Leo el artículo. Escucho “Generation Bass”, pero no entro en la música. Una cosa divertida de mis horrendas vacaciones, es que fueron rurales y por alguna curiosa razón, la mayor parte de la música electrónica que tenía en el portátil no me decía absolutamente nada. Temas que conocía y me encantaban sonaban planos, monótonos, predecibles y aburridos. Así que en la práctica no he escuchado electrónica durante este periodo. Sin embargo si los sonidos electrónicos estaban dentro de un formato canción o pop, no tenía ningún problema con ellos y me emocionaban igual. En realidad creo que no es un gran misterio. Simplemente uno se adapta a unos patrones de conducta que le impone la situación y así el paso del tiempo era distinta, mis relaciones con mi familia eran más próximas (hasta ser omnipresentes), tu visión del espacio se readapta, encajas mejor en un contexto menos denso de rostros, sensaciones y conversaciones, etc. etc. Pues nada, a ver cuando me entran de nuevo las ganas, porque ese lanzamiento de A Guy Called Gerald en el sello Perlon resulta excitante hasta sobre el papel…

2 comentarios:

Ana Saturno dijo...

Yo estuve escuchando el programa hace una semana o así. Me gustó oírlo, pero reconozco tampoco me entusiasmó ni creo que vaya a dejar mucha huella en mí. De hecho, no he vuelto a escucharlo. Tengo la sensación de que me gustó más toda la parafernalia que la música en sí. Y supongo que eso no es muy bueno.

Saludos

anhh dijo...

En mi caso es que no espero nada de toda la parafernalia que acompaña al dubstep. Siendo un estilo que me gusta (donde algunos (no únicamente los cuatro gatos del principio) productores me parecen increíbles y muchos otros me provocan indiferencia) y que casi puedo decir con propiedad que he visto crecer, siempre me ha resultado mucho más fascinante y enriquecedor ver como crece y se desarrolla, como aparecen nuevos elementos y otros productores provocan sus giros en estos, que el sempiterno discurso sobre la innovación del género (algo que yo entiendo en la forma anterior, no como una especie de ruptura sónica con toda la música que en el mundo ha sido). Y de todas maneras, aguanto ese discurso mucho mejor que el discurso pseudo-religioso sobre los efectos del bajo en el cuerpo. Lo que me reí el otro día cuando alguien hizo la broma sobre que el primer DVD sobre el género (http://vids.myspace.com/index.cfm?fuseaction=vids.individual&videoid=17036550) debería ser promocionado por el gobierno para la lucha contra el consumo de cannabis. Además siento ambos discursos como algo impuesto y que han acabado generalizándose frente a la manera privada (que no única o especial) que tengo de responder a la música.

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