parecer de lo más bizarro (digamos la redefinición de lo que es saludable o no para el sistema de seguridad social británico) ahonda en una serie de asuntos en los que de modo más o menos sorpresivo nos hemos visto cada vez dedicando más tiempo por asuntos teóricos. Quizá un día de estos nos pongamos y tratemos de explicar como llegamos aquí, pero por dar una pincelada sobre el asunto, la redefinición es una forma de dinamitar una dualidad clásica saludable/enfermo para establecer una serie de gradaciones en las que el sujeto puede ser productivo todavía en el trabajo según sus condiciones. Las condiciones pueden ser materiales o inmateriales (digamos dolor crónico, enfermedad o por ejemplo, depresión) y el meollo del asunto sería eso, como el Estado, las empresas deciden intervenir sobre esto para que todo esto no lleve al actual estado de las cosas hacia una crisis. Tocando en parte estos temas, aunque centrado en otras cosas y quizá de modo tangencial, pueden probar a leer este artículo de Mark Fisher sobre asuntos parecidos: "The Privatisation of Stress". Aunque quizá a mi lo que me interesa es algo de lo que apunta K-Punk allí, como el tener que actuar de acuerdo con unos determinados modos para por ejemplo poder salir a flote en el mercado laboral (digamos, la necesidad de “venderte” como producto en las entrevistas, o actualizar tus conocimientos o tus áreas de dedicación como forma de revalorizarte en el mercado) implica, aunque sólo se trate de un ejercicio de imitación, de actuación (pero ya hemos hablado aquí alguna vez de las neuronas espejo, la empatía y demás, y en algún otro momento hablaremos de la función de la copia y la imitación en Walter Benjamin) es si quieren una forma de establecer el marco de la conversación o las reglas de juego, donde si quiere se pasa del trabajador que no hace lo suficiente por “ayudarse” a servir como ariete para destruir las condiciones de remuneración y trabajo de determinadas profesiones mediante campañas de desprestigio en los medios (la que montan por dos horas). En fin, la exposición es grosera, pero espero que les anime al menos a tratar de leer esto.

 También leímos esta reseña de Fredric Jameson, que está en la zona de Jameson que nos resulta más fascinante, digamos cuando la teoría casi se convierte en psicodelia.

 Algo que no hemos leído realmente (sobre todo por todo el andamiaje matemático): un artículo que trata de visualizar (literalmente) la influencia (en el sentido real, a través de adquisiciones, tantos por ciento de posesión de acciones y poder de decisión en las reuniones y demás) de determinadas instituciones y compañías multinacionales en la “libertad de mercado”. Por cierto, lean el estudio original y no el comentario que enlazo.

 También, si leen esto en los próximos dos días, pueden tratar de escuchar este documental radiofónico en la BBC: “The Sound of Fear”.

 
Sound of Fear - John Carpenter talks with Simon Reynolds (Part 1) from Sound and Music on Vimeo.

También pueden probar a ver la entrevista de Simon Reynolds a John Carpenter, con motivo de todo el asunto de lo retro, sus bandas sonoras y su palpable influencia en algunos de los discos de sintetizadores a los que dedicamos tanto tiempo estos días.

   

 Ah, John Carpenter. Seguramente uno de los primeros directores cuyo nombre conocí en mi infancia. John Carpenter, ese fan de AKB48. En realidad no tengo base para explicarlo, pero creo que ambas cosas están relacionadas. En mi adolescencia, por ejemplo las revistas sobre ciencia ficción, fantasía u horror sirvieron para establecer, digamos una sensibilidad, y tener una ciertas ideas sobre la ficción, es decir la narración usada para trascender la realidad material en la que te encuentras inmerso (si quieres a través de la especulación sobre el mundo futuro, el sueño de cómo hubieran podido ser las cosas en otras épocas a través de distintas tecnologías o simplemente, mediante el acceso a lo primario y lo visceral). Pero manteniendo la fidelidad por la forma, el género, el relato, la forma de acceso. Y en eso no hay diferencia alguna con el mundo de ficción y consumo de por ejemplo, AKB48.

Vete a saber...

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Muere Friedrich Kittler.

