Entre la portada de Heidi Klum y la contraportada con una campaña para un perfume de Chanel, uno puede encontrar en el último número de la Citizen K, una entrevista con Coppola, la publicación en dos volúmenes de los cuadernos que Fellini hacía con imágenes e historias que le sucedían en sueños, una entrevista a Junot Díaz o ese artículo de Rodrigo Fresán sobre Ballard. Entre el despertar atómico de esta mañana y la tormenta de verano, mientras espero ver el circo, pienso en el sueño que tuve hace unos días: estar en otra ciudad, otro país, otro lenguaje, en otro momento de mi vida. Creo que significa que me busque la vida. Mientras escucho funky house en Rinse FM, pienso que puedo comenzar no figurando en según que círculos.

Vista “Tout Est Pardonne” de Mia Hansen-Løve. Sin subtítulos, sin entender ni francés ni alemán. Aburriéndome en las conversaciones en plano fijo y en los intercambios epistolares. Supongo que es una frivolidad ya que la historia es bastante seria, pero me había atraído hasta ella la idea de la cinematografía, el deambular de los cuerpos, el trabajo de cámara, las miradas, los rostros, los gestos, el trabajo de actores, las localizaciones, el tiempo pasando dentro de la escena como si te asomarás desde fuera a tu propia vida. I’m that kind of guy. Y cumplía con creces mis expectativas, sin levantar nunca la voz, concentrada en su hermosa escritura formal.


Esta serie de miniarticulos sobre como el cambio en el negocio de la industria musical ha afectado a Nashville, mirando desde distintas perspectivas, es ameno, muy informativo, breve e interesante, les guste o no la música que exporta la ciudad en cuestión.


En su nuevo single, no incluido en el disco, las chicas de Perfume se mueven entre imágenes fractales, imágenes de si mismas repetidas en distintos medios, paisajes irreales, velocidades de filmación que descubren aspectos desconocidos, movimientos robóticos y sus ya conocidas coreografías. La canción no es uno de sus picos, pero tampoco es desestimable, además de seguir conjugando toda la serie de temas que hacen que me resulten apasionantes: la emotividad y la sensibilidad como motor del consumo interno del país, la sensación de esperanza, de nuevas posibilidades y de optimismo por el futuro coincidentes con los mensajes del gobierno o las campañas para la defensa del medio ambiente (protagonizaron una) como modo de colocarse en el nuevo diseño y la diplomacia global, la fascinación por la figura del robot como metáfora del espíritu inasequible que los gobernantes durante décadas fomentaron provocando el milagro económico, la extensión y fragmentación de lo humano a través de y gracias a la tecnología, etc.

Cada vez me gusta menos escribir.

Acabo de ver el documental sobre Haruki Murakami que emitió la BBC hace una o dos semanas.


Este es el nuevo videoclip de Roisin Murphy.

Visitando el otro día Ubuweb, encontré que muchas de las películas de Shuji Terayama, están disponibles allí. Incluida “Emperor Tomato Ketchup” . También encontré este librito de Fluxus, compilado en su época por La Monte Young.


Todavía tengo que ver este documental sobre el techno de Detroit que está colgado en cuatro partes en Youtube.

Morgan Geist publica nuevo disco después de una década.



Me asombra la cantidad de artículos y entrevistas que se han publicado recientemente sobre el disco de Hercules & Love Affair.


80_pan - I don't wanna go
Cargado por margaux2401

¿Este dúo de J-pop es más cool porque no hay nada que no sepamos nada de antemano en su discurso?

Hoy El País nos dice que el sexo no vende. El Rock In Rio no alcanzó en su segunda jornada las expectativas de llegar a los 100.000 visitantes y la culpa fue del fenómeno de fans. Ya saben: Manolo García, Carlinhos Brown, Mando Diao. La misma gente para el mismo público. La culpa es de las niñas, que van en bañador y tiran peluches con sus números de teléfono para tener sexo con alguien de grupos como El Canto del Loco o Tokio Hotel. El Rock In Rio sería un gran festival si prescindiera de ellos. Como todo el mundo sabe que el Rock In Rio no se llama MPB In Rio, que ellos apostaban por el rock para una clase media burguesa que se sentía avergonzada de la corporeidad, romanticismo chabacano y sentimentalismo barato de la música popular que hacía la gente negra y mulata en Brasil. El País nos dice supongo que Neil Young vendió 100.000 entradas el primer día (aunque nadie preguntó a los asistentes por sus fantasías sexuales) y que nadie superara su concierto, porque él es la verdad. Esto es, Neil Young nos las pone dura con su arte no como Tokio Hotel con su dudosa estética. Aunque parece que el momento culminante fue cuando Neil Young descolgó su teléfono rojo y le dijo a George W. Bush: “Fuck you”. Una actividad que nada tiene que ver con el sexo.




I KISSED A GIRL - KATY PERRY (MUSIC VIDEO)
Cargado por spidey502

En Estados Unidos, el actual número uno en la lista de singles corresponde a Katy Perry. Esta chica es lo más in en determinados círculos ahora mismo. Tiene una canción que todo el mundo odia “Ur So Gay” y una canción que todo el mundo parece adorar (la que está en el número uno) “I Kissed a Girl”, canción que casi con socarronería en su negación de los hechos, es un himno al sexo lésbico. Lo que cambia el mundo. California decide aprobar las bodas entre personas del mismo sexo y los periódicos descubren que eso trae un efecto aparejado que no supone un renacer (ya saben, la industria del porno americana, toda ella en California, con sus alquileres diarios de equipos, técnicos y localizaciones, también sufre la recesión y la piratería), al menos sirve de paliativo para los efectos a nivel de ese estado de la desaceleración del crecimiento de la economía de aquel país. Normalmente cualquier lucha por la igualdad de derechos se usa como cortina de humo política para evitar hablar de otros problemas. En Jamaica, todo el pueblo se une contra los homosexuales, porque así no tienen en mente el desempleo, la corrupción y la delincuencia, aunque en lo básico se carguen a los únicos turistas que se atrevían a visitar el país. En España creamos el ministerio de Igualdad, para que la gente pueda hablar de culturas “inferiorizadas”, de “miembras” o poner todos los libros que interesen a las mujeres fuera de las bibliotecas generales, para no tener que hablar de una forma de gobernar tan llena de trompicones, meadas al viento y errores de bulto como la que gasta la actual administración. Ayer, desde la calle sonaba el típico coche con un equipo musical potente que al pasar comparte sus elecciones estéticas con el resto del barrio al colarse por ventanas y paredes. El caso es que el coche no estaba en movimiento y simplemente la música se colaba por las ventanas y paredes del barrio. Al asomarme mi sorpresa fue mayúscula: la primera marcha del orgullo gay de mi ciudad. Cuatro coches con tipos medio desnudos envueltos en banderas con los colores del arco iris, con un coche patrulla que abre la caravana y detrás un agente que desvía el tráfico para que no se produzcan excesivas retenciones. Alguna gente se detiene al pasar, la mayoría cruzan las manos sobre el bajo vientre y dicen “oin”. Se lo comento a mi madre. Se asoma para ver si está el concejal socialista en la oposición que había apoyado públicamente la celebración y la visualización de este acontecimiento. Le digo que no, que le podrían llamar maricón. Mi madre piensa que son muy feos y cutres. Todo el mundo sabe que esta es una ciudad muy aburrida donde no hay nada que hacer. Yo me compré un disco de Big Black donde una canción decía con rabia entre guitarras cortantes: “live here my own life”. Mi hermano se fue a trabajar en Madrid. Ahora vive en Chueca. Una canción lésbica escrita por una mujer británica. Hubiera sido demasiado hermoso (aunque bobo) que hubiera sido escrita por Kara DioGuardi. Hija de un ex congresista republicano.


