Horriblemente dispersos. Deberíamos estar leyendo o recomendando lecturas, pero no estamos dedicando mucho tiempo al asunto estos días. Una razón puede ser por el deslumbramiento que ha resultado el segundo escenario de SKE48 (OMG, épico), que consume en su escucha todo mi tiempo libre.



O que estemos de un humor muy infantil que nos haga ver en datos objetivos sobre el cine experimental una cierta dimensión fálica (gráficos deshonestamente robados de Unspoken Cinema). O puede ser que estemos liados con otras cosas.



Estamos tratando de leer “Adam Smith en Pekín” de Giovanni Arraghi (es muy interesante y tiene un espectro de temas muy amplio y bien cuajado), lo que más o menos significa que ahora deberíamos tomar conciencia de China como país y su situación. Lo cual en si mismo es un martirio por tener que lidiar con toda la propaganda política que uno recibe como información sobre aquel país. Por ejemplo, con motivo del aniversario de las protestas en Tian’anmen, los medios de comunicación no dejaron de publicar noticias al respecto sobre la actitud del gobierno chino al respecto, saboteando las redes sociales e impidiendo cualquier posible manifestación multitudinaria que pudiera surgir al respecto. Lo problemático de esto es que no creo ni en la bondad del gobierno chino ni en el virtuoso discurso de los derechos humanos con el cual se embelesan los medios de comunicación y los políticos. Por ejemplo, no entendía cuales fueron exactamente los sucesos. Uno puede leer (con un bastante de escepticismo) este recuento de los acontecimientos desde una postura, algo más china. O puede leer este par (1,2) de reflexiones al respecto para desdibujar el “espectáculo” creado, con miles de chinos queriendo democracia, perdón, libre mercado, justo cuando el gobierno tomaba el rumbo neoliberal. Curiosamente en otro lugar leo sobre el libro de memorias de Zhao Ziyang como el libro que cuenta todo lo que sucedió en aquellos días. Leyendo esta reseña uno se vuelve a quedar en la incertidumbre. Desde luego el testimonio no parece “neutral”, como tampoco lo es el tratamiento de la reseña, aunque podemos suponer que la mayoría de los acontecimientos fueron ciertos. Y lo gracioso llega justo en el momento en que se produce la llegada de las tropas. El tipo escucha ruidos.


(Eso sí. Para (el según el libro un tanto ingenuo intento de) abrir el melón del mercado chino no nos importa gastarnos 18 millones de euros en un edificio de uso temporal. Aunque suponemos que el combate “arquitectónico” será reñidísimo con todos los países queriendo sacar músculo para llamar la atención).



Sumergido estaba uno en esto cuando sucedieron las elecciones en Irán. Y uno, desgraciadamente, tuvo la sensación de que todo esta construcción de los hechos se repetía delante de los ojos de uno. Esos medios de izquierda que se hinchan tanto el pecho para estas cosas, la obsesión con el “cambio” del “supuesto” candidato “reformista”, como las causas denunciadas cambian y evolucionan, el momento masturbatorio de la prensa hablando de los medios en internet usados para comunicar las noticias, toda la sensación de simulacro o de gente partiéndose la cara o perdiendo la vida por no se sabe muy bien qué, etc. E igualmente tampoco tengo ninguna apreciación por el gobierno iraní o crea que las elecciones fueron limpias. Simplemente no se lo que esta pasando. Sólo veo un castillo en el aire construido con palabras e imágenes escogidas. De modo que enlazamos esta entrada a otros enlaces del ¿filósofo? iraní Reza Negarestani (en la misma órbita que K-Punk y toda esta gente) al menos para escuchar otras voces, otros datos, otras cosas al respecto.



Podríamos tratar de señalar las razones por las que enlazamos este artículo en el New Yorker en lugar del escrito sobre Sonic Youth. En realidad no tenemos ni idea. Nos gustaba mucho la manera de escribir y cortar la realidad que tenía el autor cuando escribía sobre música pop en el New York Times. La razón sobre Sonic Youth es bastante más fácil de señalar. Como una inmensa mayoría, pasamos. De modo que preferimos pasar página e irnos directo a esta impagable lista (música de verdad para esos niñatos modernos se imagina uno diciendo al autor) de los mejores 78s que Joe Bussard realiza para FACT Magazine.



Leyendo. Perdón. Necesitaba demasiados diccionarios de términos económicos para entender la reseña. Intentando leer esta reseña en la London Review of Books sobre “Fool’s Gold” de Gillian Tett, recordé el altísimo grado de fascinación que tenía todo la historia del desarrollo teórico de los productos financieros que, al menos en parte, llevaron a la actual crisis financiera, al menos según lo contaba esta otra reseña. A ver si compramos el libro de tercera o cuarta mano bien baratito.

Los dos artículos más recientes (1, 2) en Moving Image Source, igualmente pendientes de lectura, parecen lo suficiente interesantes como para ser recomendados.



En rollo marketing sobre música debería mandar un email para conseguir un libro gratuito. O ver el vídeo de arriba.

Y aún tengo cosas pendientes que hacer y ver (la última de Naomi Kawase sin ver desde hace más de dos semanas…) de modo que…

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