Un tocho para sus estándares…

Finalmente, este fin de semana decidimos leer el artículo cuya captura dejamos este pasado viernes como una de las últimas entradas en el blog. Aunque no había ningún ejemplo concreto de este tipo de crítica, en general no estuve demasiado en desacuerdo con la propuesta de una crítica que tuviera en cuenta las tensiones e intensidades de y entre elementos, los efectos en el cuerpo y su variación en el espacio y el tiempo, etc. Aunque admitimos que todavía estamos dándole vueltas a una cosa. El autor propone una teoría que rompa con determinadas dualidades conceptuales:


El problema, si es que existe, se presenta un par de párrafos después cuando se menciona otra dualidad de las que uno no puede parecer librarse: sujeto/objeto.


En realidad no hay contradicción alguna. No se aboga por una separación entre ambos mediante una distancia física o interpretativa, sino por la inmersión, es decir, que aquel que percibe se encuentra relacionado con el mundo y no atiende simplemente, desde su torre de marfil a un desfile de apariencias. Pero, me llamó la atención como esa en particular se escamotea del listado anterior.


Por cierto, el disco de uno de sus estudiantes no me resulta muy apasionante en las primeras escuchas, es interesante por momentos (y quizá sean momentos que puedan crecer y demás) y tal vez te hace preguntarte aquello de donde pones el límite sobre qué estilos musicales aceptas o no escuchar, pero... ¿Les sucede algo parecido?


 Para mi sorpresa escuchando esto últimamente de manera continua. Uno de los problemas que estoy notando recientemente es que escucho este tipo de discos de un cierto modo automático y necesito reparar en elementos concretos para darme cuenta de lo que realmente estoy escuchando. Por ejemplo, no encuentro la combinación de sonidos como algo que se pueda calificar como extraño o inhabitual, ni siquiera si se trata de composiciones escritas en una partitura. Ahora, si me dices que esto puede ser una interpretación de una partitura gráfica o una mera serie de ordenes escritas sobre un papel, y que el mundo sonoro producido es debido en gran parte a la imaginación del flautista que lo interpeta, me siento completamente intrigado. Si además miras Wikipedia y te pones a escuchar la pieza musical favorita del compositor ya ni te digo (aunque no resulte tan evidente en esta pieza).

 

Una anécdota personal: ayer mi hermano vino acompañado de un amigo suyo, con el cuál ya me he cruzado en alguna que otra ocasión. En aquella vez, se definió políticamente algo así como independiente o de vuelta de todo, cansado de la manipulación informativa y de esto y aquello. Ayer la conversación giraba sobre un anuncio, que diremos era sobre una convocatoria de charlas de estudiantes universitarios fuera de cualquier asunto docente. El argumento giraba en torno al uso de la palabra “Comprometeos” como parte del lema de dichas charlas y como esto establecía un rasgo de unión con el movimiento 15M. Según se desarrollaba la cosa, al parecer un tipo que escribió un panfletillo y que al parecer originó dicho movimiento, como si en el mundo de la izquierda nunca hubiesen existido ni los panfletillos ni los grupúsculos con ideas diferentes a las de otras corrientes dentro del seno de dicha denominación, y que según este interlocutor dicho libro era “un panfleto”, y que de dicho libro viene la denominación con la que tratan los medios de comunicación a estos “indignados”, después, en el tiempo libre que debe haber tenido entre entrevistas organizadas por sus editores y demás, ha escrito otro libro, esta vez, al parecer, exhortando a la gente a “comprometerse”. Y este muchacho, decía que era interesante leerlos para comprender la psicología de este movimiento social, para después descartar posiblemente cualquier tipo de asistencia a dicha conferencia, ni siquiera por el hecho de confirmar sus sospechas.

 Cuanta tontería junta ¿no? Vamos a empezar por lo obvio: del mismo modo que el pueblo no da su “opinión” durante unas elecciones, digo yo que resulta obvio que las razones por las que ocho, doce o catorce millones de personas tienen que ver algo con la situación y condiciones específicas de las vidas de cada votante y sugerir que se conocen estas es de una bravuconería y bobería absoluta, pretender encontrar la “psicología” de un movimiento de procedencia dispersa y propuestas aún más dispersas, que habría que englobar en una escala global, sin pretender leer siquiera los resultados de sus reuniones, mítines y manifiestos, (es decir, por seguir con las metáforas tontas “su voz”) roza lo ridículo.