A Miley Cyrus la están llamando de puta para arriba en los sitios de cotilleo de siempre por una cosa que hace en su último videoclip: mostrar una foto de ella con la cara de su ex borrada. Y el ex es uno de los Jonas Brothers.

A eso se debe referir la entrevista de Billboard cuando dice que la chica está madurando. Una de esas cosas de carrera. Una madurez tan rápida como la de T.I.

Creo que ya lo había leído, pero el otro día me enteré: todos los componentes de los Jonas Brothers (que en verdad son hermanos) son vírgenes. Llevan anillos de castidad para demostrar a sus padres su compromiso con el sexo dentro del matrimonio cristiano. Es algo que se ha puesto de moda. Selena Gomez también ha decidido llevar uno. Selena decidió ir a muerte para conseguir que su amiga Demi Lovato trabajara en Disney. Demi es una tipa curiosa. La dejan sola y hace videoblogs como este,


donde casi asusta. Disney no deja que publique sus propias composiciones porque dicen que son muy depresivas y oscuras (“I need you/ like the blood in my face”). Así que pidió ayuda a los Jonas Brothers para hacer algunas más apropiadas para ese público. Alguien podría pensar, escriba para El País o no, que esto demuestra a las claras que Disney apuesta por los valores más rancios de los cristianos evangélicos lanzándoles guiños descarados. Pero todo el mundo sabe que los cristianos evangélicos odian a Disney porque permiten organizar celebraciones de bodas gays. Además, el Disneyland que han abierto en Tokyo, parece haberse puesto de moda entre las estrellas del porno. Quizás sea la novedad.

En cualquier caso prefiero a Jordan Pruitt. Todo el mundo sabe a quien se refiere cuando en su último single canta “one love”, pero el anillo que lleva supongo que es regalo de su familia para que tuviera más seguridad en ella misma cuando actuara delante del público, no uno para que, como en un sistema de feedback clásico tuvieran todo el día el sexo metido en la cabeza cada vez que miraran sus manos. Supongo que una cosa resulta más saludable que otra.

Edurne publica nuevo disco y de nuevo, cambia de estilo. De nuevo aparece en FHM. De no haberlo descubierto por accidente hace un par de semanas, seguramente lo hubiera descubierto al pasar por el kiosco. Que en la práctica es como la mayoría de la gente que no escucha la radio descubre estas cosas en este país, ya que no existen programas de música en los canales que no son de pago.




Elize también aparece en la FHM, aunque en este caso la holandesa. Supongo que debería aplicar el mismo planteamiento, pero dudo sobre el público que pueda comprar su disco. Todo el mundo conocía los singles del primero pero nadie se acordó de comprar el CD. Muestra inequívoca de que los hombres pueden hacer dos cosas a la vez, pero no tres.



Uffie aparece en Zoo Magazine. Es algo que me ha dejado completamente descuadrado (quizás sea la edición francesa). Uffie era la atracción de Ed Banger Records antes de que aparecieran Justice, ese grupo que según Martin Clark, nadie parece preocuparse de si hacen o no playback si hay la suficiente parafernalia de gestos machos y tics rockeros sobre el escenario.


Zoo es una gran institución cultural inglesa. Como Nuts, FHM o la página 3 de The Sun, como el curry, las fish’n chips o la cerveza, como el rock indie de guitarras rockeras (esta repetición era buscada), todas ellas alimento espiritual de los lads. No son los mismos que compran el NME, pero todo el mundo sabe que hablan de los mismos grupos. El último gran descubrimiento de este mundo es la modelo Eva Wyrwal. Es polaca, pero vestida con los colores de la Union Jack, nadie la quitaría de la misma generación que nos ha dado a Lucy Pinder, Gemma Atkinson (es actriz pero sigue el mismo patrón), Keeley Hazell, Lindsey Strutt o la más alternativa Vikki Blows. ¿Qué importa la nacionalidad cuando uno se adapta a las costumbres del país de acogida?Triste cuando recuerdas más nombres de modelos eróticas que grupos de rock ingleses recientes que merezcan la pena. O quizás no.

White Stripes goes tektonik!!

¡T.I.!



¡No Age!
link
¡Vampire Weekend!


¡Miley Cyrus!



¡Menudo!



¡Gabriella Cilmi!



¡Jordan Pruitt!


El trailer del documental sobre DJ Screw


Los dos vídeos que colgamos a continuación, pueden ser las únicas grabaciones de Arthur Russell interpretando su música en directo. Como apreciarán, los encuadres y los movimientos de cámara son muy extraños. En realidad no son videoclips al uso, ni siquiera una grabación estándar de un concierto, sino que Russell fue filmado por el compositor y director de cine experimental Phil Niblock. Abajo pueden encontrar un fragmento de uno de sus filmes y hacerse una idea de los motivos recurrentes (la filmación de las tareas repetitivas de un trabajo) así como de su hermosa faceta como compositor de drones monolíticos.




Phil Niblock - The Movement of the People
Cargado por microcinema

El primer vídeo es en si, un corto, mientras que el segundo es material que no se usó para aquel. Uno dura veinte minutos, el otro media hora, cada uno con distinto repertorio. Los vídeos venían en un DVD con la edición limitada de “World of Echo”. Cuando decimos limitada, lo decimos con todo el rigor posible: trescientas copias para el mundo.
1,2






Esto lo tenía reservado para hacer una semana con mucho material en forma de vídeo para descargar (desde Fad Gadget, pasando por películas de Isidore Isou o Garrel, documentales sobre el techno de Detroit o el DVD de La Monte Young), pero por alguna razón que desconozco, el servidor que usaba habitualmente sube a una velocidad lentísima (días para subir un giga), así que abandonaremos la ridiculez de mi idea y nos ahorraremos la posibilidad de unos años de cárcel. Este DVD que viene a continuación era el primero de una serie de seis, compuestos por actuaciones de grupos de krautrock. Creo que no está publicado comercialmente y es la grabación de dos noches que una emisora televisiva alemana dedicó al tema, buceando en todas las actuaciones de la época que tenía en sus archivos. La calidad de imagen es bastante decente, aunque la edición de quien montó los DVDs es un poco cutre. Estas son las portadas que diseñaron en dos minutos. Esta es la del que pueden descargar:


Y estas las demás:




1,2,3,4 y resto

Los nuevos videoclips de Chipmunk y Double S

“I’m the truth and the truth don’t lie” Girlicious “Like Me”

La primera edición de “El pop después del fin del pop” de Pablo Gil es de noviembre de 2004 y venía de regalo con la Rockdelux. En lo básico una serie de entrevistas que giraban sobre un grupo parecido de preguntas a una serie de artistas que definían los valores artísticos que la revista/el autor defendían en ese momento. En cierto modo, no se si justa o injustamente, ese libro ha ido acumulando con el paso del tiempo para mi capas y capas de todo aquello que encuentro frustrante e irritante de alguna crítica musical. Pero en estos momentos no se si estoy proyectando cosas en el texto, si mis razonamientos están torcidos o equivocados de base, si es una manera de negar ciertos estilos musicales que no me han llevado a experiencias demasiado placenteras en mi vida, ver fantasmas donde otra gente sólo ve razones de peso. Tratemos de exponer esto en detalle.

