Me acabo de enterar que han reeditado en CD “Nonaah” de Roscoe Mitchell, que es uno de esos discos que lleva años y años descatalogado (además de ser una de las referencias más populares del autor en su trabajo en solitario fuera del Art Ensemble of Chicago). ¿Alguna razón para esa popularidad? Todo el mundo les contará la misma historia: una grabación en directo que comienza cuando Mitchell tiene que sustituir ante un público enfervorecido que esperaba un concierto de Anthony Braxton. El fervor se convierte en gritos, silbidos y demás tipos de protestas para la ocasión. Lo realmente especial de la ocasión es la opción que toma el músico: en vez de decidir no tocar porque su arte es demasiado elevado para un público que no lo entenderá, cobrar su cheque y pasar el tramite, ser derrotado por el público o hacer la bravatilla rockera de tratar de agitarlo aún más, lo que hace es tocar una sola línea musical y repetirla continuamente. Así hasta que uno de los dos, el público o él, dejen de patalear y se decidan a escuchar lo que tiene que pasar esta noche. El enfrentamiento dura dieciséis minutos, donde la frase acaba hecha trizas entre improvisaciones cada vez más disonantes que acaban con los últimos murmullos y los convierten en comentarios de aprobación. Y entonces, su grupo y él continúan la pieza y comienza el concierto. Es un momento realmente memorable, y además el resto del disco es una maravilla.


Otro disco que he escuchado del que había leído grandes cosas es este de arriba. En la práctica un disco de drones, pero ejecutado con sutileza, matices, intencionalidad y atención por el trayecto que sigue la improvisación. La primera pieza está interpretada en un “sruti box”, que es



una caja que emite que funciona un poco como un acordeón y una serie de microsonidos que el otro chico va obteniendo al frotar objetos metálicos contra un estudio de cuatro pistas portátil, sin cinta alguna y con la única variación provocada por el uso de un filtro de frecuencias por parte de uno y de los controles de ecualización por parte del otro. El tipo de sonido que produce el instrumento musical seleccionado (próximo al sonido lleno de frecuencias, cálido y espiritual del harmonio) sirve como una base muy accesible para entrar en todo el tipo de juegos, añadidos y variaciones más disonantes que añaden sobre este. En el segundo tema también mantienen las notas y juegan con el silencio mientras tocan el saxofón tenor y el clarinete bajo. Es quizás más árido y concentrado en su sonido, inquietante pero no arisco, también mucho más breve que la otra pieza (siete minutos frente a media hora), pero igualmente se puede entender con la emotividad que forma parte de la idea original del disco: la “casa”, la vuelta a la de los padres por parte de uno después de mucho tiempo en el extranjero, la futura del otro que la estaba arreglando para mudarse a vivir allí.

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