 La única razón por la que se puede hacer este orden de razonamientos es porque tenemos ante nosotros una narrativa que genera causalidad: estos planteamientos teóricos producirán en la práctica estos resultados concretos de variada índole según las condiciones locales. Y es entonces cuando debemos leer las cosas en tono retroactivo: es decir si realmente existe dicha narrativa y se puede establecer tal cadena casual. Suponemos que podemos decir que no, al menos desde la perspectiva de que no se tiene en cuenta las acciones, propuestas y manifestaciones de aquellos que organizaron dichas protestas, que se podría entender, al menos de algún modo las “causaron”. En lugar de esta realidad dispersa, fraccionaria, interrelacionada y contradictoria, es decir un conjunto de gente que pudo interrelacionarse a través de la Red, se nos presenta una tecnología del pasado: un libro.

 Un libro tiene una serie de atributos más o menos reconocidos: es un contenedor dentro de un texto de una serie de ideas expuestas de manera más o menos lineal, puede interpretarse como la obra de un autor, usualmente los argumentos y opiniones se presentan dentro de unos ciertos parámetros de presentación y estilo y demás, es decir que puede resultar más sencillo extraer una cita de uno que por ejemplo de un hilo en un foro o una discusión que sucede en los comentarios de una entrada, que tiene más semejanzas con una reunión de vecinos que otra cosa.

 En algún blog de algún periodista que forma parte de la gente cuyas acciones se describen bajo el nombre de “15M” se hablaba por una parte de la mala práctica periodística al formar opinión sobre el uso de un término, “indignados”, que usaron los propios medios en su desastrosa cobertura informativa inicial y que los obligó a incorporarse a la marcha y con el pie cambiado. Pero también, había una queja bastante amarga por la aceptación de la que gozó este termino, tal vez no para designarse a si mismo como movimiento pero para enunciar unas propuestas que parecían salir de dicho sentimiento, entre los propios participantes, y por tanto haciéndose acreedores de todo los soniquetes lanzados por los todólogos de turno que establecen el marco de la discusión en la arena pública. Es decir, establecerse como el sujeto de las acusaciones.

 Y ya por último habría que hablar de otra de las prácticas del periodismo, que es la de cotejar la información que presentan otros medios de comunicación y mediante un cierto criterio de objetividad o imparcialidad, asemejar, dar cabida o insertarse en el marco de referencia en el cuál la noticia se ha tratado. Y si alguien se saca de la chistera la analogía de que esto es una suerte de moviente alter-global, y hay noticias de que un libro que puede encajar con esto (y según como se presenta cualquier cosa que mejore lo social es de izquierdas), habiendo sido un éxito de ventas en algún país próximo (nunca se menciona si generó algo aparte de cash flow, o si había antecedentes o demás)… Pues resulta de una presentación más sucinta y las reacciones de protesta como máximo se quedarán en alguna carta publicada en algún periódico que así lo estime procedente. En un exceso ya, usar estos mecanismos establecidos para generar este tipo de resultados informativos puede ser de interés para alguien. Y otra de las ventajas del libro es que se puede establecer una cabeza de turco, es decir, que se puede hacer el número de desacreditar los argumentos de un modo sistemático y generar las asociaciones de significados y referencias necesarios para presentar unos hechos ante el público que te sigue. Imaginen lo que sucedería con esta visión del mundo si tuviera que extenderse ante una variopinta presentación de argumentos e ideas, si su respuesta no sería tan desmadejada como aquello que se crítica, que sucedería con la autoridad intelectual de estos representantes de la opinión pública. Quizá lo que habría que mirar en estos casos, más que el modo en como los debates generados ocupa el lugar de lo que está sucediendo, es algo que tiene que ver con el aprendizaje y con la plasticidad del cerebro: los conceptos se interrelacionan mediante la repetición y fortalecimiento de esas asociaciones, el ejemplo de cómo un niño asocia las palabras de su madre cuando esta dice “perro” señalando la figura de un animal, o la correlación fisiológica: los grupos neuronales que responden a dichos conceptos establecen conexiones más fuertes entre ellos. Es decir, que se crea ideología en el sentido de mostrar a cada individuo, en su soledad, que la protesta acaba siendo ignorada, que todo vuelve a lo mismo, a la “calma”.