Gil admite desde el principio que el título es una referencia y una respuesta (indirecta) al libro de Francis Fukuyama “El fin de la Historia y el último hombre”, libro que someramente viene a decir que la lucha de las ideologías ha desaparecido con la caída del comunismo y que a partir de ahora lo único que existirá es una democracia basada en los principios liberales. Supuestamente los atentados del 11-S, con el despertar de la sociedad occidental al problema del terrorismo global, evidenciaban que la teoría de Fukuyama era erronea ya que resultaba evidente que el conflicto no había desaparecido con la llegada del neoliberalismo, algo que no impide que Fukuyama siga escribiendo libros al respecto y dando charlas, supongo expresando que es un error debido a una lectura simplista y que el final de la Historia llegará cuando el liberalismo, con los mecanismos de control adecuados, esté presente en todos los rincones del planeta. Podemos esbozar una primera gran idea que articula el libro: la existencia de un nuevo pop (con otra ideología diferente a la mayoritaria) que nos despierta del letargo que nos había traído la globalización, las multinacionales y los artistas que estos promueven.

Una lectura simplista sobre quienes pueden formar ese “nuevo pop” la deberíamos encontrar leyendo los nombres de los entrevistados: Damon Albarn, Steve Albini, Beck, Björk, Peter Buck, Manu Chao, Jarvis Cocker, Ani DiFranco, Dj Shadow, Mark Eitzel, Noel Gallagher, David Gedge, Bobby Gillespie, PJ Harvey, John McEntire, Ian MacKaye, Robert Del Naja, Tricky, Eddie Vedder, Thom Yorke.

Antes de las entrevistas, se encuentra una introducción que propone una interpretación de la historia del pop mediante un modelo teórico, definiendo cual es el motor que provoca la evolución de las formas musicales populares, genera el devenir de los acontecimientos y en fin, propulsa el arte mismo. En concreto en este fragmento:

“El relámpago, el trueno y el eco

La música popular es el producto de una larga evolución que arranca en Estados Unidos, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, como banda sonora de la sociedad de masas. El swing y los estándares desde las ciudades y el blues y el folk desde el campo fueron el punto de partida de un lenguaje que ha ido avanzando a empellones de genialidad. Y de constituir una manifestación sociocultural estadounidense y luego británica, ha terminado siendo adoptada por medio planeta, aunque la dinámica anglosajona aún marque los tiempos.

Los ciclos de esa evolución se podrían resumir así: unos pocos años de turbulento recambio generacional y de ideas lanzadas desde pequeñas compañías discográficas, y un largo período derivado. En ese tiempo, los artistas que protagonizaron el pequeño “golpe de estado” y sus herederos inmediatos desarrollan la nueva estética, son asimilados por las discográficas multinacionales y por el gran público, hasta que se vislumbra un relámpago y estalla un nuevo trueno. Generalizando: entre 1954 y 1956 surgen el rock’n’roll y sus descendientes; entre 1963 y 1965, el pop, el soul, el rock, el folk y la vanguardia; y entre 1975 y 1977, el punk, el disco, el heavy metal y el hip hop.”

A lo largo de esas páginas se nos narra el advenimiento de la época dorada de las independientes, la primera explosión comercial del rock indie, su caída y la llegada de aquel pop mainstream encabezado por gente como Britney Spears, Backstreet Boys, etc. y el surgimiento frente a este de nuevas formas del rock independiente o si lo prefieren underground ya que resulta menos genérico. Supongo que en mayor o menor medida, es una lectura con la que pueden sentirse identificados la mayoría de los lectores de este blog. Supongo que ya dan por conocido, que uno con el paso de los años tiene más y más dudas sobre esto, lo que implican dichos razonamientos y cual es su razón última de ser. Expliquemos algo antes.

Yo no tengo ningún problema con el indie rock como música. Hay cosas que me resultan interesantes, otras sobre las que tengo dudas, otras que son modas de unos días y otras que me aburren mortalmente. Como cualquiera. Tampoco problema alguno con los blogs, revistas, webs, programas especializados o de nicho, más allá de la habilidad para transmitir la información y abrirme puertas a géneros que había juzgado mal. Una de las primeras cosas que se hacen al hablar de un tema es la extensión del campo a explorar. Si existe un blog que se dedica a exponer toda la información y su opinión sobre cada disco de hardcore que se ha publicado en la escena de Washington D.C., uno que sigue todos los grupos de twee-pop que son y han sido en el mundo, uno que explica desde una perspectiva histórica o social el “sonido Caño Roto”, la psicodelia rock en Filipinas, etc. están cumpliendo una función importante y solo puedo juzgar si desempeñan bien o mal dicho cometido. Mi problema aparece cuando la crítica o el crítico en particular se considera “generalista” y habla de todo el espectro de la cultura popular o por ponerlo de algún modo de la monocultura, aquellos discos o canciones a la que un amplio sector de población de una comunidad o país ha podido tener acceso, desde una perspectiva informada por la ideología indie. Mi duda entonces está en si se provoca propaganda o información/opinión/crítica.

Es entonces cuando ese modelo teórico se convierte en un sistema teleológico, donde todo el pasado de la cultura popular del mundo se convierte en un antecedente que desemboca en el único sistema válido: el indie, el underground o como quieran llamarlo según el día. Gil explica como el pop es como un árbol, donde al principio las ramas son gruesas y divergentes, como esa sucesión de estilos tan brutal que sucedieron en las primeras décadas de la historia del rock, pero que a medida que pasa el tiempo, las ramas que se producen van siendo más finas y resultan menos visibles desde la lejanía. Odio los sistemas de interpretación basados en árboles, pero lo que debería resultar de esto, de géneros que conducen a microgéneros, estilos que surgen del cuerpo de los anteriores es una multiplicidad de escenas no interconectadas entre si. Sin embargo lo que parece señalar el libro no es una gran expansión sino una gran condensación de estas en forma de un concepto por ahora neutro que denominaremos “rock independiente”. Explícitamente la narración historica se concentra en este tipo de rock e implícitamente los invitados a ser entrevistados se mueven dentro de esta frontera con alguna presencia limítrofe con la electrónica, el hip-hop, el mestizaje, etc. que indican claramente una superioridad de aquellos frente a estos. ¿Cómo se produce esta selección, esta elevación de una escena sobre las otras? Supongo que mediante la toma de conciencia. El comunismo tiene el materialismo histórico, el neoliberalismo las libertades individuales defendidas por el sistema democrático parlamentario y sostenidas por el libre mercado, et.. Así que debo suponer que la validez de la perspectiva indie se debe a un proceso de reflexión e interiorización de este modelo (o de uno parecido, o una interpretación parecida de lo que sucede en el mundo), esta superestructura que domina el mundo artístico y que la única lucha posible, el único material artístico válido, se puede provocar desde este conocimiento.

