Escuchando el “No Way Down” de Air France, y sí, es algo especial. Más directos, pop y emotivos que The Studio, menos ensimismados que Quiet Village, es un disco que ahora pega mucho, con la luz entrando poco por las persianas bajadas, las ventanas abiertas, la brisa. De hecho pega hasta la idea de imaginarse el vinilo girando y girando. Supongo que sería más interesante rascar en que es lo que no me deja llevarme con la música. Ahora tengo ganas de buscar el nuevo de Kevin Drumm.

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