 Por desvariar ya completamente, enlazamos (con buscar el texto entre comillas debería aparecer en Google) el artículo de turno donde el periodista de turno le pregunta al entrevistado (el sociólogo Zygmunt Bauman) “si le parece que estas grandes manifestaciones masivas, pacíficas y tan heterogéneas lograrán combatir los abusos de los mercados, promover una democracia real, reducir las injusticias y, en suma, mejorar la equidad en el capitalismo global”. Fíjense en la sorna del asunto, como se usa el nombre de uno de los organizadores de las protestas para ridiculizarlo, usar la cursiva para volver a establecer el argumento de lo utópico y lo real, la falta de propuestas que puedan ser aprobadas al ser presentadas por un partido político dentro del sistema parlamentario actual, etc. O la franca desmesura de los objetivos que una única reunión ha de generar sin mostrar cuál podría ser el balance entre objetivos y reuniones alcanzados habitualmente por el método “real” (como por ejemplo establecer medidas contra el cambio climático o evitar que la especulación de los mercados lleve a la quiebra técnica a la Unión Europea que entró en esta espiral al absorber la deuda del capital privado). Nunca establecer un posible grado de paralelismo entre acciones y resultados de unas y otras propuestas.

 Y entonces se puede proceder a leer lo que el sociólogo dice, con lo que uno, ni creo mucha gente que ha participado en estas protestas estará en desacuerdo o espera que suceda otra cosa si se queda en esto. Pero que se presenta como una reflexión que es ajena a los protestantes y de un modo gracioso, se vacía de contenido las reflexiones del entrevistado al convertirlo en el argumento del contertulio de turno. Curiosamente, leyendo por primera vez a Bauman recientemente, su libro “Consuming Life” me provocó una serie de sensaciones curiosas: es la primera vez que he pensado que algunas de las páginas de un libro son un auténtico tour de force a la vez que pensaba que no podía sentir más indiferencia por dichas reflexiones. El libro resulta infinitamente citable, pero el planteamiento, que desde el principio se nos comenta utilizará el armazón teórico de los tipos ideales, es decir hacer generalizaciones que nos provean de la posibilidad de entender de un modo simplificado los procesos que están sucediendo en la sociedad, hacen que la portentosa interpretación se convierta en una actuación, una performance.

Solamente...


 D-topia Entertainment subió hace unos días a su canal de YT una actuación en directo de Saori destiny. Es una canción de su disco del año pasado. Yo la he descubierto con el mini de este año, aunque algunos de sus fans dicen que les gustaban las producciones más complejas de sus discos anteriores, pero yo creo que prefiero el toque mainstream del nuevo simplemente porque, sin salirse de su sonido, todo juega a ser más concreto y realmente si necesito “expansiones expresivas” del estilo musical, ya se donde mirar.

 Supongo que la razón por la que he tenido que recordarme a mi mismo que tenía que enlazar esto tiene algo de reacción a lo que colocas dentro del parámetro de los estereotipos. Los dos primeros minutos juegan demasiados con otras sombras, espectros que siempre están presentes en su música, rave cutre al principio, J-Pop con todos sus tics, música de baile con sonidos de instrumentos reales, cuando a mi lo que me interesa supongo es el sonido como reflejo de digamos la fantasmagorías del mundo de consumo, el trayecto a través de los impactos de los mundos de publicidad con su promesa de deseo sublimado, los reflejos, los brillos, los destellos, el trasbordo de un espacio a otro, la aglomeración de colores, olores, formas, la sensación de poder saltar de uno a otro, de poder encontrar tu camino, tu forma de ser a través de ellos, que supongo es como interpreto la voz, dentro del mundo de riffs, repeticiones y espirales de sonido.