Al usar el término superestructura (de origen marxista), sociedad de masas (supongo que de la escuela de Frankfurt) o estar planteado como una confrontación usando un texto neoliberalista, parecemos estar aceptando la idea de que el rock independiente en cierto modo es contracultural, progresista, de izquierdas. Esto es un error de interpretación. Los mismos motivos (la huida del rebaño y las masas adormecidas, la libertad de uno frente a esta) es uno de los principales argumentos esgrimidos por los liberales contra las izquierdas y su tendencia hacia lo comunal, ya que según estos esto sólo conduce a los regímenes totalitarios. Uno de hecho, cree que el rock independiente no tiene ninguna política que no sea la valoración de los individuos que se consideran integrados en dicho movimiento, la sustitución de unos valores por otros, nuevos rostros frente a los ancianos, nuevos estereotipos acabando con los anteriores. La interpretación puede deberse a la adopción por parte de la crítica de ciertos aires contraculturales, heredados de forma más o menos difusa desde entonces y como no, la presencia de figuras que han defendido con mayor o menor contundencia dichos valores a lo largo de la historia del rock y en el mismo rock independiente. La inclusión de estos o la validez que han tenido sus acciones dentro de la escena no implican que esta sea de un color político.

La duda que esta serie de entradas supongo no podrá resolver es averiguar cuales son las fuentes de las que bebe esa conciencia “histórica” y encontrar si sus planteamientos e implicaciones otorgan validez alguna a la autoridad que parecen poseer este tipo de críticas. Este es un blog abierto al diálogo, así que sus sugerencias, comentarios y contrargumentos serán de ayuda para explorar este terreno, y saber si estoy equivocado, mis razonamientos están teñidos o quizás tengan algo de verdad. Pero hagamos las cosas bien y arrojemos sombras y dudas sobre la validez del modelo propuesto en el libro de Pablo Gil. El uso de algunos textos que pienso utilizar los próximos días para criticar no implica que esta sea directa contra sus autores sino frente a las ideas y lugares comunes que sintetizan o capturan con claridad. Tampoco creo que en este modelo represente todo lo que puede inscribirse en la esfera de lo “indie”.

Cuando digo que el modelo histórico teórico es en realidad un sistema teleológico quiero decir que es una lectura de los acontecimientos históricos que parecen dirigirse de forma natural hacia un fin, digamos, la cultura independiente. Cuando se argumenta que todos los artistas “originales” (creadores de nuevas formas) representan el relámpago que viene acompañado del trueno (otros artistas que exploran estas formas, los oyentes y aquellos que graban, distribuyen y organizan conciertos, estos últimos independientes) que acaba desvanecido en el eco de los sucedáneos y el público amodorrado, lo único que se quiere sentar es un prerrequisito en el tiempo presente: la única música que tiene el potencial de ser original y artística por tradición tiene que suceder en las compañías independientes, y como corolario de esto, cualquier otra música es inferior. Esto es, una jerarquía artística basada en un tipo de infraestructura económica. Puede ser interesante en este momento repasar la lista de los 100 mejores discos de la historia del siglo XX según Rockdelux (que editó el libro, así que en algo se vería reflejada), por ejemplo los veinte primeros puestos y comprobar si la genialidad (siendo los mejores discos deben ser geniales) efectivamente surge de las infraestructuras económicas independientes:

Velvet Underground & Nico “S/T” Verve (el sello fue vendido a MGM en 1961)
Marvin Gaye “What’s Going On” Motown (indie)
Beach Boys “Pet Sounds” Capitol (adquirida por EMI en 1955)
Bob Dylan “Blonde on Blonde” Columbia (multinacional)
Public Enemy “It takes a nation of millions…” Def Jam (independiente con distribución por Sony Music en aquella época)
David Bowie “The Rise and Fall…” RCA (multinacional)
The Beatles “Revolver” Parlophone (multinacional, uno de los sellos que originaron EMI)
Sex Pistols “Never Mind…” Virgin (indie, después adquirida por EMI)
Television “Marquee Moon” Elektra (multinacional, indie hasta 1972 cuando pasa a Warner)
The Rolling Stones “Exile on Main Street” Rolling Stones (indie con acuerdos de distribución, en la época por Atlantic Records)
John Coltrane “A Love Supreme” Impulse (multinacional, subsidiaria de ABC-Paramount)
Love “Forever Changes” Elektra (indie, pasó a Warner en 1972)
Curtis Mayfield “Curtis” Curtom (indie)
The Clash “London Calling” CBS (multinacional)
Patti Smith “Horses” Arista (multinacional, subsidiaria de Columbia)
Joy Division “Closer” Factory (indie)
The Jimi Hendrix Experience “Electric Ladyland” Track (indie con distribución por Polydor)
Van Morrison “Astral Weeks” Warner : )
James Brown “Live at the Apollo” King (indie, en 1971 vendió el contrato de James Brown y su catálogo a Polydor Records)
Miles Davis “Kind of Blue” Columbia (multinacional)


De acuerdo que no es ninguna prueba definitiva; un fan underground podría llenar una lista con 100 discos que no conoce nadie. Se podría argumentar que muchos de esos artistas comenzaron en pequeñas compañías así que se origina allí pero no necesariamente se pierde en las grandes compañías. ¿Y entonces que importancia tiene el volumen de negocio que maneja una compañía? Nada, se trata de una cuestión de ética empresarial. Perfecto, pero eso es un añadido que se monta sobre el argumento, no hay nada en el texto que exprese eso, aunque obviamente se da por sentado a lo que nos estamos refiriendo. Así que de nuevo, se trata de ideología. Esto quizás deberíamos tratarlo aparte, pero primero tratemos de desmontar el mito económico.

El mundo de la música popular genera tres tipos de ingresos: el de las partituras (derechos del compositor), el de las grabaciones (derechos de intérpretes, contratos discográficos, productores, etc.) y los formatos (la distribución y venta de dichas grabaciones) y el de la venta de entradas para las actuaciones en directo. Estas tres actividades se producen dentro de un sistema capitalista: ni estado ni benefactores soportan al grueso de los artistas que deben vender su trabajo sometiéndose a la ley de la oferta y la demanda, las grabaciones se venden en grandes superficies o en pequeñas tiendas especializadas que se definen por el intercambio económico y por la rentabilidad comercial (quiero decir que no compran esos discos por ejemplo en una galería artística o en centros culturales o educativos), etc. Pueden citar casos particulares, movimientos y tendencias determinadas (copyleft, listas de correo, etc.), pero admitirán que la gran mayoría de los discos que surgen de la escena independiente trabajan dentro de esta mecánica.

Según Michael Chanan, en “Repeated Takes”:

“Above all, what the sectorial battles of the industry in the 1930s clearly signal is the overall transformation of the mode of production of music. Recording and broadcasting are not merely techniques of reproduction but, like Tin Pan Alley, tend to the industrialization of musical production itself. These developments therefore only exacerbated the control that music impresarios habitually exert over the musicians to whom they give employ, usually by the indirect method of determining the conditions of that employment and who gets paid for doing what. With industrialization the process extended the standardization of commercial music production initiated by Tin Pan Alley, enlarging the stereotypical use of musical formulae with a proven success rate, interlarded for the sake of variety with a token dose of novelty. The aim of flooding the market with standard products is to control it, to insure the producer against the whims of taste, or at least to cushion these risks; the result is also to induce the standardization of audience response, and thus of consumption”.

Si este es el proceder de la industria multinacional ¿se diferencia en algo realmente las pequeñas compañías? Sí y no. Algunas compañías independientes permiten un mayor grado de libertad artística, además de en algunas ocasiones un reparto de beneficios distinto entre artista y compañía pero no creo que nadie pueda afirmar categóricamente que cada disco que sale de un sello como Touch & Go, Matador o Acuarela es único y diferente a todos los demás discos y corrientes musicales. Hay estructuras musicales, hay convenciones de estilo, hay tipos de interpretaciones compartidas, hay unas mismas inquietudes líricas, la adopción de las mismas letras es otro ejemplo de “continuismo”, hay tipos de producción, un campo de texturas más o menos determinado, etc. Si quieren un margen de acción más ancho, lo cual no es malo, pero no se diferencia del modelo de multinacional si estas decidieran ampliar su registro.

Lo que me interesa aquí es buscar uno de los motivos recurrentes de la cultura independiente, el definir el mundo como una dicotomía entre underground y mainstream, el definir el nosotros como reacción a ellos y comprobar si dicha dicotomía es una lucha de subjetividades y proyectos de implicaciones radicales entre ellas o simplemente son los polos opuestos dentro de un mismo espectro. Quizás parezca una cuestión de intensidad, pero no lo es. El segundo solo quiere corregir lo que cree no funciona del sistema, pero cree ciegamente en la bondad de ese sistema. El lenguaje usado por la crítica indie suena a radicalidad de planteamientos, a combate a vida o muerte entre una u otra visión del negocio. ¿Pero existe este conflicto? Si aceptamos el discurso indie, las multinacionales deberían desaparecer para que la música popular mejorara, como respuesta al conocido mecanismo de explotación y robo que hacen estas. Pero ¿las multinacionales ven a las independientes como una amenaza a su modelo de negocio? Respuesta rápida: no.

Continuamos citando a Michael Chanan:

"In many ways the rise of a new generation of independents wasw only a repetition of what had happened in the 1920s, when small, often local record companies had flourished by serving minority buyers in regional markets, like the American ‘race labels’ which promoted jazz and blues. These labels were wiped out by the Depression, only to be replaced b a new generation which sprung out in the 1940s, when the response of the majors to the shortage of shellac was to cut back on minority markets and concentrate on mainstream artists. Most of the companies that stepped in to fill the vacuum collapsed when the majors reasserted their clout after the war, but this time there was no contraction in the markets they supplied. On the contrary, the end of the war saw a boom in sales. In 1946 most people in the business, say the industry historians Russell and David Sanjek, ‘believed that the released flood of pent-up post-war demand would improve conditions, but nobody was ready for the doubling of sales that took place, to $89 million and 350 million records’. All but fifty million of these were released by Columbia, Decca, Victor and Capitol. Thirty-two pressing plants were operating, supplying the additional fifty million records sold by the independents. A year later, sales exceeded the industry’s previous best in 1921, although they subsequently fell back again.

The fact that 90 per cent or more of the output tat resulted was played and sold for no more than a few weeks and then effectively disappeared does not negate the impact of this musical explosion. In the first place, the market was geared to instant success. As one writer puts it, no one cared about longevity. ‘It didn’t have to last. It probably wouldn’t. All it had to do was sell’. This was not just a mark of commercial philistinism but also a characteristic of the living popular culture from which the music came, which held no store by permanently fixed versions of anything. Hence, more important and striking is the link that appears between independent record producers and new currents of popular musical expression, which suggests that the growth of the market is not a purely passive affair.

It is part of the pattern that when independents are successful, they succumb to the majors, whih are eager to acquire their artists (for they operate on the principle tat if they cannot buy the singer then they buy the company for which he or she sings). The process, which has been repeated many times, often begins with a distribution agreement, which may even run for several years before the smaller label loses the remains of its erstwhile independence. This leaves spaces to be filled by the next generation of indies, for what the majors cannot acquire is what a later decade will call street credibility. The result is that successive generations of independent labels are associated with successive musical styles, and the changing styles with successive generations of artists. These styles have a lineage, a genealogy, and the history of the independent labels is often the history of pop music itself. For example, in the 1940s, labels like Apollo, King and Specialty featured a new generation of singers such as Aretha Franklin performing a new style known as gospel, which has been called ‘the spiritual with a jazz rhythm and inflected by the blues’. In the 1960s, the growth of alternative rock and black music was again led by new labels like Motown and A&M. The souped-up strain of black gospel that put Motown on the map is called soul.
(…)
In the 1980s, when the compact disc appeared, something similar happened as a new generation of independents came into being to cater for what were now called ‘niche markets’, ranging all the way from early medieval to Californian New Age.

The truth is that the classic conditions described by Rosa Luxemburg in her study of The Accumulation of Capital also operate in the domains of cultural production, and the majors need the independents in the same way that industrial capital needs the small producers that play the role of pioneers towards new markets. Moreover another economic law operates here as well, namely the relative ease with which small operators can take advantage of expensive new technologies whose research and development has been borne by the market leaders. But music has another dimension too, and manages in this way to loosen its subordination to the market and claim the space for original currents of expression. The result is seen especially in the explosion of new forms of popular music in the 1950s, beginning in America, quickly taken up in Britain, and then rapidly conquering the world.”


Un ejemplo paradigmático de la interrelación entre independientes y multinacionales con las primeras sirviendo de operadores de entrada a potenciales nuevos mercados es el del sello CBS y el famoso Harvard Report sobre la música soul. Tras obtener información de distintos locutores, vendedores de discos, directores de programación y agencias de talento en el área de Boston, el estudio indicaba que entre artistas de color que podían ser pertenecer al soul, estar próximos o no tener conexión alguna, representaban un 10 % del mercado total de la música en EE.UU. (es decir, la tajada que podía conseguir la compañía invirtiendo en dicho mercado). Además indicaba la importancia estratégica de las emisoras de radio especializadas en el género para pasar a hablar de la posible competencia dentro del mercado. Esta se dividía en tres categorías: compañías a nivel nacional (si quieren grandes independientes) como Motown, Atlantic y Stax, otras multinacionales y pequeñas independientes (entendidas como compañías regionales). Las dos últimas eran desestimadas pudiendo superarse una mediante una penetración de mercado planificada y bien preparada a lo largo de los años y la otra mediante la adquisición. El problema estaba en las grandes compañías especializadas a nivel nacional ya que estas tenían la infraestructura para poder saltar a otras franjas de mercado. Además se criticaba a CBS por el desprecio que había demostrado ante este sector históricamente. Y entonces proponía soluciones.

Una de ellas era establecer relaciones con las emisoras negras, crear puestos de trabajo para gente de color y en fin, situar a gente que tuviera un conocimiento real del mercado. La siguiente recomendación era no adquirir ninguna de las tres compañías ni fichar a sus artistas emblema. Esto no fue muy seguido a rajatabla, pero se pueden comprender las recomendaciones: la posibilidad de convertirse en un monopolio (algo que no permiten las leyes norteamericanas) y que el hecho de fichar a los artistas punteros de estas compañías podría no resultar rentable ya que supondrían una gran inversión para unas ventas que no subirían en CBS. Simplemente porque estas serían vistas como una injerencia en grandes compañías de las que la comunidad negra se sentía orgullosa o que tenía en su imaginario. Es decir una nueva forma de colonialismo. De este modo se firmaron acuerdos de distribución con algunas y CBS proporcionó el capital para la creación de otras empresas, distribuidas por esta y con responsabilidades contractuales, dirigidas por artistas de color. La más conocida de esa década: Philadelphia International Records. De hecho, este modelo continua en activo y si ven los créditos de muchos discos de R&B o hip-hop, pertenecen a pequeños sellos, dentro de otros sellos, que “pertenecen” a multinacionales.