No es que crea que eso pueda realizarse, ni creo que el mundo de escaparates, servicios y consumos personalizados logra producir esos efectos, ni siquiera en su presentación, ni creo que estos estén libres de subterfugios o que la posibilidad de un trayecto sea posible, como demostraba Harun Farocki en uno de sus documentales, un gran centro comercial se organiza a través de líneas de tránsito que son optimizadas (la línea de la mirada y el foco de visión) para que los clientes se encuentren con los productos y no se pierdan en lugares donde no sean expuestos a más de estas presentaciones. Pero esa sensación de aceleración, anticipación, vértigo y de salto (y la ilusión de control durante, sobre todo el proceso) sigo experimentándola. De modo que me pregunto que se puede hacer realmente con esto, si es propio o inculcado, si se ha de renunciar a ello o se ha de sacar del ámbito del consumo.... Supongo que ilustrativo de todo esto puede resultar este PV de capsule (desde la (auto)moción a la sensación de ingravidez y seguridad en el abismo pasando por cómo llamamos a todo esto “futuro” o nuestra proyección a través del lenguaje o los medios publicitarios (desde el cartel al videowall pasando por el spam):

 


Una suerte de PV para el disco de Heatsick en PAN. NSFW y todo eso, pero completamente coherente con algunas de sus preguntas teóricas, usa como ilustración musical un fragmento de “Ice Cream on Concrete” (que sobrepasa los trece minutos). No es que se pueda decir que he escuchado demasiados temas de música electrónica, pero este, desde la primera escucha es uno que me ha fascinado y se ha quedado en mi cabeza. Como la mayoría de la música que interpreta en directo, funciona sobre una serie de loops que va construyendo en el sitio sobre un bastante cascado sintetizador, asignando “bancos de sonidos” a las teclas e interpretando cada uno de ellos, grabarlos y dejarlos sonando de fondo para cambiar de sonidos e interpretar el resto de las partes, hasta llegar a aquellos elementos melódicos sobre los que en algunos momentos improvisa. Tiene facetas más experimentales dentro de este mismo sonido, o más abiertamente ruidosas, pero ya digo, un poco retrotrae a las sensaciones que uno tenía mientras escuchaba las primeras veces no se, temas de Sabres of Paradise o Augustus Pablo, no tanto por tener algún parecido sonoro con aquellos, pero sí la sensación de estar completamente enganchado al desarrollo de una canción que resulta un tanto difícil de prever cómo avanzará, dónde llegará o qué sucederá. Y explicado así, parece una cosa grandiosa, pero ya digo, todo lo que escucharán, salvo un par de samples vocales, sale del proceso explicado arriba, sin modificar los sonidos pregrabados ni nada demasiado espectacular. En la página de Soundcloud del sello discográfico acaban de añadir otro de los temas del disco por si quieren escucharlo.

  Heatsick 'Tertiary' (PAN 19) by •PAN•

 Otro tema más o menos reciente, sin relación alguna con lo anterior, que me he encontrado volviendo a escuchar o repitiendo en mi memoria durante los últimos días (por el piano sobre todo):

   

 Y ya, si se aburren un montón, prueben con esto que les parecerá una broma pero tiene una paleta de sonidos tan ajustada o más a lo que quiere transmitir que las dos de arriba:

 

So amazing...

¿Una castaña?

Goodbye ladies...

(Todo el mundo sabe que es la cuenta de YT de Chris Marker ¿no?)


 Se que debería estar hablando de SUPER GiRLS. De mi cambio de opinión de aquí a una parte sobre los problemas que me presenta este PV (la forma de replicación social, las chicas que se pueden disfrazar ahora y después serán lo que realmente tengan que ser) y otras cosas, ahora que esta semana parece, se convertirán en el número dos de singles en Japón. Pero hay otro single esta semana, con unos PVs digamos “misteriosos” o “elípticos” que es realmente lo que quiero compartir ahora. La forma de desdoblar el espacio, alterar las relaciones de distancia y tamaño, crear bucles o generar nuevos lugares mientras la cámara sigue o antecede a la chica en su deambular por este territorio cambiante en una única toma. Que en realidad es una metáfora visual que supongo es apropiada para hablar del principio de esta entrada.

 

Es divertido cómo siempre cuelo de tapadillo mi canción favorita del año

In it only for Manolo...


Muere Bert Jansch.

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