Lo que quiero decir es que resulta ridículo tildar de capitalistas a empresas capitalistas, porque lo único que buscan es seguir funcionando y obtener beneficios. Bien, aquí supongo que entra la ética independiente de las pequeñas compañías, como se puede observar en la distinta reacción y soluciones que plantean frente a la piratería, siendo más tolerantes con esta y ofreciendo argumentos en forma de incentivos para hacerlo de un modo legal. En una ocasión en una presentación de un programa de dibujo informático, el encargado de la presentación nos contó como teniendo un programa tan potente no eran este el programa estándar entre los posibles usuarios. La compañía que ostentaba (y sigue haciéndolo) ese puesto, al presentarse en grandes ferias y presentaciones cedían programas de muestra que podían ser fácilmente pirateados. Esto al orador en un principio le pareció algo suicida porque nadie compraría el programa y la compañía quebraría, pero lo que hizo fue que se extendiera su uso y mediante continuas nuevas versiones de esta que se convirtiera en el más usado por la industria y estudiantes. Esto puede sonar muy crudo, pero los valores de una compañía no son los que tienen unas determinadas personas, ahora se trata de una cuestión de branding, así que por muy bondadosos y loables que sean las acciones de determinadas indies, en realidad sólo se están garantizando la credibilidad ante su público potencial. Puro capitalismo.

Pero aquí hay una segunda lectura: la de la multinacional visto como el diablo, es decir, una humanización de algo que no lo es, una reificación. Este aspecto es bastante más grave y enlaza con los polos opuestos de un mismo espectro. La revolución que busca la cultura independiente no es ninguna revolución: es la sustitución de unos rostros por otros, una sensibilidad por otra, unos estereotipos por otros nuevos.

Supongo que he arrojado algunas dudas y sombras sobre la posible base del movimiento independiente en un movimiento histórico, a menos que se trate de una muy vulgar y execrable mistificación de ciertos procesos económicos. Así que debemos volver al agregado y pensar que ser indie significa algo más que una cuestión del montante que genera la empresa que publica los discos de determinados artistas y grupos. Decidamos pues que este tipo de artistas tiene unos “valores”, una rebeldía frente al sistema en que les ha tocado moverse y lo hacen mediante unas formas estéticas contrarias o más arriesgadas que las que presenta el mainstream. Esto desde luego dejaría sin valor el ejemplo de la lista de los mejores discos, pero conlleva una nueva problemática si volvemos al modelo inicial del libro: la de los genios, los originadores de formas. ¿Sólo nos debe importar la originalidad? ¿Cómo se define, cual es la extensión y el grado de detalle de esta, cómo se mide? ¿Y nos debe importar independientemente de los valores políticos, sociales, etc. en los que está embebida? ¿Vale la profundidad con la que se conjugan las posibilidades expresivas de estos nuevos géneros como originalidad o es un producto siempre secundario frente a aquellas obras primeras? ¿Y qué hacemos cuando no tenemos claro cual es el origen (como en el caso de la primera grabación de rock’n’roll)? Claro, estas preguntas tienen sentido dentro del ejemplo, pero no tanto aplicado a cada realidad individual, pero si creo que transmiten algunas dudas siempre presentes sobre aquello que separa del resto a lo que escuchan los indies y a que se debe esto: ¿la música es admirada por ser una representación exacta de sus valores y discurso? ¿la música es admirada por unas cualidades estéticas que originan esos valores y discurso? ¿qué evita que como en la canción de Girlicious esto se convierta en pensamiento circular? Es decir, saber si la “sensibilidad” indie equivale al conocimiento histórico que planteábamos bastantes párrafos arriba.

La segunda parte de la entrevista a Ned Sublette (por cierto, ya tengo el libro).


Zaho Feat. Tunisiano - La Roue Tourne (Le Clip)
Cargado por Henrietta-Aime-Fumer

Uno cree que el R&B, el soul y en (mucha) menor medida el hip-hop que se hace en España, por efecto o defecto en realidad no quiere mirarse en el mercado y producciones norteamericanas sino en las francesas. Pillan más cerca, tienen un mercado robusto en la actualidad, hay una industria que funciona, unas formas que el público consume tomando por propias y en fin, porque funcionar en ese mercado resulta más plausible (si Beatriz Luengo tiene un segundo disco es porque vendió mucho allí por la popularidad de UPA Dance). Dicho lo cual, esta canción de Zaho, si debemos suponer que es un sucedáneo de las fórmulas norteamericanas, es de las mejores copias/apropiaciones que he escuchado moviéndose en un terreno Timbaland, entre “Cry Me a River” y “My Love”, con su claridad estructural y la rotundidad de sus desarrollos instrumentales que parecen moldear el silencio, sugiriendo indecisión emocional, fragilidad, rabia, sentimientos encontrados y el total conocimiento de estar imbuido en este estado pero no el saber si que quiere o puede salir.


Jenifer - Si C'Est Une Ile
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Y este single de Jennifer ¿es un poco ñeg?

No llevo ni diecinueve minutos de “Camp Rock” y no puedo aguantarla. Supera eso música industrial. Aprovecharemos que cada par de minutos o así tengo que parar la reproducción para gritar y golpearme la cabeza contra la pared para tomar notas.

La protagonista es Mitchie Torres (Demi Lovato). Su sueño es ir a “Camp Rock” que aparte de ser eso, un campamento de rock, es un vivero de talentos para la industria, pero sus padres, clase media, ambos trabajadores pero en buenas relaciones con su hija, en teoría no pueden afrontar el desembolso económico que supone. Hasta que en la barbacoa que hacen para el final de curso le dicen que si puede ir (porque han contratado a su madre para hacer todo el catering). De este modo podemos observar el desplazamiento respecto al conjunto de la sociedad representado en la forma de llegar al campamento (autobuses, limusinas, la furgoneta de reparto). En cierto modo este rasgo, una latina que viene a joder el status quo de la sociedad establecida, está compartido con “High School Musical”, donde Vanessa Hudgens era también otra latina, en este caso con una familia que tenía que desplazarse cada cierto tiempo de ciudad a ciudad (más una representación de la movilidad del trabajo (el típico personaje de película americana que es hijo de militares y tiene que adaptarse a todo) que implicar ilegalidad (la casa era la típica con jardín y todo)). Pero en contraste, el personaje de Gabriella era abierto y fijo en sus ideales al chocar con la “realidad”, apareciendo su madre en un par de escenas sin apenas relevancia dramática y trasladando las relaciones al padre de Troy (Zac Effron), el entrenador de baloncesto que quiere que su hijo triunfe jugando al baloncesto. Es decir, que la dinámica es distinta: allí es la separación de lo que uno tiene establecido para si, mientras que aquí es el sentimiento de no pertenencia, la humillación de pertenecer a una clase humilde, etc. etc.

La vida dentro del campamento es una metáfora de la sociedad. En este caso, lo que encuentra el personaje de Demi Lovato, es que su talento (que es lo primero que se hace visible en la película) no tiene importancia y aquello es una meritocracia, donde todo el mundo parece ser el hijo de alguien, tener conexiones con la industria o bla, bla, bla. Los estilos musicales, por tanto, son metáforas como en “HSM” lo eran los distintos grupos estudiantiles (empollones, deportistas, artistas, etc.). La “mala” (no es mala realmente, pero se comporta así porque la relación con su madre ganadora de “un trillón” de Grammies, está más pendiente de su carrera profesional que de hacer de madre) hace girl-pop, siendo ella la solista y las acompañantes las típicas cotillas/seguidoras/abejas que siguen a la reina. Una de estas es completamente boba (no puede elegir entre dos botes de esmalte de uñas del mismo color porque no hay diferencia entre ellos), mientras la otra, una chica de color, aparece tocando una guitarra, lo que supongo se traduce en que si tiene interioridad, pero el ruido que hace este instrumento para cuando se lo ordena la chica solista (que por cierto es rubia, obviamente). Por ahora, ha hecho una aparición dos chicos rapeando, que son simpáticos y asimlidos, y una chica de color que hace R&B, que es un discurso inclusivo y abierto (es una chica simpática) a la vez que afirmativo de su personalidad (tiene un estilo visual propio). Joe Jonas es la estrella adolescente de rock de vida disuelta, que por manejos y vaivenes de la compañía y la promoción, además de sus compañeros de grupo, tiene que volver al campamento (el grupo se formó allí) como monitor “estrella”. Los dos otros chicos del grupo, uno es pragmático y obediente con los designios de la compañía mientras que el otro es el idiota rockero típico.

Oh, dios, esta es la parte insufrible donde debe fingir que es otra persona para ser “aceptada”.

Y ahora enseña sus “canciones” a sus “amigas”. Ella ya no cree en su “talento” pero las canciones gustan a sus “amigas”. Creo que esta entrada estaría llena de “spoilers” si no fuera por el hecho de que todo el mundo sabía como sería la película de antemano. Es decir, los spoilers no pertenecen a la trama son como esta se materializa.

Oh, ahora tiene que despertarse temprano en la mañana para ocultar a sus “amigas” (es que está con las malas) que trabaja en la cocina, haciendo el trabajo antes y uniéndose a ellas en el comedor. Pregunta estúpida 1: ¿lloraré físicamente cuando descubran quien no es?

Oh, la escena donde debe sentarse con quien quiere sean sus amigos. Los buenos parecen ser los alegres chicos y chica de color y otra chica que es productora y que hace el papel de la pianista de “HSM”. ¿Por qué quieren que se siente esa chica con ellos? Se conocieron ayer e intercambiaron dos frases (salvo con la productora que quiere ver sus canciones (es decir su interioridad)).

23:57 Estrella adolescente masculina en camiseta húmeda (excusa: debía ser despertado).

Clase de rock número 1. Todo el mundo está bailando y participando. Llega el profesor (un rockero venido a menos que había girado teloneando a los Stones y Aerosmith) y alguien tiene que cantar (erm, ¿no se suponía que era para todo tipo de talentos?) ¿Adivinan quién?

Sin partitura, ni decidir una canción. Oh, celos escénicos de la rubia. ¿Puedo saltarme los siguientes veinte minutos y llegar ya a la parte donde se encuentra con sus verdaderos amigos y futuro novio?

Primer encuentro con el príncipe: él busca desayuno en la cocina y ella tenía que limpiar allí.

El rockero monitor tiene que enseñar danza hip-hop. Que cosa. Todo el mundo se sabe la coreografía en un musical.

Los surtidores de la cafetería son instrumentos de viento.

Tocar su melodía es una metáfora sexual.

¿Independiente o invisible?

“Me, myself and I agree”… “I’m too cool for you”. Las mujeres que no se comportan como chicos siempre son las malas. Además llevan incorporado el autotune de serie.

Cuando suena música todos son felices instantáneamente, sin embargo, después disciernen si aquello fue lo correcto o no.

Demi no se siente feliz siendo una corista. La productora se acerca y le pregunta que si disfrutó estando detrás. Gran pregunta la que hace una productora.

El chico se masturb… toca la guitarra en un lugar solitario cuando ella se acerca con su guitarra. Ella pregunta por su “sonido” (es fan), él habla sobre el material que le da la compañía porque es lo que vende. Este es el nudo gordiano de las tramas de este tipo de películas Disney: puedes aspirar a cumplir tus sueños, siempre que no sean demasiado ambiciosos ni interrumpan tu vida productiva.

Comprar esa canción es otra metáfora sexual.

Pelea de comida, así que ya deben haber pasado esos “veinte minutos”. “I hate when I have to be uncool”. La productora tiene como castigo pasar el resto del campamento trabajando en la cocina. Supera eso Ferran Adrià.

Ella tiene que llevar la comida, pero se encuentra con el chico. Quiere tocar una canción para ella. Que irresponsabilidad. El tipo es muy bueno, incluso se hace los coros al unísono mientras canta la parte principal. Es la canción que él después añadirá a la de la chica. Ella no puede dejar de sonreír y sentirse estupenda después de haber escuchado su música.

45:46 Futura estrella femenina adolescente completamente húmeda (excusa: huida en la cocina).

La productora también sabe tocar, aunque claro hace música freak de productores… Fundido a negro para la pausa publicitaria. Fundido a negro de mi cerebro en la siguiente escena de reencuentro entre amigas de “verdad”.

Sucesión de coitus interruptus. Supongo que mi escena favorita de la película.

54:07 Estrella adolescente masculina enseña el torso mientras finge secarse tras nadar en el lago.

Una canoa moviéndose en círculos en un lago es una metáfora sexual.

Vamos a desvelar el secreto de Mitchie.

¿Es el sobrino del rockero acabado que lleva el campamento? Es el momento de recordar que esta franquicia surge de la sinergia producida por la franquicia de los Jonas Brothers.

Obviamente, si debes humillar a alguien lo debes hacer delante de todo el mundo (incluida tu madre).

La palabrota más gorda que pueden decir en esta película es “jerk”.

Respuesta a la pregunta estúpida: no, lloro con cualquier tontería (básicamente porque emocionarse no es gran cosa ni un fin), pero es difícil cuando todo resulta tan esquemático.

El problema insuperable de esta película no es la chorrada de historia que quiere contar es la necesidad de dársela masticada a su público. Alguien debe haber creído que solo los menores de 12 años vieron “High School Musical” y todo parece moverse a la velocidad de los programas educativos infantiles.

Digamos adiós a la lógica interna.

Montones de planos con zoom montados de forma rápida con una versión instrumental de “We Rock”.

Odio esa sonrisa con encías.

Rubia sin amigas.

Negros sin líneas cantando y bailando en el número de “Hasta la vista crew”. También hay gente de otros colores. ¿Número integrador pero menor?

La madre de la rubia. Inevitable el don de la oportunidad de estos para aparecer cuando sus retoños van a fracasar.

Negra con líneas tocando la guitarra. Chica de la que los productores no se fiaron de su voz y tuvo que ser doblada. Skip.

La lógica interna vuelve a despedirse.

El momento de la verdad de la mentirosa.

Y ahora sí, estoy llorando. Además como una magdalena. El movimiento circular de la cámara es el mismo de “HSM”, en el que ellos están en el centro de ese microuniverso y todo el mundo dentro de ese momento y ese plano. Lo interesante de aquella película, aparte de que tenía un tempo rápido y una sucesión de números musicales a lo largo de la duración del metraje además de una historia demasiado intrusiva que hacía que uno pudiera repetir sucesivamente (algo que a mi parecer no han logrado ni en la secuela ni en esta), eran los puntos muertos, los momentos donde la narración indicaba que algo más sucedía pero que la cámara decidía no mostrar. Es decir, los campos de posibilidades, las distintas capas, la multiplicidad de detalles secundarios (gestos, atrezzo, puesta en escena) que descubrir en las repeticiones. Me gustaría saber las cifras de audiencia.

Padres antes que novio.

“We Rock” es una jam session. Nos entregan aquello que ya conocíamos. Vale, así acaba una de las cumbres de la cultura popular de este año. Pueden no creérselo, pero piensen que los únicos discos fuertes que se han publicado este mes han sido el de Lil’Wayne y esta semana el de Coldplay y que todo parece haberse parado para no tener que competir con ese trío. El hype, la promo y la “evolución” como huida de aquello que realmente queremos. Hermoso panorama. Ni siquiera aparece la canción que más me gustaba de la banda sonora.


El próximo 29 de julio se publica en DVD “Ghostride the Whip” un documental sobre el hyphy. Pueden chequear todos estos extractos:1,2,3,4 y 5.


U-oh. Ha fichado por Avex Trax.


Quizás sea la influencia de Keith Rowe (que antes de ser músico fue pintor), pero no es algo extraño que en entrevistas o críticas a músicos de EAI citar la obra del pintor Cy Twombly para tratar de expresar gráficamente algunas de las estrategias sonoras, la austeridad de las texturas y la paleta cromática usada o la forma de construir los sonidos jugando con el vacío y la tensión del trazo que pueblan estos días ese género. Así que no me importaría ir a ver esta exposición suya que hacen en el Prado.

¿El dubstep era apolítico?

No tiene que ver nada con la música (quizás sí), pero esta historia me ha dejado MUY, MUY, MUY descuadrado.


High-King - Cinderella/Complex
Cargado por Reila91


La canción que más he escuchado durante los últimos días es esta. Por alguna extraña razón estoy comprando los argumentos de la crítica tradicional y estoy pensando que si esta música es simplemente un producto de la maquinaria y la ideología capitalista. Pero ¿cuál no lo es? Quizás haga una entrada más extensa sobre el tema la semana que viene. Siempre me ha interesado como la gente usa los argumentos de Adorno para criticar cualquier cosa que no sea lo suyo.


Todavía tengo que escuchar este disco. Deja en ridículo a la mayoría de discos de proto electrónica que se citan normalmente y la idea de que en cierto modo, su música se puede ver como un antecedente de los power electronics no sería descabellada (de no ser porque nadie escuchó ese disco). Pero la historia que guía el disco es tan de la época que le quita toda la gracia. O eso o soy un fake.


Es realmente interesante saber que la industria planea publicar su segundo disco y hacer un videoclip para el single (ahora con Lil' Wayne) en algún futuro próximo (dicen que mediados de julio).
Beyond The Photo Shoot

Who cares if you listen? de Milton Babitt

Discos que he escuchado recientemente:

2562 “Aerial”

Este disco sólo se me hace aburrido cuando estoy llegando al último tema. Por tanto es el disco de dubstep cuya escucha me resulta más cómoda, en el sentido de no tener que luchar con las esperanzas que tengo puestas en el artista (Kode 9, Burial), con los tópicos que escucho o con lo que quiere representar (las aristas más aburridas del disco de Benga) en su planteamiento. Y precisamente ese debe ser el problema de un disco que está lleno de matices y compuesto por una sucesión de temas construidos con solidez y sensibilidad que fluyen en su desarrollo con gran habilidad pero que supongo sufre de una falta de ambición y riesgo que deja sus costuras demasiado a la vista. Aún así sigue siendo un disco muy potable.

D-Bridge “The Gemini Principle”

En la entrevista que enlazamos hace unos días, cuando Martyn hablaba sobre como quería que fuera su disco mencionaba que quería hacer un disco que dejara rastro, que provocara emociones como los de Burial, Kode 9 o este mismo. Este hombre formaba parte de Bad Company, el grupo de drum’n’bass, pero se separó hace años y lleva publicados bastantes temas bajo este nombre. Si buscan su nombre junto al de Burial, encontrarán que aquel lo cita en la larga lista de los creadores de sus temas favoritos. El propio Martyn tiene en su blog una entrada/crítica/entrevista dedicada al disco. Francamente es un disco que entra muy bien y que le hace recordar a uno demasiado que era lo que le gustaba del género (las emociones conjuradas en los desarrollos musicales, la tensión de los temas) así como lo que odiaba (la duración de los temas, la repetición de los patrones rítmicos que acaban dando dolor de cabeza). Hay ambición, hay ligereza de toque, hay demasiados temas, es sólido pero irregular, pero ya es un triunfo haber conseguido que escuche un disco de drum’n’bass, algo que no hacía desde algún lanzamiento de 2002 o así.

Move D & Benjamin Brunn “Songs from the Beehive”

Este disco de electrónica no pulsa ninguna tecla para hacerse el interesante, pero los temas tienen tal presencia y fluidez en sus motivos y en la forma de construirse, sin hacer nada particularmente novedoso, pero sobrado de luminosidad y claridad de ideas que lo hacen digno de admiración y lo convierten en uno de los discos de este año (aunque no lo parezca).

Grouper “Dragging a Dead Deer up a Hill”

Este es un disco de shoegaze compuesto por una chica. Lo he escuchado poco, pero se desenvuelve emotivo, como si quisiera cumplir esa fantasía mía de un disco triste en el que cada canción fuera como una capa de ceniza que tuvieras que quitar para llegar al corazón de lo que se ha quemado. Esto es, que no he escuchado la música sino que el indie en mi se ha dejado llevar, como quien lleva una estricta dieta hasta que pasa unos días con la familia y las comidas le regalan unos kilos que no puede quitarse en una temporada. Es algo que me pone triste, saber que haga lo que haga y escriba lo que escriba, esa sensación de seducción por lo conocido (completamente acrítica, burguesa y asimilada) sea la cumbre de la música popular contemporánea. De hecho están consiguiendo que deje de escribir y de opinar, y que me calle viendo como en decenas de sitios repiten los mismos nombres y argumentos como un mantra, como esa falsa felicidad que dicen les quiere imponer el sistema y las multinacionales como rostros del capitalismo. Pero creo que el disco está bastante bien.

Marcel Dettman “Berghain 02”

Tiene un par de transiciones hacia los temas de los clásicos que resultan demasiado forzadas (incluso para alguien que no presta atención a esos temas como soy yo), pero aparte de eso, el viaje merece la pena ser vivido (sin ser ninguna revelación ni algo que cambie la vida pero tampoco uno más del montón).

Hay más discos (Tobias, Ricardo Villalobos, Martyn, Rodhri Davies con David Lacey y Dennis McNulty, Nico Muhly, Daedalus, Deaf Center, etc.) pero todavía no tengo una opinión demasiado formada o atenta de ellos para compartir.


Cuando se publicó “Jagz The Smack” y conseguí escuchar la música de Rustie que había generado comentarios tan apasionados, lo único que sentí fue indiferencia. La primera vez que escuché “Café de Phresh” sentí vergüenza ajena, como si me estuvieran vendiendo como vanguardia un refrito cutre de los discos de Ninja Tune de hace una década (que tampoco eran nada de allá). Aunque se ve que las escuchas van haciendo menguar esa sensación. En fin, la próxima ocasión para saber si este muchacho tiene algo que ofrecer como sí lo hacen Hudson Mohawke o Flying Lotus está en el nuevo E.P. que publica bajo el nombre de Voltaic, junto a un amigo. ¿Futura nueva decepción?

Hay una noticia relativamente interesante sobre la primera grabación de música interpretada por una computadora que se puede ver y escuchar en este artículo de la web de la BBC. Es interesante desde el punto de vista histórico, aunque no tanto desde lo estético ya que no se trata ni de la primera pieza electrónica compuesta ni la primera grabación de sonidos electrónicos (supongo, theremines y demás cacharrería existían desde principios del siglo pasado).


Conocía el nombre y había visto los discos por las tiendas, pero nunca los había escuchado.



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